Berajot

12) Pan frito, crotones, matzá frita

Tal como es sabido, en virtud de la importancia que tiene el pan, nuestros sabios le asignaron bendiciones especiales como «Hamotzí» y «Birkat Hamazón». Las preguntas que surgen son: ¿Qué bendición se recita por panes que fueron cocidos o fritos? ¿Acaso todavía se bendice por estos «Hamotzí» o por el contrario al haber descendido de nivel  se bendice por ellos «Boré Minei Mezonot»?

La regla general indica que si los trozos de pan cocidos son de tamaño mayor que un «kazait» (volumen de medio huevo), aunque hayan cambiado su forma y no se vean ya como pan, dado que son mayores que un «kazait» continúan entrando en la definición de pan y se recita por estos la bendición de «Hamotzí». En caso de que los trozos de pan cocidos sean de un tamaño inferior a un «kazait», aunque conserven aún el aspecto de pan bajaron ya de categoría y aunque se fije con estos una comida – se recita la bendición de «Boré Minei Mezonot». Por ello, por los crotones elaborados industrialmente se recita la bendición de «Boré Minei Mezonot», ya que se trata de trozos de pan más pequeños que un «kazait» cocidos en aceite profundo.

Empero quien prepara crotones horneando trozos de pan aunque estos sean de tamaño inferior a un «kazait», por cuanto que no fueron cocidos y conservan el aspecto de pan – se recita la bendición de «Hamotzí» aunque tan sólo sea por un trozo, y en caso de haber ingerido de estos el equivalente a un «kazait» debe recitar al final «Birkat Hamazón».

En el caso de migas de pan que fueron aglutinadas, apisonadas u horneadas junto a otros ingredientes a los efectos de elaborar una albóndiga o un pastel, dado que son más pequeñas que un «kazait» y no tienen aspecto de pan – se recita por estas «Boré Minei Mezonot» antes y «Al Hamijiá» después.

Quien fríe rebanadas de pan con huevo, dado que son de mayor tamaño que un «kazait» – todos los juristas coinciden en que se debe recitar por estas «Hamotzí» antes y «Birkat Hamazón» después. En caso de que se hayan frito trozos de tamaño menor a un «kazait» que continúan teniendo aspecto de pan – se duda respecto de qué bendición recitar. Quienes consideran que freír en una sartén entra en la categoría de cocción (HaGaón Rabí Zalman en Seder Birjot HaNehenín 2:12. Jaié Adam 54:6) ordenan recitar «Boré Minei Mezonot». A los efectos de salir de duda corresponde recitar primeramente «Hamotzí» e ingerir un «kazait» de pan o un trozo frito de tamaño mayor a un «kazait» y de esa forma incluir en esta bendición a los trozos pequeños. Si sólo se come de los trozos pequeños, en virtud de la duda – se recita «Boré Minei Mezonot».

Asimismo, existe duda respecto del fritado de trozos de matzá («matze brei») porque preservan el aspecto de matzá. En caso de que se considere el fritado como horneado (Maguén Abraham 168:36, Aruj HaShulján 44) corresponde recitar «Hamotzí» antes y «Birkat Hamazón» después; y si consideramos el fritado como cocción, aunque se trate de una cantidad que fija una comida – se recita «Boré Minei Mezonot» antes y «Al Hamijiá» después. A los efectos de salir de duda es correcto comer primeramente un «kazait» de pan o de matzá recitando «Hamotzí» para incluir en esta bendición a la matzá frita y al final se debe recitar «Birkat Hamazón». En el caso de quien no desea fijar una comida con matzá frita sino solamente tomarla como refrigerio entre comidas, que recite «Boré Minei Mezonot» antes y «Al Hamijiá» después.

13) Granos de cereal crudos, snacks de cereal inflado, granola y galleta de trigo inflado

Los cinco cereales suelen ingerirse horneados o cocidos, por lo que se recita por estos las bendiciones de «Hamotzí» o «Boré Minei Mezonot». Empero quien come granos de cereal crudos, apenas tostados o levemente cocidos, recita la bendición de «Boré Prí Haadamá», ya que, al no ingerirlos en un alto nivel de elaboración, entran en una categoría similar a las demás leguminosas por las que bendecimos «Boré Prí Haadamá». Tras haber ingerido estos granos de cereal no se recita bendición final en virtud de la duda existente respecto de la misma.

Empero, si se preparó con estos granos de cereal un platillo importante tal como una galleta de trigo inflado, snacks de cereal inflado o granola, por cuanto que estos están completamente hechos o elaborados y las personas suelen ingerirlos como alimento cuya importancia no es inferior a la de cereales cocidos – se recita «Boré Minei Mezonot» antes y «Al Hamijiá» después.

01) El significado del vino

El vino extraído de las uvas es una bebida poseedora de características especiales, por una parte, alimenta y por la otra alegra en virtud del alcohol que contiene. Así como el El Santo Bendito Es bendijo a las uvas, que en sus hollejos están adheridos hongos que provocan el proceso de fermentación («shmarim») y cuando se apisonan las uvas y se deja al jugo reposar junto a los hollejos este proceso tiene lugar y transforma los azúcares en alcohol. Es así como se produce el vino que es poseedor de un sabor profundo y especial acompañado del alcohol que deleita. La uva es la única fruta que, de modo natural, sin necesidad de que medie conocimiento profesional alguno o instrumentos especiales, si es pisada y dejada en reposo para que fermente se habrá de transformar en una bebida nutriente que contiene alcohol. Incluso el Rey David, en su cántico de alabanza a las maravillas de la creación, menciona al vino que alegra, tal como está escrito (Salmos-Tehilim 104:15): «El vino alegrará el corazón humano».

Se suele pensar de manera superficial que corresponde que un justo que desea vivir una vida de santidad, debe procurar un estado de ánimo o actitud apagada y triste, alejándose en lo posible de la vida concreta a los efectos de no verse arrastrado por las pasiones negativas, la conducta irreverente y la soberbia. Sin embargo, según nos instruye la Torá, la santidad debe manifestarse en todas las áreas de la vida, tanto en el ámbito espiritual como el material, con el deleite espiritual así como el buen gusto. No solamente el alimento esencial para la nutrición humana posee valor sino también el vino que alegra.

Si bien cada judío se ve colmado de deleite espiritual cuando se encuentra conectado a la Torá y a los preceptos, mientras que el cuerpo no participe de esa alegría no solo este padece de incompletitud, sino que también su regocijo espiritual es incompleto. Por eso, la persona debe aspirar a la integración de cuerpo y alma, y cuando disfruta en virtud de una acción positiva que realizó es bueno que haga partícipe a su cuerpo de tal alegría. Esta es la razón por la cual nuestros sabios estipularon que en todo evento de importancia que posee valor espiritual se bendiga sobre una copa de vino, para que el júbilo espiritual se vea acompañado por el regocijo material. Es así como instituyeron que se bendiga sobre una copa de vino en el compromiso nupcial («Erusín») y en el acto del enlace matrimonial («Nisuín»); asimismo se bendice sobre una copa de vino para el «Brit Milá» o circuncisión y otra en la ceremonia de la liberación del primogénito o «Pidión Haben», una copa de vino para el «Kidush» de Shabat y las festividades, así como para la «Havdalá». Incluso después que una persona come en grupo y le agradece a D´s por medio del «Birkat Hamazón», nuestros sabios dispusieron que se bendiga sobre una copa de vino para que la ingesta y el agradecimiento que de esta se deriva tenga lugar con alegría (arriba 5:13-15).

A este respecto, nuestros sabios afirmaron (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 35(A)) que «No se recitan cánticos sino sobre el vino». El cántico es una expresión de completitud y esta debe incluir conjuntamente la espiritualidad y la materialidad (Ein Aiá allí). Así dijeron en el Zohar (III 189:2): «No hay santidad sino a través del vino y no hay bendición salvo con vino».

También la Torá fue comparada al vino (Talmud Babilonio Tratado de Ta´anit 7(A), Sifrí Devarim 11:22), y ella también está dirigida a reparar el mundo todo, tanto en en el plano espiritual como el material, con la verdad pura y la alegría esencial. Incluso el pueblo de Israel, que fue creado para revelar la palabra de HaShem en el mundo de manera perfecta, fue comparado a la vid (Ishaiahu-Isaías 5:1-7, Shemot Rabá 44:1).

Por eso, el voto del nazareo («nazir») de no beber vino implica un cierto aspecto pecaminoso (Talmud Babilonio Tratado de Ta´anit 11(A)) pues el asceta se abstiene de la alegría física que puede contribuir a su completitud. Raba dijo sobre su persona que en mérito del vino que bebió y el buen aroma que olió delbuen vino, su mente se abrió a las innovaciones (jidushim) en el estudio de la Torá (ver ídem Yomá 76(B)).

02) El peligro de embriagarse

Todo elemento material, si se ve acompañado de valores espirituales, no sólo que no daña a la persona sino que la beneficia y le ayuda a manifestarse como tal. Empero cuando la materialidad se torna el factor principal, desplaza a la espiritualidad y lleva al hombre a tornarse grosero y tosco. Más aun, en el caso del vino, que posee una vitalidad enorme y expresa la efervescencia de la vida material, el riesgo que conlleva es especialmente elevado. Y quien se hace adicto a su ingesta y bebe más de la cuenta se torna ebrio e indecoroso, su criterio y su consciencia se esfuman y la inclinación al mal se apodera de él. Por ello existen graves advertencias tanto en la Torá, en los profetas, en los hagiógrafos como en las enseñanzas de nuestros sabios en el sentido de no abusar del consumo de vino.

En la Torá aprendimos que Noaj y Lot decayeron moralmente y se vieron denigrados por efecto de la ingesta de vino (Bereshit Rabá 36:4). Incluso el árbol del conocimiento del bien y del mal con el cual pecó el primer hombre era, en opinión de Rabí Meir una vid, y tal como dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Sanhedrín 70(A)): «no hay cosa que genere en el hombre gritos desgarradores como el vino». También sobre los hijos de Aharón se dijo que murieron por haberse embriagado a causa del vino al momento de ingresar al Tabernáculo (Vaikrá Rabá 12:1).

Asimismo, en los libros de los profetas aprendimos de amonestaciones dirigidas a quienes se ven arrastrados a la ingesta excesiva de vino, al punto de que el exilio mismo fue causado por un pecado ocasionado por el vino (Bereshit Rabá 36:4). Sobre las diez tribus se ha dicho (Amos 6:6-7): «Bebieron de fuentes de vino y se ungieron con el primer aceite sin conmoverse por las profecías de la desgracia. Por ello ahora saldrán en cautiverio al frente de los exiliados». Sobre las tribus de Iehudá y Biniamín está escrito (Ishaiahu-Isaías 28:7): «Y ellos también erraron por el vino y se extraviaron a causa del licor».

En el libro de Proverbios se nos advierte (23:20-21) «No seas de los que abusan de la ingesta del vino y la carne pues quien devora y bebe en desmedida se empobrecerá». También está escrito (ídem 29:30): «¿Quién grita desgarradoramente? ¿Quién padece de pleitos y golpizas? Aquellos que beben hasta tarde y procuran el buen vino».

Asimismo encontramos en los escritos de nuestros sabios –de bendita memoria- numerosas advertencias respecto de que el vino puede llevar a la persona a empobrecer y aislarse, y provocarle incurrir en pecado (ver Talmud Babilonio Tratado de Sanhedrín 70(A), Vaikrá Rabá 12:5).

Dijeron también: «hay quien bebe vino y le sienta bien y hay quien bebe vino y le sienta mal. Un estudioso de la Torá bebe y le sienta bien, el ignorante (Am Haaretz) bebe y le sienta mal» (Talmud Jerosolimitano Tratado Ma´aser Shení 4:6). Esto obedece a que un estudioso sabe beber en la justa medida, por lo que la bebida le suma alegría y lo refuerza en el servicio de D´s, tanto en el ámbito espiritual como material. Además, aseveraron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Yomá 71(A)) que hoy, tras la destrucción del Templo de Jerusalém «quien desee realizar una libación sobre el altar – que llene las gargantas de los estudiosos de la Torá con vino».

Tan peligrosa es esta ingesta, que el verdadero vino, el bueno y vigoroso, HaShem lo ocultó desde los seis días de la creación. Así entonces, los judíos que arriesgaron sus vidas hasta la misma muerte en el exilio, y a pesar de las enormes dificultades continuaron estudiando la Torá -dulce como la miel- demostrando que la fe en HaShem era el centro de sus vidas, a ellos, D´s les habrá de servir en el futuro este vino atesorado de las uvas primigenias (Bamidbar Rabá 13:2).

Por ello, el vino está vinculado a lo esotérico (ver Talmud Babilonio Tratado de Eruvín 65(A)), pues con suma facilidad puede arrastrar al hombre a pecar, pero cuando este pone énfasis en su espiritualidad e interioridad, el vino se suma a la santidad y revela su naturaleza benigna (Pninei Halajá Zmanim 16:12). En el futuro se revelarán por completo los secretos encerrados en la alegría física, y tal como dijeron en el Zohar HaNe´elam (I 135:2): «El vino añejo de las uvas de los seis días de la creación, son cuestiones pretéritas que no fueron reveladas al ser humano desde el tiempo de la Creación y serán reveladas a los justos en el Futuro por venir».

