Shabat

08- ¿Dónde encienden quienes viven en internados y las personas hospitalizadas?

Alumnos internos de una Yeshivá, si bien se los considera como viviendo en lo de sus padres quienes les proveen de todas sus necesidades, dado que pasan mucho más tiempo en la casa de estudios, al estar allí se les considera personas independientes sobre las que recae el deber del encendido de las velas en honor del Shabat. Como los estudiantes comen juntos en el comedor de la Yeshivá se les considera como una única gran familia, y por lo tanto, uno de los estudiantes debe encender allí las velas y recitar la bendición para todos. Además, deben procurar que haya algo de luz en sus habitaciones a la hora de irse a dormir y para ello alcanza con la luz de los corredores o con el alumbrado público exterior. Si bien de así quererlo podrían los estudiantes encender velas en todas las habitaciones y recitar allí la bendición, dado que en la práctica cumplen con el precepto mediante el encendido en el comedor, no hay necesidad de hacerlo. Esta es la usanza que predomina en las Yeshivot.

En el caso de un internado de señoritas en el cual muchas de las chicas quieren encender velas y recitar la bendición, además de las velas que una de ellas debe encender en el comedor, las demás jóvenes que así lo deseen pueden encender velas en las habitaciones y recitar la bendición correspondiente. Empero, en muchas instituciones se teme de posibles incendios y en ese caso todas cumplen con el precepto mediante el encendido de una de ellas en el comedor (es bueno que las demás muchachas al encender focos eléctricos en sus habitaciones tengan la intención de cumplir por ese intermedio con el precepto de las velas sabáticas) (ver inciso 5).

Personas hospitalizadas cumplen con el precepto mediante las velas que se encienden en el comedor. Una mujer casada que acostumbra a encender velas todos los sábados, al permanecer en el hospital podrá encender velas en su habitación y recitar la bendición. Cuando no se permite encender velas por temor a incendios se ha de encender en el comedor y en caso de necesidad se puede encender en el pasillo (respecto de la bendición a recitar ver inciso 6).

01- Estudio de Torá en Shabat

Es preceptivo estudiar Torá en cuantía en Shabat, tal como dijeron nuestros sabios (Talmud Jerosolimitano Tratado de Shabat 15:3) «Los sábados y días festivos no fueron dados al Pueblo de Israel sino para que en ellos estudien Torá». Asimismo dijeron: «La Torá le dijo al Santo Bendito Sea: cuando los hijos de Israel entren a la Tierra Prometida cada quien irá tras su viñedo y tras su parcela de tierra, ¿qué será de mí? Le respondió: tengo para ti un cónyuge y se llama Shabat y en el cual los judíos cesarán de sus labores y se dedicarán a estudiarte» (Tur Oraj Jaím 290). Además, agregaron nuestros sabios que «El Santo Bendito Sea le dijo al Pueblo de Israel: hijos míos, yo escribí en mi Torá: «Este libro de la ley no se apartará de tu boca sino que meditarás en él día y noche»(Iehoshúa 1:8), a pesar de que trabajáis seis días a la semana el Shabat debe ser enteramente dedicado a la Torá. De aquí que dijeron que una persona en Shabat debe levantarse temprano y estudiar Torá, luego ha de ir a la sinagoga y a la casa de estudio y ha de leer la Torá y los Profetas, luego ha de regresar a su casa a comer y a beber para cumplir lo que está escrito (Eclesiastés-Kohelet 9:7): «Ve, come tu pan con alegría y bebe tu vino con corazón alegre».

Nuestros sabios enseñaron que se debe dividir el tiempo del Shabat en dos: una mitad para HaShem en la cual se estudia Torá en la casa de estudio y la otra mitad para el deleite; comer manjares, beber y dormir (Tratado de Pesajim 68(B)). Empero, hay quienes opinan que la división del tiempo en mitades iguales corresponde únicamente a los días festivos (Iamim Tovim), en tanto que en Shabat que está destinado íntegramente al estudio de la Torá, se debe dedicar más de la mitad del tiempo a esta actividad (Bait Jadash de acuerdo al Rambam). Sin embargo, la mayoría de los juristas considera que la intención de nuestros sabios fue que también en Shabat dividamos el tiempo en partes iguales, una mitad para el estudio y la otra para los placeres corporales. De acuerdo a esto, resultaría que en Shabat se deben dedicar doce horas y media al estudio de la Torá ya que el Shabat, con su tiempo adicional, se extiende por veinticinco horas. En la práctica, nos parece que se puede ser más flexible pues las siete horas diarias que el ser humano necesita dormir no pueden entrar en la cuenta y por lo tanto nos quedan ahora dieciocho horas, de las cuales se pueden dedicar nueve al estudio y nueve a los placeres corporales tales como comida, bebida y descanso. Si bien la actividad espiritual central es el estudio de la Torá, algunos juristas sostienen que se puede flexibilizar e incluir las horas de rezo en la cuenta de las de estudio con la condición de no prolongar demasiado las horas de oración. De esto resulta que se necesita dedicar al estudio de la  Torá unas seis horas, que, sumadas a las tres de los diferentes rezos completan las nueve antes mencionadas.

A la directiva rabínica de dividir el tiempo del Shabat en partes iguales entre actividades espirituales y actividades físicas se le agrega otra que indica que los eruditos de la Torá que durante la semana afligen su cuerpo con largas horas de estudio, en Shabat deben dar algo de preferencia a los placeres físicos, mientras que las personas que por causa de sus trabajos durante la semana no pueden estudiar lo suficiente, deben priorizar en Shabat el estudio (Talmud Jerosolimitano Tratado de Shabat 15:3, Pesikta Rabatí final del capítulo 23, Beit Iosef 288:1). Asimismo Ramá sostiene (290:2) que «quienes se dedican principalmente a trabajar y por lo tanto no estudian Torá durante la semana deben estudiar en Shabat más que los eruditos que se dedican al estudio diariamente. En Shabat los estudiosos de la Torá deben dedicarse un poco más a los deleites de la comida y la bebida, pues se deleitan en el estudio durante la semana».

Esto se debe a que el Shabat está destinado a completar a la persona tanto espiritual como físicamente. Las personas que trabajan durante toda la semana necesitan completarse en el estudio, mientras que los eruditos que desgastan su cuerpo durante toda la semana con largas jornadas de estudio necesitan completarse mediante deleites físicos. De todas maneras, tanto unos como otros, en Shabat deben darle espacio a los deleites tanto físicos como espirituales, ya que en la conjunción ambos se retroalimentan, alcanzando así el individuo la completitud y un deleite profundo y verdadero.

02- ¿Qué se estudia en Shabat?

El estudio de Torá en Shabat debe llevarse a cabo en una atmósfera de alegría y deleite. Por esta razón, algunos juristas escribieron que no se deben estudiar cuestiones difíciles y complicadas pues cuando el estudiante no entiende lo que estudia siente pesar y se angustia. Por lo tanto, este día es bueno repasar asuntos que ya son bien sabidos o cuestiones claras y comprensibles para cada quien según su nivel. Incluso en el caso de los eruditos, es bueno que estudien en Shabat cuestiones sencillas que no desgastan (Or Zarúa, Iaavetz). Otros juristas opinan que por el contrario, es bueno que los eruditos en Shabat estudien y profundicen sobre cuestiones difíciles (Majzik Berajá 290:6). Nos parece que no estamos ante una contradicción sino que todo depende de la persona: quien disfruta objetando y argumentando – que estudie pasajes difíciles, y quien disfruta la comprensión fluida – que se dedique a temas más accesibles.

Lo principal del estudio es que se oriente a cuestiones que dirigen a la persona en pos del recto vivir, tal como está escrito (Devarim 5:1): «para que los aprendáis y cumpláis». Asimismo, los juristas escribieron que quien dispone de pocas horas para estudiar, que las dedique al estudio de la halajá. Además, que estudie temas referidos a la fe y la moral para elevar su pensamiento y corregir sus acciones (Mishná Berurá 290:6, Derishá, Shaj, Taz a Ioré Deá 246, Shulján Aruj Harav Hiljot Talmud Torá 2:9). Si esta es la instructiva para los días de semana, con más razón aún los temas a estudiar en Shabat; estos deben estar orientados a la vida práctica ya que el Shabat es la esencia interior de la semana y tiene por cometido iluminar a los seis días hábiles. Cada quien debe pensar qué tipo de estudio además del halájico ilumina su vida con mayor intensidad: los libros que versan sobre la fe («Emuná»), el Tanaj, los de ética o los de jasidismo. Los eruditos que se ocupan toda la semana de toda la gama de temas de estudio no precisan estas instructivas y pueden estudiar aquello que deseen.

Es bueno generar innovaciones (jidushei Torá) en el estudio de Shabat. Sobre esto nos dice el Zohar (III 173:1) que al salir el Shabat, cuando el alma suplementaria que recibimos retorna a su sitial, el Santo Bendito Sea se pregunta qué cosa nueva innovó cada judío en su estudio mediante este alma suplementaria (Shnei Lujot Habrit a Shabat Ner Mitzvá 53). Aquí no nos referimos a innovaciones que implican esfuerzo  y aflicción sino innovaciones originadas en la alegría que proporcionan nuevas formas de comprender la vida. Quien no sabe innovar en el estudio – que estudie algo nuevo (Majazik Berajá 290:5; Kaf HaJaím 5).

Quien tiene hijos es bueno que estudie con ellos Torá en Shabat y cumpla así una gran mitzvá, pues por una parte es precepto del padre enseñar a su hijo Torá tal como está escrito (Devarim 11:19): «Y las enseñaréis a vuestros hijos». Sobre esto dijeron nuestros sabios (Tratado de Kidushín 30(A)): «todo aquel que enseña Torá a su hijo es considerado como que le enseñó también a sus descendientes hasta el fin de las generaciones», tal como está escrito (Devarim 4:9): «y las hagas conocer a tus hijos y a los hijos de tus hijos». Esto se debe a que al enseñarle a su hijo, la Torá continúa pasando de generación en generación hasta el final de todas las generaciones. Sobre esto dijeron nuestros sabios que un abuelo que tiene el mérito de enseñar Torá a su nieto, alcanza el grado de ser considerado como «si hubiese recibido la Torá en Sinai», tal como está escrito (Devarim 4:9-10): «y les hagas conocer a tus hijos y a los hijos de tus hijos» e inmediatamente después dice la Torá «el día en que permaneciste ante el Eterno en Horeb». Dado que la Torá fue entregada en Shabat, este es el día más apropiado para ocuparse de su transmisión.

03- Dormir en Shabat.

Entre los diferentes preceptos que componen el deleite del Shabat se encuentra el dormir plácidamente, tal como dijeron nuestros sabios: «dormir en Shabat es un placer». Empero, no es correcto dormir en Shabat para poder trabajar el sábado por la noche, pues de esa manera transformamos al Shabat en inferior jerárquicamente al día hábil. Asimismo no se debe de dormir en Shabat para poder estudiar Torá el sábado por la noche, pues de esa forma la persona pierde las horas sagradas sabáticas en las que el estudio es más importante que el que se lleva a cabo en un día hábil (Ben Ish Jai Halajot Segundo año en el prólogo a Shemot escribió que de acuerdo a los cabalistas el estudio de Torá sabático es mil veces más efectivo que el de un día hábil. Ver adelante capítulo 22 inciso 15).

Asimismo, no es correcto trabajar más intensamente el jueves o el viernes asumiendo que en Shabat se podrán completar horas de sueño. Al contrario, el precepto es prepararse en los días hábiles para el Shabat, tanto se trate de la preparación de alimentos como de la limpieza del hogar, el lavado de la ropa y el aseo corporal. En términos generales, otro preparativo del Shabat es llegar a este descansados y no agotados para poder concentrarnos en el estudio, en el rezo y deleitarnos con las comidas como corresponde. Solamente a posteriori, en caso de fuerza mayor y de ser muy necesario, se puede trabajar más de lo común el jueves o el viernes al punto de llegar cansados al Shabat. En ese caso, se puede, a posteriori, completar horas de sueño en Shabat. empero está prohibido planificarlo así a priori. Lo que dijeron nuestros sabios en el sentido de que el dormir en Shabat es un deleite, se refiere a que si una persona acostumbra a dormir a diario siete horas que en Shabat duerma ocho para sentirse más fresco y más descansado, mas no tuvieron la intención de que los judíos transformen al Shabat en la servidora de los días hábiles, usándolo como oportunidad de completar horas de sueño en beneficio de las jornadas laborales.

En lo referente a la siesta de los hombres  existen diversas tradiciones. El Rambám (Shabat 30:10) escribió, que los «primeros justos» (denominación de aquellas personas que solían actuar con esmero y dedicación. N. de t.) acostumbraban levantarse muy temprano en la mañana, rezar los servicios de Shajarit y Musaf, volver a sus hogares para ingerir la segunda comida sabática y luego se retiraban a la casa de estudio donde estudiaban de continuo hasta el anochecer. Allí rezaban Minjá e ingerían la tercera comida hasta que el Shabat concluía. Hay juristas que opinan que si una persona acostumbra a dormir la siesta al mediodía que continúe con su práctica, pues el dormir es parte del deleite sabático (Tur 290). Empero, hay que cuidar que las horas de sueño no sean excesivas al punto de que la persona no pueda dedicar el tiempo necesario al estudio. Ya vimos en el inciso primero, que el tiempo mínimo que se debe dedicar al estudio de Torá son seis horas y por lo tanto, cuanto más prolongada sea la siesta al mediodía, mayor será la cantidad de horas de estudio a adicionar en la noche del viernes después de la cena o el sábado temprano por la mañana.

Es importante cuidarse de no ingerir alimentos en exceso durante las comidas sabáticas ya que el hacerlo provoca un sopor que dificulta el estudio. Además, el comer en exceso no se condice con el deleite del Shabat, pues se disfruta del sabor del alimento sólo cuando este pasa por el paladar, empero luego, la sensación puede ser de pesadez y hasta de depresión ya que todas las energías corporales están concentradas en realizar la digestión. Tras semejante ingesta es muy difícil concentrarse en el estudio o mantener un diálogo profundo o significativo con los miembros de la familia. Por lo tanto, es importante evitar exageraciones con la comida en Shabat de modo tal que su ingesta  y sus sabores agreguen bríos y vitalidad al estudio de Torá. A quien de todas maneras la ingestión de alimentos le cansa, que duerma un poco al concluirla y se levante así animado para estudiar Torá.

04- La disertación («Derashá») de Shabat.

Tradicionalmente, en Shabat debe haber una conferencia importante a la que todos concurren y en la cual los eruditos de la Torá disertan sobre temas referentes a la ley y la fe. Esta importante praxis decretada por los sabios tiene su fundamento en la orden dada por Moshé en la porción de «Vaiakhel»: «El Santo Bendito Sea le dijo a Moshé: congrega comunidades multitudinarias y enséñales públicamente las leyes del Shabat para que aprendan para todas sus generaciones a reunir a las multitudes sábado a sábado en las casas de estudio, para enseñarles lo prohibido y lo permitido, para que Mi Gran Nombre sea  loado entre mis hijos». De aquí que dijeron nuestros sabios: Moshé instituyó que el Pueblo de Israel en cada tiempo festivo estudie los temas referentes al mismo, leyes de Pesaj en Pesaj, leyes de Shavuot en Shavuot, leyes de Sucot en Sucot. Dijo Moshé a los hijos de Israel: si vosotros cumplís con este orden de estudio, Hashem va a considerar como que lo habéis coronado en Su reino, tal como está escrito «Por tanto sois Mis testigos, dice el Eterno, y Yo soy Hashem» (Yalkut Shimoní Vaiakhel 408).

Está prohibido fijar una comida durante la disertación (Shulján Aruj 290:2). Nuestros sabios dijeron que esta es una de las razones por las cuales gente rica pierde sus posesiones. Hubo una familia en Jerusalém que fijó su comida a la hora de la disertación, y por esta razón dejó de existir (Tratado de Guitín 38(B)).

