Pninei Halajá

06) Terremotos, cometas y vientos tempestuosos

Por lo general nos encontramos con una naturaleza ordenada, el sol sale y se pone según un orden fijo, las estrellas se mueven en sus órbitas y todo sigue un orden armónico. Es por ello que alabamos a HaShem diariamente en la bendición de «Iotzer HaMeorot» y en los «Pesukei DeZimrá» («Cánticos de alabanza»). Sin embargo, a veces nos topamos con fenómenos fuera de lo común que nos conmocionan, al punto de parecer que las leyes naturales que impuso el Creador en Su mundo quedaron caducas. Empero, debemos recordar que todo proviene de HaShem y que también los fenómenos excepcionales son parte de Su obra y Su poder, y vienen a corregir y enderezar el mundo, tal como dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 59(A)): «Los truenos no fueron creados sino para enderezar la sinuosidad del corazón».

Nuestros sabios mencionaron cinco fenómenos naturales que resultan singularmente impactantes: 1) El terremoto. 2) Divisar un cometa atravesando el firmamento, o una estrella fugaz que es un meteoro que se encuentra con la atmósfera y se quema desprendiendo una luminosidad brillante. 3) Los vientos huracanados. 4) Los rayos. 5) Los truenos (Shulján Aruj 227:1).

¿Qué bendición se debe recitar? Una de dos bendiciones: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Shekojó Uguevurató Malé Olám», o «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Osé Maasé Bereshit». A priori, es preferible bendecir por eventos que generan pavor tales como una temible tormenta, un fuerte terremoto y truenos – «Shekojó Uguevurató» y por aquellos que generan menos temor tales como rayos y estrellas fugaces – «Maasé Bereshit» (ver Mishná Berurá 227:4-5).

Quien siente un terremoto, por suave que sea – debe bendecir. Si inmediatamente después de un temblor se percibe otro – la bendición ya recitada incluye al segundo. Empero, si la persona ya alcanzó a distraerse (es decir, no siguió atento a esa realidad) y vuelve a sentir un temblor de tierra – deberá volver a bendecir (Birjei Iosef 227:3). Si bien respecto de las bendiciones por lo que vemos, aprendimos que se bendice por el mismo panorama solamente si pasaron ya treinta días desde la contemplación anterior, en este caso se trata de otro temblor de tierra por lo que resulta un evento diferente o novedoso.

Quien divisa un cometa y bendice, y a la noche siguiente lo ve nuevamente – no habrá de bendecir, ya que no pasaron treinta días desde que lo observó por primera vez. En caso de divisar a la noche siguiente otro cometa – deberá bendecir. Si en una misma noche divisa dos cometas o un cometa y una estrella fugaz – no bendecirá nuevamente por la segunda, ya que hay quien entiende que una bendición incluye a todas las estrellas que una persona puede ver en una noche (Mishná Berurá 227:1-2).

Vientos tempestuosos: por vientos especialmente fuertes y tormentosos tales como tornados y huracanes, los cuales pueden arrancar árboles y destruir viviendas precarias – se bendice «Shekojó Uguevurató», y si recitó «Maasé Bereshit» – cumplió igualmente con su deber. Por vientos menos tormentosos pero que son capaces de mover o hacer volar objetos pesados – se recita únicamente «Maasé Bereshit» (Maguén Abraham 227:1, según Talmud Jerosolimitano y Tosafot). Siempre que se trate del mismo temporal, no se habrá de bendecir por él dos veces. Empero, si el temporal cesó y tras un lapso comenzó otro – se vuelve a bendecir.

Hay juristas que sostienen que se debe bendecir en virtud de todo tipo de fenómenos naturales tales como erupciones volcánicas, géiseres, cataratas que impresionan y eclipses de sol o de luna; y los fenómenos mencionados por nuestros sabios no son sino ejemplos. Otros juristas ponen esto en duda. En la práctica, corresponde que quien se maravilla antes estos fenómenos – que bendiga.

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