03) La bendición por el vino

La bebida más importante para el hombre es el vino por cuanto que nutre y alegra, y por ello nuestros sabios establecieron para su consumo una bendición especial – «Boré Prí Hagafen». A diferencia del jugo de naranja o de pomelos (toronjas) y demás jugos frutales, que al transformarse el fruto en bebida pierden su estatus,  por su consumo se recita una bendición más general – «Shehakol»; en el caso de  las uvas se recita «Ha´etz» que es la bendición general para todos los frutos del árbol. Sin embargo, por el vino que se elevó desde su estado anterior, nuestros sabios establecieron que se recite una bendición especial- «Boré Prí Hagafen» para sumar loas y agradecimiento a D´s por el vino que reconforta y alegra.

Quien bebe un «reviít» (75 ml.) de vino, dado que pertenece a las siete especies con las que fue bendecida la tierra de Israel, recita Me´ein Shalosh a modo de bendición final, pero dado que el vino se elevó respecto de su condición anterior de uva, en vez de recitar: «Al Ha´etz Veal Prí Ha´etz» («por el árbol y el fruto del árbol») tal como se bendice tras ingerir frutas de las siete especies, deberá recitar «Al HaGuefen Veal Prí HaGuefen» («por la vid y el fruto de la vid»).

Otra regla más que se desprende de la importancia del vino, es que la bendición de «Hamotzí» por el pan no lo incluye, y quien desea beber vino con la comida debe recitar además «Boré Prí HaGafen». Esta es la diferencia entre el vino y las demás bebidas, todas estas cuando se beben durante la comida se subordinan al pan y quedan incluidas en la bendición de «Hamotzí». Empero en el caso del vino, aunque se beba durante la comida, en virtud de su importancia, no se sujeta al pan y no queda incluido en la bendición de «Hamotzí» y por lo tanto se debe bendecir sobre él «Boré Prí HaGafen».

Sn embargo, el «Birkat Hamazón» posterior a la ingesta de pan incluye también al vino bebido durante la comida, ya que por este se debería recitar la bendición «Me´ein Shalosh» (que es un resumen de las tres primeras bendiciones del «Birkat Hamazón»), mientras que el «Birkat Hamazón» incluye las tres bendiciones de un modo completo (Shulján Aruj 174, incisos 1,6,7).

04) La bendición por el vino incluye y exime de bendición a las demás bebidas

Así como el pan es el principal alimento que satisface, de igual manera el vino es la principal bebida. Su particularidad reside en que también nutre, en virtud del alto contenido en azúcar del fruto que le confiere un alto valor calórico, y además como dijimos alegra, pues a la energía que le suministra a la persona se le suma el gozo corporal.

Así como la bendición de «Hamotzí» por el pan incluye a todos los demás alimentos que se ingieren durante la comida (arriba 3:6), de igual manera la bendición de «Boré Prí Hagafen» por el vino exime de bendecir al resto de las bebidas. Esto es así a condición de que estas se encuentren delante de la persona al momento de recitar la bendición, o que piense en beberlas en el momento de bendecir por el vino, o que suela beberlas en esa hora del día – entonces, quedan incluidas ipso facto, aunque no haya pensado en estas específicamente (Shulján Aruj 174:2).

Asimismo, los participantes del «Kidush» del Shabat por la mañana («Kidusha Raba»), que suele ser ofrecido por personas que desean compartir una alegría con el público y se lleva a cabo tras la culminación del rezo de «Musaf», si escucharon el recitado del «Kidush» y bebieron del vino ya no precisan recitar bendición alguna por las demás bebidas pues estas quedaron incluidas en la bendición por el fruto de la vid.

A priori, es bueno que las personas beban del vino la cantidad de «meló logmav» (unos 50 ml, aproximadamente el equivalente a un cuarto de vaso común), ya que hay quienes consideran que sólo bebiendo una cantidad así el vino es considerado principal y las demás bebidas que piensa ingerir durante la comida se consideran secundarias por lo que quedan incluidas en la bendición de «Boré Prí Hagafen» ya recitada (Beur Halajá 174:2). Empero en la práctica, aunque no haya bebido «meló logmav», puede ingerir otras bebidas sin recitar bendición por estas ya que esto se atiene a la opinión de la mayoría de los juristas.

Quien escuchó el recitado del «Kidush» mas no bebió del vino, si bien cumplió con el deber de escuchar el «Kidush», las bebidas que haya de ingerir no son para esta persona secundarias respecto del vino y por lo tanto debe bendecir por ellas «Shehakol Nihiá Bidvaró» antes y «Boré Nefashot» después.

Quien bebe una cantidad de vino que conlleva el recitado de la bendición final (adelante 10:10) de «Me´ein Shalosh» incluye en esta a todas las demás bebidas (Shulján Aruj 208:16). Empero si no bebió vino en una cantidad que haga necesario de recitar la bendición final, mas sí bebió el «shi´ur» –la cantidad suficiente- del resto de las bebidas, habrá de recitar por estas «Boré Nefashot» (Seder Birjot HaNehenín, Hagaón Rabí Zalman 1:21).

05) Vino mezclado con agua

En el pasado los vinos eran muy fuertes y no resultaban aptos para su consumo si no eran mezclados con agua. La mezcla aceptada solía ser una cuarta parte de vino y tres cuartas partes de agua (Talmud Babilonio Baba Batra 96(B)). Aunque el vino sea sólo un sexto de la mezcla, mientras su sabor sepa a vino, se recitaba sobre él la bendición de «Boré Prí Hagafen» y tras haber ingerido un reviít se bendecía «Me´ein Shalosh». Empero si la proporción de vino en la mezcla es de sólo un séptimo se bendecía «Shehakol» (Ramá Oraj Jaím 204:5, Ioré Deá 134:5). Hay quienes acostumbran a actuar de esta manera hasta el día de hoy.

Empero en opinión de muchos de los juristas nuestros vinos son más suaves y solamente si este es mayoritario respecto del agua, se bendice «Bo´re Prí Hagafen», y entonces también el agua participa en la conformación del volumen de reviít para bendecir «Me´ein Shalosh».

Dado que existen bodegas en las que se agrega agua a los vinos dulces y baratos, es importante no agregar a estos demasiada agua pues al hacerlo se corre el riesgo que el vino pase a ser minoritario en la mezcla y en opinión de muchos juristas no se podrá recitar «Boré Prí Hagafen». Empero, incluso a estos vinos se les puede agregar un poco de agua si esta no altera su sabor.

06) Vino cocido y jugo de uvas

Aunque el vino haya sido pasteurizado o cocido se bendice por el mismo «Boré Prí Hagafen» pues la cocción no lo altera.

Asimismo, si al vino se le agregó azúcar o miel o diferentes sabores (como en el caso del «vino conditón» que en Israel es muy popular para el recitado de «Kidush» N. de T.), por cuanto que el vino es el componente principal y los demás artículos sólo saborizan se recita «Boré Prí Hagafen» (Shulján Aruj 202:1). Asimismo, en el caso del Vermut que se bebe por placer se recita «Boré Prí Hagafen», pues consiste principalmente en vino y las demás especies solamente adicionan sabor (Beur Halajá allí).

Otro tanto ocurre en el caso del jugo de uva, si bien no embriaga ni alegra – por cuanto que fue elaborado a partir del fruto de la vid al igual que el vino – aunque no alcance su nivel – se bendice por éste «Boré Prí Hagafen» (Shulján Aruj 202:1) y en esta bendición quedan incluidas todas las demás bebidas a ingerirse. En caso de haberse agregado algo de agua al jugo de uvas, mientras que el sabor no se vea alterado, su bendición continúa siendo «Boré Prí Hagafen» (Or LeTzión II 20:18).

07) La Bendición de «HaTov VeHameitiv» («Que es bueno y benefactor») por un vino suplementario

Nuestros sabios establecieron una bendición especial por la ingestión de un vino suplementario, esto es, si ya se bebió un vino y posteriormente se bebe otro de características diferentes, si bien ya se recitó por el primero «Boré Prí Hagafen», antes de ingerir el nuevo se ha de recitar «HaTov VeHameitiv». Asimismo, si se trae un tercer vino se habrá también de bendecir por este «HaTov VeHameitiv» y así sucesivamente se habrá de bendecir por cada vino nuevo que se beba. La intención de esta bendición es agradecer a HaShem por la abundancia de vino.

Esta norma se refiere únicamente al vino, pues si se comió un tipo de pan y luego se come otro, no se recita una bendición especial por el segundo, sino que está incluida en la bendición primera que se recitó anteriormente. Lo mismo ocurre con diferentes tipos de carne, con una sola bendición se los incluye a todos. Solamente en el caso del vino, nuestros sabios estipularon una bendición especial en caso de servirse diferentes variedades, en virtud de que el vino posee una particularidad muy especial: además de nutrir y alegrar, cada tipo de vino posee un carácter diferente y cuando se beben diferentes variedades de vino en compañía de otras personas la alegría se incrementa. Por ello, se estableció que se bendiga por la profusión de vinos (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 59 (B), Tosafot y Rosh allí).

No es necesario que el segundo vino que se sirve sea mejor que el primero, sino que mientras no se sepa que es inferior en calidad al anterior, por cuanto que es diferente, implica una innovación en el sabor o en la calidad por lo que se recita la bendición de «HaTov VeHameitiv». Por lo tanto, si se dispone de dos botellas diferentes de vino, se habrá de recitar «Boré Prí Hagafen» por la primera y «HaTov VeHameitiv» por cada vino suplementario. Incluso si hay dos botellas de un mismo tipo de vino, si se elaboraron de un modo diferente o son de cosechas diferentes al punto de que son diferenciables en su sabor para los comensales se habrá de recitar «Boré Prí Hagafen» por el primero y «HaTov VeHameitiv» por el segundo. Y aunque el segundo vino sea más barato que el primero, en caso de poseer alguna virtud diferente se habrá de recitar por este «HaTov VeHameitiv» (Shulján Aruj 175:2 y 6).

En caso de haber dos vinos, uno notablemente de mayor calidad que el otro, la norma indica que se recite «Boré Prí Hagafen» por el mejor de ambos, tal como se recita siempre la bendición inicial por el mejor de los alimentos de su tipo. Dado que el segundo vino es notoriamente inferior en calidad ya no se habrá de recitar por este «HaTov VeHameitiv» (Shulján Aruj 175:3, ver Mishná Berurá 14).

08) Las condiciones para recitar una bendición

No se recita «HaTov VeHameitiv» sino cuando al menos dos personas juntas ingieren el segundo vino, pues no hay alegría real cuando se bebe en soledad. Esto se desprende del texto de la bendición – «HaTov VeHameitiv» («Que es bueno y benefactor»), «bueno» para sí y «benefactor» para su compañero. Lo mismo se aplica para los miembros de la familia tales como marido y mujer o padre e hijo, es decir, se considera que beben juntos (Shulján Aruj 174:4).

Como regla general, es preferible que uno recite la bendición de «HaTov VeHameitiv» por los demás comensales, pues así esta es recitada de una manera más honorable. Empero si están ocupados comiendo y no alcanzan a beber juntos, es mejor que cada uno recite la bendición por sí mismo (ver Shulján Aruj 175:5-6, 213:1 y adelante 12:7 y 13:8).

Si terminaron de beber del primer vino y trajeron otro, no se recita por el segundo «HaTov VeHameitiv», ya que no es tanta la alegría por la abundancia, por cuanto que fue traído en virtud de que el primero se consumió (Mishná Berurá 175:3). Empero, consideramos que, si en la casa hay otra botella del mismo tipo de vino sin abrir, en caso de abrirse una botella de otra variedad corresponde recitar por esta «HaTov VeHameitiv».

En caso de que se dispone de un tercer vino con alguna cualidad o sabor diferente a los anteriores se debe también recitar por este «HaTov VeHameitiv», lo mismo por un cuarto vino y así sucesivamente. Empero es correcto que cuando se recita «HaTov VeHameitiv» por el segundo, no haya sobre la mesa otros vinos sobre los que se desee bendecir pues hay juristas que entienden que de encontrarse allí la bendición recitada también recae sobre estos.

Si se recita «Kidush» sobre jugo de uva y luego se sirve vino durante la comida, no se recita por este «HaTov VeHameitiv», porque en opinión de varios juristas, no se toma en cuenta al jugo de uva como primer vino porque no posee la facultad de alegrar. Si el jugo de uva fue mezclado con vino y el sabor del segundo es perceptible en la mezcla resultante, se bendice por el segundo vino en servirse «HaTov VeHameitiv», y corresponde que al menos los comensales reciten la bendición para sus adentros. Empero en la práctica, casi todos los sabios de las últimas generaciones ordenan que se recite «HaTov VeHameitiv» por el vino suplementario.

