Berajot

03) ¿Cuándo se recita «HaGomel»?

Es correcto recitar «HaGomel» dentro de los tres días siguientes al evento por el cual se bendice. Empero, a posteriori, aunque haya pasado un largo tiempo no se pierde la posibilidad de bendecir, ya que esta bendición carece de límite de tiempo (Shulján Aruj Oraj Jaím 219:6). Sin embargo, si el evento fue olvidado, cuando se lo recuerde no se habrá de bendecir (Aruj HaShulján 219:7).

Se acostumbra recitar «HaGomel» de pie (Rambám, Bait Jadash 219:1) durante la lectura de la Torá, y cuando esto es posible se suele hacer subir a la Torá a la persona que precisa agradecer. Empero, no se debe esperar más de tres días en aras de bendecir durante la lectura de la Torá. Por ejemplo, quien se salvó de un atentado terrorista el día lunes, debe hacer todo lo posible por recitar la bendición hasta el miércoles que es el tercer día desde el ataque, y no habrá de esperar hasta la lectura de la Torá del jueves que es el cuarto día desde el evento (Maguén Abraham, Mishná Berurá 219:20).

El tiempo apropiado para recitar «HaGomel» es una vez que la dificultad pasó por completo. Por lo tanto, una persona que se incorpora tras haber estado enferma y vuelve a trabajar mas se encuentra aún en proceso de recuperación – habrá de bendecir una vez que se haya repuesto por completo (Mishná Berurá 219:2).

04) Un enfermo que se curó

Los juristas debatieron respecto de una persona que estuvo enferma y se curó. Según la opinión del Shulján Aruj (219:8) toda persona que estuvo enferma y requirió guardar cama, al curarse deberá bendecir «HaGomel». En opinión del Ramá, se recita «HaGomel» solamente después de haber sufrido una enfermedad que implicó algún tipo de riesgo de vida y por la cual se llega a profanar el Shabat.

Nos parece que en la actualidad, también aquellas personas que se guían por el Shulján Aruj deben bendecir «HaGomel» solamente tras recuperarse de una enfermedad que conlleve un riesgo de vida y que justifique tener que profanar el Shabat de ser necesario. Esto se debe a que en el pasado, toda persona que enfermaba se la consideraba – en cierta forma – como un paciente de riesgo, ya que muchas veces no discernían si se trataba de una gripe o de una afección cardíaca, de una angina o de un enfermo diabético en peligro. Por esta razón, muchos juristas dictaminaron que toda persona que cae en cama, aunque se piense que su enfermedad no es peligrosa, al levantarse debe recitar «HaGomel», porque tal vez esa enfermedad haya implicado una situación de riesgo.

Empero hoy, que la ciencia médica se desarrolló y es posible diagnosticar la situación del paciente y determinar con certeza si su afección encierra o no peligro, se debe indicar a los miembros de todas las congregaciones que reciten «Hagomel» únicamente en caso de que la enfermedad haya reportado una gravedad tal que justifique profanar el Shabat de ser esto necesario. En caso de que se haya transportado a un enfermo al hospital en Shabat en virtud de que se dudaba respecto de la gravedad de su afección y luego resultó que no corría peligro, si bien fue transportado al sanatorio de acuerdo con la halajá,  ya que cuando corre peligro una vida («safek nefashot») se pospone la santidad del Shabat, dado que en la práctica su dolencia no implicó riesgo – no habrá de bendecir «HaGomel».

En el caso de una intervención quirúrgica con anestesia local no se bendice «HaGomel» ya que esta no implicó peligro. Por un procedimiento quirúrgico con anestesia general, dado el riesgo que la medicina moderna le adjudica a este tipo de procedimiento – se debe bendecir «HaGomel».

05) «HaGomel» en el caso de una parturienta, de mujeres y niños

Una parturienta es considerada como persona enferma y por ello debe recitar «HaGomel» una vez que se recuperó del parto, ya que cada nacimiento reporta para la madre un cierto riesgo, y como prueba de ello se profana el Shabat para atender a una parturienta. Por lo general, una semana después del nacimiento la parturienta suele estar recuperada y puede recitar «HaGomel». A veces, la debilidad resultante del parto se prolonga por treinta días y en un caso así la parturienta habrá de bendecir una vez pasado este lapso.

En muchos lugares las mujeres no repararon en recitar «HaGomel» ya que por cuestiones de recato se sentían incómodas de pararse ante diez hombres y bendecir (Mishná Berurá 219:3). Hay juristas que propusieron que una mujer se pare en la sección de las mujeres en la sinagoga, que su marido recite la bendición y ella responda tras él «Amén» con la intención de cumplir con el deber de bendecir por medio del recitado del esposo (Mishná Berurá 219:17). Sin embargo, hay quienes entienden que el marido no debe recitar la bendición en lugar de su mujer (Beit Iosef) por lo que no se debe seguir esta práctica, siendo entonces la mujer quien se encuentra ante el deber de recitar «HaGomel» por sí misma frente a un «minián».