Rabí Zeira contaba que en un inicio pensó que toda la gente que corría para llegar a la disertación estaba profanando el Shabat por no caminar pausadamente. Empero, tras oír las palabras de Rabí Iehoshúa ben Leví que decía: «es bueno correr para cumplir con un precepto, inclusive en Shabat», él también comenzó a correr para llegar a la disertación (Tratado de Berajot 6(B)). Dado que la disertación era para todo público, resultaba muy difícil adaptar su nivel de dificultad al de todos y cada uno de los asistentes. En algunos casos los alumnos ya sabían todo lo que el rabino disertaba y en otros no entendían nada. Sobre esto dijeron nuestros sabios que la mayor recompensa por asistir a la disertación es el correr para llegar a ella (Tratado de Berajot 6(B)). Esto se debe a que en virtud de que la gente corre, se apresura y se aglomera, aumenta la dignidad de la Torá, la Divina Presencia se posa entre los hijos de Israel y de esa manera tienen la posibilidad de reforzar su fe y su conexión a la Torá y los preceptos. De todas maneras, quien no asiste a la disertación debe estudiar Torá a la misma hora, y de ninguna manera habrá de fijar su comida o un paseo en ese momento (Mishná Berurá 290:7).

Lo más importante de la disertación es poder enseñarle al público general halajot prácticas y orientarlo en los caminos de Hashem, tal como dicen nuestros sabios (Yalkut Shimoní Vaiakhel 408): «enseñar e instruir al Pueblo de Israel lo prohibido y lo permitido por la Torá». Una vez Rabí Abahu y Rabí Jía Bar Aba coincidieron en un mismo lugar; Rabí Abahu disertó sobre Agadá y Rabí Jía lo hizo sobre Halajá. La mayoría de los oyentes de Rabí Jía abandonaron su disertación y se pasaron a la de Rabí Abahu. Rabí Jía se molestó pues Rabí Abahu hizo una excepción  a la norma aceptada en cuanto a que la disertación debe versar sobre Halajá y no sobre Agadá, y si bien Rabí Abahu intentó disculparse, Rabí Jía siguió molesto (Tratado de Sotá 40(A)). Es muy razonable pensar que Rabí Abahu consideró que el público estaba en un nivel bajo por lo que era necesario atraerlo y animarlo con palabras de fe y Agadá, al tiempo que Rabí Jía entendió que el público estaba apto para escuchar una disertación de Halajá.

En la práctica, todo depende del público y de lo que necesita. En general es bueno combinar en la misma disertación palabras de Halajá y sus motivos junto con cuestiones de fe y ética habiendo sido esta la usanza de muchos de los grandes maestros del Pueblo de Israel (ver Tur Oraj Jaím 290, Bait Jadash, Maguén Abraham, Shulján Aruj HaRav 290:3, Mishná Berurá 6).

Sobre los líderes comunitarios pende la responsabilidad de reforzar el estudio público de Torá en Shabat estableciendo distintas clases en variados temas, tanto para hombres como para mujeres, jóvenes y adultos, sobre Halajá, Agadá, Tanaj y Talmud, para que de esta manera todos los segmentos de la población puedan asistir. Asimismo, es importante fijar una disertación central para todo público tal que de esa manera se pueda encumbrar a la Torá y fortalecer su status en la sociedad.

05- Mujeres y estudio de Torá.

Existe una diferencia importante entre el deber de estudio de Torá en el hombre y en la mujer. En el caso de los hombres, una vez que ya aprendieron todas las halajot básicas y todos los fundamentos del judaísmo deben todavía fijar horarios para el estudio, repasar lo ya estudiado y profundizar. A ellos se les instruyó: «Este libro de la ley no se apartará de tu boca sino que meditarás en él día y noche» (Iehoshúa 1:8). Si bien durante todos los días hábiles en los que es necesario trabajar se cumple con el precepto del estudio de la Torá mediante un capítulo por la mañana y otro por la noche (Tratado de Menajot 99(B)), al llegar el Shabat este versículo debe ser cumplido literalmente, tal como dijeron nuestros sabios «El Shabat ha de ser todo Torá» (Taná de Bei Eliahu 1, arriba inciso primero).

Sin embargo, las mujeres no deben fijar un tiempo para el estudio de la Torá, siendo su deber conocer las indicaciones de la sagrada Torá para la vida, a fin de que esta pueda iluminar y dirigir sus caminos tanto en la parte halájica como en la parte ética y de fe. En el caso de la mujer a la que le alcanza con un poco de estudio a los efectos de aprender lo necesario, puede contentarse con esto, y quien siente que necesita más es su deber continuar estudiando. Todo depende del carácter de la mujer y cambia según la época. Hubo tiempos en los cuales un poco de estudio le alcanzaba a la mayoría de las mujeres, mientras que hoy en día, que la vida se tornó más compleja y la sabiduría general se ha diseminado por el mundo, se hace necesario que las mujeres estudien mucha más Halajá, fe y ética (Peninei Halajá Likutim Jelek Alef 1:15).

Dado que las mujeres no tienen el deber de fijar horarios para el estudio de la Torá todos los días y todas las noches, tampoco están obligadas a dedicar al estudio la mitad del tiempo del Shabat. Empero, dado que el estudio alegra tanto a hombres como a mujeres, es preceptivo que éstas estudien Torá como parte del deleite espiritual del Shabat. Además, las mujeres deben estudiar Halajá y fe,  y dado que el Shabat es apropiado para el estudio de la Torá tanto por su santidad como por el hecho de que la Torá fue entregada en ese día, es bueno que ellas fijen clases sobre los diferentes temas antes mencionados. Empero, por cuanto que desde el estricto punto de vista reglamentario las mujeres no están obligadas a estudiar, durante los años en los que están ocupadas con niños pequeños a su cargo están exentas de fijar un estudio propio en Shabat. Sin embargo, mujeres que no tienen niños pequeños a su cargo es bueno que estudien mucho en Shabat, con alegría y comodidad. En el caso de las mujeres que tienen muchas ocupaciones domésticas, es bueno que fijen algún tipo de estudio en Shabat o que participen de alguna clase, puesto que también ellas necesitan de las instructivas de nuestra Torá. Sabemos que en los días de nuestros sabios talmúdicos, las mujeres participaban de las disertaciones de Shabat al punto que en algunas oportunidades estas se prolongaron y las señoras demoraron en retornar a sus hogares. Es una gran virtud  cuando una pareja disfruta el estudiar juntos, pues mediante este estudio la Divina Presencia reposa entre ellos y la Torá dirige sus vidas. Empero, en el caso de una pareja a la que le es difícil estudiar juntos  no deben de lamentarse pues a veces el gran cariño que hay entre ellos dificulta la concentración.

06- La lectura de la Torá en Shabat.

Moshé Rabenu decretó que el Pueblo de Israel lea la Torá de un rollo de pergamino escrito con tinta los días sábados, lunes y jueves (Tratado de Baba Kama 82(A)). En virtud de su importancia, los sabios establecieron que en Shabat suban siete personas a leer la Torá, número que se corresponde con los siete días de la semana (Tratado de Meguilá 21(A)). En días del Talmud se acostumbraba en la tierra de Israel a completar la lectura de la Torá en tres años, mientras que en Babilonia se acostumbraba a hacerlo en un año solamente. Hoy día en todas las comunidades judías, cada año en Simjat Torá se acostumbra a completar el ciclo de lectura, al tiempo que cada Shabat se lee una porción llamada «Parashat Hashavúa» (la porción de lectura semanal). Cada uno de los siete que suben a la Torá lee un pasaje de la porción y juntos la completan. Si un Shabat no se leyó la «parashá», el siguiente sábado se deben de leer dos para completar la que faltó (Ramá 135:2).

Si se quiere hacer subir a la Torá a más de siete lectores, se lo puede hacer a condición de que cada uno lea al menos tres versículos. Hay quienes opinan que hoy en día no es correcto hacer subir a la Torá en Shabat a más de siete personas, ya que en ese caso se recitan más bendiciones de las que establecieron nuestros sabios. Esto se debe a que en el pasado subía el primero y recitaba una bendición antes de comenzar la lectura, y el que subía séptimo recitaba una al finalizarla y todos los que subían en el medio no recitaban bendición alguna. Luego surgió el temor de que quienes ingresaban o salían en la mitad de la lectura de la Torá no sepan que en realidad ya se bendijo antes o si se ha de bendecir al final, y por lo tanto se estableció que todo aquel que es llamado a leer la Torá bendiga antes y después. Según esta opinión, dado que cada uno de los siete bendice antes y después de leer no es correcto agregar más personas que suban y de esa manera exceder el número de bendiciones establecido por los sabios. Además, es importante no exasperar al público mediante la prolongación innecesaria del servicio. Por lo tanto, a priori es bueno establecer la costumbre de no hacer subir más de siete personas, empero, en caso de gran necesidad y a los efectos de evitar ofensas y malentendidos, se puede adicionar personas que suban (Shulján Aruj 282:1-2, Mishná Berurá 4-5).

Desde el punto de vista estrictamente halájico, se puede llamar a leer la Torá a un menor de trece años que entiende a quién se le recita la bendición, a condición de que la mayoría de los que suben sean mayores de edad, siendo esta la usanza de algunas comunidades sefaradíes (Shulján Aruj 282:2, Iejave Daat 4:23). La costumbre ashkenazí y de algunas de las comunidades sefaradíes es de no llamar a la Torá a menores de trece años. Hay también  sefaradíes que siguen la tradición del Arí z´´l de llamar a un menor de trece años en séptimo lugar y no antes (ver Mishná Berurá 282:12, Kaf HaJaím 22). Los yemenitas acostumbran a llamar a la Torá a un menor de trece años en sexto lugar.

07- Haftará (la porción de lectura de los profetas).

Nuestros sabios dispusieron que además de la Torá, se lea también un pasaje de los profetas que esté vinculado a lo que se leyó de la ley de Moshé o al tema del día (en caso de tratarse de un día festivo o ayuno o Rosh Jodesh etc. N. de t.), recitándose una bendición antes y cuatro bendiciones después de la lectura. Esta lectura de los profetas recibe el nombre de Haftará que en hebreo significa «conclusión», pues con ésta, la parte de las lecturas en el servicio llega a su fin.

Esta lectura fue instituida en virtud de una medida persecutoria que prohibía a los judíos leer la Torá so pena de muerte. Dado que el decreto persecutorio no incluía la prohibición de la lectura de los profetas, los sabios de esa generación ordenaron sustituir la lectura original de la Torá de Moshé por la de los libros proféticos de un modo semejante al de la primera, con siete personas que pasan a leer y con el recitado de bendiciones antes y después. Una vez que el decreto persecutorio fue derogado y los judíos volvieron a leer la Torá, se estableció que se continúe leyendo a los profetas cada sábado e inclusive se instituyeron bendiciones a recitar antes y después de la lectura. Dado que en días de la persecución pasaban a leer al profeta siete personas y cada uno leía como mínimo tres versículos, en esta nueva etapa se definió que la Haftará no podía consistir en menos de veintiún versículos. En caso de que el pasaje a ser leído contenga un número de versículos menor al mínimo, de todas maneras se lee hasta concluir con el mismo (Shulján Aruj 284:1, Mishná Berurá 2).

A los efectos de que la lectura de la Haftará no parezca similar en jerarquía a la de la Torá, nuestros sabios dispusieron que quien pasa a leer a los profetas debe primeramente leer algunos versículos de la Torá y luego del profeta, para que de esa manera quede claro que la segunda lectura no es una unidad independiente y equivalente a la primera. Desde un punto de vista estrictamente halájico sería posible que la séptima persona que pasa a leer la Torá también lea la Haftará, empero los juristas tendieron a inclinarse por la opinión que considera que el lector de la Haftará no es parte de los siete que leen la Torá. Por lo tanto, una vez que subieron los siete lectores de la porción de lectura o Parashá, se recita medio kadish finalizando así con la lectura de la Torá y luego se invita a subir al Maftir, quien habrá de leer los últimos versículos de la Parashá ya leída y luego continuará con la lectura de la Haftará.

Hay quienes opinan que la lectura de la Haftará debe ser llevada a cabo de un libro de los profetas escrito con tinta y sobre un pergamino similar al de un rollo kasher de la Torá (Levush). Muchos juristas de las últimas generaciones escribieron que también se puede leer la Haftará de un libro impreso y bueno es leerla de un libro en el cual está impreso todo el texto del profeta y no solo los versículos relevantes. Empero, si no hay disponible semejante tomo, se puede leer la Haftará de un libro en el cual figuran únicamente los versículos en cuestión como es el caso de los «jumashim» que solemos usar en Shabat (Maguén Abraham, Eliahu Rabá, Mishná Berurá 284:1).

Hay comunidades en las que se acostumbra a que todo el público presente lee conjuntamente la Haftará, empero es mejor que quien pasa a leerla o el oficiante lea solo, y todos los demás le escuchen. Quien quiera leer para sí en voz baja puede hacerlo siempre y cuando no moleste a sus vecinos que quieren escuchar la lectura pública.

08- La lectura de la Torá en Minjá de Shabat.

Ezra el escriba instituyó que además de la lectura de la Parashá de la semana en el servicio de Shajarit, se lea también la Torá en Minjá de Shabat. En esta lectura pasan tres personas y leen el inicio de la porción de la semana siguiente. Este mismo pasaje será leído asimismo los siguientes lunes y jueves. Esta lectura es una suerte de preparación e introducción de cara a la lectura de la porción del Shabat siguiente.

Nuestros sabios explican (Tratado de Baba Kama 82(A)) que la razón de esta disposición radica en que los comerciantes y artesanos que estaban todo el día sentados en sus tiendas y no asistían a los rezos de Shajarit en los días hábiles, no se preparaban para la lectura de la Parashá del Shabat siguiente con las lecturas del lunes y el jueves. A los efectos de que la puedan oír aunque sólo sea una vez previo al Shabat, Ezra estableció que se lea en Minjá de ese día pues entonces todos tienen tiempo de asistir (Rashí, Rosh).

Otra de las razones esgrimidas es que se temía que la gente se embriagase durante las comidas de Shabat y luego no estudie Torá. Por lo tanto, Ezra estableció la lectura de Shabat por la tarde para que, por respeto a la misma todos se reúnan en la sinagoga y eviten así el ocio y la embriaguez. A este respecto, le dijo el Rey David al Santo Bendito Sea: Soberano del Universo, no hay en el mundo otra nación como esta, ya que en los demás pueblos cuando se hace un banquete las personas beben hasta emborracharse y luego pasan a las acciones incorrectas. Nosotros a pesar de que comimos y bebimos vamos luego a rezar, tal como está escrito (Salmos 69:14): «Pero en cuanto a mí, sea mi plegaria a Ti oh Eterno en tiempo oportuno. ¡Oh Hashem en la abundancia de Tu misericordia respóndeme con la verdad de tu salvación! Por esta razón este versículo se recita previo a la lectura de la Torá de Minjá de Shabat (Shibolei Haleket).

09-La triple lectura de la Parashá de la semana. (Shnaim Mikrá Veejad Targum)

Además de la lectura de la Torá en la sinagoga, nuestros sabios dispusieron que leamos cada  semana la Parashá, dos veces en hebreo y una vez traducida. Quien así procede es recompensado con una larga vida (Tratado de Brajot 8(A)). En los días en que los sabios establecieron esta disposición, la mayoría de los judíos hablaban arameo y sólo mediante la traducción aramea de la Torá que compuso el prosélito Onkelos, los judíos entendían la Parashá.

A lo largo de las generaciones, los judíos fueron exiliados a diversos países en los que se hablaban diferentes lenguas y el arameo ya no era de uso común. Entonces, surgió la pregunta de si en vez de leer la traducción al arameo no sería mejor leer la Parashá con traducción a la lengua vernácula o con los comentarios de Rashi.

Respecto de las demás traducciones, los juristas coinciden en que no se le aproximan en importancia a la de Onkelos que fue redactada en tiempos de los tanaítas y está originada en Sinaí y por lo tanto con estas no se cumple con el precepto. Empero respecto del comentario de Rashi, los juristas coinciden en que puede sustituir a la traducción de Onkelos puesto que este interpreta los pasajes difíciles de la Torá en concomitancia con la interpretación de la traducción e inclusive se explaya más. Empero hay algunos versículos que Rashi no comenta y estos deben ser leídos tres veces (Mishná Berurá 285:5).