01) Los frutos del árbol y de la tierra

Por frutos del árbol se recita «Boré Prí Ha´etz» y por frutos de la tierra «Boré Prí Haadamá». Por ejemplo, por uvas, granadas, manzanas, peras, nueces y almendras se bendice «Boré Prí Ha´etz», al tiempo que por maíz o choclo, lentejas, arvejas, tomates y pepinos – se bendice «Boré Prí Haadamá».

El fruto de la tierra crece rápidamente. En cuestión de pocos meses posterior a la siembra o plantación el fruto es obtenido y las bondades de la tierra se reconocen así más directamente. Por su parte, del fruto el árbol pasa por un proceso más complejo: en los primeros años el árbol debe brotar, crecer y cobrar forma, luego en un proceso relativamente prolongado absorbe nutrientes de la tierra, los procesa y da frutos. Se puede decir que el fruto de la tierra expresa lo más básico y la simpleza, al tiempo que el fruto del árbol manifiesta la sofisticación y la complejidad, y por lo general su sabor suele ser más rico e intenso.

El árbol se asemeja a la persona, ambos precisan pasar por un proceso prolongado hasta arribar a la madurez, empero luego sus frutos son más refinados. Así como en el caso del árbol los tres primeros años está prohibido ingerir sus frutos por entrar en la categoría de «orlá», de igual manera el ser humano debe estudiar Torá y educarse en el cumplimiento de los preceptos antes de comenzar a actuar en el mundo.

En un principio el ser humano era merecedor de ingerir únicamente frutos del árbol, tal como está escrito (Bereshit-Génesis 2:16): «De todo árbol del jardín habrás de comer», e incluso el cereal que es el alimento central del ser humano crecía de un árbol, y en opinión de Rabí Iehudá, el árbol del conocimiento daba por fruto el trigo (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 40(A)). Por su parte, los animales comían frutos de la tierra y hierbas. Después de desobedecer el mandato Divino, Adám descendió de su nivel y para alcanzar su reparación precisó de los frutos de la tierra, ya que ahora requería de correcciones más básicas y sencillas. Incluso el cereal descendió (en su categoría) y comenzó a crecer en la tierra. El ser humano se vio entonces obligado a esforzarse para extraer su alimento de la tierra arando, sembrando, cosechando, moliendo, amasando y horneando, tal como está escrito (Bereshit – Génesis 3:19): «con el sudor de tu frente comerás pan hasta que retornes a la tierra». Por medio de este esfuerzo – extremadamente agotador – el ser humano corrige sus defectos y malas actitudes y a través de un largo proceso se prepara a sí mismo y al mundo para la redención.

Si bien el principal alimento del hombre proviene hoy de la tierra, los frutos del árbol conservan aún una gran importancia por cuanto que elevan y mejoran la calidad de vida del hombre y lo conectan a un grado superior. En el futuro, una vez que el mundo haya sido reparado, el alimento del hombre volverá a provenir de los árboles y no deberá esforzarse en cultivarlo cada año, tal como dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Ketuvot 111(B)): «En el futuro el trigo se elevará como la palma… para que no digas que es trabajoso cosecharla (en virtud de la altura de la palma)… El Santo Bendito Es traerá viento de sus depósitos ocultos y lo hará soplar sobre las espigas y de estas caerá la harina refinada de modo tal que el hombre saldrá al campo y retornará con sus manos colmadas con sustento para sí y para los miembros de su hogar». Respecto de la tierra de Israel dijeron: «en un futuro en la tierra de Israel crecerán panes y tortas ya preparados así como ropas ya confeccionadas» (ver Prí Tzadik Tu BiShvat 1).

El fruto del árbol posee una virtud especial y el fruto de la tierra posee también una importancia propia, y por cada uno de estos es menester agradecer a HaShem por medio de una bendición particular. Por medio de esta se manifiesta la virtud interior del fruto y la chispa sagrada que anida en él se revela e incrementa la bendición en la vida del ser humano.

02) Diferencias entre el fruto de la tierray el fruto del árbol

Quien se equivocó y recitó la bendición de «Boré Prí Haadamá» por un fruto del árbol cumplió igualmente su deber, ya que el árbol crece en la tierra y por lo tanto resulta que no faltó a la verdad en la bendición pronunciada.

Empero si por error bendijo «Boré Prí Ha´etz» por un fruto de la tierra no cumplió con su deber por cuanto que el fruto de la tierra no crece en los árboles, por ende recitó una bendición inadecuada y debe volver a recitar la correcta que es «Boré Prí Haadamá». Por lo tanto, en todo caso de duda respecto del origen de un fruto se bendice «Boré Prí Haadamá». (Shulján Aruj 206:1).

El árbol posee un tronco que dura muchos años y del cual brotan numerosas ramas y de éstas frutos. Incluso si el árbol es de baja altura y lo denominamos arbusto, dado que su tronco perdura de año en año se lo considera árbol. Por ejemplo, en el caso de los arándanos bendecimos «Boré Prí Ha´etz» por cuanto que crecen en arbustos cuyo tronco y ramas perduran por años. Cuando un vegetal es necesario sembrarlo o plantarlo cada año, es claro que por sus frutos bendeciremos «Boré Prí Haadamá».

Respecto de plantas que duran años, por ejemplo la banana y el ananá o piña surge una duda. Por una parte, al final de cada temporada su tronco caduca por completo como en el caso de los frutos de la tierra y por la otra no es necesario volver a plantarlos cada año, pues vuelven a brotar a partir de sus raíces elevándose a una altura de cuatro metros tal como los árboles de buen tamaño. Según la opinión del Rosh, por cuanto que sus raíces perduran de año en año, se recita por estos frutos «Boré Prí Ha´etz»; y según la opinión de los gueonitas, por cuanto que su tronco no perdura, se debe recitar «Boré Prí Haadamá» y así fue establecida la halajá (Shulján Aruj 203:2-3). Incluso se llegó a despertar duda respecto a la papaya, ya que si bien su tronco perdura de año en año, es hueco, resultando ser una suerte de espiga gruesa que da fruto ya en su primer año, tal como en el caso de las verduras; y como resulta dudoso – por el fruto de la papaya se bendice «Boré Prí Haadamá». Otro tanto ocurre con los frutos de la frambuesa y la zarzamora por los que se bendice «Boré Prí Haadamá», ya que todos los años sacan de la tierra nuevas ramas que al segundo año dan fruto y posteriormente se marchitan. Por lo tanto, sobre las frambuesas y zarzamoras no recae la prohibición de «orlá»[1].


[1].  En Vaikrá (Levítico) cap. 19 la Torá nos ordena acerca del precepto de la «orlá» y el «neta revái»: «Y cuando vengan a la tierra y planten todo árbol frutal… tres años les será prohibido, no se comerá; en el cuarto año todos sus frutos serán sagrados para HaShem y en el quinto año podrán comer de sus frutos…» (19:23-24).

La mitzvá de la «orlá» consiste en contar los primeros tres años de vida de los árboles, y la Torá nos enseña que todos los frutos que crezcan en estos primeros tres años, no deben ser comidos ni se

debe tener provecho de ellos. Los frutos del cuarto año del árbol se llaman «perot revái» y sólo

pueden ser consumidos en Jerusalém, por su santidad, y recién a partir del quinto año de vida del

árbol podemos tener provecho en forma normal de los frutos que obtengamos de ese árbol. (N. de Ed.)

03) ¿Por qué alimentos se recita la bendición de «Shehakol»?

Por alimentos que no crecen en la tierra como carne de animal doméstico o silvestre, aves, pescado, huevos, leche y queso, nuestros sabios dispusieron que se bendiga «Shehakol Nihiá Bidvaró». Asimismo, quien bebe agua para aplacar su sed recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Por hongos, aunque parezcan ser fruto de la tierra, dado que no se nutren de esta – su bendición es igualmente «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 204:1).

Asimismo, por frutos silvestres y hojas comestibles a consumirse en caso de gran necesidad, se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró»; y aunque hayan crecido en un árbol o en la tierra, por cuanto que estas especies no se plantan con el propósito de comerlas, no tienen la importancia de un fruto y por ende se bendice por estos «Shehakol Nihiá Bidvaró» (tal como se explica en la halajá 6).

Otro tanto ocurre con los jugos de frutas, tal como el de naranja o de manzana. Por estos se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró», aunque el zumo provenga del fruto, ya que su forma cambia sustancialmente al punto que un alimento se torna bebida y de allí el cambio de bendición (tal como se explica en la halajá 15).

Por licor elaborado a base de cebada o, en el caso del café y del té que se elaboran a partir de vegetales o frutos, dado que fueron transformados en bebida se bendice por estos «Shehakol Nihiá Bidvaró» (tal como se explicará en la halajá 17).

Asimismo, quien ingiere alimentos que se estropearon pero aún son comestibles en caso de apremio, por ejemplo: pan que enmoheció o un potaje cuya forma se vio alterada y se estropeó – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Empero si se estropeó por completo al grado de no ser comestible no se recita bendición alguna (Shulján Aruj 204:1, Mishná Berurá 1-2).

De igual manera, frutos que se suelen ingerir cocidos como la calabaza o la papa, en caso de ingerirse crudos se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 205:1, más adelante halajá 14).

Se puede enunciar a modo de regla general que la bendición de «Shehakol Nihiá Bidvaró» fue estipulada para dos tipos de alimentos: el primero, alimentos importantes originados en el mundo animal tales como la carne, los productos lácteos, los huevos y los hongos que se alimentan del aire. El segundo, alimentos que cambiaron su naturaleza al punto que perdieron su bendición original, por ejemplo: alimentos que se tornaron en bebidas, alimentos que se estropearon pero que aún son apenas comestibles, artículos cosechados que no alcanzan la importancia de fruto como los frutos silvestres. Una buena parte de los debates halájicos en este capítulo se ocupan de la pregunta ¿en qué etapa un alimento cambia al punto de perder su bendición original y adoptar la de «Shehakol Nihiá Bidvaró»?

04) El significado de la bendición «Shehakol Nihiá Bidvaró» y qué se hace en caso de duda

Dado que la bendición «Shehakol Nihiá Bidvaró» es una alabanza general puede aplicarse a todo tipo de alimentos, ya que si alguien por error recitó «Shehakol Nihiá Bidvaró» por un fruto del árbol o de la tierra e incluso por pan, por un alimento «mezonot» o por vino – cumple igualmente con su deber. Empero, a priori se debe recitar por cada tipo de alimento su bendición apropiada, y sólo en caso de que se dude respecto a un alimento específico si se debe recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró» u otra bendición – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 204:13, 206:1).

Cuando surge una duda respecto de si se recita por una fruta «Boré Prí Haetz» o en su defecto «Boré Prí Haadamá» – se recita «Boré Prí Haadamá» (arriba halajá 2).  Si bien bendiciendo por esta «Shehakol Nihiá Bidvaró» cumplimos igualmente con nuestro deber, es preferible recitar «Boré Prí Haadamá» por ser una bendición más exacta que expresa el hecho de que se trata de una fruta.

Todo lo que estudiamos en cuanto a que en caso de duda se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» o «Boré Prí Haadamá» aplica únicamente cuando no hay a quien preguntar o si se trata de un caso dudoso que la halajá todavía no ha aclarado. Pero en caso en el cual se pueda preguntar a un erudito cuál es la bendición que corresponde recitar queda prohibido bendecir «Shehakol Nihiá Bidvaró» o «Boré Prí Haadamá» por las dudas, debiéndose dilucidar cuál es la correcta (Shulján Aruj HaRav 202:24, Mishná Berurá 202:84).

En términos generales, es preferible recitar una bendición especial por cada tipo de alimento pues cada uno de estos aporta al ser humano un beneficio y un placer especial, y si se recita por todo una bendición única y general no se manifiesta adecuadamente la abundancia y plenitud que prodiga D´s sobre el mundo. Por otra parte, si se ha de recitar una bendición especial por el durazno y otra por la naranja, y así por cada especie y tipo, no se apreciará la influencia general de D´s en el mundo, sino que se caerá en un sinnúmero de detalles que aluden a un mundo excesivamente materializado. Por medio de la institución de bendiciones diferentes a tipos diferentes de alimentos se manifiesta por un lado la variedad de la bendición Divina y por el otro se expresa una tendencia general. La bendición de «Shehakol Nihiá Bidvaró» permanece como aquella que manifiesta la generosidad Divina en su generalidad; por una parte no es específica, por lo que es de menor importancia o jerarquía y siempre que se pueda – es necesario recitar la bendición particular correspondiente. Pero, por otra parte, esta bendición expresa la idea general de que «todo fue creado conforme a Su palabra» y justamente en ella se pone énfasis en el origen espiritual de la Creación, ya que HaShem creó Su mundo por medio de la palabra. En la medida que nos topamos más y más con el aspecto general y unificador de la Creación percibimos y comprendemos mejor su origen espiritual.

