Pninei Halajá

09) Bendición de agradecimiento por las lluvias

La precipitación de lluvias es una de las expresiones más palpables de la abundancia de vida que HaShem prodiga al mundo, ya que de las lluvias dependen la vida humana, la vegetal y la animal. Por ello, todos los días del invierno en la segunda bendición de la Amidá alabamos a D´s por las lluvias que hace caer sobre el mundo y en la novena pedimos que haga descender lluvias de bendición.

Nuestros sabios establecieron que en un año en el que escasean las lluvias y luego comienzan a descender se recite una bendición de agradecimiento, cada uno de acuerdo con lo que le corresponde: quien es el único propietario de un campo que recite «Shehejeianu», quien posee un campo en sociedad con alguien más o si está casado y su mujer es socia de sus pertenencias tal como es la usanza, que recite «HaTov Vehameitiv».

Quienes no poseen campos habrán de recitar una bendición de agradecimiento general: «Te agradecemos a Ti, HaShem nuestro D´s y D´s de nuestros ancestros por cada gota que hiciste descender sobre nosotros. Si nuestras bocas estuviesen colmadas de cánticos como agua tiene el mar, y nuestras lenguas entonasen un sinnúmero de melodías como olas tiene su superficie, y nuestros labios rebosaran de alabanzas como los amplios cielos, y nuestros ojos resplandecieran como el sol y la luna, nuestros brazos estuviesen extendidos cual alas de águila y nuestras piernas fuesen ágiles cual gacelas, no alcanzaríamos a agradecerte Adonai, nuestro Dios y Dios de nuestros ancestros ni a bendecir Tu Nombre, Rey nuestro, por uno de los miles de miles y decenas de miles de favores y bondades que obraste para con nuestro pueblo y con nosotros. Nos redimiste de Egipto, Adonai nuestro Dios, y de la casa de la esclavitud nos rescataste, nos alimentaste en la hambruna y nos sustentaste con hartura, nos salvaste de la espada y de la plaga nos mantuviste a salvo, así como de enfermedades malignas y cuantiosas nos has liberado.

Hasta aquí Tu clemencia nos ha ayudado y Tu benevolencia no nos ha abandonado, no nos dejes jamás, Adonai nuestro Dios.

Por ello, los órganos que dispusiste en nuestro interior, así como el espíritu y el alma que insuflaste en nuestras narinas y la lengua que pusiste en nuestra boca son aquellos que te agradecerán y bendecirán Tu Nombre, Rey nuestro. Bendito eres Tú HaShem, a quien grandemente debemos agradecer«.

Hay juristas que entienden que también aquellos que poseen un campo, además de las bendiciones de «Shehejeianu» y «HaTov VeHameitiv» deben recitar la plegaria de «Modim» («Te agradecemos a Ti…») (Rabí Aharón Haleví, Ritba). Sin embargo, muchos otros entienden que, dado que estas personas deben recitar su bendición personal de agradecimiento, ya no pueden recitar la bendición de «Modím» (Rif, Rambám, Shulján Aruj 221:2). Los propietarios de campos que deseen cumplir con excelencia – que reciten «Modím» sin pronunciar el Nombre de D´s («Beló Shem Umaljut») (Kaf HaJaím 221:12, Jazón Ovadiá 386).

No se recita la bendición de agradecimiento por lluvias escasas sino solamente una vez que las gotas hayan descendido con «el ímpetu de un novio que sale a recibir a la novia» (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 59(B)). Esto significa que las lluvias descienden sobre la tierra, de modo tal que el agua que ha de caer golpee sobre agua que se acumuló, generando así burbujas que ascienden desde los charcos, al punto que el espectáculo se asemeja a la danza del novio delante de la novia (Shulján Aruj Oraj Jaím 221). Y esto es así, aunque no hayan descendido aun suficientes precipitaciones como para saciar a la tierra y llenar los depósitos de agua.

Si tras haber bendecido por las lluvias, estas dejan de descender al punto que nuevamente se rezó pidiendo que desciendan y nuevamente se precipitaron lluvias de bendición – se vuelve a bendecir como la primera vez.

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