Hay quienes cumplen con este precepto de manera sobresaliente (mehadrín) y leen dos veces en hebreo, una vez la traducción de Onkelos y posteriormente el comentario de Rashi. Esto se debe a que este comentario es muy amplio y cita explicaciones de los sabios a los diferentes pasajes, mientras que la traducción de Onkelos por estar fundamentada u originada en Sinaí es tan trascendente que los cabalistas indican que aunque no se entienda arameo es beneficioso leerla (Shulján Aruj 285:3).

El tiempo para la lectura triple de la Parashá (dos veces en hebreo más la traducción) comienza a correr a partir del servicio de Minjá de Shabat que es cuando se comienza a leer la porción de la semana siguiente. El plazo para concluir con esta triple lectura es hasta el final de la comida matutina de Shabat, ya que Rabí Iehudá Hanasí instruyó a sus hijos a que no se sienten a comer el Shabat por la mañana antes de que terminen de leer la Parashá dos veces en hebreo y una vez traducida. En caso de que ya se haya comido, se puede completar la triple lectura hasta Minjá de Shabat que es cuando se inicia la lectura de la próxima porción. Si no alcanzó a hacerlo puede completar la triple lectura hasta el final del siguiente martes,  ya que los primeros tres días de la semana están vinculados al Shabat anterior. Quien no alcanzó a completar la triple lectura hasta entonces debe poner atención en completarla antes de la conclusión del ciclo de lectura, en el próximo Simjat Torá (Shulján Aruj 285:4).

10- Las diferentes costumbres de la triple lectura.

Hay quienes acostumbran a leer la Parashá los viernes esmerándose en no interrumpir desde el inicio hasta el final de la misma (Arizal, Shelá, Kaf HaJaím 285:3 y 285:15). Otros acostumbran a leer diariamente una de las siete partes en las que la lectura está dividida de modo tal que hasta el Shabat la completan (Gaón de Vilna, Mishná Berurá 285:8). De todas maneras, todo aquel que a lo largo de la semana alcanzó a completar la lectura triple cumplió con el precepto.

A priori, se lee la Parashá en hebreo dos veces y recién después se lee la traducción. Según la tradición del Arí z´´l se lee cada versículo dos veces en hebreo y luego su traducción. Según la tradición del Shelá y el Gaón de Vilna se lee primero cada párrafo dos veces y después la traducción. Cuando hablamos de párrafo (parshiá[1]) nos referimos tanto a abiertas como a cerradas y ambas costumbres son correctas (Mishná Berurá 285:2, Kaf HaJaím 3).

A posteriori, el orden no es crucial y si se leyó primero una vez en hebreo, luego la traducción y posteriormente por segunda vez en hebreo se cumplió con el precepto (Levush, Aruj Hashulján 285:3). Asimismo, quien leyó la Parashá mas no de acuerdo al orden, leyendo primeramente el fin y luego el principio también cumplió. Lo esencial es que todos los versículos sean leídos dos veces en hebreo y una vez traducidos. Asimismo, quien enseña la Parashá a niños no necesita leer la triple lectura, pues es claro que mientras enseña lee los versículos dos veces cada uno y los explica (Shulján Aruj 285:6).

Quien no alcanzó a leer dos veces en hebreo y una vez la traducción hasta el momento de la lectura de la Torá, halájicamente tiene permitido leer triplemente durante la lectura pública (Shulján Aruj 285:5). Empero, hay quienes opinan que no es correcto hacerlo así, y por ende es mejor que lea en voz baja junto al lector oficiante y esta se le considera como una lectura en hebreo (Mishná Berurá 285:14). Los juristas de las últimas generaciones han discutido si considerar o no como una lectura cuando la persona sólo escuchó la lectura pública sin leerla simultáneamente en voz baja (Mishná Berurá 285:2).

En el caso de quien estudia la Parashá con el comentario de Rashi, si le resulta más cómodo un párrafo completo en hebreo y luego el comentario versículo por versículo puede hacerlo así. Mas los versículos que carecen de comentario deben ser leídos una vez más para completar la triple lectura. Si así se quiere, se puede leer primeramente dos veces en hebreo con el comentario de Rashi y al llegar a la lectura pública en la sinagoga se puede leer en voz baja junto al oficiante, y se le computará como la tercera lectura que completa los versículos que carecían de comentario.

Las mujeres están exentas de la lectura de la Torá así como de la triple lectura; de así quererlo pueden sumarse a la lectura pública y estudiar la Parashá y se les considera como mitzvá (Pninei Halajá Tefilat Nashim 2:10).


[1]. Una parshiá es una unidad de texto o párrafo de las 669 en las cuales la Torá está dividida desde Sinaí (n. de t.).

11- Los rezos de Shabat.

La Amidá de Shabat (el rezo que se lleva a cabo de pie y en silencio) incluye siete bendiciones. El formato de las tres primeras y las tres últimas es idéntico al de la Amidá de los días hábiles, y en lugar de las trece bendiciones intermedias se recita una bendición única que habla de la santidad del Shabat y en la que le pedimos a HaShem que vea con bien nuestro descanso, que nos consagre con sus preceptos y que termina con las palabras: «Bendito eres Tú Hashem que santificas el Shabat». El inicio de esta bendición central es diferente en cada uno de los servicios de Shabat: en Arvit comienza con «Atá Kidashta» (Tú santificaste), en Shajarit «Ismaj Moshé» (Que se regocije Moshé) y en Minjá «Atá Ejad» (Tú eres Uno). Quien se confunde e intercambia los inicios diciendo por ejemplo «Ata Kidashta» en Minjá, igualmente cumplió con su deber de rezar puesto que el contenido central de todas las bendiciones centrales es básicamente similar (Shulján Aruj 268:6, Mishná Berurá 14).

Si bien según la halajá se podría recitar en Shabat la totalidad de las bendiciones que se recitan en los días hábiles y agregar una bendición especial en honor al Shabat, es también en honor al Shabat que nuestros sabios no quisieron agobiar a quienes rezan con largas plegarias (Tratado de Brajot 21(A)). Además, no corresponde en Shabat pedir a HaShem por cuestiones mundanales que al hombre le pueden causar pena (Tanjuma, Rashi y Rambám). Por lo tanto, nuestros sabios dispusieron que en vez de las trece bendiciones de pedidos se recite una solamente. Empero, quien por error comienza en Shabat a recitar las bendiciones comunes de los pedidos y se da cuenta en la mitad que es Shabat, ha de concluir la bendición en cuestión y solamente después ha de volver al formato de rezo sabático. Esto se debe a que según la halajá, sería posible recitar las bendiciones comunes de los días hábiles también en Shabat, y quien ya comenzó una bendición de estas, corresponde que la termine (Shulján Aruj 268:2). Quien se equivoca y omite la bendición del Shabat, mientras no haya terminado su rezo puede retornar a la bendición en cuestión y de allí continuar hasta el final del servicio. Empero, si ya terminó de rezar, aunque no haya dado aún los pasos hacia atrás, debe volver a comenzar el rezo desde su inicio (Shulján Aruj 268:5).

Los sabios fijaron también el servicio de Musaf que se corresponde con las ofrendas suplementarias que, en Shabat, se debían sacrificar en el Templo de Jerusalém. En este rezo la estructura es similar a la de los otros tres, las tres primeras bendiciones y las tres últimas son idénticas a las de la Amidá de la semana y la bendición del medio habla de las ofrendas de Musaf y de la santidad del Shabat.

12- «Vaijulú» (Y fueron completados).

En la Amidá del viernes a la noche agregamos el párrafo que inicia con las palabras «Vaijulú», esto es, los tres versículos de Bereshit que nos relatan el primer Shabat de la historia: «Y así fueron acabados (Vaijulú) el cielo y la tierra y todas sus huestes (las estrellas). Y habiendo terminado Elokim el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de todo el trabajo realizado. Y bendijo Elokim el séptimo día y lo santificó porque en él descansó de toda la obra que había creado«(Bereshit 2:1-3).

Dijeron nuestros sabios (Tratado de Shabat 119(B)) que todo aquel que recita «Vaijulú» en el rezo del viernes por la noche, se le considera socio de la creación. El objetivo de la creación es que se revele HaShem en el mundo y lo bendiga, siendo éste el tema central del Shabat. Cuando un judío recita «Vaijulú» da testimonio sobre la creación del mundo y la santidad del Shabat,  realizando así la finalidad última de la creación agregando bendición al mundo.

Además, nuestros sabios dijeron que todo aquel que recita «Vaijulú» es acompañado por dos ángeles que posan sus manos sobre su cabeza y le dicen: «tu iniquidad te ha sido quitada y tu pecado ha sido expiado» (Ishaiahu 6:7). El «Shabat» está vinculado a la «teshuvá» o retorno y esto se expresa en la similitud de letras que conforman ambos vocablos ((שבת-תשובה. En Shabat recordamos al Creador del universo y retornamos a todas las buenas aspiraciones que anidan en nuestra alma. Quien recita el «Vaijulú» el viernes por la noche expresa de esa manera el más profundo significado del Shabat, y en virtud de ello accede a la verdadera teshuvá y sus trasgresiones son expiadas.

Además del recitado del «Vaijulú» durante el rezo en voz baja del servicio de Arvit, tras la Amidá todo el público lo repite en voz alta y de pie (Shulján Aruj 268:7). Esto se debe a que si un día festivo de la Torá (Yom Tov) cae en Shabat, en el rezo de Arvit se menciona al Shabat en contadas palabras y no se recita el «Vaijulú». A los efectos de no perder en esos sábados su recitado, los sabios establecieron que todos los Shabatot del año, después del rezo se recite el pasaje en cuestión. Otros agregan otra razón para el recitado en voz alta y es el recordar la creación del mundo.

Además, recitamos el «Vaijulú» por tercera vez durante el Kidush de la noche. En diferentes oportunidades vemos en la tradición judía que algo importante se repite tres veces.

13- «Maguén Avot» y Me´ein Sheva«.

Nuestros sabios establecieron que tras concluir Arvit de Shabat, el oficiante del servicio recite la bendición de «Me´ein Sheva«, que es una suerte de repetición del rezo de la «Amidá» pues contiene una síntesis de las siete bendiciones de la Amidá de Shabat. Esta disposición tiene su origen en el hecho de que en el pasado, la mayoría de las sinagogas estaban ubicadas en el radio suburbano y era peligroso que una persona vuelva caminando sola a su casa. Los sabios temieron que alguien se demore en su oración, termine después que el grueso de la congregación y retorne solo a su hogar poniéndose así en peligro. Por lo tanto, dispusieron que el oficiante recite la bendición «Me´ein Sheva» y de esa forma se extienda la presencia del público en la sinagoga. De mientras, quienes rezan más despacio tienen tiempo paras terminar junto a todos y pueden así volver acompañados.

Si bien hace ya unos mil años que acostumbramos a construir las sinagogas en las ciudades, la disposición rabínica sigue en pie, y por lo tanto el oficiante tras el rezo de Arvit en voz baja recita la bendición «Me´ein Sheva«. Empero, si se junta un minian para rezar en una casa de familia como en el caso de la casa del novio o la casa del doliente, esta bendición no se ha de recitar puesto que la disposición está destinada únicamente para sinagogas (Shulján Aruj 268:10).

Hay quienes opinan, fundamentándose en la kabalá, que si bien los sabios justificaron su disposición con las razones arriba mencionadas, el motivo esotérico radica en el hecho de que en Shabat es necesario que haya una especie de repetición de la Amidá de Arvit. Por esta razón la disposición rabínica no está circunscrita a la sinagoga, sino que «Me´ein Sheva» debe ser recitada en cada sitio donde haya un minian (Ben Ish Jai, Kaf HaJaím 268:50). Esta es la usanza de quienes se conducen de acuerdo a la kabalá. Sin embargo, la mayoría de los juristas se inclinan por la primera opinión, esto es, que «Me´ein Sheva» no se recita allí donde no funciona un minian fijo. Solamente en Jerusalém se recita «Me´ein Sheva» en un minian que no es fijo pues toda la ciudad es considerada como una gran sinagoga.

Esta bendición le corresponde al oficiante y por eso el pasaje que toda la congregación recita en voz alta, «Maguén Avot«, debe ser repetida posteriormente por éste en carácter de solista (Mishná Berurá 268:22).

Los juristas de las últimas generaciones discutieron respecto de si el oficiante debe flexionar sus rodillas e inclinarse al iniciar la bendición. Unos opinan que dado que esta bendición sustituye a la repetición de la Amidá por parte del oficiante, se le considera como un rezo y por lo tanto corresponde que flexione sus rodillas y se incline al comenzarla tal como lo hace en el caso de un rezo de Amidá. Otros opinan que su status no es similar al de la repetición del oficiante y por lo tanto la flexión y la inclinación no son necesarias. Cada quien que siga con su tradición.

14- «Kabalat Shabat» y otras adiciones a los rezos.

Hace más de cuatrocientos años los cabalistas en Tzfat comenzaron a recibir el Shabat con cánticos y salmos. Dado que el Pueblo de Israel quería dar expresión al alma suplementaria que se suma a la persona al iniciarse el Shabat (neshamá ieterá), esta costumbre de los cabalistas de Safed fue adoptada por todas las comunidades y recibe el nombre de rezo de «Kabalat Shabat» (recibimiento del Shabat). En esos días vivía en Tzfat el Rabino Shlomó Alkabetz, quien compuso el maravilloso poema «Lejá Dodí» con el que actualmente se recibe el Shabat en todas las sinagogas.

El Arí z´´l acostumbraba a recibir el Shabat en el campo junto a sus discípulos mirando hacia el Oeste, dirección en la cual el sol se pone y tal como dicen nuestros sabios (Tratado de Baba Batra 25(A)) que en esa dirección se encuentra la mayor revelación de la Divina Presencia («Ikar Shejiná baMaarav«). Esta costumbre de pararse en dirección al Oeste mientras se recita la última estrofa del poema «Leja Dodí» y en la que se da la bienvenida a «la novia» fue adoptada en las diferentes sinagogas. De esta manera aunque la puerta de la sinagoga esté orientada en otra dirección hay que girar y pararse de cara al oeste. Otros acostumbran a girar en dirección de la puerta de la sinagoga aunque esta no esté ubicada en dirección Oeste, como forma de expresar que el Shabat es un invitado que entra por la puerta principal.

Hay una tradición antigua del medioevo de recitar el capítulo de la Mishná de Shabat «Bamé Madlikin» (Shulján Aruj 270:1). Al final de este pasaje nuestros sabios dicen: «tres cosas debe declarar un hombre en su casa en vísperas del Shabat al oscurecer, ¿habéis separado diezmos?, ¿habéis hecho el Eruv?, ¡Encended la vela!». Hay quienes acostumbran a no recitarlo y otros acostumbran a leer un pasaje del Zohar que se inicia con la palabra «Kegavna«.

Desde la Edad Media (tiempo de los «rishonim») se acostumbra a agregar «cánticos de alabanza» (pesukei dezimrá) antes de la Amidá de Shajarit, y se eligieron salmos que mencionan la creación del mundo y la entrega de la Torá, ya que el Shabat rememora la acción creadora del universo y la Torá fue entregada un día sábado. Antes de la bendición de «Ishtabaj» que finaliza la sección de los «cánticos de alabanza», se adiciona la plegaria «Nishmat Kol Jai» en la cual se recuerda la salida de Egipto puesto que el Shabat rememora el Éxodo (Tur Oraj Jaím 281, Levush).

Las mujeres están exentas del precepto de rezar con minian y de recitar los agregados dispuestos por los sabios, mas deben recitar las bendiciones matinales (bircot hashajar) así como rezar la Amidá tanto de Shajarit como de Minjá. En caso de que ellas hayan rezado una Amidá en el día – cumplieron. A posteriori, las mujeres cumplen recitando únicamente las bendiciones matinales (Peninei Halajá Hiljot Nashim 2:5). Si una mujer tiene disponibilidad, es bueno que en Shabat asista a la sinagoga (ídem 20:2).

15- La costumbre del saludo sabático al rabino.

«Dijo Rabí Itzjak: una persona debe saludar a su rabino en las fiestas de peregrinación» (Tratado de Rosh Hashaná 16(B)). La razón del precepto es estrechar el vínculo con el rabino para así reforzar el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot. Los días sagrados son los más apropiados para afirmar la relación con los temas espirituales. Es así que la costumbre judía desde tiempos ancestrales, y así lo vemos en el relato bíblico de la mujer de Shunem,  que cuando su marido la vio salir dela casa para acudir a lo del profeta Elisha en un día de semana le preguntó: «¿por qué acudes a él hoy que no es ni Rosh Jodesh ni Shabat?» (Melajim II 4:23). Esto implica que en Rosh Jodesh y en Shabat iba a ver a su profeta o rabino.

Los sabios medievales entendieron que el cumplimiento del precepto depende de la distancia. Quien vive lejos de lo de su rabino debe saludarlo aunque sea en las fiestas de peregrinación tal como lo indicó Rabí Itzjak.  Quien vive más cerca debe ver a su rabino aunque sea una vez al mes, y quien es prácticamente vecino debe verlo al menos cada Shabat (según Rabenu Jananel y el Ritba, ver Beur Halajá 301:4 en el párrafo que inicia con la  palabra להקביל). En virtud de esta instrucción se acostumbra hoy día ir a saludar al rabino al finalizar el servicio y desearle «Shabat Shalom». Pensamos que quien asiste a la disertación del rabino se les puede considerar como que lo viene a saludar.

El Rabino Tzví Iehuda Hacohen Kuk, de bendita memoria, explicó que si bien las mujeres no están obligadas a estudiar Torá en todos sus detalles, desde el punto de vista de su vínculo a la Torá y los estudiosos de la misma, son superiores a los hombres. La prueba es que cuando el Pueblo de Israel se paró ante el Monte Sinaí, HaShem le ordenó a Moshé que hable primero a las mujeres y luego a los hombres, tal como está escrito (Shemot 19:3 y Mejilta): «Así dirás a la casa de Yaakov- se refiere a las mujeres, «esto anunciarás a los hijos de Israel» – se refiere a los hombres».

Por lo tanto, no es casualidad que el precepto de saludar al rabino en las fiestas y en Shabat se aprende de la mujer de Shunem puesto que como vimos, el vínculo de las mujeres a la Torá es más profundo que el de los hombres. Estos se ocupan más de los detalles de las halajot y los preceptos de la Torá, mientras que las mujeres están más ligadas a sus ideas y principios generales (Peninei Halajá Tefilat Nashim cap. 3 y 7:2).

01- «Recordarás» y «Guardarás» (Zajor ve Shamor).

Tal como ya vimos (cap. 1 inciso 8) el Shabat tiene dos preceptos centrales que lo constituyen, «Recordarás» y «Guardarás». En virtud del cumplimiento del precepto de «Guardarás» nos abstenemos de realizar toda labor, y de esa forma se genera un espacio vacío en el alma, el cual se nos ordenó llenar con el contenido positivo del precepto de «Recordarás», que implica recordar la santidad del Shabat para de esa manera conectarse a los fundamentos de la fe. Durante los seis días hábiles actuamos en el mundo exterior, mientras que en Shabat retornamos a nuestro ámbito interior, a nuestra alma, y de esa manera retornamos a los fundamentos de la fe.
El primer elemento que recordamos en el Kidush es la creación del mundo y el segundo la salida de Egipto. Hay personas que admiten que HaShem creó el mundo, mas niegan la idea de que tras la obra creadora siga vivificando constantemente a Su obra. En la salida de Egipto se manifestó claramente la providencia de HaShem, y se supo que el Eterno se revela en el mundo mediante Su pueblo Israel, siendo este el significado del segundo elemento recordado en el Kidush.
Estos dos elementos presentes en el Kidush aparecen en las dos versiones del precepto del Shabat en los Diez Mandamientos. En la porción de «Itró» aparece el precepto de «Recordarás» el cual enfatiza la idea de la creación del mundo, tal como está escrito (Shemot 20:8, 20:11): «Te acordarás del Shabat para santificarlo… porque en seis días hizo el Eterno el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos; por eso bendijo el Shabat y lo santificó». En la segunda versión que aparece en la porción de «Vaetjanán», el precepto que figura es el de «Cuidarás» y allí se menciona el elemento de la salida de Egipto, tal como está escrito (Devarim 5:12; 5:15): «Guardarás el Shabat para santificarlo… acuérdate que fuiste siervo en la tierra de Egipto y que el Eterno tu Dios te sacó de allí con mano poderosa y brazo extendido. Por consiguiente el Eterno tu Dios te ordena que guardes el día del Shabat». Aquí vemos que existe relación entre el cuidado del Shabat y la salida de Egipto, en ambos se manifiesta el alma de origen Divino, y de esa manera somos liberados de la servidumbre de Egipto y de la servidumbre al trabajo.
La esencia del precepto «Recordarás» se cumple mediante el recitado del Kidush y de esta manera se extiende sobre todo el Shabat, tal como está escrito (Shemot 20:8): «Te acordarás del Shabat para santificarlo». Esto se refiere a que todo el Shabat sea santificado para recordar en él los fundamentos de la fe y estudiar Torá, conjuntamente con el placer de las comidas sabrosas y el descanso reparador. También en los otros días de semana es preceptivo recordar al Shabat y santificarlo, esto es, honrarlo más que a todos los demás días y prepararse para ir a su encuentro mediante la preparación de platillos deliciosos, una especial higiene corporal, el lavado de ropa y el ordenar la casa (ver Rambán a Shemot 20:7, arriba cap. 2 incisos 1-6).
El precepto del Shabat es igualmente obligatorio para hombres y mujeres. Si bien la regla general indica que las mujeres están exentas de los preceptos positivos marcados por el tiempo y «Recordarás» entra en esa categoría; sin embargo las mujeres están preceptuadas de recordar el Shabat ya que sus dos fundamentos que son «Recordarás» y «Guardarás» fueron dichos en una misma expresión (dibur ejad) y están inseparablemente entrelazados. Por lo tanto, así como las mujeres deben cumplir con el precepto «Guardarás» que es de índole restrictivo, deben también cumplir con «Recordarás» a pesar de ser de corte positivo y temporal.
Vemos así que la obligación de la mujer en este precepto equivale a la del hombre por lo que al recitar el Kidush puede hacer cumplir a este con el precepto. Empero un niño o niña menores de la edad requerida para el cumplimiento de los preceptos no pueden recitar el Kidush para adultos, ya que en el caso de niños, aún cuando entiendan cabalmente la idea del Shabat, su obligación es únicamente rabínica, por lo que no pueden hacer cumplir con su recitado a quien tiene obligación por la Torá (Shulján Aruj 271:2).

02- ¿Cómo se cumple con el precepto de «Recordarás»?

De acuerdo con la Torá todo aquel que recuerda en Shabat la santidad del día, que es alusión a la creación del mundo, cumplió con el precepto de «Recordarás». Sin embargo, los sabios quisieron que todos los judíos cumplan el precepto de modo completo y exacto, por lo cual los miembros de la Kneset Haguedolá redactaron el Kidush con un formato de bendición por la santidad del Shabat, y a los efectos de que se recite con honor y deleite decretaron que este sea acompañado de una copa de vino conjuntamente con la comida. Hay quienes opinan que es precepto de la Torá recordar la santidad del Shabat con algún alimento o bebida que deleitan o alegran. Se acostumbró a que antes de la bendición del Kidush se recite «Vaijulú» (Bereshit 2:1-3, ver arriba cap. 5 inciso 12).
Según la opinión de muchos juristas, además del precepto de recordar el Shabat con el Kidush al iniciarse el día de descanso, «Recordarás» implica el deber de recordarlo también al salir. Al entrar el Shabat el deber es recordar su santidad y su esencia, mientras que al salir es preceptivo diferenciar entre la santidad del Shabat y la de los días hábiles. Por lo tanto, de acuerdo a la opinión de muchos juristas, la Havdalá que recitamos al concluir el Shabat es un precepto de la Torá. Empero, al igual que en el caso del Kidush, si bien para cumplir alcanza con la simple mención oral, los sabios dispusieron que se recite junto a una copa de vino (Rambám, Mishná Berurá 296:1, ver más adelante cap. 8 inciso 1).
Nuestros sabios dispusieron además un Kidush suplementario de día, para así honrar al Shabat y darle un carácter particular entre las demás jornadas. Al comenzar la comida con el recitado del Kidush queda manifiesto que se trata de una comida importante y especial en la que recordamos la santidad del Shabat.
Dado que con este Kidush suplementario no se cumple con el precepto de «Recordarás», los sabios no dispusieron una bendición especial. Antes de bendecir el vino con su bendición correspondiente «Boré Perí Haguefen», se acostumbra a recitar antes algunos versículos vinculados al Shabat. Este Kidush es denominado «Kidusha Raba» que significa «gran Kidush» como eufemismo invertido («lashón saguí nahor») por cuanto que el Kidush de la noche es más importante (Mishná Berurá 289:3).
Si bien la comida del día es más importante que la de la noche (ver adelante cap. 7 inciso 4), el precepto de «Recordarás» lo cumplimos en la cena pues esta es contigua al inicio del día sagrado, y por eso ni bien se concluye con el rezo de Arvit hay que apresurarse a ir a la casa a recitar Kidush (Shulján Aruj 271:1; 3). Quien no alcanzó a recitar el Kidush por la noche no se perdió de cumplir el precepto, ya que puede hacerlo de día antes de la comida de la mañana, mas ha de omitir el párrafo de «Vaijulú» ya que esos versículos están relacionados a la noche de Shabat (Shulján Aruj y Ramá 271:8). Si tampoco recitó el Kidush antes de la comida de la mañana, podrá hacerlo mientras no se haya puesto el sol, y deberá tener cuidado de comer algo inmediatamente después (ver adelante inciso 10).
Dado que de acuerdo a lo que vimos anteriormente, alcanza con la palabra para cumplir con el precepto de recordar al Shabat, hay quienes opinan que en el rezo de Arvit del viernes por la noche, en la cuarta bendición de la Amidá se cumple con el precepto de recordar según la Torá (Maguen Abraham). Empero, hubo juristas que disintieron por dos razones: la primera obedece a que habitualmente al recitar la cuarta bendición de la Amidá del viernes por la noche no ponemos la intención de cumplir con el precepto de recordar al Shabat, y los preceptos para su cumplimiento requieren de la intención adecuada (Shulján Aruj Oraj Jaím 60:4). La segunda obedece a que posiblemente, en el Kidush de Shabat se debe recordar la salida de Egipto y en la Amidá del viernes por la noche este evento no es mencionado. Por lo tanto, en la práctica, el precepto de la Torá lo cumplimos tal como lo estipularon nuestros sabios con una copa de vino (Mishná Berurá 271:2, Beur Halajá ahí). Además, hay quienes opinan que de acuerdo a la Torá el Kidush debe ser con vino (Rashi y Ran sobre el Rif Shabat 10:1).

03- Kidush con vino.

Los sabios dispusieron que el Kidush se recite con vino, pues se trata de la bebida más importante ya que alimenta y alegra. Vimos que hay diferentes preceptos que se cumplen con alegría, y los sabios dispusieron que se cumplan acompañados de una copa de vino, como en el caso de la bendición del compromiso de una pareja (Erusín), las siete bendiciones del casamiento o la bendición posterior al Brit Milá. El status especial del vino se manifiesta en el hecho de que se le adjudicó una bendición separada, pues para todas las bebidas bendecimos «Shehakol Nihiá Bidvaró» y al finalizar «Boré Nefashot», mientras que por el vino bendecimos antes «Boré Perí Haguefen» y después la bendición de «Me´ein Shalosh». Otra halajá que evidencia el status especial del vino es la que indica que con la bendición por el vino quedamos liberados de bendecir por cualquier otra bebida.
A priori, a los efectos de cumplir con el precepto con excelencia («Hidur Mitzvá»), se debe recitar el Kidush con un vino bueno cuyo sabor sea del agrado del oficiante. Quien carece de vino por la noche puede recitar Kidush sobre las «jalot» (pan), y de día puede emplear cualquier bebida alcohólica como ser cerveza o vodka. Si también carece de una bebida de este tipo puede recitar el Kidush de la mañana sobre las «jalot».
El recitado del Kidush con vino implica una profunda significación. Habitualmente, la santidad se revela en el mundo espiritual con ponderación y seriedad. En el mundo físico resaltan más vistosamente las pasiones carnales, la inclinación al mal, el orgullo y la mofa. Por esta razón, muchas veces los hombres espirituales de entre las naciones tienden a alejarse de la alegría y el regocijo, no sea que estos les conduzcan al cultivo de las pasiones bajas del cuerpo. No así en el Pueblo de Israel, nosotros santificamos el Shabat con vino para demostrar que la espiritualidad del día se manifiesta por igual en el mundo material y en el espiritual. La alegría y el regocijo, cuando son correctamente orientados, pueden ser socios en la manifestación de la espiritualidad en el mundo. Este es el tema central del Shabat, revelar la santidad mediante el estudio de la Torá y la ingestión de comidas sabrosas, con rezos y Kidush acompañado de vino. Sobre esto dijeron nuestros sabios (Pirké de Rabí Eliezer 19): «todo aquel que bendice y recita el Kidush con vino en las noches del Shabat, se prolongan sus días en este mundo y en el venidero».

04- Vinos aptos para Kidush.

Las leyes referentes al vino para Kidush las aprendemos de las halajot de la libación del vino sobre el altar en el Templo de Jerusalém. Por esta razón, todo vino que en virtud de algún defecto no sea apto para ser libado en el altar, tampoco puede ser empleado para el Kidush. Por ejemplo, un vino que estuvo descubierto durante horas tanto en una copa como en una botella destapada no puede ser empleado para Kidush. Lo mismo ocurre con un vino que huele mal (Shulján Aruj 272:1, Mishná Berurá 3).
Empero, vinos que a posteriori puedan ser usados para libación en el Templo, sirven a priori para Kidush. Por ejemplo, un vino dulce que fue elaborado con uvas que fueron endulzadas en demasía por el calor del sol, por cuanto que a posteriori sirve para libación en el Templo puede ser utilizado a priori para Kidush. Lo mismo ocurre con el jugo de uva. Sin embargo, lo mejor es cumplir con el precepto del Kidush mediante un vino de buena calidad que contiene alcohol y alegra (Shulján Aruj 272:2, Mishná Berurá 5).
Hay vinos que no son aptos para libaciones en el Templo pues contienen mezclas de otros ingredientes, empero sirven para Kidush. Por ejemplo, un vino que está mezclado con agua no sirve para libar en el altar del Templo pero sí es apto para Kidush; más aún, es bueno que el vino de Kidush esté un poco rebajado con agua para suavizar así su sabor. Sin embargo, nuestros vinos actuales no es necesario rebajarlos pues no son tan fuertes como los antiguos (Shulján Aruj y Ramá 272:5).
Hay quienes opinan que si el vino fue mezclado con agua de modo tal que ésta pasó a ser mayoritaria, no se le considera ya vino y no es apto para Kidush. Hay juristas que son más flexibles en esta cuestión siempre y cuando la mezcla siga sabiendo a vino. En el caso de los vinos supervisados por el Rabinato, se pone especial cuidado en que el vino sea mayoría en la mezcla y de esa manera son aptos para Kidush según todas las opiniones.
En el caso de vino cocido («Mevushal» en hebreo) o vino al que se le agregó azúcar o miel, no es apto para ser libado en el altar del Templo pues perdió su textura original. Hay quienes opinan que así como estos vinos no son aptos para ser libados, de la misma manera no sirven para Kidush (Rambám). La opinión mayoritaria es que estos vinos son aptos para Kidush, puesto que la cocción o la adición de azúcar tuvieron por cometido mejorar su sabor. En la práctica, se cumple con el precepto del Kidush mediante vinos cocidos o endulzados como es el caso del «Conditón» (קונדיטון). Más aún, si se posee vino natural pero se prefiere el sabor del endulzado se puede recitar el Kidush con éste último (Shulján Aruj y Ramá 272:8). A muchos vinos dulces no se les adiciona azúcar y su dulzura se deriva del tipo de uvas empleado en su elaboración. Según todas las opiniones, éstos sirven para Kidush.
Hay quienes opinan que el vino para Kidush debe ser tinto y el blanco no es apto (Rambán), sin embargo, la mayoría de los juristas opinan que se puede recitar Kidush con vino blanco y así fue definido por el Shulján Aruj (272:4). En caso de que se disponga de dos vinos, uno tinto no muy sabroso y uno blanco de categoría, para cumplir con todas las opiniones de los diferentes juristas, se pueden mezclar ambos y de esa manera obtendrá un vino tinto y sabroso (es mejor verter el blanco en el tinto como se verá más adelante en el cap. 12 inciso 10).