05) Las cáscaras y las semillas de las frutas

En virtud de la importancia de los frutos del árbol y los de la tierra nuestros sabios instituyeron para estas bendiciones especiales, empero no establecieron bendiciones para los demás alimentos que crecen en los árboles o arbustos y por ende en caso de ser comestibles se recita por estos «Shehakol Nihiá Bidvaró». Por lo tanto, quien desea comer hojas y tallos de árbol o de un arbusto estacional como en el caso de los cabos o racimos tiernos de la vid o las espigas tiernas del cereal – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 204:1).

Cáscaras que se acostumbran ingerir junto con las frutas como en el caso de la manzana, la pera y el pepino, se las considera parte integral del fruto y por ello quien las come por separado recita por estas la bendición correspondiente al fruto en cuestión. Por cáscaras de pepino se recita «Boré Prí Haadamá» y por las de manzana y pera «Boré Prí Haetz». Empero por cáscaras que no suelen ingerirse como en el caso de la de naranja, si fueron endulzadas por medio de azúcar o chocolate se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró», ya que como se las suele botar a la basura no se las considera parte integral de la fruta (Mishná Berurá 202:39).

Quien ingiere vainas frescas de legumbres como en el caso de las de arvejas, si se comen junto a estas últimas se recita por las arvejas «Boré Prí Haadamá» y se incluye en esta bendición a la vaina. Si se come la vaina únicamente – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Mishná Berurá 204:9).

Por semillas de frutas que son comestibles se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» porque no son la parte principal de la fruta. Empero si son ingeridas juntamente con la fruta por ser secundarias a esta – la bendición de la fruta las incluye.

Empero, por semillas de girasol se recita «Boré Prí Haadamá» porque son lo principal del fruto. Otro tanto ocurre con las semillas de zapallo, calabaza, y las de sandía – se recita «Boré Prí Haadamá» ya que los frutos en cuestión son cultivados especialmente con la intención de que posean poca pulpa y muchas semillas: además se cultivan principalmente con el objetivo de obtenerlas y entonces, al ser lo principal del producto – se recita por estas «Boré Prí Haadamá» (ver Shulján Aruj 202:3, Mishná Berurá allí).

06) Frutos ácidos (inmaduros) y silvestres y la caña de azúcar

Frutos cuyo sabor es ácido pero que son comestibles en caso de gran necesidad – si crecieron y maduraron de manera natural – se recita por ellos la bendición correspondiente. Si su sabor es ácido por no haber madurado aún – los eruditos debatieron si se puede o no recitar por ellos su bendición por lo que es mejor bendecir «Shehakol Nihiá Bidvaró».

En el caso de frutos que crecen en árboles no frutales que no son tan sabrosos, como las manzanas pequeñas y las peras diminutas que crecen en árboles silvestres, si bien son comestibles en caso de apremio, dado que no fueron plantados con ese propósito carecen de importancia y por estos se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Aunque se hayan cocido estos frutos y tornado sabrosos, dado que no fueron plantados con el objeto de producir frutos, carecen de importancia y se bendice por estos «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 203:4-5). Asimismo, en el caso de las espigas que crecen silvestres y poseen determinado sabor – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 204:1). Empero en el caso de frutas sabrosas, aunque hayan crecido en árboles silvestres se recita «Boré Prí Haetz» (Mishná Berurá 203:5, 204:18-19). Por lo tanto, por el fruto del cactus o la tuna (sabres) que es sabroso se recita «Boré Prí Haetz» (Kaf HaJaím 202:6). Asimismo, por nueces sabrosas que crecen en árboles silvestres se recita «Boré Prí Haetz».

Por la succión de una caña de azúcar se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» y si bien esta crece de la tierra por lo que hay quienes consideran que se debería recitar «Boré Prí Haadamá», como no se come la caña misma sino que únicamente se succiona su jugo – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 202:15, Mishná Berurá 76).

07) Frutas y verduras que crecen en una maceta o jarrón con agua

Por un fruto de la tierra que crece en una maceta o jarrón que no está perforado se bendice «Boré Prí Haadamá» aunque sus raíces no hayan tomado contacto con la tierra, ya que lo que crece pertenece a la tierra y además en la maceta misma hay algo de este elemento.

Hay juristas que dudan si por hojas o frutos de la tierra que crecieron en agua sin la mediación de tierra corresponde o no recitar «Boré Prí Haadamá», por lo que instruyeron que es preferible recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Rabí Shelomo Zalman Auerbach). Empero en la práctica, dado que se trata de plantas o frutos que suelen crecer en la tierra y tienen su origen en otros que sí crecieron en la tierra, corresponde recitar «Boré Prí Haadamá» (Or LeTzión II 14:13, HaRav Eliahu, Shevet HaLeví 1:205).

Pero en el caso de los brotes, los cuales se sabe que crecen en el agua, surgió la duda si recitar «Boré Prí Haadamá» por parecerse a retoños que crecen en la tierra o quizás corresponda bendecir «Shehakol Nihiá Bidvaró» por cuanto que no suelen crecer en la tierra. Debido a la duda corresponde recitar por estos «Shehakol Nihiá Bidvaró».

08) Fruta cortada y puré de frutas

Frutas que fueron cortadas o pisadas mantienen su bendición original. Por ejemplo, quien corta verduras para la ensalada recita por estas «Boré Prí Haadamá» y aunque se ralle la zanahoria se continúa recitando «Boré Prí Haadamá». En caso de hacer lo mismo con manzanas, se recita «Boré Prí Haetz». Quien pisa una banana – recita por esta «Boré Prí Haadamá».

Si la fruta fue completamente triturada o molida – puré de fruta – los juristas dudaron si cambia o no su bendición. Hay quienes consideran que a pesar de que la forma del fruto cambió por completo, dado que la fruta antes existente es la que queda – conserva su bendición original (Rambám). Otros entienden que en virtud de que la fruta cambió radicalmente y no conserva su forma primera perdió su bendición original y se recita por esta «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Terumat HaDeshen). Esta última es la práctica habitual.

En resumen, si la fruta fue completamente molida se recita por esta «Shehakol Nihiá Bidvaró» y si no lo fue – conserva su bendición original. Empero, dado que la norma depende de la opinión de la gente común existen excepciones, pues a veces, aunque se haya triturado la fruta por completo, dado que se trata de un procedimiento habitual en esa variedad que aun después del triturado la gente la considera fruta se recita la bendición original correspondiente. Otras veces, la fruta no fue completamente molida, empero a ojos de la gente cambió mucho su forma y por ende – aunque no haya sido completamente triturada se recita por esta «Shehakol Nihiá Bidvaró».

En las siguientes halajot continuaremos aclarando esta norma, mas primeramente habremos de anticipar que en la práctica no existe en esta cuestión tanto temor al equívoco porque quien haya bendecido por frutas trituradas «Boré Prí Haetz» – cumplió con su deber, ya que no mintió en su bendición pues la pulpa resultante tiene su origen en un fruto del árbol. A su vez quien bendijo por frutas no trituradas «Shehakol Nihiá Bidvaró» – cumplió con su deber, ya que para la halajá quien haya bendecido por un fruto entero «Shehakol Nihiá Bidvaró» – cumplió (Shulján Aruj 206:1, Mishná Berurá 3). Siendo así, no cabe temer tanto en estas cuestiones, y en caso de duda la persona que debe bendecir puede analizar por sí mismo y ver: si la fruta triturada conserva aún la forma primaria – que recite la bendición original, y en caso de haber cambiado notoriamente que recite «Shehakol Nihiá Bidvaró».

09) Frutos que no fueron completamente triturados y mantienen su bendición original

Por dátiles que fueron pisados y hechos pasta se recita «Boré Prí Haetz» y al finalizar – la bendición de «Me´ein Shalosh». Esto obedece a que como no fue triturado por completo y no perdió su forma de manera definitiva conserva entonces su bendición original.

En el caso del aguacate o la palta que fue pisada, dado que no fue del todo triturada y preserva su textura – se recita «Boré Prí Haetz». Incluso si se le agregó cebolla o limón para aderezarla, dado que esto no implica un cambio tan notable y todos siguen considerándola palta o aguacate – se recita «Boré Prí Haetz».

Por una ensalada hecha a base de berenjenas pisadas con mayonesa en la que no se tritura la verdura por completo, si se desea ingerir exclusivamente  la ensalada – se recita «Boré Prí Haadamá».

Por «latkes» de papa rallada (en rallador), dado que la papa no fue completamente triturada – se recita «Boré Prí Haadamá». Empero por «levivot» hechas a base de harina de papa, dado que esta fue triturada por completo y no se percibe claramente de qué están hechas – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Otro tanto ocurre con el «kugel» de papa, si los trozos de papa son perceptibles – se recita «Boré Prí Haadamá», y si no los son – «Shehakol Nihiá Bidvaró».

A veces se cortan frutas en rebanadas y se altera su forma por medio de secado o freído como en el caso de las rebanadas finas de manzana seca. En un caso así, dado que la manzana no es triturada – no se cambia su bendición original.

10) Frutas que fueron completamente trituradas cuya bendición es «Shehakol Nihiá Bidvaró»

Por puré de frutas trituradas a máquina (con las que se suele alimentar bebés) se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró», ya que pasaron por un molido completo que alteró su forma y por ende cambia también su bendición. Si dentro del puré quedaron trozos de fruta, implica que estas no fueron completamente trituradas, entonces por los trozos se recita «Boré Prí Haetz» y se incluye en la bendición al resto del puré (Ben Ish Jai Pinjás 12).

Por una mermelada común que carece de trozos de fruta, aunque se sepa que está elaborada a partir de ellas, se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Si quedaron en la mermelada trozos de fruta – se recita por ellas «Boré Prí Haetz» y se incluye al resto en esta bendición.

Por salsa de tomate se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» ya que los tomates fueron completamente triturados. Si bien en la actualidad muchos tomates son destinados a la elaboración de salsa, dado que esta tiene por función primordial la de saborizar los platillos cocinados carece de importancia en sí misma –  quien la ingiere recita «Shehakol Nihiá Bidvaró».

Por «bamba» (producto de copetín o botana) se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró», y aunque esté elaborado a partir de harina de maíz y mantequilla de maní, al haber sido triturados completamente se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Lo mismo ocurre con el mazapán hecho de almendras trituradas – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró».

Por la «halvá» o «tehina» se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» ya que las semillas de sésamo fueron trituradas por completo, perdieron su forma original, y no se llaman como antes y por ende perdieron también su bendición original.

Empero en el caso de una golosina elaborada a base de semillas de sésamo, azúcar y miel se recita «Boré Prí Haadamá» ya que está mayoritariamente compuesta de sésamo que no fue triturado y por lo tanto no cambió.

11) Azúcar, productos elaborados a partir de la soja y chocolate – «Shehakol Nihiá Bidvaró»

Por azúcar, sea elaborada a partir de caña de azúcar o de remolacha azucarera – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Empero, los principales juristas medievales («Rishonim») debatieron al respecto, y muchos opinaron que dado que la caña de azúcar y la remolacha azucarera están destinadas principalmente a la elaboración de azúcar – se debe recitar por esta «Boré Prí Haadamá». Sin embargo, en la práctica se suele recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró», porque el azúcar en su forma se ha modificado tanto, al punto que no es perceptible que tenga origen en un fruto de la tierra o de caña de azúcar. Ya vimos anteriormente que en lo referente a bendiciones se sigue la opinión o se toma en cuenta la percepción de las personas comunes (Shulján Aruj 202:15, Mishná Berurá 76, Beur Halajá allí).

Asimismo, por milanesas (schnitzel), albóndigas y salchichas que están elaboradas a partir de soja – se acostumbra bendecir «Shehakol Nihiá Bidvaró». Aparentemente, correspondería recitar «Boré Prí Haadamá» pues estos alimentos están compuestos de soja que es cultivada con la finalidad de ser molida y fungir como materia prima para estos. Empero, dado que la soja fue molida y no se percibe su origen vegetal, y que su aspecto se asemeja más al de un producto cárnico – se acostumbra bendecir «Shehakol Nihiá Bidvaró». Por la misma razón se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» por el queso de soja.

También por chocolate se acostumbra bendecir «Shehakol Nihiá Bidvaró». Si bien hay quienes entienden que por chocolate marrón se debe recitar «Boré Prí Haetz» ya que está elaborado a base de granos de cacao que crecen sobre el árbol siendo esta su forma habitual de consumo, y se percibe que el chocolate está hecho a base de estos frutos ya que su color es el del cacao: sin embargo, tal como dijimos anteriormente, por el chocolate se acostumbra recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró» porque cambió significativamente desde su forma original al punto de que no se percibe que tenga su origen en una fruta. Además, generalmente se mezcla el chocolate con azúcar y otros ingredientes al punto que el cacao representa solamente el cuarenta por ciento del chocolate. Quien actuó de modo diferente y recitó «Boré Prí Haadamá» por azúcar y por soja, y por chocolate recitó «Boré Prí Haetz», cumplió igualmente con su deber (Mishná Berurá 202:76).

