Shabat

06 – Continuación.

En el caso de una bandeja sobre la cual se depositaron diferentes objetos, algunos de ellos «Muktzé» y otros que no lo son; si los objetos prohibidos son los más  importantes para la persona, la bandeja se transforma en «base para objeto prohibido». Si los objetos permitidos son los más importantes la bandeja no será «Muktzé» (Shulján Aruj 310:8). Por ejemplo: si sobre la mesa se encuentran velas de Shabat y «jalot», si las primeras son de cerámica entonces los panes son los más importantes, por lo que se puede mover la mesa. Empero, si las velas se encuentran en candelabros de plata, estos son «Muktzé por pérdida económica» y por ende más importantes que los panes, por lo que la mesa se transforma en «base para un objeto prohibido» y se prohíbe moverla. Sin embargo, si los candelabros se encuentran sobre una bandeja y ésta sobre una mesa, sólo la bandeja se considera «base para un objeto prohibido» pero la mesa se puede mover pues no hay prohibición sobre la base de una base.

En el caso de una persona que apoyó «Muktzé» sobre el objeto de su compañero, no lo transforma en «base para un objeto prohibido» pues nadie puede a conciencia prohibir un objeto que no le pertenece, pero si lo hizo por encargo del dueño, entonces se considera intencional y por ende el objeto se transforma en «base para un objeto prohibido» (Ramá 309:4, Mishná Berurá 27).

Aunque la base sea mucho más valiosa que el objeto prohibido depositado sobre esta, dado que le hace de sostén se transforma también en «Muktzé». Empero, cuando el objeto prohibido carece de toda importancia frente a la  base que lo sostiene, ésta no se hace «Muktzé». Por lo tanto, si se apoyó una moneda simple sobre una mesa o huesos sobre un plato y dado que lo prohibido es insignificante en relación a su sostén, no se transforman en «base para un objeto prohibido». Asimismo, cuando la base en cuestión no está destinada principalmente a hacer de sostén, por ejemplo en el caso de las puertas de un armario o un refrigerador contiguas a estantes sobre los cuales hay objetos prohibidos, dado que la función central de estas es para abrir o cerrar el armario o la heladera y no para fungir de base de lo que está colocado sobre los estantes, no son «base para un objeto prohibido» (Mishná Berurá 310:31, 277:7, Shmirat Shabat Kehiljatá 20:77).

Una mesa que fue hecha «base para un objeto prohibido» no se la puede mover pero se permite comer o estudiar sobre ella sin correrla. Asimismo, se permite extender o acortar una mesa a condición de que no se mueva con las manos la parte sobre la cual se halla el «Muktzé». Si la mesa posee cajones, se la puede usar mientras no se la mueva del lugar (Tehilá LeDavid 310:7, Shmirat Shabat Kehiljatá 20:61).

07 – «Utensilios para una labor prohibida»

Los utensilios para una labor prohibida son aquellos objetos que se suelen emplear en acciones prohibidas en Shabat, por ejemplo el martillo, las tijeras, una aguja, una pinza o una guía telefónica. Dado que estos objetos están destinados a ser utilizados en labores prohibidas en Shabat, son «Muktzé». Por otra parte, dado que se los puede emplear para acciones permitidas, la persona no los aparta por completo de su mente. Por lo tanto, los sabios establecieron una categoría intermedia respecto al utensilio para una labor prohibida: en términos generales es «Muktzé» pues de encontrarse en un sitio en el cual podrían ser robados o dañarse no se los puede mover empero sí se lo puede hacer si se necesita su materialidad («letzorej gufó») o por el espacio que ocupan («letzorej mekomó») (Shulján Aruj 308:3).

¿Qué significa que se necesita el objeto en sí mismo (gufó)? Implica emplearlo para un uso permitido, por ejemplo, emplear un martillo para abrir nueces, las tijeras para abrir una bolsa de leche, una aguja para quitar una espina que se clavó en el cuerpo, una pinza para abrir o cerrar una canilla que carece de manivela o una guía de teléfonos para encontrar la dirección en la que vive un amigo. En caso de ser posible obtener el mismo resultado sin emplear utensilios destinados a una labor prohibida – no se los ha de utilizar (Mishná Berurá 308:12).

¿Qué significa que se necesita el espaciotzorej mekomó«)? Implica que si un utensilio para una labor prohibida se encuentra ubicado en un sitio que es necesario utilizarlo, por ejemplo, si está sobre una mesa sobre la que se desea colocar alimentos o libros, una cama sobre la que se desea descansar, o una silla sobre la que se desea sentar, se lo puede llevar a otra parte. Asimismo, cuando el utensilio se encuentra sobre el piso en un sitio en el cual las personas pueden tropezarse con él, se lo puede retirar. Si la puerta del lavarropa se encuentra abierta en un sitio donde los miembros del hogar frecuentan – se la puede cerrar. Otro tanto cuando un utensilio para una labor prohibida molesta para abrir o cerrar una ventana – se lo puede retirar.

Dado que ya se levantó el utensilio a los efectos de aprovechar su materialidad o el espacio que ocupaba, se lo puede llevar hasta una ubicación en la que esté seguro (Shulján Aruj 308:3, adelante 15).

Otros ejemplos de utensilios que sirven para una labor prohibida son: lapicera, lápiz, sacapuntas, pincel de pintura, papel para escribir, cuentas comerciales, papel de lija, papel de calco, una vela, fósforos, un clavo o cigarrillos.

Hay utensilios que sirven para una labor prohibida como en el caso de un cuchillo profesional o un martillo de pulidores de diamantes, los cuales se tiene recaudo de no emplearlos para usos diferentes por tratarse de «Muktzé por pérdida económica» y por lo tanto su status es más delicado y no se los puede mover ni por necesitarse de su materialidad para otra función («letzorej gufó») o del espacio que ocupan («letzorej mekomó») (tal como se vio en la halajá 4).

Artefactos eléctricos: Ventilador, lavarropa, refrigerador y demás aparatos que carecen de filamento incandescente se los considera como utensilios para una labor prohibida. Sin embargo, en el caso de aparatos que contienen filamentos o alambres que conforman el núcleo de calor, por ejemplo, lámparas, horno, radiador o «plata» de Shabat, si estuvieron encendidos al caer el sol en la víspera sabática y antes de salir las estrellas («Bein Hashemashot») se los considera «Muktzé en sí mismo» y no se pueden mover en Shabat ni por necesitarse su materialidad para una acción permitida («letzorej gufó») ni por el espacio que ocupa («letzorej mekomó»). Si en Shabat están apagados y no estuvieron encendidos en la víspera entre que se puso el sol y la salida de las estrellas («Bein Hashemashot») se los considera utensilio para labor prohibida y se los puede mover en caso de ser necesaria su materialidad para una acción permitida o el espacio que ocupan.

08 – Utensilios que sirven tanto para labores prohibidas como permitidas.

Un utensilio que sirve para una labor prohibida y una permitida se lo clasifica según su uso más común (Pri Megadim, Mishná Berurá 308:10). Por lo tanto, una navaja que tiene también tijeras no es «Muktzé» pues el uso principal es el de navaja que sirve para cortar alimentos por lo que se prohíbe mover únicamente las tijeras. Asimismo, un reloj que contiene una computadora no es «Muktzé» pues su uso principal es ver la hora y eso está permitido. En el caso de un celular que posee reloj, dado que el uso principal es el teléfono, se trata de un «utensilio para una labor prohibida» que se prohíbe mover para su uso, mas se lo puede hacer si se necesita su materialidad para una labor permitida como la de ver la hora – pero no se portará en el bolsillo. Asimismo, se permite moverlo en caso de necesitarse el espacio que ocupa («letzorej mekomó») y si el reloj despertador contenido en el teléfono comienza a sonar y no le permite descansar – lo podrá alejar. De igual manera, una olla es un utensilio para una labor prohibida pues su función principal es la de cocinar, pero cuando contiene un guisado la olla se torna secundaria a éste y se la puede mover. Una vez que se finalizó de vaciar su contenido, aunque no se precise el espacio que esta ocupa, se la puede retirar de la mesa por entrar en la categoría de «recipiente de desperdicios» (Mishná Berurá 308:20, Beur Halajá ‘כלי’, adelante halajá 12).

El horno hogareño, aunque sirve también como depósito de bandejas, moldes o alimentos panificados, dado que su uso principal es hornear se trata de un «utensilio para una labor prohibida». Sin embargo, se permite abrir la puerta del horno para extraer alimentos, pues se trata de moverlo a los efectos de aprovechar su espacio («tiltul letzorej mekomó»). Si se desea ingresar alimentos al horno para allí resguardarlos, se permite abrir la puerta y luego cerrarla pues se trata de aprovechar su materialidad para una acción permitida («letzorej gufó») (Shmirat Shabat Kehiljatá 20:79).

Los «tefilín» se consideran utensilios para una labor prohibida, ya que en Shabat y días de fiesta de la Torá (Yom Tov) está prohibido colocarlos o vestirlos (Shulján Aruj 31:1). Por lo tanto, se los puede mover solamente si se necesita de su materialidad para una acción permitida o si se necesita el espacio que ocupan. Una acción permitida podría ser la de quien quiere colocárselos para protegerse ante un peligro y necesidad del espacio que ocupan sería cuando están junto al «talit» en el estuche que se necesita usar para el rezo sabático, y  se los retira para colocar el «talit» en su lugar (Turei Zahav y Maguén Abraham). En caso de necesidad, si los «tefilín» pueden sufrir daño se los puede mover (Mishná Berurá 31:2, Be´ur Halajá).

Una planta en una maceta es un «utensilio para una labor prohibida» pues se acostumbra a realizar con ésta acciones vedadas tales como plantar, regar o podar. Empero se permite moverla si es necesaria para una acción permitida como la de decorar la mesa o si es necesario el espacio que esta ocupa (ver arriba 19:10).

09 – Utensilios para labores permitidas, alimentos y libros.

Utensilios destinados a acciones permitidas tales como mesas, sillas, camas, almohadas, termos, relojes o escobas se los puede mover para todo uso, mas, de no mediar una necesidad, estará prohibido hacerlo. En los días de Nejemia, en los que muchos trasgredían el Shabat, se decretó que no se puede mover utensilio alguno y cuando la población volvió a guardar las halajot se permitió mover utensilios cuyo uso es permitido, pero se mantuvo el decreto de que no se puede mover un objeto si esto no es necesario. Esto está destinado a que la persona preste atención a lo que hacen sus manos durante el Shabat, que no sacuda objetos sin motivo para de esa forma quedar a salvo de no trasgredir prohibiciones sabáticas. Además, en Shabat la persona debe estar en un estado de reposo interior, y parte de éste pasa por que sus manos cesen y no estén ocupadas moviendo objetos innecesariamente.

Sin embargo, no se decretó prohibición de mover alimentos, libros, prendas de vestir o joyas pues por su intermedio se deleita el Shabat y se los puede mover – aunque no medie necesidad alguna.

Los juristas debatieron respecto de utensilios que se suelen utilizar habitualmente, por ejemplo cubiertos de mesa, platos y vasos. Hay juristas que entienden que se los debe considerar como alimentos, los cuales se pueden mover o tocar ilimitadamente. Otros juristas entienden que se los debe considerar como utensilios para labores permitidas, que se prohíbe mover o tocar de no mediar necesidad alguna. Dado que las reglas de «Muktzé» son de origen rabínico, la idea principal es conforme a la opinión más flexible, empero, a priori, dado que muchos juristas se inclinaron por la opinión más estricta es bueno tener en cuenta su opinión y no mover cubiertos platos y vasos innecesariamente.

10 – «Muktzé» a la hora que se pone el sol en víspera de Shabat y antes de la salida de las estrellas («Bein Hashmashot») por causa de una prohibición o un precepto.

Todo aquello que era «Muktzé» a la hora de ponerse el sol, aunque luego pierda el carácter de tal, por cuanto que lo fue en ese momento continúa siéndolo por todo el Shabat. Por lo tanto, si se dejó dinero sobre la mesa, esta se transformó en «Muktzé» por ser «base de un objeto prohibido», y aunque el dinero se haya caído de la mesa a lo largo del día la mesa continúa en su mismo status ya que era «Muktzé» al ponerse el sol en la víspera de Shabat (Shulján Aruj 310:7, arriba 5). Asimismo, una vela de aceite que se encendió antes de la entrada del Shabat, al apagarse sigue estando prohibido moverla así como tampoco se puede usar su residuo; dado que en «Bein Hashmashot» ya era «Muktzé» queda en ese status por todo el sábado (Shulján Aruj 279:1, Mishná Berurá 1). Asimismo, un objeto valioso que era «Muktzé por pérdida económica» al ponerse el sol y se quiebra en Shabat, aunque sus restos son utilizables, por cuanto que era «Muktzé» en ese momento se mantiene en ese status todo el Shabat (Mishná Berurá 308:35, según Maguén Abraham 308:19).

Un objeto no es «Muktzé» a menos que cumpla con dos condiciones: a) No era apto para ser usado a la hora de ponerse el sol y antes de salir las estrellas en la víspera de Shabat  («Bein Hashmashot»); b) La persona tenía  el uso de ese objeto apartado de su mente. El ejemplo conocido es el de higos y uvas que fueron colocados en el patio posterior de la casa para que se sequen y se hagan pasas, y durante el proceso de secado no están aptos para ser ingeridos ya que están en fermentación, y además están apartados de la mente de la persona. Por lo tanto, aunque durante el sábado se haya  completado el proceso de secado y las pasas se hicieron aptas para el consumo, dado que durante «Bein Hashmashot» fueron «apartadas» del pensamiento como comestibles, se mantienen en el status de «Muktzé» por todo el día. Empero, si sólo se cumple una de las condiciones, las frutas no serán «Muktzé» todo el Shabat. Por ejemplo, si la persona dejó semillas de trigo sobre la tierra para sembrarlas aunque las «separó» en su mente, dado que en la práctica son comestibles no adquieren el status de «Muktzé» y se las puede tomar en Shabat e ingerirlas (Shulján Aruj 310:2).

Asimismo, cuando la persona sabe que un objeto que no es apto para su uso en «Bein Hashmashot» se transformará en apto durante el día, por cuanto que no lo «apartó» de su mente no adquirió el carácter de «Muktzé». Un claro ejemplo de esto es una olla que se está cocinando sobre la «plata» al comenzar Shabat, si bien en el horario entre la puesta del sol y la salida de las estrellas no era apto para ser ingerido, la persona no lo «apartó» de su mente pues sabía que más tarde estaría pronto. Otro tanto ocurre con quien pone a secar ropa mojada en una cuerda, si bien esta no está apta para su uso en «Bein Hashmashot», si el clima es tal que con certeza durante el Shabat habrá de estar seca, la persona no la «aparta» («Maktzá») de su mente y se la puede mover una vez seca (Levushei Srad, Shmirat Shabat Kehiljatá 22:11).