05- La cantidad de vino que debe tener la copa sobre la que se recita la bendición.

A los efectos de cumplir con el precepto del Kidush, la copa debe contener una cantidad de vino que indique importancia para que la bendición tenga sobre qué recaer. La cantidad mínima que debe contener toda copa sobre la cual se recita la bendición de un precepto («kos shel berajá») es el volumen de un huevo y medio (reviit halog). Si la copa contiene menos vino no se cumple con el precepto (Talmud Babilonio tratado de Shabat 76(B), Pesajim 107(A), 108(B), Maguén Abraham 271:32).
Es comúnmente aceptado que la medida de volumen de un huevo y medio de la que escribió el Rambám equivale a 86 mililitros (Rab Jaim Naé), empero mediciones exactas indican que la medida de la que habló equivale a 75 mililitros. Hay quienes son de opinión más estricta y entienden que los huevos de la actualidad son más pequeños que los de antaño, habiéndose reducido a cerca de la mitad del volumen original, por lo que la medida mínima de vino debe ser 150 mililitros (Jazón Ish). En la práctica, para la halajá, básicamente se permite recitar el Kidush sobre 75 mililitros; aunque muchos de los ashkenazíes son a priori más estrictos y cuidan que la copa contenga 150 mililitros.
Tras concluir la bendición, quien recitó el Kidush debe ingerir una cantidad de vino equivalente a la medida antigua de «un trago completo» («meló logmav»), que es la cantidad de vino que satisface razonablemente o conforma a quien lo ingiere. Un trago completo equivale a la cantidad de vino que puede llenar la cavidad bucal cuando se infla una sola mejilla. Esta cantidad es, por lo menos, la mayor parte de un «reviit halog», o sea por lo menos 38 mililitros. En el caso de una persona que tiene boca grande debe beber más, ingiriendo una cantidad que llene su cavidad bucal. En la mayoría de los casos, esta cantidad equivale a unos 50 ó 55 mililitros, y por más corpulenta que sea la persona no necesita ingerir más de 75 mililitros.
En caso de que quien recita el Kidush no pueda ingerir un «trago completo», uno de los participantes puede sustituirlo en la ingestión. A posteriori, si quien recitó el Kidush y los demás presentes bebieron conjuntamente la cantidad de un trago completo, cumplieron con el precepto a pesar de que ninguno de ellos, por separado, bebió solo la cantidad mínima (Tratado de Pesajim 107(A), Shulján Aruj 271:14, Mishná Berurá 73).

06- Leyes referidas a la copa.

Nuestros sabios dispusieron que se reciten diferentes bendiciones acompañadas de una copa de vino, como en el caso de la bendición del compromiso («kidushín»), del matrimonio («nisuín»), bendición para después de comer («birkat Hamazón»), Kidush y Havdalá. Dado que sobre esa copa se recita una bendición en honor a HaShem, corresponde que esta sea bonita y vistosa. Respecto de ésta, los sabios establecieron una serie de reglas.
La copa debe estar entera, sin defecto ni rotura tanto en su borde como en su base. Si no se dispone de una copa entera, a posteriori se puede recitar la bendición sobre una copa que tiene algún defecto. Mas si posee una rajadura por el cual el vino se filtra o si no tiene una capacidad de al menos un «Reviit» no es apta (Shulján Aruj 183:3, Mishná Berurá 11, Shaar Hatziún 14).
Cuando se dispone de varias copas, corresponde escoger para la bendición la más bonita. Muchos procuran emplear copas de plata. Cuando la única copa disponible es una desechable sencilla, a posteriori se puede recitar la bendición con ésta.
La copa debe estar perfectamente limpia. Si alguien ya bebió de la misma o se ensució de alguna otra manera, debe ser enjuagada por dentro y por fuera (Shulján Aruj 183:1). Si no es posible enjuagarla, a posteriori se la puede limpiar con una servilleta (Mishná Berurá 1).
Para recitar la bendición alcanza con una copa que pueda contener un «reviit», empero, si ésta tiene una capacidad mayor se la debe llenar de vino, pues esto es en honor de la bendición. Hay quienes acostumbran a llenar la copa hasta los bordes, de manera tal que durante el recitado en el algún momento algo de vino desborde. Sin embargo, nos parece que lo mejor es llenar la copa hasta cerca del borde de modo que no se vuelque vino durante el recitado y esta es la copa llena a la que se referían los sabios (Tur Zahav 183:4, Shulján Aruj Harav 4, Mishná Berurá 183:9. Asimismo esto se desprende de la Guemará de Berajot 52(B) según la explicación de la Escuela de Hilel).
Si alguien ya bebió del vino cuando estaba en la copa o si alguien bebió del pico de la botella el vino restante en la copa o en la botella se considera deteriorado y no es apto para una copa de bendición. En caso de necesidad se puede acondicionar el vino estropeado adicionándole vino apto y de esa forma estamos ante un nuevo vino. Si el vino está muy fuerte se le puede rebajar con agua. A posteriori, cuando no hay forma de repararlo se puede recitar Kidush con vino dañado (Shulján Aruj 182:3-7).
Nuestros sabios dijeron (Tratado de Berajot 51(A)) que la copa debe ser tomada primeramente con las dos manos para expresar así lo agradable que nos resulta. Luego, a la hora de recitar el Kidush debe ser sostenida por la mano derecha únicamente, que es la mano más importante. La copa debe ser sostenida con todos los dedos para que estos la rodeen y ha de ser elevada por lo menos un palmo por sobre el nivel de la mesa, para que sea visible a todos los presentes. Se debe mirar la copa para no distraerse. En caso de necesitar leer el Kidush, puede dirigir su vista al Sidur y lo mejor será colocarlo cerca de la copa así ambos son abarcados por la mirada. Tras beber del vino, el oficiante ha de dar de beber a su mujer para que de esa manera la bendición se expanda a ambos (Shulján Aruj 183:49).

07- El reparto de vino a todos los presentes.

A los efectos de cumplir con el precepto del Kidush, quien lo recita o cualquiera otro de los presentes debe ingerir un trago entero («meló logmav») de vino (tal como se vio en el inciso 5), y las demás personas que escucharon el recitado cumplen aunque no hayan bebido. Se cumple el precepto con excelencia si cada uno de los presentes prueba del vino del Kidush (Shulján Aruj 271:14).
A priori, se debe tener cuidado de no verter en las copas de los presentes vino de la copa del Kidush de la cual ya bebió quien lo recitó, puesto que aprendimos en el inciso anterior que un vino del cual alguien ya bebió se considera estropeado y no es digno de que se recite sobre este una bendición. Sin embargo, mientras los miembros de la familia beben de la copa del Kidush no se le considera estropeado, por cuanto que se considera como una sola ingestión y sólo cuando se pasa de la copa del Kidush a otra copa, pasa a ser no apto (Sha´arHatTziún 271:89, Mishná Berurá 182:24).
Cuando se desea verter vino de la copa del Kidush a las de los demás presentes, se debe a priori agregar un poco de vino de la botella y de esa forma el vino se lo considera acondicionado y se le puede servir a los demás comensales (Shulján Aruj 182:6, Mishná Berurá 271:82, Sha´ar Hatziún 89). Hay quienes acostumbran a que quien recita el Kidush vierte de la copa principal la cantidad de un trago completo en otra copa (ver inciso 5) de la cual bebe, y de esa manera la copa del Kidush no se estropea y de esta se puede servir a las de los demás comensales. Normalmente se debe agregar vino a la copa del Kidush a los efectos de que alcance para servir a todos.
Existe otro método y consiste en servir un poco de vino en las copas de los comensales con anterioridad al recitado del Kidush, y tras la bendición todos beben de ellas. En este caso no es necesario que el oficiante vierta de su copa en las de los demás, por cuanto que al momento de recitar el Kidush había ya vino en las diferentes copas y se lo considera vino del Kidush. Este método encierra dos ventajas: a) se acorta el tiempo que transcurre entre el recitado y la ingestión, y b) no hay posibilidad de que el vino se estropee. Este método es muy práctico, especialmente cuando el público es grande o cuando hay invitados a quienes quizás incomode beber del vino de una copa usada por otro (Shulján Aruj 271:16 y 17, Mishná Berurá 83. Por cuanto que no tienen los comensales un reviit en cada copa han de beber junto al oficiante, Shomer Shabat Kehiljatá 48 observación 74).
Aunque quienes escuchan el Kidush no beberán después del vino, deben mantener silencio durante el recitado hasta que el oficiante haya ingerido un trago completo. A posteriori, si hablaron antes de que el oficiante haya bebido el trago completo, cumplieron con el precepto (Shomer Shabat Kehiljatá 48:6). Si desean beber del vino deben mantener el silencio hasta que lo hagan.

08- Diferentes costumbres referentes al Kidush y la cobertura de las Jalot.

La costumbre más extendida es ponerse de pie durante el recitado del Kidush del viernes por la noche, pues este tiene un elemento de prestación de testimonio respecto de la creación del mundo (recordemos que en el derecho judío el testigo se pone de pie). El Arí Z´´l, basado en razones esotéricas, indicó que el Kidush de la noche se debe recitar de pie, y esta es la usanza de los sefaradíes y los jasídicos ashkenazíes (Shulján Aruj 271:10, Kaf HaJaím 62). La costumbre ashkenazí es de mantenerse sentado durante el Kidush para que este sea recitado allí donde se come ya que la comida se ingiere en posición de sentados. Además, al estar sentados tanto el oficiante como los comensales se consideran un grupo unido. Hay ashkenazíes que cumplen esta mitzvá con excelencia, poniéndose de pie cuando se recitan los versículos de «Vaijulú» y luego toman asiento (Mishná Berurá 271:46, Shmirat Shabat Kehiljatá 47:28).
En el Kidush de la mañana la opinión mayoritaria indica que es preferente tomar asiento y si bien esta es la usanza de la mayoría de las comunidades, hay quienes acostumbran a recitarlo de pie, y su costumbre no trasgrede norma alguna.
Si bien la mujer puede recitar el Kidush al igual que un hombre, se acostumbra a que éste recite para toda la familia. Cuando varios caballeros jefes de familia comen juntos, lo mejor es que uno recite el Kidush para todos pues «la multitud del pueblo glorifica al rey» (Shulján Aruj 167:11).
Se acostumbra a cubrir las «Jalot» durante el recitado del Kidush, pues la regla indica que cuando tenemos delante nuestro pan y vino y queremos ingerir de ambos, se recita primero la bendición del pan y luego la del vino pues el pan es más importante. A la hora de recitar el Kidush debemos anteponer el vino al pan, y para no violentar la regla antes mencionada cubrimos las Jalot. Cuando tenemos delante nuestro artículos panificados o de harina («mezonot»), debemos cubrirlos durante el Kidush pues estos también anteceden al vino en el orden de las bendiciones. Cuando se sirve un Kidush público al finalizar el servicio religioso, todo aquél que piensa beber del vino tras el recitado, debe de cubrir los pasteles o galletas que tiene delante de él. Quien no tiene intención de beber del vino tras el Kidush no precisa cubrir sus «mezonot» (ver Shmirat Shabat Kehiljatá 47:125). De acuerdo con esta idea, no es necesario que las Jalot estén en la mesa durante el Kidush, y sólo si ya fueron colocadas es menester cubrirlas.
Hay quienes ofrecen otra explicación a la costumbre de cubrir las «jalot». Estas son dos y aluden a la porción doble de maná que caía en el desierto el viernes, y alcanzaba para ese día y para el Shabat. Asimismo, el maná caía envuelto por arriba y abajo con una capa de rocío, y en recuerdo de esto colocamos las «jalot» sobre el mantel y las cubrimos con un paño. De acuerdo a esta explicación, hay quienes se preocupan de colocar las «jalot» en la mesa antes de iniciar con el Kidush en recuerdo del Maná, y hay quienes las mantienen cubiertas hasta concluir la bendición de «Hamotzí». De acuerdo a esta idea, hay quienes acostumbran a cubrirlas también antes de la tercera comida o «Seudá Shelishit» (Mishná Berurá 271:41, Aruj Hashulján 271:22).

09- La prohibición de comer y beber antes del Kidush.

Dado que Shabat ya se inició, debemos apresurarnos para cumplir con el precepto de «Recordarás» (Zajor) mediante el recitado del Kidush con una copa de vino. Nuestros sabios dispusieron que no se coma nada antes del Kidush, e inclusive beber un poco de agua está prohibido. Empero está permitido lavar la boca con agua o tomar una medicina (Shulján Aruj 271:4, Mishná Berurá 13, Shmirat Shabat Kehiljatá 52:3).
Esta prohibición entra en vigor con el inicio del Shabat. Por lo tanto, en el caso de la mujer que recibe el Shabat mediante el encendido de velas, no podrá ingerir nada hasta el Kidush. En el caso del hombre que recibió sobre sí un tiempo sabático suplementario («Tosefet Shabat»), no debe de ingerir nada hasta que cumpla con el precepto del Kidush. Quien no aceptó sobre sí tiempo suplementario de Shabat, tiene prohibido ingerir cosa alguna desde la caída del sol, pues en ese momento el Shabat comienza independientemente de la intención de las personas (Mishná Berurá 271:11, ver Shmirat Shabat Kehiljatá 43:46).
Asimismo, en Shabat por la mañana después del servicio de Shajarit, está prohibido ingerir cosa alguna hasta el Kidush.
Hay personas que desean comer o beber algo antes del rezo de Shajarit, empero como es sabido, esto está prohibido pues nuestros sabios dijeron (Tratado de Berajot 10(B)): «Todo aquel que come y bebe y sólo después reza, sobre él está escrito (Reyes I 14:9): «y me has dado la espalda», dijo el Santo Bendito Sea: tras vanagloriarse de esto ¡¿ha de aceptar el yugo celestial?! Se puede beber agua antes del rezo pues esto no implica un acto desafiante. Empero los juristas han instruido que quien necesite ingerir algo antes del rezo puede beber te o café, y si realmente lo necesita – endulzarlos con algo de azúcar (Shulján Aruj Oraj Jaím 89:3-4).
Quien está enfermo y necesita comer antes del rezo o si tiene mucho apetito y teme no poder concentrarse durante la Tefilá puede comer algo antes del servicio (ver Peninei Halajá Tefilá 12:6-7). Si bien hay juristas que consideran que en este caso debería recitar el Kidush antes de comer, en la práctica no es así pues la costumbre es de acuerdo a quienes opinan que el deber de recitar el Kidush entra en rigor solamente una vez que terminó el rezo de Shajarit.
Una mujer que acostumbra a rezar Shajarit, puede beber antes del rezo y de ser necesario hasta puede comer como en el caso de los hombres, pues mientras no haya rezado no recae sobre ella el deber de recitar el Kidush. Empero, en el caso de una mujer que acostumbra a recitar únicamente las bendiciones matinales, ni bien se levanta ya recae sobre esta el deber de recitar el Kidush. En este caso si desea comer o beber, que recite las bendiciones matinales, luego que recite Kidush y que coma y beba. En caso de necesidad, como por ejemplo, si tiene mucha sed y no sabe recitar el Kidush – podrá beber, y si necesita acuciantemente comer podrá hacerlo (Peninei Halajá Tefilat Nashim 22:10).
Un niño que ya llegó a la edad en la que se le debe instruir en los preceptos («guil jinuj») se le debe acostumbrar a no comer antes del Kidush, empero si está muy hambriento o sediento podrá hacerlo (Shmirat Shabat Kehiljatá 52:18, Yalkut Yosef 271:17).

10- El Kidush se recita allí donde se come.

Nuestros sabios dispusieron que el Kidush se recite allí donde se come, tal como está escrito (Ishaiahu 58:13): «Y llamarás al Shabat deleite». Por lo tanto, allí donde se deleita al Shabat comiendo pan o «mezonot» se debe recitar el «llamado» del Shabat que es el Kidush. De esta manera se manifiesta el contenido especial de este día, en el que las comidas son la continuación directa del precepto de «Recordarás». El llamado sagrado y el deleite de la comida se complementan uno a otro. Si no se comió allí donde se recitó el Kidush, no cumplió con el precepto y debe volver a recitarlo allí donde ha de comer. En lo referente a esta regla, no hay diferencia entre el Kidush de la noche y el de la mañana.
Hubo grandes maestros del Pueblo de Israel que cuidaban de comer su comida principal allí donde recitaban el Kidush, y así acostumbraba a hacerlo el Gaón de Vilna. Empero, de acuerdo a la halajá alcanza con comer una medida de «kazait» (aproximadamente el volumen equivalente a medio huevo) de pan o «mezonot» allí donde se recitó el Kidush, y luego se podrá ingerir la comida principal en otra parte. De acuerdo con los Gueonitas, si no hay «mezonot» en el lugar del Kidush, se puede sustituir la comida correspondiente a éste bebiendo un «reviit» de vino ya que este alimenta. En caso de necesidad podemos apoyarnos en esta opinión, empero en el caso del Kidush de la noche que es obligatorio por la Torá, se debe de beber un «reviit» de vino además del trago completo necesario para cumplir con el precepto del Kidush. Las demás personas que escucharon el Kidush necesitan beber únicamente los 75 mililitros del «reviit» (Shulján Aruj 273:5, Mishná Berurá 273:25 y 27, Sha´ar Hatziún 29).
Quien escuchó Kidush en la sinagoga, bebió un poco de jugo y comió menos que un «kazait» de «mezonot», no cumplió con el precepto del Kidush. Más aún, trasgredió las instrucciones de los sabios que prohíben comer antes de este, pues por cuanto que no cumplió con el precepto – lo ingerido se le considera como anterior al Kidush.
Respecto de la pregunta de hasta cuánto puede una persona alejarse y que aún se le considere que comió allí donde recitó el Kidush, los sabios de la Edad Media indicaron tres parámetros de medida: a) todos los sectores de una misma sala, aunque no se vean unos a otros se consideran un mismo sitio (Rambám, Tosafot y Rosh); b) si desde donde se recitó el Kidush se divisa el sitio donde se comerá aunque se trate de otra casa o de un patio se le considera un mismo lugar (Rav Sar Shalom); c) si durante el Kidush la persona pensó pasar a otra sala del mismo edificio, se le considera aún el mismo sitio (Rav Nisim Gaón).
A priori, se debe recitar el Kidush en el mismo sitio donde se ha de comer y cuando surge alguna dificultad se puede comer en un lugar que responde a dos de las tres condiciones antes mencionadas. Por ejemplo, quien necesita comer en otra sala, es mejor que lo tenga en mente durante el Kidush y que lo recite en un sector desde el cual se divisa el sitio donde habrá de comer. En caso de necesidad, se puede confiar en cada uno de los tres parámetros por separado (Shulján Aruj 273:1, Mishná Berurá y Sha´ar Hatziún allí).
A priori, no se debe esperar entre el Kidush y la comida, y no se debe ir a otra parte aunque se tenga la intención de volver para comer. A posteriori, si demoró un poco o fue de mientras a otra parte – no pierde el Kidush ya recitado. Empero, si tuvo la intención de interrumpir entre el Kidush y la comida siendo esta interrupción superior a los setenta y dos minutos, debe volver a recitar el Kidush (Ramá 273:3, Mishná Berurá 12, Beur Halajá לאלתר, Kaf HaJaím 29, Tzitz Eliezer 11:26, Yalkut Yosef 273:15 y Shmirat Shabat Kehiljatá 54:46-7).

01- El precepto de las comidas sabáticas.

Nuestros sabios dijeron (Tratado de Shabat 118:(A)) que «Todo aquel que come tres comidas en Shabat queda a salvo de tres desgracias: de los sufrimientos del advenimiento la era mesiánica, del rigor del infierno y de la guerra entre Gog y Magog». Además agregaron (ídem 118(B)): «Todo aquel que deleita al Shabat queda a salvo del sometimiento a las naciones extranjeras». De no poseer el Shabat estaríamos sometidos al yugo material completamente. Trabajaríamos sin pausa para mantener nuestro cuerpo y satisfacer nuestros placeres físicos olvidando nuestra alma, lo cual implicaría una enorme dificultad en poder elevarnos en pos de los ideales Divinos. Nuestra capacidad espiritual estaría bloqueada y silenciada cayendo inexorablemente en todos los vicios del mundo que son los que generan las diferentes desgracias. Empero, cuando la persona consigue conectarse plena y enteramente al Shabat en cuerpo y alma, con estudio de Torá, rezos, comida y descanso reparador, logra elevarse por encima de las carencias mundanales accediendo a un plano en el cual todo es bueno, salvándose  de esa forma de las posibles desgracias.

El opaco mundo material está lleno de impedimentos que dificultan que la luz Divina se revele y que el alma se realice. Empero, quien deleita al Shabat con Torá, rezos y buenas comidas logra conectar su cuerpo con su origen espiritual, y de esa manera la materialidad se transforma en un medio de expresión para el alma y la santidad del Shabat. Entonces, los límites y los impedimentos del mundo material se esfuman y el corazón se ve corregido, cumpliéndose así lo dicho por nuestros sabios en cuanto a que «A todo aquel que deleita el Shabat se le cumplen todos sus deseos» (ídem, ídem).

Mediante el respeto con el que honramos el Shabat arreglando la casa y preparando comidas sabrosas lo material se une a su origen espiritual accediendo así al flujo de la bendición, y por esta razón nuestros sabios dijeron que todo aquel que honra el Shabat se enriquece (Tratado de Shabat 119(A)). Por esto mismo, nuestros sabios agregaron (Tratado de Shabat 118(A)): «Todo aquel que honra al Shabat recibe heredad sin penurias», tal como está escrito (Ishaiahu 58:13-14): «Si apartas tu pie por causa del Shabat, si te abstienes de dedicarte a tu negocio en Mi día sagrado y consideras al Shabat como un deleite y honroso el día sagrado del Eterno… entonces te deleitarás en el Eterno y te haré cabalgar sobre los lugares elevados de la tierra y te alimentaré con la heredad de Yaakov tu padre porque la boca del Eterno así lo ha dicho«. La heredad de Yaakov está libre de penurias («meitzarim«).

Aparentemente, es muy sencillo deleitar al Shabat con suculentas comidas, entonces, ¿por qué nuestros sabios se explayan en la descripción de las recompensas que el cuidado del Shabat apareja, siendo que a todo ser humano le agrada comer y deleitarse? El quid de la cuestión radica en el hecho de que el precepto es deleitar al Shabat y no al paladar o al estómago, esto es, disfrutar de las comidas con plena conciencia de la santidad del Shabat de modo tal que estas intensifiquen en la persona el deseo de estudiar Torá y cumplir con los preceptos. Quien tiene el mérito de poder deleitar al Shabat conectando la alegría corporal con la elevación del alma, recibe santidad y bendición en este mundo y en el venidero.

Si bien el Shabat y los días festivos de la Torá son similares, guardan entre sí ciertas diferencias. El precepto del Shabat es el deleite mientras que el de los días festivos es la alegría. La diferencia entre ambos radica en que la alegría tiene expresión exterior y es visible; por esta razón en los días festivos es preceptivo comer carne y beber vino. En cambio el deleite es interior, profundo y refinado, por esta razón el precepto de comer en Shabat es más moderado, y quien no disfruta de la carne o del vino puede deleitar al Shabat con otros alimentos. Quizás por esta razón justamente, el pescado es el alimento característico del Shabat pues su sabor es suave y profundo.

02- El marco del precepto.

Existen dos preceptos referidos a las comidas de Shabat. Uno es el deleite del Shabat tal como está escrito (Ishaiahu 58:13): «y consideras al Shabat como un deleite» y se cumple principalmente con las comidas, mas también con lo que se degusta entre comida y comida, amén de mediante el sueño sabático reparador. El segundo precepto es el de ingerir tres comidas, precepto que nuestros sabios estudiaron mediante el análisis de lo insinuado en los versículos relevantes (ver Tratado de Shabat 117(B)).

La primer comida se lleva a cabo en la noche del viernes, la segunda el sábado a la mañana después de Shajarit y antes del mediodía, y la tercera a partir de media hora pasado el mediodía hasta la puesta del sol. Quien come la tercer comida antes de su horario estipulado no cumplió con el precepto (Shulján Aruj 291:2). Quien no comió la primera el viernes por la noche, puede ingerir tres comidas a lo largo del sábado. Quien no alcanzó a ingerir la segunda comida antes del mediodía del sábado, habrá de comer dos pasado el mediodía, pues hay juristas que consideran que el horario no es un condicionante del cumplimiento y a posteriori podemos basarnos en su opinión (Baal Halajot Guedolot, Ramá 291:1).

El componente central de las comidas es el pan ya que se trata del alimento más importante, y es preceptivo preparar platillos sabrosos con los que la persona suele deleitarse en su ingestión. En días de los sabios talmúdicos, las personas se deleitaban con platillos preparados a base de espinacas, grandes pescados y ajos y por lo tanto era preceptivo prepararlos para Shabat (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 118(B), Mishná Berurá 242:1). Dado que hoy en día la mayoría de las personas se deleitan con carne, vino y pasteles o frutas sabrosas, los juristas indican que debemos de prepararlos para el Shabat abundantemente (Shulján Aruj 250:2). Quien no disfruta de carne o vino,  ha de preparar para su consumo otros alimentos que le agraden.

Los sabios de las últimas generaciones sostienen que de acuerdo con la Kabalá es preceptivo ingerir pescado en las tres comidas. Según éstos, el pescado simboliza la bendición e insinúa una cuestión muy profunda ya que el agua lo cubre escapando así a la influencia del mal de ojo. Empero quien no disfruta de ingerir pescado, no tiene que hacerlo (Maguén Abraham 242:1).

Si bien en general es una virtud el alimentarse frugalmente, en Shabat se debe comer en abundancia y no se considera gula por cuanto que se cumple así con un precepto (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 117(B), Shulján Aruj 274:2, Mishná Berurá 6). De todas maneras, no es bueno exagerar pues la comida en exceso provoca cansancio y hasta un dejo de melancolía. Las personas que comen en exceso se cansan, se duermen y no estudian Torá, no cumplen con el precepto y no deleitan al Shabat sino únicamente al paladar (Shnei Lujot Habrit Shabat Ner Mitzvá 37, ver arriba cap. 5 inciso 3).

Está prohibido ayunar en Shabat aunque sólo sea por una hora. Aunque el ayuno no sea intencional, quien no probó bocado hasta la sexta hora (o sea el mediodía), además de no haber cumplido con la segunda comida sabática en hora, trasgredió por haber ayunado  (Shulján Aruj y Ramá 288:1).

Una persona enferma e inapetente no está obligada a comer abundantemente, ya que la ingestión de alimentos tiene por objetivo el deleite. Empero, habrá de intentar comer pan en un poco más que la medida «de un huevo»; si esto también se le dificulta que intente ingerir un «kazait». En caso de que esto también le incomode – que no coma por completo (Shulján Aruj 288:2, 291:1).

03- Los dos panes y su corte.

Es precepto que hayan dos panes en la mesa de Shabat, en recuerdo de la doble porción de maná que recolectaban nuestros ancestros los viernes en el desierto y que les alcanzaba para ese día y para el Shabat. Los sabios llamaron a esta doble porción «Lejem Mishné«, (Tratado de Shabat 117(B)) y este el nombre que reciben las dos «jalot» sobre las que recitamos «Hamotzí» en Shabat. Vemos que el Shabat tiene un carácter dual: sus dos preceptos son «Recordarás» y «Cuidarás», la ofrenda sabática en el Templo estaba compuesta de dos corderos sin defecto, el castigo por su profanación es doble y la recompensa por su observancia es doble también. El pan sobre el que recitamos «Hamotzí» en Shabat es doble para así expresar la grandeza del día cuya virtud es doble (de acuerdo al Yalkut Shimoní Beshalaj 247 y 261).

El precepto indica que quien recita la bendición del pan debe tomar con sus dos manos ambas Jalot;  empero, alcanza con que corte sólo una pues al tomar las dos durante el recitado ya cumplió con el deber del «Lejem Mishné«. Esta es la opinión del Rambám, de Rashi y así fue definido en el Shulján Aruj (274:1). Hay quienes opinan que es preceptivo trozar ambas «jalot» y así acostumbraban a hacerlo el Shlá y el Gaón de Vilna. Quienes así quieran proceder, que preparen «Jalot» pequeñas para poder terminarlas durante la comida. La costumbre más extendida es trozar, obligatoriamente, una sola «jalá».

Hay diferentes tradiciones respecto del orden en el cual las «jalot» deben ser colocadas al momento de recitar «Hamotzí». Hay quienes acostumbran a colocar una encima de la otra y trozan o cortan la  inferior (Shulján Aruj 274:1). Otros acostumbran a trozar la superior (Arí Z´´l). Otros acostumbran a trozar por la noche la inferior y por la mañana la superior (Ramá allí). Quien ha de trozar la jalá inferior es menester que la acerque hacia sí durante el recitado de la bendición (Mishná Berurá 274:5). Hay quienes siguen las tradiciones del Arizal que colocan sobre la mesa doce Jalot pequeñas en cada comida (Kaf HaJaím 262:2).

A priori es necesario que las jalot  estén completas y enteras, por lo que es menester no quitarle las etiquetas (que pueden traer pegadas) de la panadería antes de recitar la bendición para no alterar su completitud. Cuando se carece de panes enteros se debe de escoger el más completo. En caso de necesidad se puede considerar como «Lejem Mishné» un pan congelado (Shmirat Shabat Kehiljatá 55:12). Cuando se carece de un pan entero pero se tiene a mano dos bolsas completas de pan rebanado, a posteriori se puede recitar con estas «Hamotzí» pues hay quienes opinan que el pan se encuentra en su totalidad y la bolsa lo mantiene junto, por lo que se considera como un pan completo (Meshiv Davar 21). Quien carece de panes enteros y solo tiene pan rebanado, que recite la bendición sobre dos rebanadas (Shmirat Shabat Kehiljatá 55:17).

Durante la tercer comida se deben trozar dos jalot para de esta manera expresar el aspecto doble del Shabat (Shulján Aruj 291:4). En caso de no haber dos jalot se puede recitar la bendición sobre un sólo pan entero, pues en los días en que caía el maná, para la tercer comida a nuestros ancestros les quedaba una sola porción del celestial alimento (Ramá allí).

04- El atributo especial de la comida de la mañana.

La comida que se lleva a cabo el sábado por la mañana es más importante que la cena del viernes, y por lo tanto es en ésta en la que se deben de servir los mejores platillos. Desde el punto de vista del Kidush, el de la noche es más importante que el de la mañana pues consagramos el Shabat próximo a su inicio. Empero en cuanto a honrar el Shabat, el día antecede a la noche (Talmud Babilonio Tratado de Pesajim 105(B), Shulján Aruj 271:3).

Hay quienes opinan que quien honra la comida del viernes a la noche más que la del sábado por la mañana debe temer ser castigado por haber zaherido el honor de la segunda (Rashi en Tratado de Guitín  38(B)). Por esta razón hubo quienes se cuidaron de no comer pescado el viernes por la noche para que no ocurra que la primer comida sea más fastuosa que la segunda (Yam Shel Shlomó allí).