12) Corn flakes, papas fritas, falafel y golosina de coco

Por corn flakes hechos a base de granos de maíz – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» ya que el maíz fue triturado y su aspecto cambió significativamente.

Por papas fritas y puré hechos de papa se recita «Boré Prí Haadamá».

Por las bolitas de falafel se suele recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró». Si bien están hechas principalmente de garbanzo que no fue triturado por completo, dado que se mezcla junto a otros ingredientes y en su aspecto y sabor no se percibe que se trate de esa legumbre – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Quien recita en este caso «Boré Prí Haadamá» cumplió igualmente con su deber. Quien come «humus» (pasta elaborada a partir de garbanzo molido mezclado con tehina y otros ingredientes N. de T.), si bien en este caso el garbanzo fue triturado por completo, dado que todos saben que está hecho de garbanzo (humus en hebreo) – se recita «Boré Prí Haadamá».

Por una golosina de coco que contiene mucho azúcar se suele recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró». Aunque el coco no esté completamente triturado, dado que se le agregó mucho azúcar – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». A fortiori se entiende que por galletas de coco se recita también «Shehakol Nihiá Bidvaró».

13) Arroz, galletas de arroz y palomitas de maíz (pop corn)

Por arroz, si bien es una legumbre que no pertenece a los cinco cereales, nuestros sabios establecieron se recite «Boré Minei Mezonot» puesto que nutre («mezín») al igual que los cereales. Empero, dado que no se trata de una de las siete especies, no se recita por este la bendición final de «Me´ein Shalosh» sino únicamente «Boré Nefashot» (Shulján Aruj 208:7).

Esta norma se aplica únicamente al arroz, por ser el que más se asemeja a los cinco cereales. Empero en el caso del maíz y del mijo, aunque estos también alimentan y hay quienes elaboran a partir de estos pan, nuestros sabios no establecieron bendecir «Boré Minei Mezonot». Cuando no fueron triturados o molidos se recita por estos «Boré Prí Haadamá», y en caso de haber pasado por este proceso y se elaboró pan a partir de estos – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». En los países de Sudamérica se acostumbra comer pan de maíz, siendo esta la forma habitual de ingerirlo – por lo cual se recita «Boré Prí Haadamá» (ver Mishná Berurá 208:33).

En el caso del arroz, se recita «Boré Minei Mezonot» solamente si fue cocido o amasado y horneado, empero tras ser ligeramente tostado o brevemente cocido se recita «Boré Prí Haadamá» (Shulján Aruj 208:7-8).

En el caso de la galleta de arroz se han generado dudas, ya que no se elaboran a partir de la cocción del grano de arroz sino mediante su inflado y aglomeración a altas temperatura y presión. Hay juristas que entienden que se debe recitar por estas «Boré Prí Haadamá» y otros consideran que se debe recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró». Nos parece que la práctica habitual es recitar por ellas «Shehakol Nihiá Bidvaró». Tras ingerirlas, todos coinciden que se debe recitar «Boré Nefashot».

En el caso de las palomitas de maíz o pop corn que están elaboradas a partir de granos de maíz inflados al calor, muchos escribieron que se debe recitar «Boré Prí Haadamá» porque no cambiaron por efecto de la trituración, sino que fueron inflados. Hay quienes entienden que se debe recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró» siendo esta la costumbre aceptada.

14) Frutas crudas y cocidas

Quien ingiere una fruta de un modo habitual, tanto cruda como cocida, recita la bendición correspondiente – si se trata de un fruto de la tierra recita «Boré Prí Haadamá» y si es fruto del árbol recita «Boré Prí Haetz». Quien ingiere la fruta de un modo no habitual, esta pierde su importancia, empero por cuanto que continúa siendo comestible en caso de gran necesidad – recita la bendición más general «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 205:1, 202:12).

Por ejemplo, la papa y la calabaza, se suelen ingerir cocidas y no crudas. Por lo tanto, se recita por estas «Boré Prí Haadamá». Si se ingieren crudas, de ser comestibles en caso de gran necesidad – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 205:1). Empero si no son dignas de ser consumidas siquiera en situaciones de gran necesidad, como en el caso del ají picante (chili) y demás condimentos, no se recita bendición alguna (Shulján Aruj 202:16).

Frutos del árbol tales como manzanas o peras que se suelen comer tanto crudas como cocidas – en ambos casos se recita «Boré Prí Haetz».

Hay alimentos como el caso del ajo que no se suelen ingerir solos sino siempre acompañando otros alimentos principales haciendo de saborizante, por lo que el vegetal pierde su jerarquía particular, y quien desee ingerirlo debe recitar solamente «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Mishná Berurá 205:5).

Todo depende de la costumbre del lugar. Por ejemplo, hace unos cien años en Europa se solía comer el repollo o col solamente cocido o en vinagre y quien lo ingería crudo bendecía «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Mishná Berurá 205:4). Por otra parte, en el Medio Oriente se acostumbra comer el col o repollo también en estado crudo por lo que se recita «Boré Prí Haadamá» (Kaf HaJaím 205:8). En la actualidad, en la tierra de Israel, también los ashkenazíes se acostumbraron a ingerir el repollo o col crudo por lo que cambió la norma respecto de esta verdura y también estos bendicen «Boré Prí Haadamá».

En estas normas, aunque la persona se haya equivocado, a posteriori se cumplió igualmente con el deber. Por ejemplo, si debía bendecir por una fruta cocida «Boré Prí Haetz» y se equivocó al pensar que no es ese su modo habitual de consumo y recitó «Shehakol Nihiá Bidvaró» – cumplió con su deber ya que en el caso de cualquier alimento habiendo recitado esta bendición alcanza para cumplir con su obligación («Latzet yedei jová»).

Por el contrario, quien ingirió una papa cruda por la cual debía haber recitado «Shehakol Nihiá Bidvaró» ya que no suele ingerirse en ese estado, pero se equivocó y recitó «Boré Prí Haadamá» – cumplió con su deber porque en efecto, la papa cruda es un fruto de la tierra (Shulján Aruj 206:1, Mishná Berurá 3).

15) Jugo de frutas

Respecto del jugo de frutas como el de zanahoria y el de naranja – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Incluso si son puros y no se los diluyó en absoluto con agua, y aunque hayan quedado algunos pequeños trozos de fruta: dado que estas tuvieron un cambio tan significativo al punto de pasar de alimento a bebida, pierden su bendición inicial y reciben la general de «Shehakol Nihiá Bidvaró». La única fruta que no desciende de su jerarquía inicial tras haber sido exprimida es la uva, que tras este procedimiento se transforma en vino y recibe la bendición especial de «Boré Prí Hagafen» (tal como se vio arriba 7:3).

También cuando el jugo sale del fruto de modo natural como en el caso de la miel de dátil o el jugo que se acumula en el interior del melón, o la leche de coco – dado que se trata de un líquido se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» (Shulján Aruj 202:8, Ben Ish Jai Pinjas 9).

Todo esto ocurre justamente en caso de que la bebida se separe de la fruta. Empero quien la esté ingiriendo y durante la ingesta o con posterioridad a la misma desea beber el jugo que salió de ella, dado que la bebida está subordinada o es secundaria respecto a la fruta – queda incluida en su bendición. Por ello, quien come un pomelo o toronja y recita «Boré Pri Haetz», puede luego beber el jugo que se acumula en el fondo del plato por cuanto que es secundario respecto de la fruta y su bendición queda incluida en la ya recitada (Ben Ish Jai allí).

16) Sopa de verduras (sin cereales)

Quien ingiere sopa cuyo principal sabor proviene de las verduras que contiene recita por estas «Boré Prí Haadamá» e incluye en esta bendición al resto de la sopa. Incluso si la mayor parte de la sopa está compuesta de líquido y quedan en esta sólo unas pocas verduras, dado que el sabor de la sopa proviene de estas y ellas resultan ser el ingrediente principal – se recita por las mismas «Boré Prí Haadamá» y se incluye en esta bendición al líquido restante. En caso de que el sabor provenga de un caldo en polvo y no de las verduras, el agua no es considerada sopa de verduras y por ende no es secundaria respecto de estas, por lo que por los vegetales se ha de recitar «Boré Prí Haadamá» y por el agua «Shehakol Nihiá Bidvaró» (ver adelante 11:9, en las reglas de primario y secundario en la sopa).

Por caldo se recita siempre «Shehakol Nihiá Bidvaró». Aunque todo su sabor provenga de las verduras y queden en él trozos de estas, que no sea necesario masticarlos – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Sin embargo, la mayoría de los juristas medievales entiende que como el sabor del caldo proviene de verduras que suelen ser cocidas – se recita «Boré Prí Haadamá». De todas maneras, en la práctica, dado que se trata de una norma discutida, por caldo limpio se acostumbra recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró».

Empero por sopa de arvejas o lentejas se recita «Boré Prí Haadamá», y aunque estas hayan sido pisadas hasta tornarse irreconocibles, dado que gracias a estas la sopa se torna espesa – se recita «Boré Prí Haadamá».

17) Compota, café y té

El caso de la compota que contiene frutas cocidas y líquido es similar al de la sopa de verduras. De ingerirse las frutas con el líquido – por las primeras se recita «Boré Prí Haetz» y en esta bendición se habrá de incluir al líquido; y aunque al final quede líquido sin fruta, podrá seguir ingiriéndolo sin necesidad de recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró» ya que este es secundario a las frutas y se incluyen en estas.

Empero, si se ha de ingerir únicamente el líquido de la compota, los grandes juristas medievales debatieron si se debe recitar «Boré Prí Haetz» o «Shehakol Nihiá Bidvaró». Por cuanto que existe al respecto duda – se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró».

Empero si se hace jugo a partir de frutas cocidas pertenecientes a las siete especies, surge un gran problema respecto de la bendición final. En opinión de quienes consideran que se debe recitar al principio «Boré Prí Haetz», se aplica la misma norma que con los frutos de las siete especies y al final se debe recitar por estas «Me´ein Shalosh» – «Al Haetz». Según quienes opinan que primeramente se debe recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró» al final se debe recitar «Boré Nefashot». En este caso no hay otra alternativa, porque cualquier bendición que se recite será finalmente recitada en vano según alguna de las corrientes de opinión, y resulta que por el jugo no se podrá recitar bendición final. Quien desee salir de toda duda – que no ingiera la compota salvo en el marco de una comida en la cual el «Birkat Hamazón» incluye todo lo ingerido. En su defecto, que ingiera un alimento cuya bendición final es «Boré Nefashot», y un fruto de las siete especies cuya bendición final es «Al Haetz» y con estas que incluya al líquido de la compota que contiene frutas de las siete especies (Shulján Aruj 202:11).

Por café y té se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Si bien su sabor proviene de un fruto o de hojas de una planta por medio de la cocción – dado que se ingieren como bebida se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró».

01) La bendición por el disfrute

Nuestros sabios establecieron el recitado de bendiciones por el disfrute que tiene la persona por su ingesta de alimentos o bebidas, e inclusive si come o bebe aunque tan sólo sea una nimia cantidad, ya que en caso de disfrutarlo, debe bendecir para cumplir con la máxima talmúdica de que «El ser humano tiene prohibido disfrutar de este mundo sin recitar bendición» (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 35(A)). Empero, quien no disfruta está exento de bendecir. Por lo tanto, quien se encuentra por completo satisfecho al punto que le desagrada la idea de comer algo más pero de todas maneras se ve en el deber de hacerlo, por ej.: si no quiere ofender a sus anfitriones – no habrá de bendecir por esta ingesta que recibe el nombre de “ingestión ordinaria  vulgar” (“ajilá gasá”). Pero si a pesar de encontrarse ya satisfecho, disfruta todavía de la ingesta suplementaria deberá recitar la bendición correspondiente (Mishná Berurá 197:28).

Otro tanto ocurre en el caso del agua, la cual por carecer de sabor, en algunas oportunidades es consumida sin obtener placer de la misma, por lo que nuestros sabios puntualizaron que justamente “quien bebe agua estando sediento deberá bendecir” (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 44 (A)). Pero en caso de haberla bebido en otra circunstancia, sin que medie sed no habrá de bendecir. Por ej.: en el caso de quien se atora y bebe agua a los efectos de aliviarse o quien ingiere algo de agua a los efectos de tomar una pastilla – no recita bendición. Pero en el caso de quien beba un jugo frutal para poder tragar un alimento atorado o para ingerir una medicina, si bien el objetivo de la ingesta es práctico y no disfrutar o aplacar la sed, dado que la persona experimentó placer al beberlo (ya que el jugo posee buen sabor) – deberá bendecir (ídem 45(A), Tosafot allí, Shulján Aruj 204:7, Mishná Berurá 42).

Asimismo, quien bebe agua previo a un ayuno a los efectos de acumular líquidos, o quien bebe agua antes de salir a un viaje para evitar padecer sed durante el camino, o quien bebe agua a los efectos de superar un estreñimiento intestinal, así como una mujer que amamanta y desea aumentar el volumen de su leche – siempre y cuando no hayan obtenido placer de la ingestión – no habrán de bendecir. Pero si a estos efectos ingirieron jugo o si se encontraban sedientos y por ende disfrutaron del agua – deberán bendecir.

Quien ingiere un alimento o una bebida con efectos medicinales, si su sabor es amargo – no habrá de bendecir. Empero si su sabor no es desagradable, aunque de no mediar la necesidad medicinal no habría de consumirlos, dado que su paladar tuvo un cierto disfrute – deberá bendecir. Pero en el caso de quien chupa una pastilla que posee un sabor determinado – habrá de recitar “Shehakol Nihiá Bidvaró” únicamente si disfruta del sabor. En cambio, si el sabor es solamente un aliciente que le permite chupar la pastilla sin sentir el rechazo que provoca su sabor original – no habrá de bendecir (Shulján Aruj 204:8, Mishná Berurá 43).

Quien prueba un alimento solamente a los efectos de degustarlo sin deglutirlo – no habrá de bendecir. Asimismo, quien mastica el alimento para el bebé, si bien percibe su sabor – no bendice. Empero quien mastica una goma de mascar debe recitar “Shehakol Nihiá Bidvaró”, pues su intención es disfrutar del sabor y se trata de una forma aceptada o común de obtener placer. Además, la persona al mascar ingiere los ingredientes saborizantes de la goma en cuestión.

02) La forma del disfrute

Disfrutar de una ingesta incluye dos factores: el disfrute del paladar en virtud del sabor del alimento y el disfrute del aparato digestivo en virtud de su valor nutritivo, el cual dota al hombre de energía y vitalidad. Hay ocasiones en las cuales la persona disfruta de un alimento en su aparato digestivo mas no en su paladar, por lo que en un caso así, la norma indica que si lo consumió bajo la forma de una ingestión regular – habrá de bendecir con anterioridad.

Por ej.: en el caso de una persona enferma que no siente el sabor de los alimentos, dado que estos lo nutren – habrá de bendecir al ingerirlos. Asimismo, cuando una persona traga el alimento sin sentir su sabor, dado que éste lo nutre – habrá de bendecir. Pero en el caso de una persona enferma que es alimentada por medio de una sonda que inyecta el alimento en el interior de su estómago – no habrá de bendecir ni antes ni después de la ingestión. Si bien el paciente obtiene de esta ingestión un gran beneficio – ya que así logra nutrirse y poder vivir – de todas maneras, por cuanto que no se trata de una forma natural o habitual de ingerir alimentos, no se aplica sobre la misma el deber de bendecir por estos. En caso de que la persona desee conducirse con excelencia, puede agradecer a D´s en un formato que elabore para sí mismo o por medio del recitado de versículos bíblicos que expresan agradecimiento.

Quien ingiere un alimento amargo o ácido cuyo sabor es desagradable, aunque resulte nutritivo, no habrá de bendecir, porque no es natural comer cosas repulsivas. Por ello, quien bebe aceite de oliva o vinagre cuyo sabor es desagradable o provoca rechazo – no habrá de bendecir.  Asimismo, quien ingiere diferentes tipos de condimentos que no se suelen comer solos en virtud de lo intenso de su sabor (altamente ácidos o picantes) – no habrá de bendecir. Empero quien disfruta de forma particular del sabor del vinagre, del aceite o de los condimentos, dado que para esta persona se trata de una forma de alimentación – habrá de bendecir “Shehakol Nihhiá Bidvaró”. Por el contrario, quien se ve en la necesidad de ingerir un alimento determinado el cual le resulta desagradable, aunque a ojos de las demás personas se trate de un buen alimento, por cuanto que a esta persona específica le resulta repulsivo – no habrá de bendecir.

En el caso de una persona que ingiere un alimento que le resulta sabroso pero que del punto de vista nutricional le ocasiona más perjuicios que beneficios – en la práctica deberá bendecir por el mismo ya que disfruta de su ingesta. Por ej.: en el caso de una persona diabética que ingiere chocolate, o un enfermo cardíaco que come un alimento grasoso, o quien padece de acidez estomacal e ingiere un alimento frito, si bien el alimento en cuestión puede resultarle pernicioso, por cuanto que disfruta del mismo al comerlo de un modo natural – deberá recitar bendición. Mas quien ingiere un alimento que le pone en riesgo inminente de vida – no habrá de bendecir ya que tiene prohibido comerlo.

03) No interrumpir entre el recitado de la bendición y la ingestión del alimento

Las bendiciones que nuestros sabios establecieron que se reciten previo a la ingestión de los alimentos deben decirse inmediatamente antes de ingerirlos. No se debe interrumpir ni siquiera por medio del silencio entre el recitado de la bendición y la ingesta. Sin embargo, está permitida una interrupción que se prolongue por menos que el tiempo que lleva decir tres palabras tales como “Shalom Aleja Rabí” (“Shalom, maestro mío”). En este caso el silencio no es considerado interrupción. A los efectos de que no haya interrupción entre la bendición y la ingestión del alimento, es menester preparar y disponer previamente del alimento o la bebida y recién después bendecir. Por ej.: quien desea ingerir una naranja, debe primeramente pelarla y prepararla para su ingestión y recién después recitar la bendición. Quien desea ingerir almendras o semillas deberá primeramente quitar las cáscaras y solamente después recitar la bendición. Asimismo, es importante tener el recaudo de no bendecir por un vaso de té que está aún caliente en exceso al punto de que resulta imposible beberlo, ya que entonces deberá esperar entre el recitado de la bendición y la ingesta.

Todo esto aplica a priori. Empero a posteriori, si se recitó la bendición y luego se esperó en silencio por un lapso superior al que demanda decir “Shalom Aleja Rabí”, y aunque en ese momento la persona en cuestión haga sonidos especiales a los efectos de insinuar algo a su compañero, siempre y cuando la persona no se haya distraído y no haya olvidado que se encuentra entre el recitado de la bendición y la ingestión efectiva del alimento – no perdió la bendición recitada. En cambio, si pronunció una sola palabra no relacionada a la bendición o a la ingestión de ese alimento – deberá volver a bendecir para poder comer (Shulján Aruj 206:3, Mishná Berurá 12).

En caso de que la persona se vea en la imperiosa y urgente necesidad de decir algo, habrá de tragar primeramente un bocado del alimento o beber un sorbo de la bebida, para recién después hablar. En el caso de quien se equivocó y habló después de ingerir pero antes de haber tragado – se duda respecto de si cumplió o no con su deber de bendecir. En la práctica, dado que esta cuestión es objeto de discusión, no habrá de volver a bendecir, siguiendo el principio de que en caso de duda respecto del deber de recitar o no una bendición se opta por la opinión más flexible y no se la recita («Safek Berajot Lehakel»). Empero a priori es menester tener el recaudo de no pronunciar palabra alguna antes de haber tragado algo del alimento o de la bebida.

En caso de que, por error, entre el recitado de la bendición y la ingestión la persona haya dicho algo relativo a la bendición o al alimento – no es necesario que vuelva a recitarla. Por ej.: quien bendijo por una papa y luego pregunta si hay un cuchillo disponible para cortarla o si la papa fue lavada, si bien no actuó como debiera ya que no se debe hablar en absoluto entre el recitado y la ingestión – sus palabras no implican una interrupción y por lo tanto no precisa volver a bendecir (Shulján Aruj y Ramá Oraj Jaím 167:6, ver arriba 3:3).

04) El modo de recitado de la bendición

Quien bendice por un alimento o una bebida corresponde que lo sostenga al momento del recitado, ya que de esa manera podrá concentrarse mejor. Es bueno sostener el alimento con la mano derecha por ser la más importante (Shulján Aruj 206:4). En el caso de una persona zurda, hay quienes dicen que debe sostener el alimento con la mano izquierda, ya que para ella se trata de la más importante (Mishná Berurá 206:18). Según la usanza de los maestros de la Kabalá, el zurdo debe también sostener el alimento con la mano derecha la cual alude a la cualidad de la benevolencia o generosidad y por ende es digna de mayor honor (Ben Ish Jai Shelaj 19). En esta cuestión se es libre de adoptar una usanza propia, empero nos parece que cuando una persona recita una bendición para el público como en el caso de un Kidush o de una de las Siete Bendiciones nupciales (“Sheva Berajot”) – es mejor que también el zurdo sostenga la copa con la mano derecha.

No se debe recitar una bendición por un alimento que no se encuentra delante de la persona. En caso de haberlo hecho, de haber certeza absoluta de que habrá de comer del mismo, aunque no se encuentre presente aún – la bendición es válida. En caso de existir la más mínima duda que tal vez no probará dicho alimento, en cuestión la bendición queda anulada. Por ej.: una persona que tiene la certeza de que determinado alimento se encuentra dentro de un armario y recitó por este una bendición, a posteriori – cumplió con su deber. Empero si bendijo por un alimento que su compañero habrá de traerle, dado que depende de este y no se tiene certeza absoluta – no cumplió con su deber. Quien desea beber agua de la canilla o llave, puede primero recitar la bendición y después abrir el flujo del agua, a pesar de que al momento del recitado el agua no se encontraba presente, pues dado que existe certeza absoluta de que el agua habrá de salir por la canilla se la considera presente desde un principio (Shulján Aruj 206:5-6, Mishná Berurá 19).

Cuando una persona bendice es menester que su boca se encuentre vacía de alimentos ya que si, por ej.: está comiendo un fruto del árbol y desea ingerir un fruto de la tierra – deberá primeramente tragar el primero para recién después recitar la bendición por el segundo. Esto se debe a que no es honroso para una bendición el ser recitada cuando hay comida en la boca, tal cual está escrito (Salmos 71:8): “Que mi boca se colme de Tu alabanza” (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 51(A)). Por ello, no se habrá de bendecir con labios entreabiertos sino pronunciando cada palabra con claridad (Mishná Berurá 172:7).

En caso de que por error, se haya llevado alimento a la boca sin haber bendecido previamente, de ser posible retirarlo de la boca sin que ello provoque una sensación desagradable – que lo haga, bendiga y vuelva a introducirlo. En caso de que le resulte desagradable hacerlo – que lleve todo el alimento a un lado de su boca, recite la bendición y continúe comiendo. En caso de haber llevado a la boca abundante líquido al punto de no poder recitar la bendición, es mejor que lo expela y no disfrute del mismo sin haber bendecido. Solo en caso de que tenga gran necesidad de ingerir este líquido y carezca de otro que lo suplante – podrá beberlo sin bendecir. Asimismo, en caso de que al expeler la bebida pueda generar desagrado en el seno de sus compañeros – que lo trague sin bendecir. En caso de haber llevado a la boca un poco de líquido, tal que resulte posible concentrarlo en un lado de la boca y recitar esforzadamente la bendición – que así lo haga (Shulján Aruj 172:1-2, Mishná Berurá 1-2).

05) El alcance de la bendición

Quien recitó la bendición de “Boré Pri Haetz” por una fruta pensando que posiblemente quiera ingerir más de las frutas que posee en su casa – incluyó en su bendición a todas las frutas de su hogar, incluso aquellas que no están en ese momento sobre la mesa, y aunque ignorase exactamente qué frutas posee.

Asimismo, quien recitó la bendición de “Shehakol Nihiá Bidvaró” por pescado con la intención de incluir todo aquello que quizás desee ingerir y demande la misma bendición, incluyó en su recitado a todos los alimentos y bebidas de su casa. De igual manera, quien acostumbra siempre que tras ingerir una fruta toma otras de diferente tipo, aunque no haya pensado en hacerlo al momento del recitado de la bendición, incluyó en el mismo la totalidad de las frutas que suele ingerir.

Empero quien tuvo la intención de ingerir una sola fruta y no más, el recitado de la bendición sólo la incluye a esta, y en caso de desear ingerir más frutas deberá volver a bendecir. Otro tanto ocurre cuando alguien recita una bendición y luego le traen otra fruta que no tenía previsto ingerir, por ej.: si la trajeron de otra casa. En un caso así deberá recitar por esta una nueva bendición (Shulján Aruj 177:5, 206:5, Mishná Berurá 206:20).

Quien bendijo sin la intención de incluir en su recitado a todos los alimentos comprendidos en la categoría de esa bendición y también sin la intención de ingerir únicamente el alimento específico por el cual recitó, si luego desea ingerir otros alimentos que se encuentran sobre la mesa – no necesita bendecir por ellos, ya que como se encuentran ante él fueron incluidos en la bendición ya recitada. Esto aplica incluso si se trata de tipos completamente diferente de alimentos, por ej.: si recitó “Shehakol Nihiá Bidvaró” por pescado y luego quiso comer chocolate (Mishná Berurá 206:21).