11 – La prohibición de transformar un recipiente en «Muktzé» en Shabat o «retirarlo de servicio».

Está prohibido dejar sin uso un utensilio en Shabat transformándolo en «Muktzé» durante el día sagrado. Por ello, si la vela gotea aceite, no se permite colocar un recipiente debajo para que lo recoja ya que como el aceite es «Muktzé» estará prohibido mover el recipiente que lo contiene, por lo que le  otorgamos esta calidad durante el día sábado. Por lo tanto, si se quiere evitar que el aceite que gotea ensucie la casa se debe dejar el recipiente que lo recoja colocado desde antes del inicio del Shabat. De la misma forma, no se permite colocar un recipiente bajo una gallina para que ponga el huevo dentro de él ya que el huevo es «Muktzé» y entonces no se podrá mover el recipiente que lo contiene, por lo que el recipiente se transforma en «Muktzé» «quitándolo de servicio» («Bitel et haklí meheijanó») (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 42(B), Shulján Aruj 310:6, 265:3).

De todas formas, existe una manera posible de colocar un recipiente bajo el goteo de aceite o bajo la gallina y es colocando, con anterioridad en su interior algo más importante que está permitido mover, y entonces estará permitido mover el recipiente en virtud del objeto autorizado contenido (Mishná Berurá 265:6).

Quien teme que las chispas de la vela salpiquen hacia los costados, podrá colocar debajo un recipiente que las reciba, ya que las chispas carecen de materialidad real y ni bien se apagan se puede mover el recipiente en cuestión. De esta manera no se considera que se lo retira de servicio sabático transformándolo en «Muktzé». Sin embargo, no se verterá agua dentro de este recipiente pues esto acelera el tiempo de extinción de las chispas (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 47(B), Shulján Aruj 265:4).

Se prohíbe mojar almohadas o colchones pues esto los anula de su uso para el cual están preparados para Shabat (Shulján Aruj 305:19). Asimismo, se prohíbe ensuciar ropa de modo tal que no se pueda usar sin ser lavada. Si se cayó líquido al suelo, está prohibido absorberlo con prendas de vestir pues así se las deja fuera de uso. Sin embargo, se permite absorber el agua con un trapo pues está destinado a ese uso. Se permite también que muchas personas sequen sus manos con una misma toalla al punto de que ya no esté apta para ser usada, ya que no la retiraron de servicio pues para eso está destinada. En ese mismo sentido, está permitido dejar una bolsa de nylon preparada en el tacho de la basura e ir llenándola con desperdicios a lo largo del Shabat, y si bien la bolsa se transformará en «Muktzé» igual que su contenido no se considera que se la «retira de servicio» («mevatel meheijanó») pues ese es el uso normal de la bolsa – contener residuos (Levush 265:3, Shulján Shelomó 308:17:7, Yalkut Iosef II p. 480, ver Shmirat Shabat Kehiljatá 22:28, Orjot Shabat 19:329).

Se permite colocar un recipiente delante de los polluelos para que por su intermedio puedan subir y bajar de su sitio, y si bien los animales son  «Muktzé» no se considera que se transforme en tal al recipiente porque en cualquier momento se les puede espantar de allí. Empero si el polluelo está parado sobre el recipiente, no se lo puede retirar (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 128:2, Shulján Aruj 308:39).

12 – Permiso de retirar objetos sucios o malolientes – recipiente que contiene materia fecal.

Si bien los objetos desagradables como un recipiente que contiene materias fecales, un ratón muerto o residuos de alimentos son «Muktzé en sí mismos» o «Mejamat gufó», los sabios permitieron retirarlos para velar por la  dignidad humana. En este caso no exigieron que nos esforcemos en  moverlo de un modo diferente al habitual sino que se lo puede hacer directamente con la mano. Esto es así a condición de que su ubicación resulte molesta a las personas, empero, si están en un sitio que no molesta no se lo puede mover como es el caso del «Muktzé» (Talmud Babilonio Tratado de Beitzá 36(B), ídem Shabat 121(B), Shulján Aruj 308:34).

Todo depende de cuán desagradable sea el objeto. En la casa, cosas levemente sucias, por ejemplo ollas con restos de comida o vasos en los que quedaron restos de vino o una vela de aceite que se quemó, en caso de que produzcan incomodidad entran en la categoría de recipiente con materia fecal («Graf shel reí») y se los puede retirar. Otro tanto ocurre en un patio contiguo a un sitio habitado por personas, empero si no está próximo a donde viven personas no se los puede retirar. En caso de que haya excremento en la calle o en un patio transitado, dado que se trata de algo muy desagradable aunque se encuentre lejos del sitio habitado por las personas – se lo podrá retirar. Empero, si se trata de un patio trasero muy poco transitado no se lo podrá hacer. Si se encuentra allí un cadáver de animal cuyo mal olor se esparce y provoca malestar, aunque no se camine junto a este, se lo podrá retirar (Mishná Berurá 308:131, Beur Halajá 308:4 ‘כלי’, Ramá 279:2, Mishná Berurá 5).

Se permite retirar de la mesa con la mano cáscaras y semillas que son «Muktzé» y tirarlas a la basura. Se permite también hacerlo en dos etapas, por ejemplo, al principio retirarlas al costado de la mesa y luego llevarlas al bote de la basura (hay quienes dicen que esta es la razón por la cual se permite barrer en Shabat).

Quien pela semillas para comerlas, si bien las cáscaras son «Muktzé», se pueden sacar de la boca con la mano y botarlo a la basura o dejarlo al costado del plato, pero no las mantendrá prolongadamente en su mano. Asimismo, se permite retirar los residuos que se acumularon en el tapón de la pileta de la cocina.

Un tacho de basura es «Muktzé» al igual que su contenido, empero si este se llena y provoca desagrado se lo puede vaciar en el basurero de la calle, a condición de que exista «Eruv»; luego se permite devolverlo a la casa (Shmirat Shabat Kehiljatá 22:48).

13 – Recipientes que se rompieron y ropa que se deterioró.

Tal como vimos (halajá 3), todo objeto que no es apto para ser usado es «Muktzé en sí mismo» («Mejamat gufó»), empero es necesario que clarifiquemos en qué momento un objeto pasa a ser no apto y se transforma en «Muktzé». En términos generales, dos son los factores que inciden en el status de cualquier objeto: a) su situación, b) la consciencia de la persona.

Pasemos a explicar. En el caso de una persona que tira a la basura ropa y utensilios en buen estado antes de Shabat, estos no se transforman en «Muktzé» pues predomina la opinión mayoritaria de quienes los perciben en buen estado por sobre el pensar de quien los botó. Empero, si antes de Shabat una persona tira a la basura utensilios y ropa usados, estos se transformarán en «Muktzé», aunque haya personas que acostumbran a usarlos en ese nivel de desgaste, puesto que el dueño los botó a la basura y están desgastados (Shulján Aruj 308:12, Mishná Berurá 51, Ramá 308:7). Sin embargo, si los tiró a la basura en Shabat no se transformaron en «Muktzé» pues al iniciarse el sagrado día no lo eran, y estaban aptos para ser usados un poco más, por lo que no bajan de categoría el sábado (Mishná Berurá 308:32).

En el caso de un utensilio que se rompió en Shabat, sus restos no se transforman en «Muktzé»mientras sea posible usarlos. En caso de que sea imposible usarlos efectivamente se hacen «Muktzé». Sin embargo, si hay peligro que los habitantes del hogar se lastimen con estos restos, se los puede retirar con las manos. Si el objeto en cuestión se rompió en víspera de Shabat y el dueño del mismo tiró a la basura los restos aunque eran todavía utilizables, se convierten en «Muktzé» (Shulján Aruj 308:6-7 y 11, Mishná Berurá 48, Shmirat Shabat Kehiljatá 20:42).

En el caso de un utensilio al que se le salió una parte, sea tanto en Shabat como en su víspera, si es posible volver a colocarla en su sitio aunque no tenga ningún uso sabático no es «Muktzé», y así como se puede mover el objeto se puede mover la pieza de este que se salió pues todavía se considera parte del mismo. Por lo tanto, una cadena de canicas que se desarmó, por cuanto que se tiene la intención de devolver las canicas a la cadena no se las considera «Muktzé» (a condición de que no se tema que las vuelvan a unir a la cadena mediante un nudo durante el Shabat). Asimismo, un diente postizo o una corona que se sale, por cuanto que se tiene la intención de devolverlos a su sitio – no se transforman en «Muktzé». Lo mismo ocurre con un botón que se cae de una prenda, no se transforma en «Muktzé» ya que se tiene la intención de devolverlo a su sitio. Si bien un botón nuevo es «Muktzé» pues no está apto para uso alguno, en este caso el botón ya era parte de la prenda por lo que no cambia de status.

Sin embargo, objetos unidos a la tierra que se desprenden en Shabat se transforman en «Muktzé», pues al estar unidos al suelo no estaban destinados a ser movidos. Por la base del mismo principio, no se permite mover en Shabat una puerta de una casa que se desprendió (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 122(B), Shulján Aruj 308:8-10, Mishná Berurá 35).

Utensilios desechables con los que ya se comió, si todavía se los puede usar no se hacen «Muktzé» y si ya se los botó al tacho de basura sucio adquieren ese status. Lo mismo ocurre si fueron ensuciados de modo tal que no se acostumbra seguir usándolos, aunque no se los haya botado a la basura se transforman en «Muktzé». Empero, si por su suciedad molestan, se los puede retirar por entrar en la categoría de recipiente con materia fecal («Graf shel reí») (tal como se explicó en la halajá anterior, Shmirat Shabat Kehiljatá 20:42).

Un papel con el cual se secaron las manos, si se lo colocó en el bote destinado a los papeles, y se acostumbra a veces a usarlo para absorber líquidos, no es «Muktzé». Si se lo puso en el bote de basura que está sucio y no se acostumbra volver a usarlo se transforma en «Muktzé».

14 – El permiso de mover «Muktzé» de modo lateral o con el cuerpo.

La principal prohibición de «Muktzé» es moverlo con la mano tal como se lo lleva habitualmente, y en la medida que el modo de moverlo sea más diferente al habitual su carácter es más leve. Existen dos niveles de diferencia respecto del modo habitual de mover: a) de modo lateral («mehatzad»), b) con el cuerpo («begufó»). Se permite mover el «Muktzé» de «modo lateral» para algo autorizado y con el cuerpo se permite para preservar el objeto o usarlo. Pasamos a explicar:

El movimiento de «Muktzé» lateral se realiza con la mano de un modo indirecto. Por ejemplo, en el caso de frutas sucias de tierra o heno de modo tal que quien las toma deberá necesariamente remover la suciedad – lo hará de modo lateral o indirecto, esto es, moviendo la fruta que está permitida y dado que la acción se lleva a cabo en pos de algo permitido que es comerla no se incurre en trasgresión alguna (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 123(A), Shulján Aruj 311:8-9). Asimismo, quien quiere estudiar de un libro sobre el cual está apoyada una lapicera, si esta fue olvidada allí de modo tal que el libro no se transformó en «base para objeto prohibido» (arriba 5), se permite tomar el libro y en virtud de ese movimiento la lapicera se habrá de caer. De la misma forma, si se olvidaron monedas sobre el colchón sobre el cual se quiere dormir, se permite levantarlo de modo tal que las monedas se caigan al suelo. Del mismo modo, si se olvidó una piedra sobre el borde de un barril y se quiere tomar del vino que contiene, se permite inclinarlo de modo tal que la piedra se caiga. Si el barril se encuentra rodeado por otros barriles y no es posible inclinarlo o si se encuentra en un sitio en el cual si se lo inclina se puede quebrar un recipiente contiguo,  se permite alzar el barril con la piedra hasta un sitio en el cual se la pueda dejar caer sin causar daño (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 142(B), Shulján Aruj 309:4).

También está permitido tomar una escoba y por su intermedio mover hojas de árboles o polvo que son «Muktzé», ya que se realiza de un modo lateral o indirecto mediante la escoba y no con las propias manos; y además la acción se realiza en pos de que el sitio esté limpio – lo cual es un fin permitido. Asimismo, se permite mover cáscaras que se encuentran sobre la mesa mediante un cuchillo si se requiere usar el espacio que estas ocupan (Turei Zahav 308:18, Mishná Berurá 115).

Si se mueve el «Muktzé» con la finalidad de preservarlo («letzorej gufó») no se lo puede mover lateral o indirectamente. Por ejemplo, si hay dinero sobre la silla y se teme que pueda ser robado, está prohibido inclinar la silla para que el dinero sea menos visible.

Sin embargo, se permite moverlo con el cuerpo para ocultarlo, pues la prohibición se refiere a mover «Muktzé» del modo habitual, esto es, con las manos, empero no se prohibió hacerlo con el cuerpo. Mover con el cuerpo significa empleando el pie, el codo o cualquier otro órgano a excepción de las palmas de las manos (Shulján Aruj 311:8, Ramá 308:3). Por lo tanto, si hay dinero sobre el suelo se permite moverlo con el pie para hacerlo menos visible. De igual manera, si sobre el piso hay un objeto que puede llegar a dañarse si lo pisan se lo puede mover de sitio, o un cajón que se transformó en «base para objeto prohibido» y contiene algo muy necesario, se lo puede abrir con el cuerpo y retirar de él lo que se precisa. Asimismo, se permite sentar sobre piedras o maderas de construcción aunque se los mueva al hacerlo (Mishná Berurá 308:82). También se permite apoyarse en un automóvil si esto no activa la alarma.

15 – ¿Qué ocurre si se tomó «Muktzé» de un modo permitido o por error y qué pasa con los niños menores de edad?

Tal como ya vimos (halajá 7) se permite mover un utensilio para una labor prohibida si su materialidad (él mismo) se necesita para una función permitida o si el espacio que ocupa es necesario, como en el caso de un martillo para abrir nueces. Una vez concluido el uso del mismo, no es necesario dejar caer el martillo de la mano sino que se permite devolverlo a su sitio. Del mismo modo, se permite mover un utensilio para una labor prohibida si se requiere el espacio que ocupa, por ejemplo, si hay una tijera sobre la mesa en la que se quiere comer, se la puede mover para despejar la mesa sin que sea necesario dejarla caer cerca de esta, y dado que la tijera llegó a la mano de quien la mueve de modo permitido se puede continuar con la acción hasta depositarla en el sitio apropiado.

En el caso de quien comió frutas y se quedó en la mano con las cáscaras que son «Muktzé» en sí mismo («mejamat gufó»), no necesita dejarlas caer ya que llegaron a esta de modo permitido y por lo tanto se las puede mover hasta donde se quiera.