Por lo tanto, una mujer que debe recitar «HaGomel» deberá acudir al rezo en la sinagoga y avisarle al encargado («gabai») para que este, antes o después del servicio religioso, le señale a la congregación que aguarde en silencio para que la señora en cuestión recite la bendición desde el sitio reservado a las mujeres y la congregación le responda. Si le resulta cómodo, es mejor que asista a un rezo que incluye lectura de la Torá y tras esta que recite «HaGomel». Si se encuentra en un sitio en el cual hay presente un «minián», como en el caso de la parturienta durante el «Brit Milá» («la circuncisión») de su hijo – que recite la bendición ante este quórum y entonces no precisará asistir a la sinagoga.

Según la opinión de muchos juristas, un niño que se salva de un peligro no recita «HaGomel» ya que el texto de la bendición refiere a que HaShem «retribuye bondades a culpables», esto es, que D´s salvó a la persona a pesar de que esta era pasible de o merecía un castigo. En el caso de un menor de edad (trece o doce), este todavía no es pasible de pena por sus malas acciones y si le ocurre una adversidad es en virtud de las transgresiones de sus mayores e incluso por culpa directa de estos que no lo cuidaron como correspondía. Por lo tanto, no es apropiado que el niño diga que sus padres son «culpables» (Maharam Mintz 14, Maguén Abraham, Kneset Haguedolá, Mishná Berurá 219:3). Si bien hay juristas que entienden que un niño que llega a la edad a partir de la cual debe ser instruido en los preceptos debe recitar «HaGomel» (Lajmei Todá, Birjei Iosef, Jazón Ovadiá), dado que esto resulta dudoso o es objeto de debate – no habrá de bendecir (Ben Ish Jai, Kaf HaJaím 2).

06) Personas que atraviesan el desierto y quienes viajan por carretera

Dijeron nuestros sabios que quienes atraviesan el desierto bendicen «HaGomel». Según la usanza ashkenazí, solamente quien viaja por un camino que encierra peligros concretos bendice. De esto resulta obvio que quien viaja por carreteras modernas de países desarrollados no recita «HaGomel» (Talmidei Rabenu Ioná y Rosh).

Según la usanza sefaradí, también quien viajaba de ciudad en ciudad por caminos no tan peligrosos debía bendecir (Rambán y Rabí David Abudraham). Empero, en las últimas generaciones los eruditos debatieron respecto del viaje en automóvil. Hay quienes opinan que también en el caso de quien viaja en automóvil una distancia equivalente a una «parsá», o sea, por setenta y dos minutos – debe recitar «Hagomel». Según esto, una persona que viajó de Jerusalém a Tel Aviv ida y vuelta, si bien en cada tramo viajó menos de setenta y dos minutos, por cuanto que en total viajó más que este lapso – deberá recitar «HaGomel» (Netivei Am 219, Iabía Omer 1:13, 6, 48, 9).

Hay rabinos sefaradíes que ordenaron recitar «HaGomel» únicamente tras haber viajado setenta y dos minutos por un sitio despoblado tal como un desierto, mas por viajes por las carreteras de nuestro país no se bendice ya que hay otros automóviles con los que se comparte la ruta y además siempre es dable encontrar un sitio poblado en menos de setenta y dos minutos de viaje. Por lo tanto, quien transita por las carreteras israelíes no es considerado como quien atraviesa el desierto (Or Letzión II 14:42, Mekor Jaím de Rabí Jaím David Haleví 94:3, Olat Itzjak II 80).

En la práctica, nos parece que no se debe recitar «HaGomel» por viajes largos en carreteras asfaltadas en países desarrollados, incluyendo en estas a las de Judea y Samaria. Esto se debe a que la bendición en cuestión fue establecida para casos excepcionales, y en la actualidad un viaje por caminos interurbanos es considerado como una acción rutinaria.

