Pninei Halajá

11) Bendición por el ciclo del sol («Birkat HaJamá»)

Quien contempla al sol en su ciclo, cuando todas las estrellas y constelaciones vuelven a la ubicación original que tenían al crearse el universo, bendice: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Osé Ma´asé Bereshit». Este evento sucede cada vez que el sol completa un ciclo, esto es, cada veintiocho años.

Esta bendición se recita siempre un miércoles por la mañana, primer día del sol en la Creación. La última vez que la recitamos fue el catorce de Nisán del 5769 y la próxima vez que lo hagamos será el veintitrés de Nisán del 5797.

El momento del recitado de la bendición es por la mañana, lo más temprano posible, ya que las personas diligentes se apresuran en cumplir los preceptos. Dado que se trata de una bendición poco común muchos son los que desean cumplir este precepto con excelencia, se levantan para el rezo de «vatikín» e inmediatamente después de finalizado este, salen multitudinariamente y recitan la bendición por el ciclo del sol. Hay quienes acostumbran agregar otros Salmos de alabanza por la creación de las luminarias, tales como «los cielos relatan Su Gloria» (Salmos 19), «Aleluyá, alabad a HaShem desde los cielos» (Salmos 148) y el Gran Halel (Salmos 136).

Quien no recitó la bendición inmediatamente por la mañana, según la opinión de muchos juristas, y en caso de apremio – puede recitarla hasta el mediodía (Eliahu Rabá, Aruj HaShulján, Mishná Berurá 229:8). Hay otros que opinan que se puede bendecir sólo hasta la finalización de la tercera hora del día (Maguén Abraham), y hay quienes en virtud de la duda toman en cuenta la opinión de quienes sostienen que pasada ya la tercera hora se debe recitar no empleando el Nombre Divino («beló Shem Umaljut») (Jatam Sofer Oraj Jaím 56, Ben Ish Jai Ekev 19, Iejavé Daat 4:18).

No se recita la bendición cuando el cielo se cubre de nubes y el sol no se puede divisar en absoluto, aunque este nos esté iluminando (Jatam Sofer Oraj Jaím 56).

Para muchos juristas esta bendición aplica para hombres y mujeres por igual puesto que no se trata de un precepto marcado por el tiempo sino por la posición singular del sol (Maharil Diskin, Jazón Ish, Birkat HaShem IV 3:13), y así acostumbraron a actuar muchas mujeres. Otros juristas entienden que las mujeres no acostumbran recitar esta bendición, y aquella que desee ser meritoria de la misma, que escuche el recitado de boca del oficiante (Iejavé Daat 4:18).

La bendición por la luna que los hombres recitan cada mes es explicada en el tomo Zmanim de Pninei Halajá (1:16-18).

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