Empero, si ya se apoyó el «Muktzé» que llegó a su mano de modo permitido, el objeto vuelve a su carácter de prohibido, y si bien no se encuentra en su sitio correspondiente, no se lo puede mover más (Shulján Aruj 308:3, Mishná Berurá 506:29). Del mismo modo, quien por olvido mueve o toma algo que es  «Muktzé» sin que esto esté permitido, debe dejarlo caer inmediatamente (Mishná Berurá 308:13).

A priori, cuando se mueve el «Muktzé» que llegó a las manos de un modo permitido, no se habrá de pasar de mano en mano pues hay quien opina que hacerlo equivale a depositarlo y ya no se lo puede seguir moviendo o transportando. A posteriori, si se pasó un objeto «Muktzé» a la otra mano se puede seguir caminando hasta el sitio en el cual se lo quiere depositar.

Se permite caminar y sostener la mano de un niño pequeño que aún no llegó a la edad de «jinuj» (edad en que se inicia su educación en los preceptos) y que sostiene en su otra mano un objeto «Muktzé», ya que mientras el adulto no lo alza en brazos no se considera que lo mueve o transporta, empero se prohíbe alzar al niño en brazos mientras sostenga el objeto prohibido en cuestión ya que es menester sacudir este objeto de su mano para recién después alzarlo en brazos. Se permite sacudirle la mano al niño pues se considera mover el objeto de modo lateral o indirecto a los  efectos de realizar una acción permitida. Si el niño llora mucho y no se calma hasta que no se lo alce en brazos sosteniendo el objeto «Muktzé», se permite alzarlo pues los sabios permiten trasgredir prohibiciones rabínicas en pos de un bebé enfermo (24:6) y un niño que llora puede debilitarse y enfermarse. Sin embargo, si el objeto que sostiene es muy valioso no se permite alzar al niño en brazos pues si el objeto se cae se teme que un adulto lo cargue o lo mueva (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 141(B), Shulján Aruj 309:1).

01 – El precepto de educar al niño

Es preceptivo enseñar Torá a los niños, tal como está escrito (Devarim 11:19): «Y las enseñarás a vuestros hijos». El primer cometido del estudio debe ser cuidar y cumplir con todos los mandatos de la Torá, tal como está escrito (ídem 5:1): «para que los aprendáis y cumpláis». Por lo tanto, nuestros sabios dijeron que junto con el precepto de enseñar Torá a los niños se les debe también instruir en el cumplimiento de los preceptos, pues ¿cómo se les puede enseñar Torá sin que se acostumbren a cumplirla en la práctica? Resulta entonces que según la Torá es preceptivo enseñársela a los pequeños así como acostumbrarlos en términos generales, al cumplimiento de los preceptos; empero, el modo específico de cumplir cada uno de estos fue estipulado por los sabios.

¿Desde cuándo se comienza a educar al niño pequeño en el cumplimiento de los preceptos positivos? Desde el momento en el cual es capaz de comprender sus reglas generales y cumplirlos cabalmente; cada mandato de acuerdo a la complejidad y dificultad que encierra su cumplimiento. Por ejemplo, el precepto del «tzitzit», se le enseña al niño desde el momento en que es capaz de envolverse en este, dejar dos flecos hacia adelante y dos hacia atrás y recitar la bendición. Empero, en el caso de los «tefilín», dado que se debe tener cuidado de colocarlos con el cuerpo limpio y sin que medie distracción, esto se comienza a hacer únicamente próximo a la edad de Bar Mitzvá (Talmud Babilonio Tratado de Sucá 42(A), Mishná Berurá 343:3).

Lo que se dice en cuanto a que la edad de enseñar a cumplir los preceptos («guil jinuj») es en torno  a la edad de seis o siete años, se refiere a que en esa etapa se comienza a enseñarle al niño Torá de modo serio, y por lo tanto el niño puede comenzar a cumplir la mayor parte de los preceptos conforme a sus reglas. Lo mismo ocurre en lo relativo al rezo y al recitado de bendiciones, pues entonces la mayor parte de los niños pueden comenzar a aprender a cumplir con estos como corresponde. Empero, se comienza a acostumbrarlos a recitar bendiciones y algunos rezos a partir de los tres años, que es la edad en que se comienza a enseñarles algo de Torá (Talmud Babilonio Tratado de Baba Batra 21(A), ídem Tratado de Sucá 42(A), Shulján Aruj Ioré Deá 245:5).

Otro tanto ocurre respecto al kidush y la havdalá; se acostumbra a los niños a escucharlos a partir de los tres años de edad. Desde el  momento en el cual el niño pequeño es capaz de entender el tema del Shabat y puede cumplir cabalmente con el Kidush y la havdalá como corresponde, se pone hincapié en que los escuche en su totalidad. Y si no se encontraba presente cuando se recitaron, deberá hacerlo por sí mismo.

02 – Educar en el cumplimiento de los preceptos restrictivos.

Es preceptivo acostumbrar al niño a alejarse de las prohibiciones a partir del momento en que comienza a comprender que hay cosas permitidas y otras prohibidas. Esto es, no alcanza con que comprenda que debe cesar en su accionar cuando se le dice «no», sino que nos referimos a que el niño comprenda que determinada acción está prohibida siempre. La mayor parte de los niños comienza a desarrollar esta capacidad a los tres años, y a partir de esta edad, si se ve que trasgrede una prohibición, por ejemplo comer algo no kasher o si mezcla carne con leche, o enciende la luz en Shabat, se le debe alejar de esa práctica (Mishná Berurá 343:3). Al llegar el niño a la edad de «jinuj» en la que se le comienza a enseñar Torá, o sea a los seis o siete años,  se comienza a explicarle más profundamente las reglas referidas a las prohibiciones para que sepa cumplir correctamente con los mandatos restrictivos.

Si un niño no llegó aún a la edad de tres años, no es preceptivo comenzar a educarlo a cuidarse de las prohibiciones. Por lo tanto, si encuentra por ahí alimentos no kasher y los quiere ingerir – no se debe apartarlo de ellos. Si enciende o apaga la luz en Shabat, o si un niño cohen ingresa a un área de impureza, no se lo debe alejar de ellos pues no entiende el tenor de la prohibición.

Todo esto aplica cuando el niño realiza la trasgresión por su propia cuenta, empero, si se trata de un adulto que lo pone en situación de trasgredir, aunque se trate de un recién nacido en su primer día de vida, el adulto en cuestión trasgrede una prohibición de la Torá. Ella nos ordenó no hacer trasgredir a niños pequeños, por ejemplo, no alimentarlos con animales prohibidos o con sangre, o no impurificar un bebé cohen (Talmud Babilonio Tratado de Ievamot 114(A), Mishná Berurá 343:4). Tampoco se puede dar de comer a un niño pequeño alimentos prohibidos rabínicamente (Shulján Aruj 343:1).

Sin embargo, no está prohibido dar al pequeño en Shabat un objeto con el que probablemente trasgreda una prohibición, por ejemplo papel, pues si bien es probable que lo rompa o borre alguna de sus letras, dárselo en la mano no se considera que implique la orden de rasgarlo. Empero, quien le da en la mano un alimento no kasher se considera como si lo hubiese alimentado en sus propios brazos, pues ese es el modo habitual de alimentarlo (Maguén Abraham, Mishná Berurá 340:14).

En Shabat tenemos una prohibición suplementaria  y es la de no realizar una labor mediante niños pequeños, tal como está escrito (Shemot 20:10):»pero el día séptimo, sábado, lo consagrarás al Eterno Tu D´s, y ese día no harás labor alguna ni tú, ni tu hijo ni tu hija…» Resulta que cuando el niño enciende la luz porque piensa que es lo que sus padres quieren, y los padres sabiendo esto no le hicieron observación alguna, no sólo que estos padres dejaron sin efecto el precepto rabínico de educar a los hijos en el cumplimiento de los preceptos («mitzvat jinuj»), sino que además trasgredieron el precepto de la Torá de no realizar labores mediante un hijo. Si el niño enciende la luz para otro judío que al verlo no le hizo ninguna observación, ese judío trasgrede un precepto rabínico (Shaar Hatziún 334:54).

Si bien aprendimos que está prohibido alimentar a un niño pequeño con alimentos prohibidos, si el pequeño tiene hambre o sed antes del Kidush o de la havdalá o en tiempo de ayuno público, se le puede dar de comer y beber aunque ya haya pasado la edad de «jinuj». Esto obedece a que no se permite alimentar al niño con alimentos no kasher, pero sí se permite alimentarlo con comida kasher en momentos no apropiados para comer, y dado que el pequeño está hambriento o sediento – se le puede dar de comer o beber (Mishná Berurá 269:1, arriba 6:9).

03 – ¿Quién está obligado a educar y a reprender o regañar?

Hay juristas que consideran que el deber de la educación del niño recae tanto sobre el padre como sobre la madre en forma igualitaria (Terumat HaDeshen). Sin embargo, la mayoría de los juristas considera que el deber de educar a los hijos en el cumplimiento de los preceptos recae únicamente sobre el padre, esto es, regañarlos u observarles cada vez que trasgreden una prohibición y exigirles que cumplan con los deberes religiosos. Este deber se deriva del  mandato de enseñarles Torá, el cual también recae sobre el padre. De todas maneras, es claro que la madre tiene el deber  general de educar a sus hijos en el cumplimiento de la Torá y sus preceptos, pues el mandato de amar a D´s y la búsqueda de la verdad hacen que toda madre forme a sus hijos en el apego a la sagrada Torá y a cuidar sus mandatos, empero, la responsabilidad por la enseñanza pormenorizada de estos recae sobre el padre (Rabí Itzjak, Maharam, Hagaot Maimoniot). En caso de no haber un padre que pueda educar, tanto sea por deceso como por abandono del hogar, la madre tiene el deber de educar a sus hijos en el detallado cumplimiento de la Torá y los preceptos (Eliahu Rabá 640, Kaf HaJaím 343:9).

Por lo tanto, si el niño llega a la «edad de jinuj», esto es, a los seis o siete años de edad, y está absorbido por sus juegos y no quiere acercarse a escuchar Kidush o Havdalá o recitar Birkat Hamazón, el padre debe llamarle la atención y educarlo a cumplir con estos preceptos. Empero, la madre tiene la prerrogativa de pasar a veces por alto la situación para mantener la atmósfera agradable del hogar. En caso de que el padre haya fallecido o abandonado el hogar, la madre debe ocupar su lugar y cuidar que sus hijos se habitúen en el cumplimiento de los preceptos.

Cuando los padres descuidan la educación del niño y no le llaman la atención cuando trasgrede prohibiciones de la Torá, el tribunal rabínico o los representantes públicos encargados de la educación deben llamar al orden al padre. Empero, si los padres descuidaron la educación del niño en el cumplimiento de los preceptos rabínicos, no es necesario llamarle la atención al progenitor.

Los juristas debatieron qué hacer cuando se ve al hijo de un amigo que ya llegó  a la «edad de jinuj» trasgrediendo una norma, por ejemplo, profanando el Shabat o comiendo alimentos no permitidos. Hay quienes opinan que la responsabilidad de llamar la atención es exclusivamente del padre y que otras personas no están obligadas a separar al niño de la mala acción (Rambám, Shulján Aruj 343:1). Otros juristas consideran que se debe evitar que niños que llegaron a la «edad de jinuj» cometan trasgresiones (Tosafot, Rosh, Ramá). Algunos de los juristas de las últimas generaciones (Ajronim) definieron, a los efectos prácticos, que si un adulto ve a un niño cometer una trasgresión a la Torá, por ejemplo, encender luz  o lavar la ropa con agua en Shabat, o comer alimentos prohibidos por la Torá, debe actuar a los efectos de apartarlo de la prohibición. Sin embargo, si un adulto ve a un niño trasgredir una prohibición rabínica, por ejemplo, si desea comer pollo con leche o jugar con «Muktzé» en Shabat, no es necesario que intervenga (Jaiéi Adam, Mishná Berurá 343:7). Consideramos que si un niño pequeño trasgrede reiteradamente una prohibición, aunque esta sea rabínica, es correcto llamar la atención de sus padres al respecto.

Si un niño pequeño está por dañar a alguien o causar un daño material, se lo debe detener en su accionar para evitar el daño o el perjuicio, ya que es  preceptivo devolver un objeto extraviado, tal como está escrito (Devarim 22:2): «y se lo habrás de retornar», de lo que se deduce que es preceptivo evitar el daño a la propiedad del prójimo. Asimismo, aprendimos (Vaikrá 19:16): «no serás indiferente a la sangre de tu prójimo» de lo cual dedujeron nuestros sabios (Sifra) que se debe también salvar su propiedad.

Es importante destacar que el precepto de educar a los pequeños se debe realizar de un modo que sea bien recibido por sus corazones, por lo que a la edad de seis o siete años no se los debe obligar a comenzar a cumplir con los preceptos y los rezos en su totalidad. Los años de la infancia están destinados a que el niño se vaya acostumbrando y avanzando en el cumplimiento de los preceptos y los rezos hasta que llegue a la edad de Bar Mitzvá, en la cual ya será capaz de cumplir con todos en su completitud.

04 – La prohibición de que un niño encienda o apague la luz.

Si un niño ve que se apagó la luz en su casa y entiende que sus padres verán con buenos ojos que la vuelva a encender, estos deberán advertirle que no lo haga. Ya vimos que es deber de los padres educar a los niños pequeños en el cumplimiento de los preceptos, lo cual incluye evitar que realicen trasgresiones. Aunque un niño no haya llegado a la edad de tres años, en la que se comienza a enseñarle a apartarse de las trasgresiones, dado que se trata de Shabat – la norma es más estricta. Mientras el tierno infante entienda que la acción en cuestión es beneficiosa para sus padres, resulta que la hace para ellos, lo cual se debe evitar, tal como está escrito (Shemot 20:10): «…y ese día no harás labor alguna ni tú, ni tu hijo ni tu hija…». Por lo tanto, se nos ordenó no realizar labores mediante los niños pequeños. Y en caso de que se haya apagado la luz en la casa de los vecinos y el niño va a la suya para encenderla, es su deber advertirle que no haga una labor para ellos.

Asimismo, si estalla un incendio en Shabat y un niño pequeño viene a extinguirlo, se trate de la casa de sus padres o la de otros, se debe evitar que lo haga, pues entiende que los adultos tienen interés en que el fuego sea apagado por lo que si lo hace será para ellos,  y entonces  es su deber advertirle que se abstenga de hacerlo (Talmud Babilonio Tratado de Shabat121(A), Shulján Aruj 334:25, Mishná Berurá 66). De esto se deduce que está prohibido decirle expresamente a un niño que encienda la luz o apague un incendio, pues ya vimos que un adulto tiene prohibido hacer trasgredir a un pequeño (Talmud Babilonio Tratado de Ievamot 114(A)).