07) Viaje en avión o en barco

En las generaciones recientes se generó el interrogante de si quienes viajan por avión son o no considerados como quienes cruzan el desierto y por ende deben o no recitar «HaGomel». Hay juristas que entienden que no se asemejan a quienes atraviesan el desierto y, además, en la actualidad viajar en avión no es más peligroso que hacerlo en automóvil. Por lo tanto, así como no se bendice tras haber viajado en coche tampoco se lo hace tras haber volado (Jelkat Ya´akov 2:9, Dvar Iehoshúa Berajot 9, Betzel Hajojmá 1:20 y esta es la opinión del Rabino Goren, y en Asé Lejá Rav 6:16). Por otra parte, numerosos juristas ordenaron recitar «HaGomel» tras haber volado. El Rabino Moshé Fainstein explicó (Igrot Moshé Oraj Jaím 2:59) que la bendición en cuestión fue instituida para cuando la persona sale de su orden habitual e ingresa en una situación de riesgo, y no es natural que una persona se encuentre suspendida en el aire sin que se caiga, por lo que estamos ante un caso de salvación en virtud de un peligro y se debe recitar «HaGomel» (así también escribió Ketzot HaShulján, Halijot Shelomó 23:5, y así fue transmitido en nombre del Jazón Ish). Empero, varios de los juristas escribieron que se debe bendecir únicamente tras haber volado por lo menos setenta y dos minutos (Tzitz Eliezer 11:13, Iejavé Da´at II 26).

En la práctica consideramos que quien frecuenta viajar en avión – no bendiga, puesto que la bendición fue establecida para una situación extraordinaria. Incluso en el caso de quien no está habituado a volar a menudo es mejor que no recite «HaGomel», ya que en la actualidad volar se tornó algo rutinario y no implica mayor riesgo que viajar en automóvil. Empero, en caso de quien no esté habituado a volar a menudo tenga miedo de hacerlo y desee bendecir – podrá respaldarse en la opinión de aquellos que entienden que se debe recitar «HaGomel» por viajar en avión, ya que para este el viaje es un evento especial que implica un cierto grado de temor.

De igual manera, debatieron los eruditos respecto de las travesías en embarcaciones seguras de nuestros días. En la práctica, consideramos que si durante la navegación no se experimentó un suceso meramente peligroso – no se habrá de bendecir «HaGomel».

08) Quien se salva de un peligro o de un accidente

Los sabios mencionaron cuatro personas que deben recitar «HaGomel»: los que navegaron, los que atravesaron un desierto, un enfermo que sanó y un recluso que fue liberado (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 54(B)). Los juristas debatieron respecto de si aquella persona que se salvó de otros peligros tales como ser atacado por maleantes o por terroristas en la ciudad, o a quien se le derrumbó encima un muro, o si se salvó de un incendio, debe también recitar o no «HaGomel».

Hay quienes opinan que no debe recitar «HaGomel», porque esta bendición fue instituida solamente para los cuatro tipos de peligro antes mencionados (Rabí David Abudarham en nombre de Rabí Guershón). La opinión mayoritaria de los juristas es que toda persona que se salva de un peligro debe agradecer a D´s recitando «HaGomel» (Rambán, Meiri, Rabí Ieshaiahu ben Eliahu de Trani, Rabí Itzjak Bar Sheshet, Tashbetz y otros). Así actúan en la práctica los judíos de origen ashkenazí, algunos de los sefaradíes y de los judíos orientales (Mishná Berurá 219:32, del Yemen – Shtilei Zeitim 16, de Argelia – Responsa Beit Iehudá Aiash 6, de Turquía – Emet LeYa´akov y Responsa Lev Jaím Palagi 3:53, de Marruecos – Shemesh Umaguén III Oraj Jaím 63:10).

Según la costumbre de parte de los sefaradíes, por cuanto que el tema es objeto de debate, todo aquél que se salva de un peligro que no está incluido en las cuatro categorías que mencionan los sabios en el Talmud recitará «HaGomel» sin mencionar el Nombre Divino («Leló Shem Umaljut») (Shulján Aruj 219:9, Kaf HaJaím 52, Yalkut Iosef 29). Consideramos que una persona que sufre un accidente de tránsito o es víctima de un atentado y se salva, incluso según esta tradición debe recitar «HaGomel», ya que el peligro acaeció estando en el camino y en virtud de lo ocurrido este se tornó peligroso para la persona, y los viajeros que transitan por caminos riesgosos están incluidos en las cuatro categorías originales. Lo mismo ocurre con quien es picado por una víbora peligrosa – se lo considera como una persona enferma que se curó y según todas las opiniones deberá bendecir por haberse salvado.

El establecer si el accidente o el atentado implicaron o no riesgo de vida depende de la opinión mayoritaria de las personas razonables, tal que si estas consideran que hubo riesgo – se habrá de bendecir. Por el contrario, si consideran que no hubo riesgo – no se habrá de bendecir, aunque la persona haya sentido gran temor. Por ello, por ejemplo, quien pasó junto a una serpiente o quien no prestó atención y estuvo a punto de ser atropellado, dado que en la práctica no entró en situación de riesgo – no habrá de bendecir. En caso de duda, por ejemplo, si se sufrió un accidente mediano – la sensación subjetiva de la persona es la que determina, y si se sintió en riesgo – habrá de bendecir, y si no – no lo hará.

