Pninei Halajá

12) Bendición al encontrar un amigo que no vio por doce meses

Quien no vio a su amigo muy querido durante doce meses y no escuchó novedades de él durante ese lapso, al punto de que tuvo algún temor de que quizás no esté ya entre los vivos – al verlo recitará: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Mejaié Hametim» («… que revive a los muertos») (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 58(B), Shulján Aruj 225:1).

Aparentemente cabría preguntar, de hecho, al producirse el encuentro nuestro amigo «no resucitó», ¿por qué entonces bendecimos al verlo «que resucita a los muertos»? Eso se debe, sin embargo, a que una separación de un año tiene un efecto particular en el alma. Durante largos días el alma se concentra en otras cuestiones, los sentimientos de amistad se olvidan y tienden a ocultarse en los sitios más recónditos de esta. También el duelo culmina tras pasar un año pues ese lapso atenúa y hace olvidar los sentimientos experimentados. Esto es así, hasta el punto de que según la fría lógica, que visualiza únicamente lo manifiesto ante nuestros ojos, parecería que tras una separación de un año y después de que los sentimientos se enfocaron en otras áreas del quehacer y en otras amistades, no queda prácticamente posibilidad alguna de revivir el sentimiento amistoso. Empero, si bien exteriormente parece que la amistad cayó en el olvido, en verdad y en lo profundo del alma, este vínculo está más vivo que nunca, y de inmediato, tras el reencuentro vuelve a manifestarse. Este hecho implica una insinuación respecto de la resurrección de los muertos, y por ello al reencontrarnos con un amigo del cual no escuchamos noticias por un año recitamos la bendición de «Mejaié Hametim», a los efectos de señalar el enorme poder de la vida interior que puede reanimarse tras un prolongado letargo. De igual manera, creemos que ninguna añoranza verdadera permanecerá desatendida, la muerte no puede anular el amor ya que, en la profundidad de la vida, en los sitios recónditos y ocultos del alma, todo se mantiene por siempre hasta el final cuando todos resucitarán y se reencontrarán con todos sus seres queridos y personas amadas (ver Olat Raaiá I 380).

En la actualidad esta bendición casi no se recita pues en virtud de los medios de comunicación es dable escuchar novedades de un amigo a lo largo del año y por ello al reencontrarse habrán de recitar «Shehejeianu» (Halajot Ketanot 1:220, Birjei Iosef 225:3).

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