Es obvio que si un niño pequeño apaga la luz en Shabat por error no se lo debe rezongar pues entonces él entiende que debe reparar su equivocación y procederá a encenderla. Y si espontáneamente, por iniciativa propia quiere  volverla a encender para sus padres, se le debe de advertir que no lo haga.

Si un niño pequeño realizó una labor prohibida en Shabat por equivocación, por ejemplo encender la luz, si lo hizo para un adulto no se puede disfrutar de ella y si lo hizo para sí, se puede (Beur Halajá 325:10  .( ‘אינו יהודי’ .

05 – Permisos especiales para situaciones de gran necesidad o momentos de apremio.

En caso de gran necesidad se le puede decir a un niño que haga algo prohibido rabínicamente, mas no se le puede indicar que haga algo prohibido por la Torá, pues ésta advierte que no se haga trasgredir una prohibición sabática a un niño (Shemot 20:10): «y ese día no harás labor alguna ni tú, ni tu hijo ni tu hija». Pasemos a explicar en qué situación se le puede pedir a un niño que trasgreda una prohibición rabínica.

En opinión de Rashbá y Ran se le puede decir a un niño que realice una labor prohibida rabínicamente para su propio beneficio. Si bien para la mayoría de los juristas medievales (Rambám, Tosafot, Shulján Aruj 343:1) esto está prohibido, en caso de gran necesidad nos respaldamos en quienes lo autorizan (Rabí Akiva Eiguer, Beur Halajá 343:1.( ‘מדברי’  Por lo tanto, si se encendió por error una luz en la habitación del niño y le cuesta conciliar el sueño, en caso de gran necesidad se le puede indicar que la apague pues esta acción está prohibida rabínicamente. Es mejor que esto lo haga un niño menor de seis años, y si ya tiene esta edad es mejor que lo haga de un modo diferente al habitual.

En caso de gran necesidad se le puede decir a un niño que realice una labor prohibida rabínicamente aunque el niño no tenga beneficio de ello. Tal como ya aprendimos (9:11) que los sabios permitieron «shvut deshvut» (cuando se suman dos prohibiciones rabínicas n. de t.) para cumplir con una mitzvá o en caso de gran necesidad. Dado que la obligación de los niños de cumplir con los preceptos es rabínica, si trasgrede una prohibición rabínica estamos ante un caso de «shvut deshvut». En un caso así se puede adoptar una postura más flexible, pero solamente si se trata de una eventualidad o situación casual, pues de esta manera no se teme que el niño se acostumbre a no honrar el Shabat (Mordeji, Turei Zahav 346:6, Shulján Aruj HaRav 343:6, Leviat Jen 124).

Si se apagó la luz en Shabat en un sitio donde esta es necesaria, de haber allí un niño pequeño de más o menos un año de edad que todavía no entiende que sus padres tiene interés en que se encienda nuevamente, y si se lo ubica junto al interruptor jugará con éste sin entender si su accionar es beneficioso o no; en caso de gran necesidad se lo puede sostener junto al interruptor y ni bien encienda la luz sacarlo de allí. Dado que el niño no comprende la significación del encendido o el apagado, su acción no implica trasgredir una prohibición sino que se lo considera como quien toca algo casualmente («mit´asek») (Rashbá Ievamot 114(A), Orjot Shabat 24:7-8).

06 – El niño pequeño es considerado como una persona enferma.

Los sabios prohibieron que un judío pida a un no judío en Shabat que realice para él una labor, empero, si hay un niño pequeño muy necesitado de algo específico entra en la categoría de enfermo por quien se permite pedir a un no judío que realice una labor. Por ejemplo, si el niño carece de comida y está hambriento se le puede pedir a un no judío que cocine para él. Si es muy necesario encenderle la luz – se le puede pedir a un no judío que lo haga (Ramá 276:1, Mishná Berurá 6, ver adelante 28:2). Normalmente, cuando se trata de bebés es necesario flexibilizar la norma en estas cuestiones, pero también en edades más avanzadas, si los niños están muy necesitados se puede flexibilizar para ellos igual que con un enfermo.

Un niño que aún no llegó a la edad de mitzvot (trece o doce) y sufre de un dolor o malestar, aunque este no sea muy intenso, se le pueden administrar medicinas pues tal como el decreto de no tomar medicinas no aplica sobre las personas enfermas, del mismo modo no lo hace sobre niños. En el marco de esta normativa, en caso de necesidad, se permite aplicar pomada sobre la piel del bebé a condición de que no se la esparza sino que se la deje sobre la piel tal cual salió del tubo. Si más tarde, por efecto del contacto con el pañal la pomada se esparce sola, esto no implica una acción prohibida ya que no se la desparramó para alisarla (ver adelante 28:8).

07 –  Juegos recreativos permitidos y prohibidos en Shabat.

Es preceptivo educar a los niños a fin que aumenten su estudio de Torá en Shabat y no se habitúen a malgastar el precioso tiempo sabático en actividades comunes. Cuanto más se acercan los niños a la edad de cumplimiento de los preceptos más se los debe estimular a que se dediquen a la Torá y reduzcan el tiempo de juegos. Es bueno que los padres enseñen a sus hijos y cumplan  de ese modo con el precepto (Devarim 11:19): «y las enseñareis a vuestros hijos hablando acerca de ellas». Es bueno que cada comunidad establezca clases para los niños en Shabat. Sin embargo, los niños tienen permitido jugar, por lo tanto, todas las reglas que desarrollaremos a continuación aplican para quienes aún no llegaron a la edad de cumplimiento de preceptos. Empero, las normas para los adultos son diferentes, primeramente porque corresponde, a priori, que actúen conforme a aquellos juristas que consideran que todos los juegos están prohibidos para mayores de edad en Shabat (arriba 22:13). En segundo término, también en opinión de aquellos que permiten a los adultos jugar, hay juegos que despiertan controversia, y si bien con los niños que deben cuidar Shabat sólo como parte de su educación en los preceptos se adopta una actitud más flexible; en el caso de los mayores que deben hacerlo como mandato de la Torá se adopta una actitud más estricta. A continuación expondremos las reglas que recaen sobre los niños, y cuando los mayores deben optar por una conducta más estricta, incluyendo los casos en que hay opiniones,  que les permiten jugar en Shabat, lo mencionaremos explícitamente:

Se permite jugar ajedrez, damas y distintos juegos de memoria. Asimismo, se permite jugar con dados o perinola. Empero, si se trata de un juego en el cual el vencedor obtiene un beneficio concreto bajo la forma de dinero o alimentos, está prohibido jugarlo. Asimismo, está prohibido jugar a juegos en los que se acostumbra a escribir (Shulján Aruj 338:5, 322:6, Jaiéi Adam 38:11).

Hay juristas que consideran que es bueno abstenerse de jugar «Monopolio» o «Banquero» y demás juegos que implican ganancias económicas imaginarias, mas si los niños quieren jugarlo pueden hacerlo (Shmirat Shabat Kehiljatá 16:33). Sin embargo, es correcto ser más estricto con los adultos.

Todo juego que implica escribir, adherir, rasgar o trenzar está prohibido en Shabat. Sin embargo, los niños tienen permitido armar rompecabezas o formar palabras uniendo letras entre sí o sobre un tablero. Si bien corresponde que los adultos sean más estrictos en esto, los pequeños pueden respaldarse en las opiniones flexibles que consideran que esto no implica trasgredir la prohibición de «escribir», pues todas las letras y formas ya estaban listas y solamente se las acerca unas a otras de modo temporario (arriba 18:4).

Está prohibido construir aviones o barcos piezas de plástico, lo cual requiere de gran exactitud y están destinados a durar largo tiempo.

Se permite a los niños jugar con piezas de «lego», armar y desarmar con estas diferentes formas, pero en el caso de los adultos corresponde ser más estricto. Asimismo, se permite a los niños hacer diferentes figuras de papel tales como aviones y barcos, empero el plegado profesional de papel («origami») está prohibido (ver arriba15:7).

Los sabios prohibieron hacer una tienda temporaria en Shabat, pero si se cambia el orden, se permite. Por lo tanto, los niños tienen prohibido extender sábanas sobre sillas para así formar una especie de tienda para agruparse bajo esta. Empero, si se extiende primeramente la manta en el aire y luego se entran las sillas que la habrán de sostener, se puede. Con el mismo principio de base, está prohibido construir con piezas de «lego» una casa o un estacionamiento que tiene un espacio interior de un palmo por un palmo, empero si primeramente se sostiene el techo y luego se le unen las paredes por debajo, se permite (arriba 15:5).

Se permite hacer cadenitas no permanentes en el marco de un juego empero se deberá tener cuidado de no anudar el hilo al final sino hacerle una especie de moña (Shmirat Shabat Kehiljatá 16:22).

Está prohibido separar dos tipos de juego cuyos cubos o cartas se mezclaron pues implica realizar la labor de «seleccionar» («Borer»). Sin embargo, si se quiere jugar con uno de los dos, se pueden retirar del montón las cartas de uno de ellos, ya que en ese caso la selección no se realiza de un modo que implique la  labor prohibida sino en el marco de un juego, al inicio del cual se toman los cubos o naipes necesarios (arriba 11:16).

Está prohibido hacer formas con plastilina por tratarse de la acción  de «esparcir» (Shulján Aruj 314:11), y si se decide darle una forma significativa implica también trasgredir la prohibición de escribir (Jaiéi Adam Iom Tov 92:3). La plastilina y semejantes son «Muktzé».

08 – Otros entretenimientos y los juegos de patio.

Se permite estirar el resorte de un autito de juguete para que se desplace un poco, a condición de que no haga sonar ninguna bocina ni encienda luces (arriba 15:8). Asimismo está prohibido jugar con cualquier juego que esté activado con baterías (arriba 17:2).

Está prohibido inflar un globo para evitar que se lo ate o amarre. Empero, si se trata de un globo que se acostumbra a cerrar con un tapón sin necesidad de amarrarlo y ya se lo infló anteriormente aunque sea una vez, se lo podrá inflar (arriba 15:8).

Los niños pequeños tienen prohibido jugar en Shabat con juguetes que fungen como instrumentos musicales, por ejemplo trompetas, pianos, campanas y matracas. Estos juguetes son «Muktzé». Sin embargo, se permite dar al bebé un juguete que genera sonido cuando se lo mueve o se lo presiona, pero un mayor de edad no puede hacerlos sonar (Mishná Berurá 338:1, Beur Halajá ‘אבל’, Shmirat Shabat Kehiljatá 16:2-3).

Arena es «Muktzé», pero si se la preparó para entretenimiento de los niños no lo es (arriba 23:3). Se permite jugar con esta a condición de que sea fina y seca y no se puede construir con ella figuras. Empero, si la arena está húmeda, dado que se puede hacer en ella hoyos o emparejarlos, no se puede jugar con esta porque se incurriría en la labor de «construir». Está prohibido humedecer arena para no incurrir en la prohibición de «amasar» (arriba 15:2).

No se permite jugar con canicas o bolitas sobre la tierra para evitar emparejar hoyos a los efectos de que estas giren derechas. Asimismo, se prohíbe jugar sobre tierra cualquier juego que requiera que esta esté lisa para evitar que se emparejen hoyos. Inclusive si el suelo está embaldosado, no se permite jugar a ese juego no sea que después se continúe sobre suelo no embaldosado  y se empareje el terreno. Empero, se permite jugar sobre el piso interior de la casa ya que hoy día todas tienen piso de baldosa y no se teme que se continúe jugando afuera en un sitio carente de baldosas (arriba 15:2).

Se permite jugar con carozos de damasco tal como acostumbran a hacerlo los niños, ya que ellos los destinaron para ese fin con anterioridad y por lo tanto no se los considera «Muktzé» como el resto de las semillas o carozos de frutas. Asimismo, los carozos extraídos de un damasco en Shabat tampoco son «Muktzé» ya que es muy común jugar con estos (ver Shmirat Shabat Kehiljatá 16 observación 33).

Está permitido hamacarse en columpios, pero si están pendiendo de un árbol aunque sea sólo de uno de sus lados – estará prohibido. Esto se permite si el columpio pende de una estaca  clavada en el árbol, (arriba 19:7).

09 – Juegos con pelota y de correr.

No se permite que niños jueguen al fútbol o al basquetbol en Shabat ya que estos deportes requieren de una importante organización y poseen numerosas reglas, por lo que se los prohíbe por tratarse de cuestiones de días comunes («ovadín dejol»). Además, a veces estos juegos implican trasgredir otras prohibiciones, por ejemplo, preparar el terreno para el juego, viajar al lugar del juego, inscribirse y comprar o vender. Asimismo, está prohibido mirar personas que juegan fútbol o basquetbol en Shabat por tratarse de acciones de días comunes («ovadín dejol»). Se prohíbe jugar con estos tipos de pelota inclusive dentro de la casa o el patio de la misma pues son «Muktzé» y cuestiones de días comunes («ovadín dejol»). Se prohíbe también jugar al tenis por tratarse de un juego de adultos que requiere gran organización.

Se permite a los niños jugar diferentes tipos de carreras por placer, pero no se permite dar una clase de gimnasia (arriba 22:8).

Se permite a los niños jugar con pelotas que suelen usar los pequeños a condición de que lo hagan en la casa o el patio de la misma sobre piso embaldosado. Empero, no se debe jugar sobre tierra o césped para evitar emparejar hoyos. Se permite a los niños jugar ping-pong amateur, pues se acostumbra a hacerlo en la casa. No se debe temer que por jugar de pequeños a la pelota en la casa se acostumbrarán a hacerlo de grandes, pues todo el permiso ronda en torno a la pelota que suelen usar los niños y con la  que los adultos de todas maneras no juegan.

Una pelota que cayó sobre la copa de un árbol no se la puede bajar ni con la mano ni con un palo, pues está prohibido ocuparse con algo que está sobre un árbol para evitar que se termine cortando una rama. Si la pelota se cae de allí sola, se puede jugar con ella (arriba 19:7, Shmirat Shabat Kehiljatá 16:8).

10 – Bicicleta, monopatín y tabla de patinar («skate»).

Se prohíbe andar en bicicleta común de dos ruedas por tratarse de una acción que corresponde a días de la semana («ovadín dejol») (arriba 22:8). Aún si cuentan con dos ruedas auxiliares esto estará prohibido. Sin embargo, niños pequeños pueden andar en triciclo pues estos son únicamente para las edades más tempranas y entre este y la bicicleta hay una gran diferencia – por lo que jugar con él no implica una acción de día de la semana («ovadín dejol»).