09) Soldados y la bendición de «HaGomel»

Soldados que se dedican a una actividad militar de seguridad que conlleva riesgos, dado que son considerados como viajeros que entran en peligro – habrán de bendecir «HaGomel». Empero, habrán de recitar la bendición tras haber concluido la actividad de riesgo, pues se bendice únicamente tras haber salido por completo de peligro. Al igual que quienes atraviesan el desierto durante largos meses y bendicen tras haber concluido la travesía.

Por lo tanto, un soldado combatiente en servicio obligatorio deberá bendecir tras liberarse y su bendición incluirá todos los peligros en los que se vio sumido durante toda su actividad militar y los diferentes entrenamientos. Un soldado combatiente en servicio de reserva que pasó por situaciones de riesgo bendecirá al concluir su período de servicio. Soldados que como parte de su rutina militar participaron en combates o en actividades peligrosas – habrán de bendecir «HaGomel» inmediatamente después de volver sanos y salvos. Al concluir el servicio militar bendecirán nuevamente por todo el período de servicio posterior a la última bendición (ver Meshiv Miljamá II 134).

10) Quien se libera de la prisión

Nuestros sabios dijeron que una de las cuatro personas que debe recitar «HaGomel» es aquella que fue liberada de la prisión. Surge la pregunta de si se debe o no bendecir también tras haber sido liberado de la cárcel en países desarrollados. Hay quienes consideran que, según la usanza ashkenazí, mientras no se haya pasado peligro de vida durante el arresto, aunque este se prolongue por largos años – no se habrá de recitar «HaGomel». Según la usanza sefaradí, toda aquella persona que haya estado en prisión – al liberarse debe bendecir.

Empero en la práctica, según todas las usanzas, si una persona estuvo en prisión y esto lo conmovió o consternó – debe bendecir. Esto se debe a que, según la opinión mayoritaria de los juristas, de acuerdo con la usanza ashkenazí una persona que estuvo en prisión y pasó por una experiencia traumática que despertó en su interior el temor de perder su libertad, de ser agredido o humillado durante el encierro, al liberarse – deberá bendecir. Y aunque su arresto no haya conllevado un peligro significativo, el trauma que acompaña al mismo sumado al peligro de que los investigadores o los demás reclusos lo agredan, hace obligatorio que se agradezca por medio del recitado de «HaGomel». Sin embargo, si el encierro no provocó en el recluso una conmoción emocional y este no reportó ningún peligro – no se habrá de bendecir.

Quien fue secuestrado por terroristas o por criminales que le amenazaron de muerte, si bien no sufrió de encierro a manos del gobierno, por cuanto que se encontró en una situación de peligro de vida – deberá bendecir «HaGomel» al liberarse.

01) Se bendice tanto por lo bueno como por lo malo

El objetivo último de las bendiciones es agradecer y alabar a HaShem Bendito Sea, Quien tiene Su mirada permanentemente puesta sobre todas Sus creaturas. Por medio de las bendiciones logramos recordar nuevamente que HaShem no habita únicamente en las recónditas alturas celestiales, sino que todo cuanto existe en el mundo cobra vida y existe por Su causa. Todo evento que tiene lugar en el mundo posee un significado espiritual y una finalidad Divina. Por lo tanto, cuando una persona accede a algo nuevo que lo alegra – deberá bendecir «Shehejeianu». En caso de que, D´s no lo permita, le ocurra una desgracia, habrá de saber que también esto cuenta con el consentimiento Divino y habrá de bendecir «Dayán Haemet». Por medio de las bendiciones se revela y se expande la fe en el mundo y por ende también la vida de quien recita la bendición se ve agraciada.

Saber que HaShem conduce el mundo y que todo proviene de Él y de Su Providencia, confiere valor a todo cuanto sucede en la vida. Cuando una persona vivencia una alegría, su regocijo es más profundo porque sabe que no es fruto de la casualidad, sino que proviene de la Divina Providencia. De esa forma podrá emplear de mejor manera esa plenitud que recibe de D´s. Por otra parte, cuando le sobreviene – D´s no lo permita – una desgracia, tendrá más fuerzas para aceptarla sabiendo que posee un sentido. Y si bien de momento no logre comprender qué clase de bien habrá de surgir de la adversidad, en virtud de la certeza que todo cuanto HaShem realiza es para bien, podrá finalmente superar el mal trance y reconstruir su vida. Empero, quien no cree en HaShem no posee sino su tribulación y una tristeza aguda que penetra su corazón en ausencia de consuelo y sentido.