Empero, respecto de alimentos que se encuentran en su hogar pero no están sobre su mesa – los juristas debatieron qué debe hacerse. Hay quienes consideran que una bendición inespecífica incluye a todos los alimentos que se encuentran en su hogar, mientras que otros entienden que la bendición incluye únicamente a los alimentos que se encuentran delante suyo (sobre la mesa). Dado que en caso de duda respecto del recitado de una bendición, se opta por la postura más flexible, no se habrá de volver a recitar bendición por un alimento que requiere la misma bendición y que se encuentra en la casa, a condición de que ambos sean similares, por ej.: que se trate de dos frutas. Empero quien recita “Shehakol Nihiá Bidvaró” por un alimento, aun para aquellos sabios que facilitan al respecto, no incluye en su bendición a una bebida que no estaba sobre la mesa. Y si recitó esta misma bendición por pescado, no incluyó a un chocolate que no se encontraba sobre la mesa. A priori, es bueno que al recitar una bendición se tenga la intención de incluir en el recitado a todos los alimentos que se encuentran en el hogar y requieren de idéntico recitado. Quien se acostumbra a pensar de este modo, aunque en alguna oportunidad no haya tenido esta intención de modo específico durante el recitado, todos los alimentos y bebidas del hogar con idéntica bendición quedan incluidos en su recitado, dado que asumimos que esa fue su intención original.

06) Distracción

Quien bendice por un alimento pensando que probablemente deseará continuar ingiriéndolo amén de otros que requieren de idéntica bendición, mientras tenga la intención de seguir comiendo y aunque haya interrumpido a lo largo de una jornada completa – podrá seguir haciéndolo más tarde sobre la base de la bendición ya recitada. Empero si decidió que ya no comerá más quitándose la idea de la ingesta, y si luego cambia de opinión y desea continuar comiendo – deberá volver a recitar la bendición primera por aquello que ingiera. Esto aplica tanto para comida como para bebida (Rambám Berajot 4:6).

Un invitado que pensó que ya no le servirían más alimentos y se hizo a la idea de que ya no habrá de seguir comiendo y luego le trajeron más comida, dado que confía o se respalda en la opinión del dueño de casa, puede seguir comiendo y no precisa volver a recitar una bendición. Incluso si el dueño de casa tuvo la intención de no comer más, y luego cambió de opinión y sirvió más alimentos, si bien el anfitrión debe recitar bendición por estos, el invitado no precisa hacerlo ya que allí él no decide cuándo se termina de comer. Solamente en el caso de que el invitado haya decidido que, aunque le insistan no habrá de comer más, en caso de desear seguir comiendo – deberá recitar nuevamente la bendición previa (Shulján Aruj 179:2 y 5).

A veces, una persona se encuentra en una situación de «desatención dudosa» (safek heseaj hada´at), como en el caso de quien se conoce bien y sabe que aunque haya decidido no comer más es probable que cambie de opinión. O en el caso de quien ha fijado su comida con diferentes tipos de alimentos que no son pan, y aunque haya terminado de comer, por cuanto que las personas que fijan de esta manera sus comidas pueden tentarse a seguir comiendo – se duda si la persona se distrajo por completo. En un caso como este de «desatención dudosa», si la persona insiste en seguir comiendo – que lo haga sin recitar bendición, pues quizás la ya recitada siga estando vigente. Empero, a priori, es mejor que no coma más, para de esa manera salir de toda duda. Y en caso de que de todas maneras desee comer y bendecir sin tener dudas, es mejor que recite la bendición final por lo ya ingerido, salga de su casa a dar una breve vuelta y al regresar, en caso de que desee comer más – que recite la bendición inicial correspondiente y coma.

Quien interrumpió su comida para ir a rezar – al regresar no precisa recitar bendición para comer de nuevo, por cuanto que no hubo tal distracción acerca de continuar comiendo (Shulján Aruj 178:6). Asimismo, quien se durmió o dormitó, aunque sea por una hora – no se considera que se distrajo y al seguir comiendo no precisa bendecir. Empero quien se fue a dormir a su cama de modo permanente – se considera que se distrajo de la comida y al regresar a la mesa deberá recitar nuevamente las bendiciones iniciales previo a comer (Shulján Aruj 178:7, Mishná Berurá 48).

07) ¿Qué cambio de ubicación requiere volver a recitar la bendición?

Tal como estudiamos, quien bendice por un alimento, mientras tenga intención de continuar ingiriéndolo, puede seguir haciéndolo sobre la base de la bendición ya recitada aunque haya interrumpido por todo un día. Empero si cambió su ubicación se genera una gran interrogante: ¿debe o no recitar la bendición nuevamente en su nueva ubicación? En esta norma existen diferencias entre los diferentes tipos de alimentos.

Respecto de alimentos por los que se recitan las bendiciones finales de «Birkat Hamazón» o «Me´ein Shalosh», dado que se trata de alimentos importantes – existe la duda de si el cambio de ubicación deja sin efecto la bendición inicial. Por lo tanto, a priori, quien esté interesado en continuar comiendo de estos – que no cambie de ubicación y, en caso de haberlo hecho – es mejor que no continúe comiendo. Empero si insiste en continuar comiendo – que no recite nuevamente la bendición inicial, pues en caso de duda respecto del recitado de bendiciones se adopta la opinión más flexible (respecto del cambio de ubicación se explicará más adelante respecto del segundo tipo de alimentos).

Sin embargo, en el caso de los alimentos por los cuales se recita la bendición final de «Boré Nefashot Rabot», todos los juristas coinciden en que si la persona cambió su ubicación quedó sin efecto la bendición inicial recitada y en caso de querer continuar comiendo deberá volver a recitarla. Dado que en esta norma no existe duda alguna, toda persona que necesite cambiar de ubicación puede hacerlo y recitar nuevamente la bendición inicial en su nuevo sitio. Empero es necesario aclarar qué tipo de cambio de ubicación implica la necesidad de volver a bendecir.

Quien come en una de las habitaciones de su casa y quiere pasar a otra, en caso de haber planificado a priori hacerlo o si se trata de una habitación a la que la persona acostumbra pasarse durante la comida – puede a priori pasarse sin necesidad de volver a bendecir, porque en este caso no se trata de un cambio de ubicación. Pero si se pasa a una habitación en la que no suele comer o a la que no suele trasladarse mientras come o bebe, a priori no habrá de moverse a esta, y si lo hizo – dado que está dentro de su casa no precisa volver a bendecir (Beur Halajá 178:1, ‘בבית אחד’).

Asimismo, en el caso de la caja de las escaleras o el balcón de la casa, a priori no se habrá de ir hacia allí en medio de la comida o de la bebida, y en caso de haberlo hecho – puede continuar ingiriendo sin volver a bendecir.

Si salió a su patio, a la calle o a otra casa, dado que modificó su ubicación – en caso de desear seguir comiendo deberá volver a bendecir. Si durante todo el tiempo de su ausencia del lugar original donde comenzó a comer puede ver dicho sitio – a posteriori no habrá de volver a bendecir. Empero si existe un dominio público («Reshut Harabim») que separa a las dos ubicaciones – deberá volver a bendecir para continuar comiendo (Mishná Berurá 178:12).

Si cuando salió, su compañero de ingesta permaneció en el sitio inicial donde comieron o bebieron, este preserva el vínculo al sitio de la comida y a la bendición inicial por lo que al retornar podrá comer o beber sin necesidad de volver a bendecir. En caso de necesidad, se puede actuar de esta manera a priori (Shulján Aruj 178:2).

Quien comió fuera de su casa, mientras vea el sitio donde comenzó a comer se considera que no cambió de ubicación. En el caso de un viajante que durante su andar bendijo por comida o bebida, el cambio de ubicación no se considera interrupción, pues su sitio es todo el camino (Shulján Aruj 178:4, Mishná Berurá 42).

08) Orden de precedencia de las diferentes bendiciones

Cuando ante una persona se encuentran diferentes alimentos que requieren diferentes bendiciones iniciales, es correcto proceder con excelencia y recitar las bendiciones de acuerdo con el orden de importancia que dictaron nuestros sabios. Esto obedece a que tal como una persona que se presenta ante un importante ministro planea cuidadosamente sus palabras, cómo habrá de comenzar y cómo habrá de continuar, de igual manera quien se dispone a recitar bendiciones ante el Rey de Reyes corresponde que lo haga a la perfección y en el orden correcto. Respecto del orden de las bendiciones se enunciaron dos principios: el primero, que se debe bendecir primero por el alimento más importante. El segundo, que se debe recitar primero la bendición más específica, esto es, aquella que está destinada a un tipo determinado de alimentos.

Según esto, es claro que la bendición por el pan es la que precede a todas, ya que se trata del principal alimento. Cuando no se tiene la intención de ingerir pan, el orden de las bendiciones es el siguiente: «Mezonot», «Guefen», «Etz», «Adamá», «Shehakol». A este orden se le adjudicó una sigla compuesta de las iniciales hebreas: «Magá Esh» (מג»ע א»ש). Detallemos:

La bendición de «Boré Minei Mezonot» es más importante que las demás ya que los alimentos comprendidos bajo su definición son los que mejor satisfacen y aplacan el apetito, por lo que son más importantes que los demás (y por ello durante el Kidush se cubre el pan y los mezonot para que no parezca que se antecede el vino a estos, ver en Pninei Halajá Shabat 6:8).

Luego, la bendición del vino es la más importante ya que nutre y llena, por lo que nuestros sabios le acuñaron una bendición especial (Ramá 211:4-5).

Posteriormente vienen las bendiciones por los frutos – ‘del árbol’ y ‘de la tierra’, «Boré Prí Haetz» y «Boré Pri Haadamá», anteceden a la bendición de «Shehakol Nihiá Bidvaró», dado que ellas son más específicas, ya que fueron establecidas para los frutos únicamente, mientras que la bendición de «Shehakol Nihiá Bidvaró» es de índole general para todo el resto de los alimentos.

Entre las bendiciones por los frutos, «Boré Pri Haetz» antecede a «Boré Pri Haadamá» ya que es más específica, por cuanto que a posteriori, quien recitó «Boré Pri Haadamá» por un fruto del árbol cumplió con su deber, empero si recitó «Boré Pri Haetz» por un fruto de la tierra no cumplió. Empero en el caso de los frutos existen otras reglas, se debe preferir o preceder aquello que gusta más y los frutos de las siete especies con los que la tierra de Israel fue bendecida, todo lo cual se explicará en la halajá 10.

El orden de precedencia en el recitado de bendiciones aplica únicamente si ambos alimentos se encuentran ante la persona y esta desea comer ahora de los dos. Empero si un alimento se encuentra ante la persona y el otro está aún en el armario, por ej.: si tiene delante suyo frutas y tiene la intención de traer luego vino y mezonot, por cuanto que en el presente no desea comer todos los tipos de alimentos, puede a priori bendecir por las frutas y luego cuando traigan los otros, habrá de bendecir por ellos. Asimismo, si le traen a una persona sopa de verduras con «ptitim» (especie de pasta semejante a un arroz), y desea comenzar comiendo la sopa de verduras, dado que ahora no tiene la intención de comer de ambos, puede recitar «Boré Pri Haadamá» por la sopa y luego podrá recitar «Boré Minei Mezonot» por los «ptitim» (Ritbá, Shulján Aruj HaRav 249, Kuntres Ajarón).

09) Orden de precedencia entre bendiciones idénticas

Quien desea comer diferentes alimentos cuya bendición es idéntica, es correcto que se recite por el más importante ya que es honroso para la bendición que se recite por el producto principal y que incluya a los demás.

Existe algunas reglas para fijar la precedencia o jerarquía: 1) El alimento entero antecede al cortado, por lo tanto, quien recita una bendición por galletas, una está entera y la otra partida – se recitará sobre la primera. 2) El alimento preferido antecede a los demás, por ej.: si hay dos tipos de galleta – se habrá de recitar la bendición por la favorita. 3) El grande antecede al pequeño, por ej.: si hay dos galletas completas e igualmente deseada, si una es mayor que la otra se bendecirá sobre la mayor.

Otro tanto ocurre con la carne y el pescado cuya bendición es «Shehakol Nihiá Bidvaró», el completo antecede al cortado, el más deseado al menos deseado y el grande antecede al chico.

En caso de contradicción entre las diferentes reglas, la primera antecede a la segunda y esta última a la tercera. Por ej.: si hay una galleta entera menos deseada y otra partida, pero preferida – se habrá de bendecir por la entera.

10) Orden de precedencia en la bendición de las frutas y la alabanza de la tierra de Israel

La Torá menciona siete especies a modo de alabanza de la tierra de Israel, tal como está escrito (Devarim–Deuteronomio 8:7-8): «Pues HaShem tu D’s te va a traer a una tierra buena…tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares de aceite, y de miel». Dado que estas especies fueron mencionadas como buenas y pródigas, cuando la persona se dispone a comer dos tipos diferentes de frutas, es correcto que recite la bendición primeramente por aquella por efecto de la cual la tierra de Israel resultó alabada y en esta incluya también al otro fruto. Por ej.: si se trajeron delante de la persona uvas y manzanas, habrá de recitar la bendición por las uvas e incluirá en esta a las manzanas.

En caso de que la persona tenga ante sí dos especies diferentes de las siete, habrá de recitar la bendición por aquella que se encuentra más cerca del vocablo «tierra», por cuanto que a mayor cercanía con la palabra ‘eretz’ mayor es su importancia. Por lo tanto, el orden de precedencia es el siguiente: oliva, dátil, uvas, higo y granada.

En caso de tener ante sí dos especies de fruta, una perteneciente a las siete especies y la otra si bien no lo es, pero es la favorita de la persona, por cuanto que es especialmente deseada – la alabanza por la misma es más significativa. Empero según la opinión mayoritaria de los juristas – es mejor recitar la bendición con una fruta perteneciente a las siete especies con las que la tierra de Israel se vio bendecida. Y así corresponde actuar (Shulján Aruj 211:1-2, Mishná Berurá 211:33).

Si la persona tiene ante sí frutos de la tierra y frutos del árbol, en caso de que ambos sean igualmente apetecidos – ya vimos (halajá 8) que es preferible recitar primero la bendición por el fruto del árbol por ser más específica. Más aún, si una de las frutas pertenece a las siete especies, en caso de ser igualmente deseados se recita primero la bendición por el fruto de las siete especies. Empero si el fruto de la tierra resulta ser el más anhelado por la persona, aunque el fruto del árbol pertenezca a las siete especies es preferible recitar primero la bendición por el fruto de la tierra, ya que al no incluir al fruto del árbol en su recitado – es preferible que se bendiga por el que resulta más apetitoso.

01) Bendición final

Tal como nuestros sabios establecieron que una persona bendiga antes de comer, de igual manera establecieron que lo haga tras haber comido. Empero existe una diferencia entre la bendición previa y la posterior; la primera tiene por cometido agradecer a D´s poder disfrutar del alimento, y aseveraron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 35(A)) que dado que resulta claro y evidente que el hombre tiene prohibido disfrutar de cosa alguna del mundo del Santo Bendito Es sin pronunciar una bendición, no era necesario que la Torá ordenara hacerlo.

Sin embargo, después de la ingestión de un alimento, no resulta evidente que debamos recitar una bendición dado que como ya agradecimos a D´s antes de comer, aparentemente no resulta necesario volver a bendecir. Por ello, la Torá debió ordenarnos específicamente, que una vez que hayamos comido y quedado satisfechos bendigamos a HaShem una bendición general, no solamente por el alimento ingerido sino también por el bien que le ha prodigado al pueblo de Israel, tal como está escrito (Devarim-Deuteronomio 8:10): «Comerás y te saciarás y bendecirás a HaShem tu D´s por la tierra buena que te ha dado». Tal como aprendimos extensamente respecto del «Birkat Hamazón» (4:1-4), una vez que la persona comió y quedó satisfecha puede llegar a pecar de soberbia y verse arrastrada tras sus bajas pasiones y el materialismo. Además, por efecto del sabor agradable de los alimentos y la vitalidad que extrae de ellos, la persona puede elevarse alcanzando una mirada vasta sobre todo el bien que HaShem le ha prodigado al pueblo de Israel. Por ello, en el «Birkat Hamazón» no le agradecemos a D´s únicamente por el alimento ingerido, sino que a partir de este nos enaltecemos en una bendición de agradecimiento general por la tierra buena y todo lo que está vinculado a ella – el pacto (la circuncisión), la Torá, Jerusalém, el reino de David y el Sagrado Templo. De este modo también el alimento ingerido se realza, se encumbra y se le suma una positiva vitalidad. Quien no bendice tras haber comido, no destaca el aspecto espiritual del alimento, no se eleva por su intermedio y por ende dentro de sus entrañas este se torna denso impulsando a la persona hacia los planos más bajos (ver arriba 1:5).

A modo de continuación o extensión del precepto de la Torá, nuestros sabios establecieron que incluso aquella persona que no resulta satisfecha de la ingestión, si alcanzó a ingerir el volumen equivalente a un «kazait» deberá recitar bendición final. Si ingirió un «kazait» de pan deberá recitar «Birkat Hamazón»; si ingirió un «kazait» de una de las siete especies con las que fue bendecida la tierra de Israel – deberá recitar «Me´ein Shalosh»; si ingirió un «kazait» de los demás alimentos – habrá de recitar «Boré Nefashot».

¿Por qué nuestros sabios establecieron el deber de recitar una bendición final tras haber ingerido específicamente el volumen de «kazait»? Porque esta cantidad implica cierta significación amén de una utilidad determinada. Tras ingerir esta cantidad la persona queda con una sensación de bienestar a partir de la cual puede elevarse, contemplar y apreciar la bondad que influye el Creador en Su mundo y entonces, recitar una bendición. Sin embargo, la bendición inicial se recita por cualquier cantidad por mínima que esta resulte, porque se vincula específicamente al placer mismo de la ingestión y, todo aquel que disfruta, aunque sólo sea algo mínimo – debe bendecir. Empero la bendición final es de carácter más general, y solamente si queda una sensación placentera de la ingesta, es posible a partir de esta percibir el bien que prodiga HaShem al mundo y recitarla. Por ello, quien no ingirió un volumen equivalente a un «kazait» o bebió el equivalente a un «reviít» – no bendice (estas cantidades serán explicadas en las halajot 5-10).

Dado que la bendición inicial es por el disfrute de la comida, corresponde recitarla al comienzo de esta estando prohibido interrumpir entre el recitado y la ingestión (arriba 3:1). Empero la bendición final no es únicamente por el disfrute de lo ingerido sino por el beneficio y la satisfacción que obtiene la persona de lo que comió o bebió y por ello también es posible recitarla tras haber transcurrido un tiempo siempre y cuando todavía sienta satisfacción por lo que consumió (adelante halajá 12).

02) Bendición de Me´ein Shalosh (Triple)

Por las siete especies de la tierra de Israel se recita la bendición «Meéin Shalosh», que es llamada así («triple») por poseer un resumen de las tres primeras bendiciones del «Birkat Hamazón». La primera bendición del «Birkat Hamazón», «HaZán», está incluida al recordar el alimento ingerido; la bendición por la tierra de Israel («Al Haaretz Veal Hamazón») está incluida al mencionarse que la tierra de Israel es «buena, deseable y amplia»; y la tercera bendición que se refiere a Jerusalém está incluida al mencionarse la santa ciudad y su Templo. Dado que con posterioridad a la destrucción del Templo los sabios agregaron al «Birkat Hamazón» una cuarta bendición – «HaTov VehaMeitiv» («Que D´s es bueno y benefactor»), a los efectos de incluirla en la bendición de «Me´ein Shalosh» se adicionaron las palabras «Ki Atá Tov Umeitiv Lakol» («Porque Tú eres bueno y benefactor para con todos»). De todas maneras, la bendición final continúa llamándose «triple» en referencia a las tres primeras bendiciones del «Birkat Hamazón» que la Torá ordena recitar (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 44(A), Mishná Berurá 208:50, arriba 4:1-2). Las siete especies son: el trigo, la cebada, la vid, el higo, la granada, la oliva y el dátil. Junto al trigo y la cebada se suman tres tipos más de cereal que son el trigo sarraceno o espelta, la avena y el centeno, confirmando así la lista de «los cinco cereales» («jameshet minei dagán»). Si se elaboró pan a partir de cualquiera de estos cinco cereales, por su ingestión se debe recitar posteriormente «Birkat Hamazón» y si se elaboró «mezonot» se recita «Me´ein Shalosh».

Los sabios medievales debatieron respecto del estatus de la bendición de «Me´ein Shalosh». Hay quienes sostienen que es una mitzvá originada en la Torá, porque dos versículos antes de que figure el deber de recitar «Birkat Hamazón», se mencionan las sietes especies con las que fue bendecida la tierra de Israel, de lo cual se entiende que tras ingerirlas se debe bendecir a D´s. Tal como está escrito (Devarim-Deuteronomio 8:8-10): «Tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares de aceite y de miel.  Tierra en la que no con pobreza comerás en ella pan, no carecerás de nada en ella; tierra que sus piedras son hierro y de sus montañas extraerás cobre.  Comerás y te saciarás y bendecirás a HaShem tu D’s por la tierra buena que te ha dado«. Empero, dado que existe diferencia entre la ingestión de pan que es el alimento principal del ser humano y la de las frutas de las siete especies, se estableció que tras ingerir pan se agradezca y alabe a HaShem en un formato detallado compuesto de tres bendiciones, mientras que por ingerir frutas de las siete especies se determinó la bendición de «Me´ein Shalosh» (Ba´al Halajot Guedolot, Rosh y Rashbá). Otros eruditos medievales opinan que según la Torá, es preceptivo bendecir únicamente tras haber ingerido pan, porque este es el único alimento mencionado en el versículo contiguo al mandamiento.  Los sabios, como continuación de esta idea, dictaminaron que se recite «Me´ein Shalosh» tras la ingestión de las siete especies, ya que como por su intermedio la tierra de Israel se ha visto bendecida, corresponde que al ingerirlas se recite una bendición significativa (Rambám y Sefer Mitzvot Guedolot).

La bendición de «Me´ein Shalosh» es especial en cuanto que fue establecida por especies con las que la tierra de Israel se ha visto bendecida, por ello, los sabios dispusieron que al recitarla se mencione de modo específico el tipo de alimento ingerido. Por productos horneados o cocidos que contienen cereales se recita: «Al HaMijiá Veal Hakalkalá». Por frutas de las siete especies, que son la oliva, el dátil, la uva, el higo y la granada se recita: «Al Haetz Veal Pri Haetz». Por vino se recita «Al Haguefen Veal Pri Haguefen».

Dado que el fundamento del precepto de agradecer a HaShem por el alimento está vinculado a la tierra de Israel, se tiene el recaudo de mencionarlo al culminar o sellar la bendición: «Al Haaretz Veal Peroteha» («por la tierra y sus frutas»). Si la fruta creció en el extranjero se culmina: «Al Haaretz Veal Haperot» («por la tierra y por las frutas»). Asimismo, en el caso del vino, si las uvas crecieron en la tierra de Israel se dice «Veal Pri Gafná» (y por su vid), en el exterior se dice «Veal Pri Haguefen» (y por la vid). En caso de duda respecto de si las frutas crecieron o no en la tierra de Israel se recita la versión del extranjero (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 44(A), Mishná Berurá 208:54).

En Shabat, las Festividades de la Torá y Rosh Jodesh, se menciona en la bendición el día especial, ya que no se asemeja la ingesta de una persona en un día corriente a la de un día sagrado. En caso de haberse olvidado y no haber mencionado el día en la bendición – igualmente cumplió con su deber. En Janucá y en Purim no se recuerda el día al bendecir (Shulján Aruj 208:12).

03) Reglas referentes a la bendición de «Me´ein Shalosh»

Es bueno tener el recaudo de recitar la bendición de «Me´ein Shalosh» sentado y en el lugar donde se comió, ya que hay quienes entienden que la normativa de esta bendición es similar a la de «Birkat Hamazón» (Shulján Aruj 183:10, 184:3, ver arriba 4:13-14).

Quien ingirió «mezonot», bebió vino y comió frutas de las siete especies recuerda a las tres en una bendición según su orden de importancia: primero «mezonot», luego el vino y por último las frutas (Shulján Aruj 208:12). Si olvidó mencionar alguno de estos alimentos, a veces lo que sí mencionó incluye lo olvidado y a posteriori – cumplió con su deber. Otras veces, al no incluirlo – debe volver a recitar la bendición.

Quien ingirió «mezonot» en una cantidad que requiere de recitar bendición final e ingirió también frutas de las siete especies o vino en una cantidad que resulta dudoso si requiere o no hacerlo, dado que de todas maneras debe recitar Me´ein Shalosh por el «mezonot» ingerido – es bueno que también recuerde en la bendición tanto el vino como las frutas para de esa forma salir de duda (Turei Zahav 208:19).

Quien ingirió «mezonot» y su compañero ingirió «mezonot» y frutas de las siete especies, en caso de que el primero no recuerde exactamente el texto de la bendición puede cumplir con su deber escuchando el recitado de su compañero a pesar de que este ha de mencionar también las frutas, ya que para quien escucha, esta mención no se considera interrupción (Birjei Iosef 213:1).

Quien ingiere un volumen equivalente a un «kazait» de frutas de las siete especies y otras frutas de árbol que no pertenecen a esta categoría, recita «Me´ein Shalosh» e incluye en esta bendición a las demás frutas ya que al agradecer en esta bendición por frutas del árbol, abarca (y exime al bendecir) esta a todas las ingeridas. Empero si comió una fruta de las siete especies y un fruto de la tierra – recita «Me´ein Shalosh» por el fruto del árbol y «Boré Nefashot» por el de la tierra.

Quien bebió vino y demás bebidas, así como la bendición inicial «Boré Pri Hagafen» incluye a todas las bebidas (arriba 7:4) de igual manera tras haber bebido, el recitado de «Me´ein Shalosh» por el vino las incluye y exime de bendición a todas las restantes (Shulján Aruj 208:15).

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