Hay quienes opinan que si la comida del viernes a la noche resultó más fastuosa que la del sábado a la mañana por causa de que en la primera es más fácil servir alimentos calientes – no hay en esto trasgresión. Por lo tanto, aunque en lapráctica resulte que la primer comida sea más opípara que la segunda, no es necesario abstenerse de preparar pescado, sopa u otros alimentos para servir calientes el viernes a la noche, ya que si se dejan hasta el día siguiente su sabor se estropearía. Sin embargo, en el caso del resto de los alimentos (vino o frutas) que pueden ser servidos indistintamente en cualquiera de las dos comidas, se debe poner hincapié en priorizar la segunda por sobre la primera. En el seno de muchas personas este problema no se presenta ya que por más de que sirvan platillos calientes el viernes por la noche ellos prefieren los alimentos tradicionales de la segunda comida, como ser «Jamín» o «Kuguel» cuyo sabor especial es fruto de la prolongada permanencia sobre la plata caliente (Aruj Hashulján 271:9).

En la práctica, quien gusta más de los alimentos tradicionales de la segunda comida, ipso facto, la honra más; empero, en el caso de personas que no son especialmente adeptas al «Jamín«, deben agregar en la segunda comida platillos específicos que son de su particular preferencia, para de esa manera dar expresión concreta a la importancia suplementaria de la comida de la mañana respecto de la de la noche, sin que por ello haya necesidad de restringirse con el menú de esta última.

Hay quienes opinan que, a priori, es conveniente iniciar la segunda comida inmediatamente después del Kidush de la mañana, con pan y sin comer antes «mezonot» u otros bocadillos. Y esto porque el principal aspecto del precepto de deleitar al Shabat es mediante la segunda comida, y si antes de esta se ingieren otros alimentos se puede llegar inapetente a la comida principal.  De todas maneras, no existe a este respecto prohibición alguna, pues saborear bocadillos inmediatamente después del Kidush implica también honrar el día. Lo más importante es que la persona permanezca con apetito de cara a la segunda comida (Darkei Moshé 249:4, Beur Halajá 2, מותר, Aruj Hashulján 12-13).

Hay quienes acostumbran a comer lácteo y liviano en la comida de Shabat por la mañana, para permanecer despiertos y poder posteriormente estudiar Torá durante todo el día, dejando el menú cárnico para la tercer comida, la de la tarde (ver Rambám Shabat 30:10). Nos parece que ellos también cumplen con el precepto pues la comida principal sigue siendo el sábado en horas del día.

05- La tercer comida del Shabat, «Seudá Shelishit«.

Quien no tiene pan para la tercer comida o si le cuesta ingerirlo puede a posteriori cumplir ingiriendo «mezonot«. Si bien no se pueden cumplir con las primeras dos comidas mediante la ingestión de «mezonot» (Shulján Aruj 274:4), de todas maneras hay quienes opinan que esta tercera comida está destinada a proporcionar placer suplementario y no a satisfacer a los comensales – por lo que no requiere la inclusión de pan. Por lo tanto, a posteriori se puede cumplir con la «Seudá Shelishit» mediante la ingestión de «mezonot«. En el caso de quien carece de «mezonot» o no los tolera que coma carne o pescado. Si carece de éstos que coma frutas preferentemente cocidas, pues se pueden considerar más fácilmente como comida (Shulján Aruj 291:5).

A priori, la persona debe planificar sus comidas sabáticas de modo tal que llegue con apetito a la tercer comida. Si le toca comer la tercera poco después de concluida la segunda, debe de disminuir las cantidades de modo tal que pueda llegar apetente a ambas. Quien no tuvo cuidado y llegó satisfecho a la tercera puede cumplir con el precepto mediante la ingestión de un poco más que la medida de «kabeitzá» de pan, y a posteriori alcanza con ingerir la medida de un «kazait«. Si ni siquiera eso puede ingerir sin sufrir, se pierde de cumplir con el precepto (Shulján Aruj 291:1, Mishná Berurá 2).

Según el Rambám, se debe recitar una bendición sobre una copa de vino también en la tercer comida, y hubo quien entendió de sus palabras que así como se recita Kidush antes de la segunda comida – de la misma forma se debe recitar antes de la tercera (Tur). Empero, en la práctica el precepto de recitar Kidush es una vez por la noche y otra por la mañana y no es preceptivo hacerlo antes de la tercer comida (Shulján Aruj 291:4). Hay quienes entienden que la intención del Rambám era indicarnos que es preceptivo beber vino durante la tercera comida para deleitar así al Shabat. Y así, algunos de los sabios de las últimas generaciones instruyeron que es bueno deleitar al Shabat con vino en la tercera (Mishná Berurá 291:21).

Se debe comenzar la tercer comida antes de la puesta del sol, y quien alcanzó a recitar «Hamotzí» a tiempo puede continuar comiendo inclusive varias horas después de salidas las estrellas. En cambio quien comió frutas o «mezonot» antes del atardecer, una vez puesto el sol no puede continuar comiendo pues no estableció formalmente una comida, y además como se avecina el tiempo de realizar la Havdalá ya no puede comer ni beber (Shulján Aruj 299:1, Mishná Berurá 2, Aruj Hashulján 3-5, aquí más adelante capítulo 8 inciso 8).

Quien no alcanzó a comer la tercer comida y ya se puso el sol, tiene todavía trece minutos y medio para comenzar a comer, y luego puede prolongarla varias horas después de salidas las estrellas. Empero, si ya pasaron más de trece minutos y medio después de la puesta del sol no se puede comenzar con la tercera comida.

Si en esta comida están presentes novios y un minian, al finalizar se pueden recitar las siete bendiciones nupciales con el Birkat Hamazón. Quien oficia (mezamén) y los novios beben del vaso de vino después del Birkat Hamazón, a pesar de que ya salieron las estrellas y aún no se realizó Havdalá, porque tomar ese vino se considera continuación de la comida (ver adelante cap. 8 inciso 8 que hay quienes acostumbran a beber de la copa sobre la que se recitó la bendición aunque no hayan novios presentes).

06- La bendición después de la comida, «Birkat Hamazón«.

Nuestros sabios dispusieron que en honor al Shabat se adicione en el «Birkat Hamazón» una plegaria especial que comienza con las palabras «Retsé Vehajalitsenu«. En ella le pedimos a HaShem que vea con agrado nuestro descanso, nuestro cumplimiento de los preceptos sabáticos y que nos permita hacerlo sin contratiempos. Dado que se trata de un pedido, los sabios la ubicaron en medio de la tercera de las bendiciones del «Birkat Hamazón» pues esta también contiene un pedido, la reconstrucción de Jerusalém. A los efectos de retomar el tema original de la tercera bendición, la adición de Shabat concluye con el pedido por la ciudad de Jerusalém y la redención, ya que se conectan con la bendición «Ubené Ierushalaim«.

Quien haya olvidado agregar «Retsé Vehajalitsenu» y se recordó antes de iniciar la cuarta bendición debe recitar: «Baruj Atá HaShem Elokeinu Melej Haolam Shenatan Shabatot limnujá leamó Israel beahavá leot brit, Baruj Atá HaShem Mekadesh Hashabat» (Bendito eres Tu HaShem que diste con amor los sábados para que tu Pueblo Israel descanse y en señal del pacto, Bendito eres Tu que santificas el Shabat) y puede después continuar con la cuarta bendición. Si se acuerda que obvió «Retsé» después de comenzar la cuarta bendición debe recitar de nuevo todo el «Birkat Hamazón«. Esto se debe a que nuestros sabios ordenaron que se recuerde el Shabat en el Birkat Hamazón  y quien no lo hizo no cumplió con el precepto de agradecer después de la comida (Shulján Aruj 188:6).

Empero, esto se aplica solo a las dos primeras comidas sabáticas en las cuales, según todas las opiniones, es preceptivo comer pan, y de todas maneras es obligatorio recitar «Birkat Hamazón» una vez concluidas. Mas quien se olvida de agregar «Retsé» después de la tercer comida, no ha de repetir la bendición pues a posteriori podía cumplir comiendo únicamente mezonot o fruta que no requieren Birkat Hamazón. Asimismo, quien se olvida de agregar «Iaalé ve Iavó» en el «Birkat Hamazón» de Rosh Jodesh o de Jol Hamoed, por cuanto que en esos días no hay deber de ingerir pan no debe repetir la bendición desde el e inicio (Shulján Aruj 188:89).

Quien comenzó la tercer comida antes de la puesta del sol y la concluyó después de que salieron las estrellas agrega «Retsé» en el «Birkat Hamazón» pues lo que define es el horario de inicio de la comida. Si Rosh Jodesh (inicio de mes) comienza al salir el Shabat, se despierta una duda respecto de qué adicionar en el «Birkat Hamazón«. A los efectos de salir de duda, es bueno en ese caso, evitar comer pan una vez salidas las estrellas agregando únicamente «Retsé«.

07- El significado de la comida de «Melavé Malká«.

Nuestros sabios dijeron que al salir el Shabat es preceptivo preparar la mesa para la comida de «Melavé Malká«, para así honrar la retirada del  Shabat (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 119(B)). Así como nos despedimos de un huésped querido que se retira, acompañándolo parte de su camino de retorno para poder así ganar unos minutos más de su compañía, de la misma manera despedimos al Shabat que si bien ya concluyó, seguimos deleitándonos de su santidad.

En Shabat recibimos una santidad extra en todos los ámbitos de la vida, tanto en lo espiritual como en lo material, en el rezo y en las comidas, procurando extender la luminosidad sabática a los días de la semana. El Arizal explica que mediante el recitado de «Vihí Noam» (Salmos 90:17-91:16) durante el servicio de Arvit del sábado por la noche, extendemos un aditivo de santidad sabática a los días de la semana y pedimos que la paz de Hashem se pose sobre nuestras acciones. Mediante la ingestión de la comida de «Melavé Malká» incorporamos la luz de santidad sabática en la alimentación de toda la semana.

Nuestra tradición nos enseña que tenemos en nuestro cuerpo un hueso llamado «luz«[1]. Este hueso no disfrutó de lo que comió Adam en el pecado primigenio, y por eso, si bien sobre Adam se decretó la muerte, ese hueso no se descompone y de este se levantará el difunto cuando resuciten los muertos. Ese hueso se alimenta únicamente de lo que se ingiere en la comida de «Melavé Malká» (Kaf HaJaím 300:1.2, Vaikrá Rabá 18:1)

Quienes cumplen este precepto con excelencia preparan un platillo especial para ser ingerido en la comida de «Melavé Malká«. El Talmud nos relata (Tratado de Shabat 119(B)) que en la casa de Rabí Abahu se acostumbraba a degollar un ternero cada sábado a la noche en honor a la comida de «Melavé Malká«, ocasión en la cual el dueño de casa comía un riñón del animal faenado. Cuando su hijo creció, le preguntó por qué degollaba cada sábado por la noche un ternero si sólo se comía el riñón y que era más práctico guardar para «Melavé Malká» uno del animal que ya fue faenado el viernes para Shabat. Se siguió su consejo y se guardó carne del animal faenado el viernes para la comida del sábado en la noche. Vino un león  y se devoró al ternero destinado para el sábado en la noche. Al final vieron que no ahorraron nada. Este relato fue incorporado al Talmud para enseñarnos que es bueno preparar un platillo especial para «Melavé Malká» y no conformarse con comer sobras de las comidas sabáticas.


[1]. [1]Este hueso ha sido identificado de diferentes formas: hay quienes sostienen que se trata de la sétima vértebra cervical; otros lo identifican con el coxis y otros con la vértebra que se encuentra a la altura del nudo del tefilín (n. de t.)

08- Leyes referentes a la comida de «Melavé Malká«.

Dado que la comida de «Melavé Malká» tiene por cometido extender la inspiración sabática en los días hábiles, es oportuno equipararla con las demás comidas del Shabat colocando un mantel sobre la mesa y poniendo cubiertos bonitos. Es bueno mantener la indumentaria sabática hasta concluida la comida. Así como las comidas del Shabat son igualmente obligatorias tanto para hombres como para mujeres, «Melavé Malká» es preceptiva para ambos sexos por igual (Shmirat Shabat Kehiljatá 63:1-3).

A priori, en esta comida se debe ingerir pan al igual que en las tres anteriores, adicionándose otro platillo en honor de la misma. Quien no tiene apetito debe esmerarse en comer aunque sea una medida de «Kazait» de pan con alguna guarnición. Si no desea comer pan puede cumplir comiendo «mezonot» o un platillo cocido o frito y cuanto menos con frutas, tal como vimos respecto de la tercer comida, la «Seudá Shelishit» (inciso 5).

Quien carece de suficientes alimentos para las tres comidas y además Melavé Malká, las tres primeras tienen preferencia. La cuarta podrá cumplirla mediante un «kazait» de pan solamente (Sha´ar Hatziún 300:9).

A priori,  la comida de «Melavé Malká» debe iniciarse contigua a la salida del Shabat. En el caso de quien no tiene apetito, que intente ingerirla en las primeras cuatro horas de la noche o al menos hasta medianoche. Si no comió «Melavé Malká» hasta medianoche, puede hacerlo durante toda la noche (Iejavé Da´at 4:25, Shmirat Shabat Kehiljatá 63:5).

Hay quienes opinan que quien prolongó su tercer comida hasta después de salidas las estrellas está exento de «Melavé Malká«, empero en la práctica se acostumbra que también en este caso se sirve la cuarta comida (Kaf HaJaím 300:11).

01- El fundamento de la Havdalá.

Es preceptivo despedir el Shabat mediante la Havdalá, en la cual significamos con la palabra la diferencia entre la santidad del Shabat y el carácter mundano de los demás días de la semana. La Havdalá es similar al Kidush en cuanto a que así como se debe recordar la santidad del Shabat el viernes por la noche con una copa de vino, de la misma forma, al concluir el Shabat recitamos el texto de la Havdalá con otra copa de la misma bebida.

Sin embargo, cuando los sabios de la Gran Asamblea («Kneset Haguedolá«) redactaron el texto de la Havdalá instituyeron que se recite únicamente durante el rezo, ya que en días de la construcción del Segundo Templo los judíos eran muy pobres y por esa razón los sabios procuraron evitarles el gasto que el consumo extra de vino acarrearía. Empero, más adelante, cuando la comunidad judía en la Tierra de Israel se asentó y prosperó, los sabios dispusieron que la Havdalá se recite con una copa de vino. Durante un tiempo, la Havdalá se recitaba únicamente con una copa de vino y más adelante se dispuso que se recite también durante el rezo. Las mujeres, que no acostumbran a rezar Arvit, cumplen con el precepto mediante la Havdalá que se recita con la copa de vino. Otro tanto ocurre con quien haya olvidado recitar la Havdalá durante el rezo de Arvit; en este caso, no necesita repetir el rezo pues habrá de cumplir con la Havdalá con una copa de vino posteriormente (Shulján Aruj 294:1).

Se recita el texto de la Havdalá del rezo  en la cuarta bendición de la Amidá pues es la primera que trata de asuntos mundanos y porque además, en ella pedimos a Hashem que nos conceda discernimiento ya que sin éste, es imposible diferenciar entre lo santo y lo profano (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 33(A)).

Según la opinión de muchos juristas, el origen de este precepto está en la Torá como parte del mandato de «Recordarás el Shabat para santificarlo» (Shemot 20:7) el cual incluye el recitado tanto del Kidush como de la Havdalá.  Esto implica recordar el Shabat mediante el Kidush cuando comienza y diferenciar lo santo de lo profano cuando el día concluye. Los sabios dispusieron que tanto el Kidush como la Havdalá se reciten acompañados de una copa de vino (Rambám). Hay quienes opinan que el precepto de la Torá es únicamente recordar al Shabat al iniciarse; posteriormente fueron los sabios los que decretaron que se recite la Havdalá al concluir (Rosh).

Las mujeres deben cumplir con el precepto de la Havdalá a la par de los hombres, y si bien se trata de un precepto positivo marcado por el tiempo y normalmente las mujeres están exentas de estos, deben cumplir con el Kidush al igual que con la Havdalá (como se vio anteriormente capítulo 6 inciso 1). Sin embargo hay quien opina que dado que la Havdalá es un precepto condicionado por el tiempo, las mujeres están exentas del mismo (Orjot Jaím). A priori, a los efectos de tomar en cuenta esta opinión, las mujeres acostumbran a no recitar la Havdalá por sí mismas sino que la escuchan de boca de un hombre. Empero, cuando no hay un hombre presente, la mujer debe recitarla con sus cuatro bendiciones. Y si está presente un hombre que ya cumplió con el precepto de la  Havdalá, es correcto que la mujer recite ella misma la suya (Mishná Berurá 296:36). Sólo en caso de que la mujer en cuestión no sepa recitar las bendiciones, el hombre que ya la recitó  puede hacerlo para ella.

02- Orden ritual del recitado de la Havdalá con copa de vino.

Al inicio de la Havdalá se acostumbra a leer unos versículos de bendición y buenos augurios de cara a la semana entrante y luego se recitan las cuatro bendiciones. La primera es «Boré Perí Haguefen» por el vino, la segunda es una bendición por las especies aromáticas, la tercera es «Boré Meorei Haesh» por la vela y la cuarta «Hamavdil Bein Kodesh le Jol» que es el discernimiento entre lo santo y lo profano.

Dos de las cuatro bendiciones – la del vino y «Hamavdil«- son claves en cuanto a que si se omitieron no se cumplió con el precepto. Los sabios adicionaron dos bendiciones más: a) por especies aromáticas: su perfume actúa como aliciente ya que el espíritu está dolido pues al concluir el Shabat «el alma suplementaria» nos abandona; b) por la vela; dado que al concluir el primer Shabat de la historia HaShem concedió al primer hombre la inteligencia que le permitió frotar dos piedras y producir fuego, nuestros sabios fijaron que cada final de Shabat recordemos este evento. Quien carece de especies aromáticas o de vela que recite la Havdalá sin éstas. Si más tarde durante el sábado a la noche consigue especies, que recite la bendición y las huela. Asimismo, si más tarde en la noche ve la luz de una vela o de un fuego que recite «Boré Meorei Haesh«. A priori se deben preparar vela y especies aromáticas para poder recitar la Havdalá con sus cuatro bendiciones (Shulján Aruj 297:1, 298:1).

El orden de las bendiciones nos va elevando de los sentidos físicos a sentidos más espirituales. Primeramente recitamos la bendición del vino, empleando así el sentido del sabor que es el más material. Este no se puede percibir si un alimento no tocó el paladar de la persona. Posteriormente ascendemos al sentido del olfato, el cual se puede percibir aunque el objeto en cuestión no tenga contacto con el cuerpo de la persona. Luego recitamos la bendición por la luz en la cual empleamos la vista que es el más sutil de los sentidos y se puede percibir a gran distancia. Finalmente recitamos la bendición de la Havdalá que se remite al intelecto, cuyo mayor logro es la comprensión de la diferencia entre los santo y lo profano (Rashbatz, citado por Kaf HaJaím 296:3).

03- Las costumbres de la Havdalá.

Dado que los sabios dispusieron que la Havdalá se recite acompañada de una copa de vino, ésta debe ser sostenida durante el recitado con la mano derecha, que es la más importante de las dos; regla que se aplica para las demás bendiciones. Por esta razón, cuando en la Havdalá llegamos a la bendición de las especies aromáticas, debemos sostenerlas con la mano derecha. En ese momento muchos acostumbran a apoyar la copa de vino sobre el plato y luego cuando llegan a la cuarta bendición, la de la diferenciación, vuelven a sostener la copa con la mano derecha. Hay quienes se esmeran en sostener la copa durante las bendiciones de las especies y de la vela y como la mano derecha permanece ocupada con éstas sostienen la copa con la izquierda y al llegar a la cuarta y última bendición devuelven la copa a la mano derecha (Shulján Aruj 296:6, Mishná Berurá allí).

Hay quienes acostumbran a recitar la Havdalá sentados, pues de esa manera todos los presentes participan del recitado junto al oficiante y cumplen con el precepto al escucharlo (Shulján Aruj 296:6). Hay quienes acostumbran a ponerse de pie durante la Havdalá para honrar así al Shabat cuando concluye (Ramá). A los efectos de que quede claro que los presentes quieren cumplir con el precepto escuchando el recitado del oficiante, deben ponerse de pie alrededor de éste. A posteriori, también quien se haya parado lejos y tuvo intención de escuchar la Havdalá, cumple mediante el recitado del oficiante.

Como en el caso de toda copa de vino que acompaña una bendición por un precepto, se debe poner atención que esté limpia por dentro y por fuera. Para cumplir con excelencia se acostumbra a emplear una copa bonita. La copa debe tener un contenido de «reviit», esto es 75 mililitros (ver arriba cap. 6 inciso 5, y según el Jazón Ish la medida es de 150 mililitros). Si la copa en cuestión es más grande, es preceptivo llenarla de vino para honrar así a la bendición con una copa colmada. Si bien en las demás bendiciones que van acompañadas de una copa de vino como en el caso de las bendiciones nupciales bajo la «jupá» la copa no ha de llenarse hasta el tope para que no se derrame vino; en el caso de la Havdalá, muchos acostumbran a llenarla por completo a los efectos de que se derrame un poco de vino que es señal de bendición (Ramá 296:1, ver arriba cap. 6 inciso 6 en las demás reglas de la copa de bendición).

A priori, es bueno que quien recita la Havdalá beba toda la cantidad del «reviit» para poder así recitar posteriormente la bendición de agradecimiento por la ingestión de vino. Empero a los efecto de cumplir con el precepto de la Havdalá alcanza  con que beba un trago completo («meló logmav«), es decir, una cantidad de vino que puede llenar la cavidad bucal cuando una de las dos mejillas está inflada (como se explicó arriba cap. 6 inciso 5, ver Pninei Halajá Berajot cap. 10 inciso 10).

Quienes escuchan al oficiante, deben permanecer en silencio hasta que éste termine de beber la cantidad de «meló logmav«; ya que como el precepto se cumple acompañado de una copa de vino, no concluye hasta que el oficiante termina de beber. A posteriori, si el escucha habló antes de que el oficiante comience a beber, cumplió igualmente con el precepto de la Havdalá (Shmirat Shabat Kehiljatá 60:39, 48:6, ver arriba cap. 6 inciso 10).

04- La bebida del país.

El precepto de la Havdalá se cumple excelentemente con vino que es la principal bebida porque nutre y alegra. Cuando nos alegramos con vino por causa de un precepto, éste tiene la virtud de que saca a relucir la mejor interioridad del Pueblo de Israel. Nuestros sabios dijeron (Talmud Babilonio Tratado de Shvuot 18(B)) que quien recita la Havdalá con vino es bendecido con hijos varones.

Cuando no se cuenta con vino se puede recitar la Havdalá con la bebida alcohólica típica del país («Jemar Mediná«) que se suele beber como vino (Shulján Aruj 296:2). Por ejemplo, en muchos países se acostumbra a beber cerveza clara por lo que en todos esos sitios se puede recitar la Havdalá con ésta y en vez de bendecir «Boré Perí Haguefen» se bendice «Shehakol«.

Quien posee vino pero prefiere recitar la Havdalá con la bebida del país hay quien se lo prohíbe (Rabenu Jananel, Rashbám) y hay quienes se lo permiten (Rambám, Sefer Mitzvot Guedolot). En la práctica, quien tiene vino pero prefiere la cerveza, es mejor que recite la Havdalá con vino y si realmente quiere, puede hacerlo con cerveza.

La Vodka y el Arak (Anís) son asimismo consideradas como «bebidas del país» empero, por causa de su alta graduación alcohólica es muy difícil beber «meló logmav» (entre 50 y 55 mililitros). Quien pueda ingerir esa cantidad puede recitar la Havdalá con estas bebidas.

Los juristas discutieron respecto de si es indispensable que la bebida en cuestión, a los efectos de ser considerada bebida del país, debe necesariamente contener alcohol. La opinión más moderada considera que toda bebida con la que se puede honrar a visitas importantes o que es bebida en reuniones de camaradería se la puede considerar bebida apta para el recitado de la Havdalá. Según esta idea, la Havdalá se puede recitar con te, café, cerveza oscura (malta), jugo de naranja o manzana natural. Empero, según esta opinión no se debe recitar la Havdalá sobre un refresco endulzado, como por ejemplo, una gaseosa o bebidas cola ya que éstas no son bebidas importantes sino bebidas comúnmente empleadas para mitigar la sed. Hay juristas que permiten también recitar la Havdalá con estos refrescos ya que se puede honrar con ellos a visitas importantes.

De acuerdo a la opinión más estricta, sólo se consideran «bebidas del país» a las que contienen alcohol pues son las que se beben en reuniones sociales y de camaradería. Según esta idea, todas las demás bebidas no son suficientemente importantes y por lo tanto no se recita con ellas la Havdalá. Por lo tanto, de acuerdo a esta opinión se puede recitar la Havdalá con cerveza clara u otras bebidas alcohólicas empero no  con café, cerveza oscura (malta) o jugo natural.

En la práctica se debe recitar con una bebida alcohólica y solo en caso de que no sea posible conseguir una se puede, a posteriori, emplear bebidas importantes que carecen de alcohol.

05- Especies aromáticas.

Nuestros sabios dispusieron que al concluir el Shabat debemos bendecir especies aromáticas y olerlas, pues en ese momento el alma sabática suplementaria se retira, el espíritu queda dolido y el perfume de estas especies aromáticas lo reconforta. Incluso aquella persona que no siente pesar al retirarse el Shabat, mediante esta disposición rabínica ha de pensar en que debería afligirse al grado de necesitar reconfortar su espíritu con un buen aroma.

Recitamos la bendición de «Besamim» al concluir el Shabat mas no al concluir Yom Tov pues en días festivos no recibimos alma suplementaria. Cuando al concluir el Shabat se inicia Yom Tov no se recita la bendición de «Besamim» pues la alegría festiva y sus comidas reconfortan al espíritu (Shulján Aruj 491:1 y Mishná Berurá).

Al concluir Yom Kipur no se recita la bendición de «Besamim» pues en este día ayunamos y nos afligimos razón por la cual no recibimos alma suplementaria y por lo tanto no hay tanto pesar al concluir el día (Shulján Aruj 624:3).

Todos los que escuchan el recitado de la Havdalá deben oler las especies aromáticas, por lo que el oficiante debe esperar a que todos lo hagan y solo después continuar con la bendición de la vela. Si los presentes no alcanzaron a oler las especies aromáticas y el oficiante ya pasó a la bendición de la vela, han de escucharla y recién después habrán de oler las especies. Quien carece de sentido del olfato no habrá de recitar la bendición de «Besamim» (Shulján Aruj 297:5, Mishná Berurá 13, Shmirat Shabat Kehiljatá 61:8).

Como es sabido, nuestros sabios dispusieron que se recite una bendición especial para cada  tipo de especie aromática. Si esta proviene de un árbol la bendición a recitar es «Boré Atzei Besamim» («que Crea árboles aromáticos»), si se trata de una hierba se recita «Boré Isbei Besamim» («que Crea hierbas aromáticas»), si se trata de una fruta se recita «Hanotén Reaj Tov Baperot» («que Da buen aroma a las frutas») y si la especie tiene origen mineral o animal se recita «Boré minei besamim» («que Crea especies aromáticas»). Los Ashkenazíes acostumbran a recitar la bendición «Boré minei besamim» por todos los tipos de especies aromáticas ya que no todas las personas saben diferenciar el origen de cada una de estas y si se equivocan de bendición, recitando por ejemplo «Boré Isbei» por algo originado en un árbol o «Boré Atzei» por algo originado en la hierba, no cumplen con el precepto. Esto se hace así ya que a posteriori «Boré minei besamim» sirve para todas las categorías de especies aromáticas. La tradición Sefaradí es recitar la bendición específica de cada especie aromática a emplear en la Havdalá, por ejemplo, por Mirto o Romero se recita «Boré Atzei Besamim» (Mishná Berurá 216:39, 297:1, Kaf HaJaím 297:31, Pninei Halajá Berajot cap. 14 incisos 1 y 5).

Se recita bendición por aquellas especies aromáticas que tienen por finalidad brindar un buen aroma mas no por las que tienen por cometido eliminar un mal olor como el caso de los desodorantes ambientales que se colocan en los excusados o los antisudorales de uso corporal (Pninei Halajá cap. 14 inciso 3).

Hay quienes consideran que no se debe recitar bendición por un perfume elaborado a base de productos sintéticos ya que naturalmente carecen de un buen aroma y solo la elaboración artificial se los adjudica. En la práctica nos parece que quienes quieran recitar la bendición de «Boré minei besamim» pueden hacerlo ya que al final de cuentas los elementos químicos que generan el buen aroma tienen su origen en la creación divina y amerita que se bendiga por ellos (Pninei Halajá Berajot cap. 14 incisos 2 y 3 nota al pie de página número 3).

Hay quienes cumplen con excelencia y emplean para el precepto el «Etrog» que usaron en Sucot pues como ya se cumplió con este fruto un precepto, corresponde utilizarlo para la Havdalá. A estos efectos se le aplican clavos de olor y así el aroma se conserva (según Ramá 297:4). Por cuanto que en este caso el aroma proviene de dos tipos diferentes de especie aromática (fruto y árbol), según todas las tradiciones se recita la bendición «Boré minei besamim» (Mishná Berurá 216:39).

06- La vela.

Nuestros sabios dispusieron que al concluir el Shabat recitemos una bendición sobre una vela en recuerdo de que al concluir el primer Shabat de la historia HaShem dio inteligencia al hombre para que frote dos piedras y obtenga fuego.

A priori, se recita la bendición sobre una antorcha, esto es, una vela trenzada que posee al menos dos mechas de modo tal que la vela, al poseer dos fuentes de fuego, irradia una luz potente. Cuando se carece de una vela trenzada se pueden encender dos fósforos o cerillos ya que pueden ser considerados como antorcha. De no mediar alternativa se puede recitar la bendición sobre una vela que posee una sola mecha (Shulján Aruj 298:2).

La vela debe iluminar lo suficiente como para que de no mediar iluminación eléctrica se pueda con su luz diferenciar entre dos monedas diferentes. Los judíos acostumbraron a determinar esto mediante la observación de las líneas de la palma de la mano y el punto de encuentro entre los dedos y las uñas y se ha dicho que hacerlo es señal de bendición (Shulján Aruj 298:3-4).

Quienes escuchan la Havdalá deben contemplar la luz de la vela y quienes están parados lejos del oficiante deben acercarse para disfrutar de la luz hasta poder discernir con esta las líneas de la palma de su mano y el punto de encuentro entre las uñas con los dedos. Quien escuchó el recitado de la bendición pero no vio la luz de la vela cumplió con el precepto de la Havdalá pero no con el de agradecer por el fuego. En ese caso debe encender una vela y recitar la bendición «Boré meorei haesh» (Mishná Berurá 297:13, 298:13). Quien vio la vela pero no estaba lo suficientemente cerca como para discernir las líneas de la palma de su mano no debe volver a recitar la bendición  pues hay quienes opinan que al ver la vela ya cumplió con el precepto (Orjot Jaím, citado por el Beit Iosef 298:4, Kaf HaJaím 298:22).

Quienes cumplen con el precepto del encendido de la vela en la Havdalá con excelencia acostumbran a apagar la luz eléctrica cuando se recita la bendición correspondiente para que su luz sea más notoria y de esa manera, quienes están parados a distancia pueden discernir con su luz las líneas de las palmas de sus manos (ver Shmirat Shabat Kehiljatá 61:33).

Se puede recitar la bendición únicamente con una vela que se encendió a los efectos de iluminar mas no con una que se encendió en honor a alguien como es el caso de una vela de «neshamá» (vela que se enciende en el aniversario de un fallecimiento) o la vela que se enciende en algunas sinagogas junto al oficiante (Mishná Berurá 298:30).

Entre los sabios de las últimas generaciones hubo quienes recitaban las bendición de «Boré meorei haesh» sobre focos eléctricos incandescentes por cuanto que la electricidad es considerada como fuego. Sin embargo, muchos opinan que  el foco eléctrico no se considera fuego pues éste último arde en virtud del oxígeno consumido mientras que en el foco tenemos un filamento metálico incandescente. Y aunque se pueda considerar al filamento incandescente como fuego, no se debe recitar bendición por un fuego que está cubierto por un vidrio. Esto se debe a que la bendición fue establecida en recuerdo del primer fuego que encendió Adam el primer sábado por la noche y por lo tanto la bendición se debe recitar ante un fuego similar, al descubierto.

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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