Y debemos saber que no es necesaria una alegría extraordinaria para recitar la bendición de «Shehejeianu», sino que también por una pequeña satisfacción novedosa en la vida de la persona tal como comprar una prenda nueva o ingerir una fruta nueva – se debe agradecer a D´s y bendecir. Este enfoque contiene una conducción básica. Hay personas que están a la espera de un gran acontecimiento que realce sus vidas de una sola vez y mientras tanto viven existencias grises y sombrías. Empero, una persona que se ejercita en prestar atención a las pequeñas alegrías de su vida y le agradece a HaShem por estas aprende a apreciar el valor de la vida, la cual está compuesta de pequeños detalles y cuyo contenido interior es grandioso, y de esa manera podrá acceder a una vida colmada de contenidos y sentidos.

02) ¿Cuándo es obligatoria la bendición de «Shehejeianu» y cuándo opcional?

Nuestros sabios instituyeron dos tipos de bendición de «Shehejeianu». Uno para los días festivos tales como Pesaj, Shavuot y demás, así como también por el cumplimiento de los preceptos que tienen un tiempo fijo especificado como el shofar en Rosh HaShaná, el lulav en Sucot y el encendido de velas en Janucá. Esta bendición es claramente obligatoria, por cuanto que una vez que llegó el tiempo consagrado o el momento de cumplir con el precepto – es obligatorio agradecer a D´s y bendecir: «Shehejaianu Vekiemanu Vehiguianu Lazamán Hazé» («…que nos mantuvo con vida, nos sostuvo y nos permitió presenciar este momento»). Las reglas referentes a esta bendición están explicadas en las halajot festivas por lo que no es nuestra intención ocuparnos de ellas aquí.

El segundo tipo de bendición de «Shehejeianu» del cual sí nos habremos de ocupar en el presente capítulo es el agradecimiento por las cosas buenas que se renuevan en la vida de la persona, tal como la adquisición de un inmueble, muebles, ropas y joyas. Asimismo, se bendice al escuchar una buena noticia y al encontrar a un buen amigo tras treinta días de no verlo. En este caso la bendición es opcional ya que en opinión de la mayoría de los juristas no es obligatorio bendecir por todas estas cosas. La intención de los sabios al instituir el recitado de «Shehejeianu» por una nueva casa u objetos nuevos que se adquieren y demás se refiere a que es un acto de bien y preceptivo el agradecer por estos, empero no se comete trasgresión alguna si no se lo hace. Por otra parte, hay eruditos que entienden que mientras la persona se alegre de aquellas cosas buenas por las que los sabios estipularon bendecir «Shehejeianu» – se debe recitar la bendición. Según esta línea de pensamiento, el hecho de que no sea obligatorio bendecir se refiere a que una persona no está obligada a adquirir cosas nuevas que lo alegren a los efectos de tener que bendecir, empero si compró y se alegró – deberá hacerlo.

Si bien según la opinión mayoritaria de los juristas la bendición de «Shehejeianu» es opcional, es correcto recitarla en cada una de las oportunidades en que nuestros sabios indicaron hacerlo ya que es bueno que la persona no pierda oportunidad alguna de agradecer y bendecir a D´s.

03) Shehejeianu y HaTov VeHaMeitiv («Que es bueno y benefactor»)

Nuestros sabios establecieron dos bendiciones por cosas nuevas y que producen alegría: la primera: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Shehejeianu Vekiemanu Vehiguianu LaZmán Hazé», y la segunda: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Hatov Vehameitiv». La diferencia entre ambas radica en que cuando la alegría pertenece a una sola persona se recita «Shehejeianu», mientras que cuando la alegría es compartida por dos o más personas y por ende es de mayor envergadura estas deben bendecir «Hatov Vehameitiv», ya que esta bendición significa: «HaTov» – «que es bueno» para mí, «VeHaMeitiv» – «y beneficioso» para otros. Por ejemplo, una pareja que adquiere muebles tales como una mesa o sillas, una estufa o un horno de cocina, dado que la alegría por la adquisición es de ambos – deberán recitar «HaTov VeHaMeitiv». Empero, una persona sola que adquirió los mismos enseres habrá de recitar «Shehejeianu».

Al comprar una prenda de vestir nueva que nos causa felicidad, se ha de bendecir «Shehejeianu». Y a pesar de que el esposo esté contento por el hecho que su mujer tiene un nuevo vestido, o bien, la esposa esté feliz que su marido estrene una nueva prenda, dado que la alegría en concreto corresponde sólo al que viste esa prenda, él solo habrá de bendecir.

Sin embargo, en el caso de padres que compraron a su hijo una ropa nueva o recibieron de regalo para él una nueva prenda y se alegran por la adquisición – deberán recitar «HaTov VeHaMeitiv». Esto obedece a que ellos son responsables de vestir al niño, se ven gratificados y honrados de que luzca bien y esto les causa una alegría sustantiva. De esta forma deberán bendecir hasta que el niño arribe a la edad para comenzar a cumplir preceptos («guil mitzvot»), pues hasta ese momento son completamente responsables por él y un menor se viste conforme a las indicaciones de los padres. Consideramos que cuando los niños llegan a la edad a partir de la cual se les debe instruir en el cumplimiento de los preceptos («guil jinuj», alrededor de los seis años), es correcto enseñarles que bendigan «Shehejeianu» por una nueva prenda.

Quien obtuvo una importante ganancia monetaria, si está casado y la suma ingresa a la cuenta bancaria común de ambos cónyuges, dado que comparten la alegría – habrán de recitar «HaTov VeHaMeitiv». Si la persona es soltera o si está casada pero el dinero ingresa en su cuenta bancaria personal – habrá de recitar «Shehejeianu». Si bien resulta natural que en el segundo caso a la postre la mujer termine disfrutando del dinero ganado, dado que en la práctica el dinero le pertenece sólo a él y quizás su esposa nunca llegue a disfrutar del mismo – habrá de recitar «Shehejeianu» (Responsa Halajot Ketanot I 196:200).

Lo mismo ocurre en el caso de un único heredero, si es soltero o casado pero el dinero ingresa a su cuenta bancaria particular – habrá de recitar «Shehejeianu», mientras que si es casado y el dinero ingresa a la cuenta bancaria en común de los cónyuges – habrá de recitar «HaTov VeHaMeitiv».

En caso de haber dos o más herederos que se reparten entre sí la herencia, aunque ambas personas sean solteras – habrán de recitar «HaTov VeHaMeitiv», por cuanto que disfrutan conjuntamente de la misma herencia (Shulján Aruj 223:2, Beur Halajá ‘ואם’).

Otra diferencia fundamental existente entre ambas bendiciones radica en que «HaTov VeHaMeitiv» fue establecida por un beneficio tangible tal como una nueva casa, nuevos utensilios o por un vino diferente suplementario que se bebe en compañía de otras personas (arriba 7:7). En cambio, la bendición de «Shehejeianu» se refiere a un agradecimiento más general, como una buena nueva que reconforta pero que no reporta un beneficio tangible (adelante halajá 8), y también se recita por las festividades que poseen un tiempo fijo establecido.

En caso de presentarse una duda respecto de si se debe recitar «Shehejeianu» o «HaTov VeHaMeitiv» – se debe recitar «Shehejeianu» ya que quien debía recitar «HaTov VeHaMeitiv» y recitó «Shehejeianu» cumplió igualmente con su deber por cuanto que agradeció a D´s por el bien recibido. Sin embargo, quien debía recitar «Shehejeianu» y recitó «HaTov VeHaMeitiv» no cumplió, porque agradeció a D´s por un beneficio que recibieron dos personas cuando en realidad lo recibió una sola.

04) «Shehejeianu» por ropa y pequeños presentes

La bendición de «Shehejeianu» fue establecida por cosas nuevas que alegran el alma de la persona, como es el caso de la adquisición de ropa nueva, utensilios nuevos, muebles o joyas nuevos o en caso de haberlos recibido como regalo. Empero por cuestiones rutinarias, como haber recibido el salario mensual, si bien su valor puede ser muy superior al de una nueva prenda – no se bendice «Shehejeianu». Lo mismo ocurre en el caso de los alimentos que la persona adquiere periódicamente, si bien su costo es elevado – no se bendice «Shehejeianu». Puede decirse que por cuestiones rutinarias del diario vivir los sabios establecieron las bendiciones matinales fijas que se recitan a diario en el rezo y en las bendiciones por el disfrute («Birkat Hanehenín»), mientras que la bendición de «Shehejeianu» fue establecida por algo nuevo que causa alegría.

También por una prenda común, como es el caso de una camisa bonita, quien se alegra por ella – bendice. Incluso quien posee ya numerosas camisas, si adquirió una nueva o la recibió de regalo – habrá de recitar «Shehejeianu». Incluso si compró o recibió de regalo una prenda usada, si se trata de una vestimenta que se considera decorosa y la persona se siente feliz por haberla adquirido – habrá de bendecir «Shehejeianu». Lo mismo ocurre con utensilios, joyas, etc. (Shulján Aruj 223:3).

Sin embargo, en el caso de personas ricas o apáticas, para quienes adquirir una nueva prenda no es motivo de alegría – no pueden bendecir por ella, pues ¿cómo habrían de decir «que nos mantuvo con vida, nos sostuvo y nos permitió llegar a este momento» si no están contentas? Empero, en el caso de una prenda importante como un traje o un vestido de alta costura que los alegra, aunque tan sólo un mínimo – deberán bendecir. En el caso de quien no se alegra en lo más mínimo ni siquiera por prendas nuevas de importancia – perdió la oportunidad de recitar la bendición (Radbaz, Mishná Berurá 223:13).

Sin embargo, la mayoría de las personas se contentan con la compra de prendas comunes nuevas tales como camisas, pantalones, una corbata bonita, una pollera o falda, un «talit katán» de lana, una gorra bonita o un pijama y por cada compra de una pieza de este tipo habrán de recitar «Shehejeianu». Únicamente en el caso de prendas menores o sencillas por las que no solemos sentirnos felices con su compra, tales como: calcetines, ropa interior, un pañuelo sencillo para la cabeza, una camiseta de manga corta sencilla – no se habrá de bendecir «Shehejeianu». Incluso una persona pobre que se alegra de sobremanera por tal adquisición, según la opinión mayoritaria de los juristas – no habrá de bendecir, porque no corresponde hacerlo por algo tan pequeño como un objeto que a ojos del común de la gente no genera satisfacción y alegría. Empero, es correcto que le agradezca a D´s con sus propias palabras o recite la bendición sin pronunciar el Nombre Divino.

En resumen, se requieren dos condiciones para recitar la bendición de «Shehejeianu»: la primera, que quien bendice esté contento con la prenda o el utensilio nuevo. La segunda, que se trate de una prenda o utensilio que el común de las personas suele alegrarse por su adquisición.

05) Quien recibe dinero o un beneficio

Quien recibe dinero como un presente, o bien ganó un sorteo o heredó dinero – recita «Shehejeianu». Si el dinero lo reciben dos socios – recitan «HaTov VeHaMeitiv» (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 59(B), Shulján Aruj 223:2). Sin embargo, es necesario que el monto percibido sea significativo, ya que no es lo mismo recibir una suma de dinero o comprar una prenda o recibirla de regalo. En el caso de la prenda la persona experimenta una alegría inmediata y por ello, aunque su valor sea bajo, dado que en la práctica se congratula con él – debe bendecir. Empero, recibir una suma de dinero permite comprar cosas, y para que la alegría se efectivice es necesario que el monto sea de importancia para quien lo recibe.

Consideramos que, en el caso de personas sencillas tales como jóvenes que aún no comenzaron a trabajar o personas adultas que pasan apremios económicos, 500 shekalim (del año 2014) pueden considerarse una suma elevada, tal que si se alegran al recibirlo – habrán de bendecir. Empero en el caso de personas que poseen un mejor pasar, estas se habrán de alegrar únicamente si la suma recibida es mucho mayor, y siempre se considera cada caso según el estatus económico del beneficiario. Empero, no es necesario que la suma recibida sea similar a un salario mensual. En el caso de quien gana 5000 shekalim al mes, si recibir un presente o un beneficio de 2000 shekalim lo va a alegrar – deberá bendecir.

En el caso de bonificaciones y subvenciones que se le suelen otorgar a empleados en el marco de su labor – no se bendice porque no implican algo nuevo. Asimismo, no se debe bendecir por ganancias corrientes que la persona suele devengar de su actividad comercial o profesional. Empero, si de pronto ganó una gran suma por encima de lo común, aunque provenga de su actividad comercial o profesional – habrá de bendecir (Sefer Halajot Ketanot 1:200, Seder Birkot HaNehenín (Rabí Schneur Zalman de Liadi) 12:10).

En el caso de una persona necesitada que recibió una suma grande por concepto de tzedaká no habrá de bendecir ya que se siente avergonzado por recibirla. Empero, si recibió una prenda y esto lo alegra – habrá de bendecir (Eliahu Rabá, Mishná Berurá 223:20).

Quien recibe un beneficio económico o una beca para estudiar u otro premio en virtud de algo bueno que realizó, la recepción no implica vergüenza y en caso de que el monto sea lo suficientemente elevado como para alegrarlo – deberá bendecir. Todo esto a condición de que se trate de un beneficio especial que no todas las personas reciben. Empero, si se trata de una beca que muchos reciben habitualmente entra en la categoría de salario y no implica una alegría novedosa.

06) El momento del recitado de la bendición

La bendición de «Shehejeianu» se recita en el momento que la alegría tiene lugar. Por ejemplo, quien se entera que ganó una suma de dinero especialmente elevada – habrá de bendecir al ser notificado. En caso de no confiar en la veracidad de la información – habrá de bendecir una vez que el dinero le haya sido transferido (ver adelante halajá 8).

Lo mismo ocurre en el caso de una herencia, el momento de bendecir es una vez que el dinero ingresó en la cuenta bancaria del heredero o cuando el apartamento es inscrito a nombre suyo. En el pasado, al fallecer una persona se recitaban conjuntamente dos bendiciones, «Dayán HaEmet» por el fallecimiento y «Shehejeianu» por la herencia, ya que según la ley esta pasaba a propiedad del heredero de inmediato (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 59(B)). Si bien el heredero hubiese preferido que su padre se mantenga con vida, dado que no es posible pasar por alto el beneficio y la alegría que la recepción de la herencia produce, inmediatamente después de «Dayán HaEmet» por el fallecimiento – el hijo debía agradecer a D´s por la herencia recibida. Empero, en la actualidad el dinero se encuentra depositado en los bancos y los bienes raíces están inscritos en registros por lo que lleva tiempo hasta que la herencia llega a manos del heredero, tal que se puede separar el momento del recitado de la bendición por la alegría (a causa de la herencia) de aquella por el período de duelo.

Por una prenda nueva se puede bendecir inmediatamente después de ser adquirida y muchos postergan el recitado para la primera vez que la visten. Si al momento de la compra la prenda no está apta para ser vestida porque es necesario repararla o agregarle algo – se debe posponer la bendición para la primera vez que se ha de vestirla pues entonces es posible alegrarse por ella (Shulján Aruj 223:4, Mishná Berurá 17, Kaf HaJaím 30).

Otro tanto ocurre al adquirir un armario. Si al momento de la compra no está apto aún para su uso, se debe posponer el recitado de la bendición para cuando sea posible usarlo. En caso de estar listo para ser usado al momento de la compra – se puede bendecir al adquirirlo.

Asimismo, en el caso de los utensilios de cocina que requieren inmersión en la mikve, no se bendice en el momento de su adquisición ya que entonces no son aún aptos para ser usados, por lo que se pospone el recitado para la primera vez que son utilizados (ver Rabí Akiva Iguer 223:3, Mishná Berurá 22:1).

Quien se olvida de bendecir por los muebles al momento de comenzar a usarlos, mientras siga estando contento por la novedad – puede bendecir. Quien olvida recitar «Shehejeianu» por una prenda la primera vez que la viste – perdió la oportunidad de hacerlo. Si al continuar vistiéndola sigue estando realmente contento con lo novedoso de la prenda, por tratarse por ejemplo, de una ropa de estilo y calidad – puede bendecir.

En virtud de lo imprescindible que resultan nuestras vestimentas, nuestros sabios establecieron que quien viste una prenda nueva habrá de agradecerle a D´s y recitar: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Malbish Arumím» («…que viste a los desnudos»). Acto seguido recitará «Shehejeianu». En caso de vestir la nueva prenda por la mañana, la bendición de «Malbish Arumím» que se recita en las bendiciones matinales incluye a la nueva prenda y es bueno que al recitarla se la tenga en mente de modo manifiesto (Shulján Aruj 223:4, Mishná Berurá 18. Hay quienes no acostumbran bendecir «Malbish Arumím» por una prenda nueva y así figura en Kaf HaJaím 223:32).

07) Una casa nueva

Una pareja que adquirió una casa, si son socios en la propiedad – ambos deben recitar «HaTov VeHaMeitiv». Si la casa pertenece a uno de ellos y está inscrita únicamente a su nombre, sólo ese cónyuge habrá de bendecir. Empero, dado que ambos habrán de disfrutar del inmueble, el beneficiario recitará «HaTov VeHaMeitiv». Un individuo que adquiere un inmueble bendice «Shehejeianu». Empero, quien alquila una casa o quien recibe permiso de habitar un inmueble determinado por varios años, dado que la propiedad no le pertenece – no bendice (Shulján Aruj 223:3, Beur Halajá ‘בנה’, Jatam Sofer Oraj Jaím 53).

Se debe recitar la bendición por la casa al momento de ingresar a habitarla. En caso de ser necesario fijar una «mezuzá» es bueno recitar la bendición al colocarla pues entonces la casa queda apta para ser habitada (ver Rabí Akiva Iguer 223:3). Quien olvidó   recitar la bendición en esa oportunidad lo habrá de hacer mientras continúe estando contento por la nueva casa.

Asimismo, quien sacó una hipoteca y otros préstamos para comprar su casa, si está contento – que le agradezca a HaShem y bendiga por esta. Hay quienes entienden que como está endeudado por la casa no puede alegrarse y bendecir (Lev Jaím 3:52), sin embargo, según la principal tendencia de la halajá, si la persona se siente feliz – ha de bendecir (Tzitz Eliezer 12:19, según Berajot 54(A) y Shulján Aruj 222:4. Y hay quienes bendicen por una nueva fruta o nueva prenda, Ben Ish Jai Reé 6).

Asimismo, quien ya posee una casa y tiene la intención de vivir en el nuevo hogar, debe bendecir. