Pninei Halajá

10) «Shehejeianu» al reencontrarse con un amigo

Nuestros sabios establecieron que quien encuentra a un amigo muy querido tras treinta días de no haberlo visto, y su corazón se reconforta ante la ocasión – habrá de bendecir «Shehejeianu Vekiemanu Vehiguianu Lazman Hazé». Empero, si vio al amigo dentro de los treinta días desde la última vez – no bendecirá, pues el encuentro no implica novedad. De esta halajá aprendemos un fundamento muy importante y es el gran valor de la amistad. El encuentro con un buen amigo es un hecho de significancia, al punto que los sabios establecieron que se bendiga por ello.

Sin embargo, muchas personas no acostumbran bendecir «Shehejeianu» al encontrarse con un amigo, porque la bendición fue establecida para cuando se ve a un amigo querido cuyo encuentro provoca especial alegría y es difícil para una persona discernir en su intimidad si la persona que tienen enfrente es realmente un amigo especialmente querido o no. Asimismo, resulta difícil apreciar si el grado de alegría que produce ese encuentro justifica o no el bendecir.

Además de ello, varios de los eruditos de las últimas generaciones (ajaronim) plantearon el temor de que si las personas se habrán de acostumbrar a recitar «Shehejeianu», habrá quienes se ofendan cuando un amigo los encuentre y no bendigan. Otros, para evitar la ofensa bendecirán también al encontrarse a quien no les resulta tan querido e incurrirán entonces en la falta de recitar una bendición en vano. Harán entonces su aparición los aduladores y los embusteros, que al encontrarse con alguien de quien pretenden recibir una gratificación o un beneficio se abalanzarán a recitar la bendición para demostrarle cuán grande es su amor hacia él (Jesed LaAlafim 225:15).

Empero, en la práctica, no se debe dejar sin efecto una bendición estipulada por los sabios simplemente en virtud de estos temores, y tampoco se debe temer que quizás no se sepa discernir si tal o cual amigo es o no especialmente querido, pues no se trata en este caso de una amistad singular a la que sólo individuos excepcionales logran acceder. La intención de nuestros sabios fue que cada persona bendiga por sus buenos amigos, y toda persona cabal que no sea especialmente antisocial, posee un número de amigos a quienes aprecia y si se alegra al encontrar a uno de ellos, al que no vio en los últimos treinta días – que bendiga.

Es necesario saber que no siempre uno se alegra al encontrarse con un buen amigo. A veces la persona está tan absorbida por sus preocupaciones, que su corazón no logra abrirse a las emociones. Otras veces, no hay tiempo de pararse a conversar y el encuentro fugaz no reporta regocijo. En la práctica, si el encuentro no reportó satisfacción – no se habrá de bendecir.

Por supuesto que en esta bendición están también incluidos parientes a los que no se vio durante treinta días, y si encontrarlos genera agrado – se habrá de bendecir. Por ejemplo, un abuelo que no vio a su nieto durante treinta días y se alegra de encontrarlo – es preceptivo que recite «Shehejeianu». Otro tanto si encuentra a su hermano o hermana, etc.

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