Hay juristas que permiten a los niños andar en monopatín o tabla de patinar en Shabat pues consideran que así como les está permitido correr también pueden andar en estos dispositivos. Otros juristas entienden que no se debe andar en estos puesto que los sabios permitieron únicamente correr por placer con las piernas específicamente – pero no mediante aparatos que transforman el correr en más veloz y más profesional tal que se transforme en una actividad de día de la semana.

Si bien a posteriori quienes quieran adoptar la actitud más flexible tienen en quien respaldarse, es correcto adoptar la postura más estricta pues esta opinión nos parece más acertada; y así como los judíos acostumbraron a prohibir andar en bicicleta por tratarse de una actividad acorde a los días de la semana («ovadín dejol») y hacerlo altera el espíritu sabático, corresponde extender este criterio a monopatines y tablas de patinar. Además, al limitar a los niños pequeños a juegos más sencillos, los niños más grandes aprenderán a dedicar el Shabat al estudio de la Torá y al descanso.

01 – La prohibición de pedirle a un gentil que realice una labor en Shabat.

El precepto del Shabat pertenece únicamente a los hijos de Israel, tal como está escrito (Shemot 31:13): «porque es señal (del Pacto) entre Mí y vosotros por vuestras generaciones para recordar siempre que Yo soy el Eterno que os ha consagrado». Además, nuestros sabios dijeron en el Talmud Babilónico (Tratado de Sanhedrín 58(B)) que «un no judío que cuida Shabat (es como si) merece pena de muerte», esto es, si un no judío inventa para sí una nueva religión y fija el Shabat como día sagrado merece recibir un castigo Celestial (ver Rashí allí y Rambám Melajim 10:9).

Si bien un no judío puede realizar labores en Shabat, los sabios prohibieron que un judío pida a un gentil que haga para él labores en este día. Los sabios respaldaron esta regla en la redacción especial del versículo bíblico (Shemot 12:16): «ninguna labor será hecha», no dice que «no harás» sino que no «será hecha», de lo cual se desprende que ninguna labor sea realizada para un judío en sábados o días festivos. Tal como afirmaron nuestros maestros (Mejilta allí): «no será hecha, no la harás tú ni la hará tu compañero ni tampoco un gentil». Esta prohibición se extiende inclusive a aquellas labores prohibidas rabínicamente, empero se permite pedir en caso de que se trate de una gran necesidad o a los efectos de cumplir con un precepto (tal como se verá en las halajot 4 y 5).

En caso de que la labor se ejecute sobre un objeto propiedad de un judío, se prohíbe decirle al gentil que la realice aunque sea para su beneficio. Por ejemplo, está prohibido decirle: «cocina para ti mi carne». Asimismo, se prohíbe decirle a un no judío que se hospeda en la casa «enciéndete la luz». Sin embargo, si la carne pertenece al gentil se le puede decir que la cocine por cuanto que lo hace para su propio beneficio, por lo que queda excluido de la  prohibición rabínica (Shulján Aruj 307:21, Mishná Berurá 73).

Además, los sabios prohibieron también disfrutar o beneficiarse en Shabat de la labor que el gentil realiza para un judío. Por ejemplo, si se apagó la luz en la casa del judío y viene el vecino gentil y se la enciende, el judío tiene prohibido disfrutar de la misma. Esto y más, los demás judíos también tienen prohibido beneficiarse de esta por cuanto que fue encendida en Shabat para un judío (Shulján Aruj 276:1). Si se trata de una labor que demandó tiempo para su realización, se prohíbe disfrutar de ella también una vez salido el Shabat, hasta que pase el tiempo que insumió su ejecución. Por ejemplo, si un no judío pesca o recolecta frutas para un judío, al salir el Shabat no se pueden comer hasta que pase el tiempo que insumen estas labores (Shulján Aruj 325:5-6).

Si la labor realizada por el gentil para un judío está prohibida rabínicamente – otros judíos para los cuales esta no se realizó pueden disfrutar  o beneficiarse de ella inclusive en Shabat. Sin embargo, el judío para quien esta fue realizada no podrá beneficiarse de la misma hasta que concluya el Shabat y pase el tiempo que demandó la ejecución de la labor (Shulján Aruj 325:8, Mishná Berurá 41). Cuando se trata de una tarea que se realiza en función de una necesidad importante o a los efectos de cumplir con un precepto se puede disfrutar de la misma en Shabat (ver halajot 4 y 5).

02 – Se permite disfrutar de la labor realizada por un gentil para sí mismo.

Lo que estudiamos hasta el momento aplica al caso de que un gentil realiza una labor para un judío en Shabat, empero, si la realiza para sí o para otro gentil, todo judío puede disfrutar de la misma. Por ejemplo, si un no judío encendió la luz para leer un libro, cualquier judío puede disfrutar de ella (Shulján Aruj 276:2). Esto y más, aunque el gentil la haya encendido  para sí y para un judío, dado que de todas maneras necesitaba encenderla para sí mismo, el judío puede beneficiarse de esta (Jaiei Adám, Aruj HaShulján 276:8, El Beur Halajá tiende a esta opinión  276:2 ‘ואם’, a diferencia de Maguén Abraham).

Por lo tanto, cuando se apaga la luz en la casa, un judío tiene prohibido pedirle al vecino gentil que la encienda, pero sí se permite manejar la situación de modo tal que este la encienda para sí por propia iniciativa y luego el judío podrá beneficiarse de ella. Así hará: invitará al gentil a comer en su casa y cuando vea este que el lugar está oscuro, entenderá por sí mismo que es conveniente encender la luz. Dado que el gentil encendió la luz para sí y para poder ver el alimento que se le sirve, el judío también puede disfrutar de ella (Aruj HaShulján 276:9).

Asimismo, cuando un judío tiene ayuda doméstica de un gentil, y lo envía a la cocina a lavar los platos este encenderá la luz por su propia iniciativa cuando ingrese a ella. Siendo así, posteriormente el judío también podrá disfrutar de la luz encendida. Inclusive, el judío puede pedirle que tras terminar su trabajo no la apague (Mishná Berurá 276:27, Shmirat Shabat Kehiljatá 30:57). Sin embargo, quien tiene que caminar en la oscuridad tiene prohibido pedir a su sirviente gentil que venga con él para que encienda una linterna, pues en este caso es claro que realiza una labor para el judío (Shulján Aruj 276:3).

Un judío no podrá disfrutar del agua que un gentil hirvió para su uso en Shabat, ni siquiera de la que sobre. Esto es así para evitar que el gentil hierva agua de más para que el judío disponga de ella o, al ver que el judío usó las sobras, al sábado siguiente hierva más agua para uso de ambos. Empero, si el gentil no conoce al judío, este puede usar el agua caliente sobrante pues no se teme que en un futuro el gentil caliente más agua para ambos (Shulján Aruj 325:11, Mishná Berurá 66). Si el gentil arrancó una fruta del árbol, pescó u ordeñó una vaca para sí, aunque no conozca al judío y dado que estos alimentos no eran aptos para su consumo al iniciarse el Shabat, se los considera «Muktzé» y un judío no puede consumirlos el sábado  bajo ninguna forma (Shulján Aruj 325:5).

03 – ¿Cuándo puede un judío beneficiarse de la labor realizada por un gentil en Shabat?

Si en la casa del judío está encendida una luz que permite a duras penas comer, ordenar la casa y lavar los platos pero no leer y viene un gentil y enciende una luz suplementaria, el judío podrá comer, ordenar y lavar  los platos beneficiado por esta luz pero no podrá emplearla para leer. Esto se debe a que se pueden realizar las acciones que eran posibles antes de que el gentil encendiese la luz suplementaria, mas no aquellas que era imposible ejecutar sin esta (Shulján Aruj 276:4, Mishná Berurá 32).

Si en la habitación había luz y el gentil la apagó para que el judío pueda conciliar el sueño, si bien la acción se realizó en beneficio del judío, este podrá dormir por cuanto que no disfruta de algo concreto creado por la labor del gentil sino del haber apagado la luz.

Si bien se permite disfrutar de la luz suplementaria que agregó el gentil o de la oscuridad generada por el apagado, no se le puede pedir que lo haga. Por ejemplo, en caso de que falte luz, está prohibido decirle «hazme un favor, no hay luz en la habitación». Ni siquiera se puede señalar la luz con el dedo pues esto insinúa una orden (Jaiéi Adam 62:2). Asimismo, si la luz molesta para dormir, no se le puede decir al gentil: «haz aquello que debe hacerse» o «hazme un favor, no puedo dormir aquí» o señalar la luz con el dedo.

Sin embargo, se permite insinuar mediante un relato, de modo tal que si  hace falta más luz se puede decir «me resulta difícil ordenar la casa o leer cuando la luz es tenue» o «la casa no está suficientemente iluminada pues está encendida una sola lámpara». De esta manera la insinuación no contiene un pedido para que el gentil haga algo, sino que se trata de un comentario y el gentil a raíz de su deseo de colaborar con el judío decide por propia iniciativa encender una luz suplementaria. Asimismo, si hay una luz encendida que impide dormir, se le puede comentar a un no judío «me cuesta dormir con luz» y este habrá de entender solo que si quiere colaborar con el judío sería conveniente que la apague.

En ese sentido, si falta papel higiénico cortado se le puede comentar a un no judío mediante un relato: «no tengo papel higiénico» y este habrá de cortarlo. En estos casos no se tiene beneficio de la labor realizada por un gentil en Shabat pues se podría haber usado el papel, no sin cierta dificultad, aunque este no lo hubiese cortado. Empero no habrá de ordenarle «hazme un favor, no tengo papel higiénico». Otro tanto ocurre cuando el horno funciona estando vacío; se le puede decir al gentil: «qué lástima por la electricidad malgastada» y este habrá de entender por sí mismo la insinuación y lo habrá de apagar. Empero, se prohíbe decirle con tono de orden «quien lo apague no habrá de perder».

En resumen, se permite recibir la ayuda de un gentil a condición de que no se trasgredan las dos prohibiciones estipuladas por los sabios: la primera no decirle que haga una labor para un judío sino que se le insinúe mediante un relato o comentario; la segunda, no disfrutar de una acción de un gentil que necesariamente implica la realización de una labor prohibida. El permiso es a insinuar mediante un relato el encendido de una luz allí donde ésta ya existe aunque exiguamente, o apagar una luz o un horno, pues entonces no se tiene un disfrute directo de la labor en cuestión.

Todos los permisos que aprendimos hasta ahora aplican en situaciones a priori; en caso de no disponerlos, y de existir necesidades importantes o si se requiere cumplir con un precepto, los sabios permitieron pedir a un gentil de modo explícito cuando se trata de una labor prohibida rabínicamente y a veces hasta realizar labores prohibidas por la Torá tal como se aprenderá en las siguientes halajot.

04 – En caso de necesidad importante («tzorej gadol») o a los efectos de cumplir con un precepto («letzorej mitzvá»).

Los sabios permitieron pedir a un gentil que realice para un judío una labor prohibida rabínicamente en caso de necesidad importante o para evitar una pérdida económica o un malestar o sufrimiento. Este tipo de prohibición se denomina «Shvut Deshvut» o «doble prohibición rabínica», esto es, una prohibición compuesta por dos prohibiciones rabínicas: a) La labor está prohibida sólo rabínicamente, b) La prohibición de pedir a un no judío que realice una labor es de origen rabínico. Sin embargo, los sabios también prohibieron pedir a un gentil que realice una labor prohibida por la Torá aunque sea con la finalidad de cumplir con un precepto. Solamente a los efectos de cumplir con el precepto de poblar la tierra de Israel o en caso de gran necesidad y en pos del cumplimiento público de un precepto permitieron pedir a un gentil la realización de una labor prohibida por la Torá. Asimismo, los sabios permitieron pedir a un gentil la realización de una labor prohibida por la Torá cuando se trata de una pérdida económica cuantiosa, pues temieron que de no hacerlo, el mismo judío profanaría el sábado por sentirse presionado. Las reglas referentes a estas situaciones fueron ya ampliamente explicadas (9:11-12, 16:5).

Recordemos algunos ejemplos de este tipo de permiso: se permite que un no judío baje un Shofar de un árbol para tocarlo en Rosh Hashaná pues la prohibición de usar el árbol es de origen rabínico (Shulján Aruj 307:5, arriba 19:7). De la misma forma, se permite pedir a un gentil que traiga vino para el Kidush o libros de rezo a la sinagoga atravesando el «carmelit» ya que la prohibición de cargar en esta área es de origen rabínico (Mishná Berurá 325:60, arriba 21:3). También se permite pedir a un gentil que cargue a través del «carmelit» los principales alimentos de la comida sabática pues por su intermedio se cumple con el precepto de deleitar el Shabat, sin embargo, se  prohíbe pedirle que transporte por el «carmelit» alimentos que no son indispensables (Mishná Berurá 325:62).

Se permite pedir a un gentil que cargue «Muktzé» a los efectos de evitar una pérdida económica. Por ejemplo, se le puede pedir que recoja dinero que se dispersó para que no se pierda o sea robado. De la misma manera, se permite pedirle que ingrese bolsas de cemento del patio al interior de la casa para que no se mojen con la lluvia y se estropeen (307:19, ver Mishná Berurá 69).

Si una puerta chirría al punto que es difícil conciliar el sueño se le puede pedir a un gentil que aceite las bisagras pues la prohibición de aceitar es de origen rabínico, ya que sin hacerlo igualmente la puerta se puede usar (Melajim Omanaij 6:1). Si pululan mosquitos en la habitación y molestan para conciliar el sueño, se le puede pedir que los fumigue, pues mientras se los mate sin el propósito de comer su carne se trata de una prohibición rabínica (arriba 20:8).

Cuando se duda respecto de si una labor está prohibida por la Torá o rabínicamente, se le puede pedir a un gentil que la realice si es por una gran necesidad, o a los efectos de cumplir con un precepto, ya que pedir al no judío está prohibido rabínicamente  y por lo tanto, en caso de duda respecto de una norma rabínica se opta por la actitud más flexible («Safek Derrabanán Lekula»).

Si se apagó la luz en la casa de estudio o en la sinagoga, se puede pedir de un modo diferente al habitual que la encienda, ya que hacerlo su rutina está  prohibido rabínicamente. Si no la puede encender de un modo diferente al habitual, en caso de gran necesidad y en pos de cumplir con un precepto relativo al público, se le puede pedir que la encienda del modo habitual. De ser posible es mejor darle de comer allí para que  encienda la luz en su propio beneficio y de esa manera esto se permite – aunque no sea con la finalidad de cumplir con un precepto.

05 – Se permite que un gentil realice una labor para un enfermo o alguien que padece malestar (aire acondicionado).

Los sabios prohibieron pedir a un gentil que realice una labor en Shabat si se  trata de una situación normal o de rutina. Sin embargo, se permite pedirle la realización de cualquier labor en beneficio de una persona enferma, inclusive una tarea prohibida por la Torá. Todo esto se refiere a un enfermo que no está en peligro de vida, ya que de estarlo, un judío también puede profanar el Shabat para salvarlo puesto que preservar la vida («pikuaj nefesh») antecede al Shabat (Shulján Aruj 328:17). Las reglas referentes a la persona enferma se explicarán en los capítulos 27 y 28.

Un niño muy pequeño que está muy necesitado de algo específico se lo  considera como un enfermo que no está en peligro («jolé sheeinó mesukán»), y se le puede pedir a un gentil que cocine alimentos para él si no tiene qué comer. Asimismo, se le puede pedir a un gentil que encienda la luz en una casa en la que hay niños que tienen miedo a la oscuridad  (Ramá 276:1, Mishná Berurá 6, Ramá 328:17, arriba 24:6).

En los países fríos del norte de Europa se generó un problema permanente de calefacción de las casas en Shabat ya que estas se calentaban mediante estufas a leña y carbón las cuales se apagaban hasta la mañana del sábado. Dado que un caso así todos son considerados personas enfermas que no están en inminente peligro de vida, se permitió pedirle a un gentil que venga a encender el fuego los sábados por la mañana (Shulján Aruj 276:5). A quien realizaba esta función se le llamaba «gentil de Shabat» («goi shel Shabat»). Sin embargo, hoy día se pueden emplear otros métodos de  calefacción tales como estufas eléctricas o a gas las cuales no se apagan durante el día de descanso por lo que quedó sin efecto el permiso de emplear al «gentil de Shabat». Únicamente en caso de que la estufa se apague y el frio sea intenso, aunque no haya niños pequeños en la casa, se le puede pedir a un gentil que la encienda. En el caso de un hogar en el cual hay niños pequeños muy necesitados de que funcione la calefacción, aunque el frio no sea intenso se le puede pedir que encienda la estufa (Shmirat Shabat Kehiljatá 23:28, ver observación 87).

El permiso de pedir a un gentil que realice en Shabat una labor prohibida por la Torá es justamente para una persona enferma, en cambio, si se trata únicamente de alguien que padece malestar («mitztaer») esto no se permite. Sin embargo, para quien padece malestar se puede pedir a un gentil que realice una labor prohibida rabínicamente. Hay juristas que dicen que según esto, en un día caluroso se le puede pedir a un gentil que encienda el aire acondicionado, ya que opinan que esto sólo está prohibido rabínicamente. Según esta idea, se le puede pedir que encienda el aire acondicionado en pos de cumplir con el precepto de deleitar el Shabat y eliminar un gran malestar. Empero, dado que hay otros juristas que consideran que encender el aire acondicionado está prohibido por la Torá (arriba 17:2), es bueno pedir a un gentil que lo encienda de un modo diferente al habitual, por ejemplo, oprimiendo el botón del control remoto con una cucharita, transformándose así en un caso de «doble prohibición rabínica» («Shevut Deshvut»).

Si se encendió el aire acondicionado y la temperatura del ambiente no es agradable, se le puede pedir al gentil que lo apague. Es preferible decirle que está demasiado frio/caliente para que entienda la insinuación del comentario en cuanto  a que sería conveniente apagarlo. Si no entiende solo, se le puede decir expresamente que lo apague.

06 – Personal a sueldo, aparceros, arrendatario de un campo o una fábrica.

Un judío tiene prohibido contratar obreros para que trabajen para él en Shabat, pues todo aquello que un judío tiene prohibido hacer no puede pedirle a un gentil que lo haga. Por lo tanto, un judío tiene prohibido emplear a un gentil para que trabaje para él en el campo, la fábrica o la tienda. Empero, tiene permitido contratar un empleado que le ayude a servir la comida o lavar los cubiertos,  puesto que estas actividades están permitidas para un judío (no es necesario incluir la paga sabática en la percibida por trabajo en días de la semana, Tehilá LeDavid 243:1, Shmirat Shabat Kehiljatá 28:63, ver arriba 22:14).

Si un gentil realiza en Shabat una labor para un judío, está prohibido disfrutar de la misma ese día y una vez concluido el día, habrá de esperar el lapso de tiempo que hubiese sido necesario para su realización de un modo permitido. Si la labor que realizó el gentil es de pública notoriedad, por ejemplo la construcción de una vivienda, los sabios decretaron que no se la habite nunca, mas se la puede vender a otro judío (en caso de gran necesidad o «sh´at hadjak» se le permite habitar la casa. Shulján Aruj 244:3-4, 325:14, Mishná Berurá 244:19-20, 325:73).

Todo esto se refiere a un empleado a sueldo, empero si el gentil es aparcero en el campo de un judío, esto es, la tierra pertenece al judío y el gentil asume la completa responsabilidad de trabajarla y a cambio recibe porcentajes de la cosecha, puede trabajar en Shabat ya que es socio en las ganancias y por lo tanto trabaja para sí.

De igual manera, un judío que posee una fábrica o una tienda puede permitir a un gentil que las trabaje en Shabat a cambio de un porcentaje de las ganancias. Si bien el judío gana de la labor del gentil en Shabat, dado que este trabaja para ganar su dinero no se considera que lo hace para un judío y este último puede disfrutar de un porcentaje del beneficio obtenido.

Un judío que posee un campo, una fábrica o una tienda fuera de Israel, puede arrendarlos a un gentil a cambio de un pago fijo y este podrá trabajar  en Shabat. Esto se permite pues el judío recibe una paga fija y el gentil trabaja para sí. Además se permite a condición de que la tienda no se arriende sólo para ser usada el día sábado, pues entonces el judío estaría interesado en que el gentil trabaje en Shabat. La tienda debe ser arrendada por una semana, mes, o año, de modo tal que el importe por el sábado quede  incluido en el alquiler total.

07 – La apariencia («mar´it áin») y la posibilidad de hacer incurrir a los demás judíos en un error.

Todo lo que aprendimos respecto a que se permite alquilar una tienda o una fábrica a un gentil, o tomar un gentil como aparcero, aplica específicamente cuando no se teme que la apariencia («mar´it ain») lleve al error. Sin embargo, si todos saben que la propiedad pertenece a un judío y al verla activa en Shabat pueden sospechar que este contrató obreros que trabajen para él, no se podrán arrendar las instalaciones a un gentil o asignárselas bajo la forma de aparcería.

Respecto de esto nuestros sabios dijeron que un judío no puede arrendar o dar en régimen de aparcería su casa de baños a un gentil, debido a que se acostumbraba a hacerlos funcionar con obreros jornaleros. La razón de esto es que quien ve los baños abiertos sospecha que un judío está quebrando Shabat al contratar empleados y se teme que esto pueda llevar a que se derrumbe el «muro» del Shabat y otras personas contraten personal en sábado. Empero, si es de público y notorio conocimiento que el judío le alquiló la casa de baños a un gentil – esto se permite. Asimismo, si la costumbre del lugar es otorgar el  usufructo de la casa de baños bajo régimen de arriendo, se lo puede adjudicar a un gentil (Shulján Aruj 243:1-2).

Esta misma regla se aplica respecto de una tienda. Si es de pública notoriedad que pertenece a un judío no se la puede alquilar a un gentil que la haga trabajar en sábado en virtud del problema de la apariencia. Empero, si se publicita que la tienda está arrendada a un gentil esto se permite.

Aunque existe el riesgo de que judíos que no cuidan Shabat entren a la tienda el sábado y compren – no se prohíbe arrendársela a un gentil ya que los judíos que no cuidan Shabat pueden comprar en otro comercio y el judío no los está ayudando a trasgredir. Empero, si la mayoría de los clientes de la tienda en Shabat han de ser judíos, se prohíbe alquilarla a un gentil que tiene la intención de abrirla este día (ver Tzitz Eliezer 13:39).

08 – Un gentil que trabaja como contratista.

Todo lo que aprendimos en la halajá 6 respecto de que está prohibido contratar obreros gentiles para que trabajen en Shabat aplica cuando son asalariados, pero si trabajan como contratistas, esto está permitido. El acuerdo de contratista implica que el contratado se compromete a realizar una tarea en un plazo determinado a cambio de una suma de dinero acordada. En este caso no importa qué días trabaja el contratista, mientras finalice la tarea dentro del plazo estipulado ha de recibir su paga completa. Dado que el gentil puede alcanzar a realizar la tarea sin trabajar en Shabat, si lo hace, aunque el judío se beneficie de ello pues el trabajo se terminó antes, no se prohíbe ya que el gentil trabajó para sí para terminar el trabajo que se le encomendó.

Por ejemplo, un judío puede acordar con un gentil que le cosa una prenda o le confeccione calzado a cambio de una suma determinada y si este trabaja en Shabat no se incurre en prohibición alguna. Sin embargo, un judío no puede pedir a un gentil el día viernes que le cosa una prenda o le confeccione calzado para el sábado en la noche, ya que en este caso debe necesariamente trabajar en Shabat y se considera que el judío le pidió que trabaje para él el día sábado.

Asimismo, un judío tiene permitido llevar su automóvil al taller mecánico de un gentil el viernes a pesar de que sabe que este lo reparará el sábado ya que el mecánico trabaja como contratista a cambio de una suma de dinero y el judío no le pidió que trabaje el sábado. Aunque el tallerista le avise al judío el sábado por la noche que el automóvil está listo, este podrá retirarlo y usarlo. Empero, está prohibido acordar con el tallerista que termine el trabajo en un plazo tal que forzosamente lo hace trabajar en Shabat, pues de esta forma el gentil trabaja el sábado para un judío (Shulján Aruj 244:1, Mishná Berurá 2).

Todo lo que vimos respecto de que se permite que un gentil realice labores en Shabat bajo la forma de contratista aplica únicamente cuando no resulta visible que están destinadas a un judío, pero si esto resulta evidente, si por ejemplo las labores se realizan en la casa del judío, esto se prohíbe por tratarse de una apariencia que puede inducir al error («mar´it ain»). Por lo tanto, los sabios estipularon que quien tome a un gentil como contratista para que le construya una casa, no acepte que trabaje en sábado pues quienes lo vean pueden pensar que el judío está quebrando Shabat al emplear obreros  en ese día (Shulján Aruj 244:1). Actualmente se acostumbra que las casas las construya un contratista por lo que aparentemente hay lugar para flexibilizar la norma, ya que quienes vean a los obreros trabajando pensarán que lo hacen para el empresario constructor no judío y no se teme que estemos ante una apariencia que induzca al error («mar´it ain»). Empero, en la práctica, se acostumbra a adoptar la opinión más estricta conforme a aquellos juristas que consideran que igualmente la gente al mirar la obra puede pensar que el judío emplea directamente a los obreros en Shabat (Ran). Además, se teme que judíos que saben que sus casas están siendo construidas el sábado, vengan a la obra a revisar cómo avanzan los trabajos y trasgredan así el Shabat. Sin embargo, en caso de gran necesidad y urgencia («Sh´at hadjak» y «tzorej gadol»), si se teme que si los gentiles no trabajan en Shabat la obra podría suspenderse o quedar sin efecto, se permite flexibilizar la norma  bajo las indicaciones de una autoridad rabínica.

09 – Una sociedad de accionistas y el banco.

Si un judío y un gentil son socios en una fábrica o tienda deben acordar al inicio de la sociedad que el día sábado es responsabilidad del gentil y todas las ganancias de ese día son suyas. A cambio, un día hábil estará bajo entera responsabilidad del judío y este recibirá todas las ganancias generadas en el mismo, y el resto de los días se dividirán por partes iguales. Esto es así a condición que se lleve a cabo un registro diario de ventas y de acuerdo a este se pueda establecer qué monto de dinero le corresponde al judío y cuánto al gentil. Si las ganancias de todos los días son más o menos parejas o si no se puede establecer con claridad cuánto se vendió cada día, se puede dividir todo por partes iguales partiendo de la suposición que la ganancia de todos los días es similar y por lo tanto cada uno recibe su parte por el día que está  bajo su entera responsabilidad (Shulján Aruj 245:1, Shulján Aruj HaRav 5, Mishná Berurá 5-6, Igrot Moshé Oraj Jaím 2:65).

Todo esto es así a condición de que no se tema que quienes lo vean crean que el gentil trabaja a sueldo para el judío en Shabat, sino que les sea claro que son socios o que se considere normal tomar un asociado en ese tipo de negocio.

Se permite comprar acciones de una empresa dirigida por gentiles y que trabaja el sábado ya que estos trabajan en Shabat para su propio beneficio y el judío accionista se ve beneficiado indirectamente (Shulján Aruj 245:4). Esto se permite aunque se pueda pensar que la compañía emplea judíos en Shabat, pues el accionista no es responsable de ello ya que el empleado judío en cuestión de todas maneras trasgrede el Shabat y la adquisición de las acciones no contribuye a ello directamente. Sin embargo, si la compañía está dirigida por judíos o si su actividad principal es llevada a cabo por judíos mediante la profanación del Shabat, quien adquiere las acciones se transforma en socio de esta profanación por lo que está prohibido comprarlas.

Si un banco es de propiedad judía y tiene clientes gentiles, puede acordar con otro banco de propiedad gentil que realice el sábado todas las acciones necesarias para los clientes no judíos. En este caso, no se considera que el segundo banco trabaja para un judío en Shabat ya que este gana de cada operación y trabaja en pos de su propio beneficio (Melamed Leho´il 1:33).

01 – Reglas referentes a la prohibición de obtener beneficio de labores realizadas en Shabat

La Torá nos ordenó abstenernos de realizar labores en Shabat, y los sabios agregaron a esta prohibición la limitante de abstenerse de obtener beneficio de una labor realizada el día sábado pues no corresponde disfrutar en Shabat de algo que se lleva a cabo profanando el sagrado día. No hay diferencia alguna si la labor es realizada voluntaria o involuntariamente[1]y ningún judío puede disfrutar de esta durante todo el día sábado. Hay juristas que entienden que si la labor fue realizada involuntariamente se puede disfrutar de la misma y hay quienes se basan en esta opinión para casos de gran necesidad (tal como se estudiará en la halajá siguiente).

Al concluir el Shabat, todo judío tiene permitido disfrutar de la labor realizada durante este día a menos que se haya efectuado voluntariamente. En este caso la prohibición se mantiene por siempre (Shulján Aruj 318:1, tal como se explica más adelante  en la halajá 7).

Si un niño pequeño hace una labor en Shabat en beneficio de un adulto estará prohibido disfrutar de la misma, tanto durante el día sábado como después de concluido el mismo y hasta que transcurra el período de tiempo necesario para la realización de la misma. Si el infante realiza la labor para su propio beneficio, un adulto podrá disfrutar de la misma durante el día sábado (ver arriba 24:4).

Si en Shabat un gentil lleva a cabo una labor para un judío, estará prohibido disfrutar de la misma hasta que concluya el día y transcurra el lapso de tiempo necesario para su realización. Esta medida tiene por objetivo evitar que se tenga beneficio de la labor sabática del gentil y además que esta no implique ganancia alguna para el judío (arriba 25:1). Si el gentil en cuestión realizó una labor en su propio beneficio – un judío podrá disfrutar de la misma (arriba 25:2). Hay casos en los cuales está permitido insinuarle a un no judío que realice una labor en Shabat y las reglas que rigen este permiso están detalladas arriba (25:3). Se permite pedir a un gentil que realice una labor prohibida rabínicamente, en caso de que sea a los efectos de cumplir con un precepto o evitar una pérdida económica importante  (25:4).


[1]. Es menester aclarar que la realización voluntaria o en hebreo «bemezid» de una labor implica que la persona es consciente de la prohibición y de que el día es Shabat; esta acción será involuntaria o en hebreo «bishgagá» cuando la persona que la realiza ignora que está prohibida o se olvidó que estaba en Shabat (n. de t.).

02 – La prohibición de disfrutar de una labor realizada en Shabat.

Tal como ya aprendimos, si un judío realiza voluntariamente o adrede una labor en Shabat, él y cualquier otro judío tienen prohibido beneficiarse de la misma durante todo el día sábado.

La mayoría de los juristas considera que ningún judío puede disfrutar de una labor que fue realizada involuntariamente en Shabat ya que la intención es evitar que se disfrute de algo hecho en este día (Shulján Aruj 318:1). Hay otros juristas que consideran que cuando la labor es realizada voluntariamente  está prohibido beneficiarse de la misma en Shabat, pero si se llevó a cabo involuntariamente esto se permite. Hay juristas que sostienen que en caso de gran necesidad se puede recurrir a esta opinión como respaldo (Mishná Berurá 318:7). Un judío secular que sabe que es Shabat y quizás la labor que realiza esté prohibida, se le considera como si la realizase voluntariamente y está prohibido disfrutar de la misma incluso según la opinión más flexible.

Por lo tanto, si un judío enciende la luz en Shabat, ni él ni ningún otro judío pueden disfrutar de la misma. Ya aprendimos que hay quienes opinan que en caso de gran necesidad, si la luz fue encendida involuntariamente se podrá disfrutar de esta. Empero, de no mediar una gran necesidad, si la luz fue encendida voluntariamente no se podrá disfrutar de ella.

Sin embargo, acciones que se podían llevar a cabo sin que se encendiese la luz se podrán continuar realizando una vez encendida. Por ejemplo, si se encendieron las luces de las escaleras de un edificio, dado que de todas maneras es posible subir por estas en la oscuridad, se podrá ascender mas no rápidamente, aprovechando la iluminación. Si se encendió la luz en el baño se podrá hacer uso de este del mismo modo que era posible sin iluminación alguna. Asimismo, está prohibido ordenar en la casa cosas que no sería posible hacerlo de no mediar la luz. Si ya había previamente en la sala o habitación una luz que a duras penas permitía leer y se encendió una luz suplementaria, se podrá continuar leyendo si bien la lectura es mucho más cómoda.

Si la luz de la habitación estaba encendida y alguien la apagó voluntariamente – se puede dormir en ella. Si bien es más fácil dormir con la luz apagada, dado que no se tiene un beneficio directo sino únicamente del hecho que la molestia fue subsanada, esto estará permitido.

Si un judío encendió la radio o un dispositivo de sonido en Shabat, estará prohibido disfrutar de los mismos, empero, si no es cómodo salir de la habitación en cuestión no es obligatorio hacerlo ya que los aparatos fueron encendidos contra su voluntad y no desea disfrutar de su funcionamiento. Asimismo, cuando un gentil enciende la radio o un dispositivo de sonido, estará prohibido disfrutar de los mismos por tratarse de «ovadín dejol» (cuestiones mundanas o correspondientes a días hábiles) que afectan la dignidad del Shabat (arriba 22:19).

Si el compañero de habitación trasgrede y enciende la calefacción en Shabat, esto no será causal para abstenerse de ingresar a la misma. Empero, a priori, se debe procurar evitar que el compañero trasgreda. En caso de no obtenerse éxito alguno se deberá tener la intención de no disfrutar de la acción prohibida y no acercarse al calefactor para calentarse y deberá  mantenerse en su posición o ubicación habitual; si se ve forzado a disfrutar del calor no estará trasgrediendo prohibición alguna. De ser posible, es preferible abrir la ventana para así no disfrutar de la calefacción (según Ramá 276:1, Aruj HaShulján 4, Mishná Berurá 11-13).

Hay juristas que sostienen que tampoco se permite cumplir un precepto mediante una labor realizada en Shabat, mientras que otros opinan que dado que los preceptos no fueron entregados para disfrute o beneficio, esto está permitido. Según estos últimos, si una lámpara fue encendida se puede rezar o estudiar bajo su luz. Quien quiera adoptar una actitud flexible tiene en quien respaldarse. Empero, todos los juristas coinciden en que estará prohibido ingerir un alimento que se cocinó en Shabat ya que el deleite del día se efectiviza mediante el disfrute y los sabios decretaron que no se disfrute de una labor realizada el día sábado. Asimismo, si se encendió una lámpara en Shabat, se prohíbe disfrutar de la misma y comer bajo su luz

03 – Casos en los que se permite disfrutar de labores realizadas en Shabat (realización involuntaria de labores prohibidas rabínicamente y la categoría de «mit´asek[2].

Todo lo que vimos respecto de que está prohibido disfrutar en Shabat de una labor realizada por error se refiere a los casos en que la prohibición está originada en la Torá. Sin embargo, si la acción está prohibida rabínicamente, al ser realizada de esa amnera se puede disfrutar de su resultado en Shabat. Si se lleva a cabo voluntariamente, entra en la categoría de labor prohibida por la Torá que se realiza en Shabat y por lo tanto sólo se puede disfrutar de la misma tras concluir el día sábado (Mishná Berurá 318:3 y Beur Halajá. Yalkut Iosef 318:3). Por ejemplo, quien separa diezmos,  ofrendas y «jalá» en Shabat trasgrede una prohibición rabínica ya que parece que repara o acondiciona («metaken»). Si la separación fue realizada en Shabat involuntariamente, estos alimentos se podrán comer el mismo día, pero si separó a sabiendas, solamente se podrá disfrutar de ellos al concluir el sábado (Mishná Berurá 339:25, arriba 22:5).

Quien activa involuntariamente un artefacto eléctrico que carece de alambre filamento o hierro candente, por ejemplo un ventilador, un acondicionador de aire o un refrigerador, quien quiera adoptar una actitud flexible y disfrutar de los mismos podrá hacerlo y tiene en quien respaldarse, ya que hay juristas que sostienen que en este caso no se trasgrede una prohibición de la Torá (arriba 17:2). Empero, si se enciende un horno que posee franjas metálicas que generan calor o una lámpara incandescente, dado que se trasgredió una prohibición originada en la Torá, aunque se haya hecho involuntariamente estará prohibido disfrutar del resultado en Shabat. Si se encendió la estufa o calefactor, se habrá de abrir la ventana o pasar a otra habitación para no disfrutar de la labor realizada.

Si se realizó una labor bajo la modalidad de «mit´asek» (ver nota al pie de la página anterior), dado que no existió intención alguna de llevarla a cabo, aunque el origen de la prohibición esté en la Torá, no hay prohibición de disfrutar del resultado. Por ejemplo, si al apoyarse en la pared se encendió involuntariamente la luz – se podrá disfrutar de la misma. Esto obedece a que existe una gran diferencia entre una acción involuntaria del tipo «shogueg» y una del tipo «mit´asek». En los días del Templo de Jerusalém, una acción involuntaria del tipo «shogueg», esto es, cuando la persona era consciente de que realizaba una labor mas había olvidado que el día era sábado o ignoraba que estaba prohibida debía traer una ofrenda expiatoria de tipo «jatát» por la trasgresión. Empero, si había realizado una labor involuntaria del tipo «mit´asek» estaba exento de traer ofrenda. Dado que el status de «mit´asek» es más leve que el de «shogueg», no existe prohibición de disfrutar de los resultados de la acción.

Sin embargo, quien enciende una luz distraídamente tal como acostumbra a hacerlo durante toda la semana al ingresar a la habitación, si bien no pensó explícitamente en lo que hacía, dado que la intención de su movimiento era la de encender la luz, se lo considera «shogueg» y está prohibido disfrutar de los resultados de la labor realizada.


[2]. Es importante precisar que existe una diferencia entre quien realiza una acción involuntaria denominada  «shgagá» y otra que recibe el nombre de «mit´asek». En el primer caso la persona tiene intención de realizar una acción pero ignora que está prohibida, mientras que en el segundo la misma acción tiene lugar involuntariamente (n. de t.).

04 – Disfrute de una acción que no alteró el cuerpo del objeto.

Hay juristas que sostienen que si la labor realizada no afectó el cuerpo del objeto en cuestión, por ejemplo, si se lo transportó del dominio público al privado, no recae sobre el mismo prohibición alguna y se puede disfrutar de él en Shabat en el dominio privado (Rabeinu Ioná y Ritbá). Esta misma es la regla que recae sobre alimentos traídos en un automóvil en Shabat, dado que no se realizó labor alguna sobre el alimento en sí, no estarán prohibidos. Otros juristas (Tosafot, Rambán y Rashbá) sostienen que no hay diferencia entre los diferentes tipos de labor y aunque la acción realizada no cambie nada en los alimentos – se prohíbe disfrutar de estos si fueron traídos mediante trasgresión. En la práctica, a priori, corresponde adoptar la actitud estricta y en caso de gran necesidad se permite confiar en la opinión más flexible, especialmente cuando la labor se realizó involuntariamente.

Si por medio de la labor en cuestión se llevó a cabo otra acción permitida, se podrá disfrutar de la misma. Por ejemplo, si en Shabat se armó o acondicionó un martillo no se lo podrá emplear ni siquiera para usos permitidos, por ejemplo, abrir nueces. Ahora bien, si se cometió la trasgresión y abrió una nuez con este martillo, se la podrá comer ya que el mismo acto de abrirla está permitido.

Si se abrió una puerta que estaba cerrada o clausurada mediante la realización de una labor prohibida, por ejemplo, el uso de una tarjeta magnética, hay juristas que sostienen que no se puede ingresar por esa apertura. Otros sostienen que esto estará permitido pues al abrir la puerta no se creó nada nuevo sino que se retiró un obstáculo que impedía el acceso. A posteriori, en caso de necesidad se puede adoptar la actitud flexible. Si se abrió la puerta del refrigerador y se encendió una lámpara, se permitirá retirar alimentos de su interior (ver arriba 17:9).

Si un judío que no observa Shabat se acerca a una puerta eléctrica y en virtud de ello esta se abre está prohibido ingresar por la misma. Únicamente en caso de gran necesidad («sheat hadjak») se puede flexibilizar la norma. Si un judío pasa por el lugar e involuntariamente la puerta se abre, se podrá ingresar por la misma (ver arriba 17:11).

05 – El caso de una trasgresión debatida por los juristas.

La prohibición de disfrutar de una labor realizada en Shabat aplica únicamente cuando la acción es claramente prohibida. Empero, si la prohibición en cuestión es objeto de debate, aunque en la práctica se indique actuar conforme a la opinión más estricta, de todas formas, a posteriori, se permite disfrutar de la labor realizada. Esto se debe a que el fundamento de la prohibición de disfrutar de una labor prohibida realizada en Shabat es de origen rabínico  y por lo tanto, en caso de debate respecto de si la labor es prohibida o no, la halajá final es conforme a la opinión más flexible según  la regla que indica que en caso de debate respecto de una norma rabínica se adopta la opinión menos estricta (Prí Megadim, Mishná Berurá 318:2).

Por ejemplo, si se cocinó carne cruda el día sábado, dado que con certeza se trasgredió una prohibición – no se la podrá ingerir en Shabat. Empero, si se tomó un guiso ya cocido al grado que en caso de gran necesidad podría ser ingerido y se lo dejó sobre el fuego para que termine de cocinarse, se lo puede ingerir en Shabat. Esto obedece a que si bien la sentencia halájica (Shulján Aruj 318:4) es conforme a quienes opinan que esto está prohibido por la Torá, dado que hay juristas que entienden que si el guiso es comestible en caso de gran necesidad o en una «hora apremiante», ya no recae sobre el mismo la prohibición de cocinarlo (ver arriba 10:2); y por lo tanto, si trasgredió cocinándolo en Shabat, estará permitido ingerirlo.

Asimismo, si una persona coloca sopa fría cocinada antes de Shabat sobre la «plata» o placa eléctrica hasta que se caliente, si bien de acuerdo a la opinión mayoritaria (Shulján Aruj 318:4) se trata de una acción prohibida por la Torá, se la podrá ingerir ya que en opinión de Rambám esto está permitido (arriba 10:5-6).

Si se coloca un sobre de té en el interior de un vaso y luego se vierte sobre éste agua hirviendo directamente del calentador («meijam»)que es primer recipiente («klí rishón»), la halajá prohíbe hacer algo así pues de acuerdo a la opinión mayoritaria de los juristas esta acción cocina las cáscaras o el exterior del alimento (ver arriba 10:7-8). A posteriori, se podrá ingerir el vaso de té en cuestión ya que hay juristas que entienden que en este caso no se trasgrede la prohibición de cocinar pues esto ocurriría únicamente si se echa el sobre de té dentro del calentador, mientras que si se vierte agua hirviendo directamente del calentador sobre el saquito de té, este no se cocina (Rashbam, Rambán y Rashbá).

06 – Cortes de electricidad.

Cuando ocurre un corte de suministro eléctrico en una ciudad o un barrio, técnicos judíos tienen permitido, a priori, repararlo y hacer fluir electricidad a los hogares nuevamente. Esto se debe a que en muchos lugares hay enfermos que necesitan de aparatos eléctricos sin los cuales sus vidas corren peligro y en virtud de la posibilidad de riesgo de vida («safek pikuaj nefesh») es necesario devolver el suministro de electricidad. Dado que el suministro  eléctrico es reparado de un modo permitido, los habitantes de los diferentes barrios pueden disfrutar de este aunque fue renovado en Shabat (arriba 17:5). Si había sobre la placa eléctrica guisos que alcanzaron a enfriarse durante el apagón y al renovarse el suministro volvieron a calentarse, está permitido comerlos. Incluso si no alcanzaron a cocerse del todo antes del corte, si se cocieron una vez renovado el suministro se los puede comer, puesto que fueron cocinados de manera permitida.

Si el área que padeció el corte es reducido y es claro que no hay temor de riesgo de vida no se permite reparar el suministro eléctrico. Si fue renovado o reparado el flujo eléctrico y en virtud de ello se encendió la luz, está prohibido disfrutar de la misma o realizar acciones que no se podían hacer a oscuras (como se vio en la halajá 2). Si el guiso se calentó mediante el retorno del suministro eléctrico, se debe esperar a que se enfríe para poder ingerirlo. Si se coció mediante la renovación del flujo eléctrico estará prohibido ingerirlo (HaRav Shlomo Zalman Auerbach en Shmirat Shabat Kehiljatá 32, nota 182. Ver arriba 10:3).

07 – Disfrute a la salida del Shabat de una labor realizada en Shabat.

Tal como aprendimos, quien realiza involuntariamente («shogueg») una labor prohibida en Shabat, él o cualquier otro judío pueden disfrutar de ella ni bien concluya el día sagrado. Si la labor se llevó a cabo voluntariamente o adrede,  quien la realizó no podrá disfrutar de ella nunca y los demás judíos podrán hacerlo tras concluir el día sábado. Si alguien cocinó adrede un alimento en Shabat no lo podrá comer nunca y los demás, incluidos los destinatarios de la labor,  podrán hacerlo tras concluir el día sábado (Mishná Berurá 318:4).

Quien lava voluntariamente ropa en Shabat, no podrá vestirla al concluir el día pues nunca podrá disfrutar de la labor realizada voluntariamente un día sábado. La solución a esta situación será que vuelva a lavarla en un día hábil y entonces podrá vestirla (Ben Ish Jai segundo año Vaieji 19).

En el caso de un judío secular que acostumbra a realizar labores en Shabat para otras personas, al concluir el Shabat la prohibición del disfrute de lo realizado recae sobre todos los destinatarios. Esto obedece a que el permiso de que otros disfruten de la labor tras concluir el Shabat aplica cuando esta se lleva a cabo de modo casual, ya que en este caso no se teme que se le pida a un judío que profane el día para beneficiarse de su labor recién a la salida de éste. Empero, si el judío en cuestión está acostumbrado a profanar Shabat, está prohibido por siempre disfrutar del resultado de su labor sabática. Por ejemplo, quien acostumbra a hornear pan en Shabat para venderlo al concluir el día, aunque los ingredientes sean Kasher está prohibido para cualquier judío ingerir del mismo, ya que de hacerlo se está alentando al panadero infractor a continuar profanando el día sagrado transformándose así los consumidores en socios de una acción prohibida. Asimismo, en el caso de un restaurant cuyo cocinero es judío y cocina en Shabat para los comensales del sábado por la noche, está prohibido para cualquier judío ingerir esos alimentos al concluir el día sagrado.

De igual manera, tras concluir el Shabat está prohibido mirar un juego o un programa que fue filmado por judíos durante el día sagrado, por cuanto que esto se realizó adrede mediante la profanación del Shabat para ser visto tras la conclusión de este y está prohibido disfrutar o tener beneficio de esta profanación. Asimismo, frutas y verduras que llegan el domingo al mercado y se sabe a ciencia cierta que fueron recolectadas el día sábado estarán prohibidas para cualquier judío.

En el caso de un tambo que no respeta Shabat al ordeñar (arriba 20:4), según la norma estará permitido adquirir sus productos pues la leche extraída en Shabat está mezclada con la obtenida en los demás días. En este caso, ante cada sachet de leche se nos presenta la duda respecto de si fue ordeñada en Shabat o no, y como la prohibición de disfrutar de una labor realizada el día sábado es de origen rabínico, en caso de duda ante una norma rabínica – se opta por la actitud más flexible. Asimismo, se permite comprar losproductos de una planta que produce papel durante toda la semana incluido Shabat. Sin embargo, corresponde preferir siempre adquirir productos de fábricas o compañías que respetan Shabat. Si todos los observantes del Shabat se organizasen para reforzar el status del día sagrado, se podría dar una orden temporaria que prohíba disfrutar de productos de empresas que lo profanan (ver Yalkut Iosef 318:72, 74-5, Orjot Shabat 25, 57-61).

08 – Reglas referentes a la conclusión del Shabat

Está permitido escuchar noticias de boca de judíos una media hora después  de concluido el Shabat, pues este es el tiempo necesario para que los editores de los noticieros recaben las novedades y las escriban. Sin embargo, quien escucha noticias antes de ello trasgrede la prohibición de disfrutar de una labor realizada en Shabat. Otros programas se pueden ver quince minutos después de concluido el Shabat ya que en ese lapso se puede organizar la emisión. Aunque los técnicos y los locutores lleguen de sitios distantes y hayan viajado en Shabat, dado que los escuchas no tienen ni necesidad ni beneficio especial en ello – no tienen prohibido escuchar la emisión.

Está prohibido escuchar emisiones de judíos de Estados Unidos el sábado por la noche, pues el Shabat concluye allí entre siete y diez horas después que en Israel y quien escucha sus emisiones disfruta de la profanación del día sagrado. Está prohibido escuchar las emisiones de judíos desde Europa occidental hasta pasadas dos horas de la salida del Shabat, pero si los locutores son gentiles se los puede escuchar ni bien salió el Shabat en Israel.

Está permitido viajar en autobús una media hora después de salido el Shabat pues es el lapso de tiempo necesario para que el chofer llegue a la estación sin necesidad de profanar el sagrado día. Si se trata de una línea muy extensa y es claro que inició su camino siendo aún Shabat, hay juristas que opinan que no se debe viajar con esta (Minjat Iehudá 9:39, Orjot Shabat 25:62) y otros lo permiten (Mishné Halajot 7:50). La opinión de la mayoría de los juristas es que por la base de la ley esto no está prohibido, pues quien asciende al autobús media hora después de concluido el Shabat no tiene beneficio de que este haya viajado en Shabat, empero corresponde adoptar una actitud estricta para alejarnos de una posible trasgresión (Tzitz Eliezer 13:48, Shmirat Shabat Kehiljatá 59:9, Yalkut Iosef 318:76).

09 – La interacción entre observantes y seculares y la prohibición de facilitar la transgresión del prójimo («lifnei iver»).

Se nos ordenó no provocar que otra persona trasgreda la Torá, tal como está escrito (Vaikrá 19:14): «no pondrás un obstáculo delante del ciego» (Rambám Hiljot Rotzeaj 12:14). Si la persona incurriera en una trasgresión aunque no se le facilitase o ayudase, la mayoría de los juristas opina que quien facilita la mala acción no trasgrede la norma de la Torá pero si la rabínica de no ayudar a los trasgresores en su mal actuar. Por lo tanto, está prohibido permitir a un judío secular hacer uso de su automóvil o su radio en Shabat.

Además, está prohibido dar indicaciones de ruta a un judío que viaja en Shabat a pesar de que al no indicarle el camino correcto este habrá de extender su trayecto. Esto obedece a dos razones: la primera radica en que está prohibido colaborar en la realización de una trasgresión. La segunda se deriva de la prohibición de hablar en Shabat sobre la realización de labores prohibidas (arriba 22:9). Es correcto disculparse ante quien consulta por no ayudarle, debiéndose excusar en que ello está prohibido el día sábado.

Un soldado religioso tiene permitido encender la luz del baño antes de Shabat a pesar de que sabe que luego vendrá un soldado secular y la habrá de apagar, pues no hay razón para que el primero renuncie a su derecho de tener luz encendida a los meros efectos de que su compañero no trasgreda la prohibición de apagarla. Además, el compañero secular igualmente habrá de encender y apagar las luces en el lugar (Rav Shlomo Zalman Auerbach en «Hatzavá Kahalajá» 31:5).

Está permitido invitar a un judío no observante a pasar un Shabat entero en la casa a pesar de que se sabe que tras concluir la cena sabática este habrá de subir a su automóvil y regresar, con la condición de que se le ofrezca sinceramente alojamiento de modo tal que la invitación no implique necesariamente la profanación del Shabat. Si bien hay juristas más estrictos en esta cuestión, se puede optar por una actitud más flexible cuando la intención es promover el amor y acercamiento entre judíos («keruv»). Sin embargo, a veces, por cuestiones educativas es correcto adoptar una actitud más estricta.

Hay juristas estrictos que prohíben a una familia no observante celebrar en Shabat un Bar Mitzvá cuando es claro que un número importante de invitados habrá de viajar para llegar a la sinagoga. Consideran que en un caso así aceptar celebrar unBar Mitzvá equivale a aceptar la profanación del Shabat. Hay juristas que lo permiten ya que la familia no observante de todas maneras habrá de profanar el Shabat y además los encargados de la sinagoga  no le pidieron a los celebrantes que viajen, sino que por el contrario, están interesados en que vengan caminando. En la práctica, cuando los invitados no observantes respetan la sinagoga y se cuidan de no profanar el Shabat en su interior, se puede celebrar el Bar Mitzvá. Empero, según la opinión de muchos juristas, es bueno recomendarles que la celebración para subir al Sefer Torá la efectivicen en el rezo de Minjá o en las mañanas de lunes o jueves.

Los juristas debatieron también respecto de la celebración de un Brit Milá en Shabat cuando es claro que muchos de los familiares del niño profanarán el sábado viajando para asistir al evento. En la práctica el circuncidador («Mohel») puede llevar a cabo la ceremonia de circuncisión en Shabat.

10 – Aparatos y sitios de internet activos en Shabat.

En el caso de máquinas automáticas de venta de bebidas y bocados, en las que el cliente inserta monedas y la máquina expide el artículo deseado, si la mayoría de los clientes son judíos, se debe suspender el funcionamiento de la máquina en la víspera de Shabat para no contribuir a que personas lo profanen. Si la mayoría de los clientes son gentiles – no es necesario desactivar la máquina (ver Shmirat Shabat Kehiljatá 29:28-9 nota 75). El dinero que los gentiles introducen en la máquina en Shabat no entra en la categoría de «honorarios sabáticos» ya que la mayor parte del importe es por la adquisición del producto y no por la labor de la máquina.

En el caso de sitios de internet destinados a judíos, hay juristas que sostienen que deben ser cerrados en Shabat para no colaborar con actos de trasgresión del día. En la práctica y dado que esto es difícil, no es obligatorio cerrarlos dado que el cibernauta que entraría al sitio en cuestión hará lo mismo con otros lugares. A esto se le agrega que el dueño del sitio no realizó ninguna acción para inducir al ingreso por lo que mantenerlo abierto no implica quebrar prohibición alguna. Si el sitio está destinado a ventas y la mayor parte de los bienes en venta son de judíos, dado que el dueño de este gana en virtud de la actividad, se debe hacer el esfuerzo de cerrarlo en Shabat. Si esto resulta muy complicado no es obligatorio hacerlo ya que quienes entran al sitio de todas maneras profanan Shabat voluntariamente, por lo que hay juristas que consideran que dejar el sitio abierto no implica ayuda a la trasgresión.

Si la mayoría de los clientes son gentiles no es necesario cerrar el sitio en Shabat, y las compras realizadas el día sagrado no entran en la categoría de «honorarios sabáticos» ya que el pago es por la construcción y mantenimiento del sitio que se realizan en los días hábiles.

01 – Reglas generales para casos de peligro inminente de vida («pikuaj nefesh»).

Los casos de peligro inminente de vida anteceden a la observancia del Shabat («pikuaj nefesh dojé Shabat»), tal como está escrito (Vaikrá 18:5): «Observareis Mis leyes y Mis mandamientos, los cuales habrá de cumplir la persona para que viva con ellos. Yo soy HaShem». Este versículo es explicado por nuestros sabios de la siguiente forma (Talmud Babilonio Tratado de Yomá 85(B)): «para que viva con ellos y no que muera con ellos», esto es, los preceptos de la Torá fueron dados para que las personas vivan y no para que mueran en virtud de su observancia.

Es así que aunque las probabilidades de salvar una vida sean escasas, se permite profanar el Shabat para intentarlo. Por ejemplo, se profana el Shabat para traer una medicina que es efectiva solamente en algunos casos, o para traerla aunque esté en su fase experimental y todavía se duda respecto de su efectividad. Sin embargo, si se carece de fundamento suficiente respecto de la posibilidad de la medicina en cuestión de surtir efecto, no se profana el Shabat para traerla (Maguén Abraham 328:1, Ramá Ioré Deá 155:3, Orjot Shabat 20:7).

Se profana el Shabat también en caso de duda. Por ejemplo, si un edificio se derrumbó y no se tiene la certeza de que no haya nadie en el interior del mismo, o si había alguien y se duda respecto de si pudo quedar o no con vida, se remueven los escombros para rescatarlo (Shulján Aruj 329:2-5). Esta acción es la que acuñó el concepto de que «el peligro inminente de vida antecede a la observancia del Shabat» («pikuaj nefesh dojé Shabat»).

En caso de que la acción de rescate no haya sido exitosa, todos los que participaron de esta son recompensados por HaShem. Si una medicina fuera necesaria y varias personas viajan a diferentes sitios para traerla, si bien algunos de los viajes resultan innecesarios, todos son recompensados (Talmud Babilonio Tratado de Menajot 64(A), Shulján Aruj 328:15).

Si bien está permitido profanar el Shabat para salvar la vida de una persona enferma, quien sabe que estará a cargo del cuidado de un enfermo de riesgo durante el Shabat debe  preparar todo lo que pueda con anterioridad, para realizar el mínimo posible de labores durante el sábado, puesto que es preceptivo preparar el Shabat en su víspera (Mishná Berurá 344:11). En caso de duda y si bien esto no es obligatorio, es bueno prepararse de antemano para tratar al enfermo (ídem 330:1). Por ejemplo, quien suele tener que tratar personas heridas en Shabat, es bueno que prepare vendas y curitas con anterioridad para no precisar cortarlas durante este día.

En el caso de una mujer que está próxima a dar a luz, es bueno que  antes de Shabat prepare el bolso que ha de llevar al sanatorio. Si la pareja planea viajar al sanatorio en su propio automóvil es bueno que antes de Shabat le quite toda carga innecesaria. Sin embargo, no es necesario que la mujer embarazada pase los sábados previos a la fecha de parto cerca del hospital pues se trata de un esfuerzo innecesario que no es preceptivo. Si la embarazada precisa viajar al sanatorio en Shabat, que lo haga, pues la salvaguarda de la vida antecede la observancia del día sagrado (Shmirat Shabat Kehiljatá 32:34, 36:6-7)

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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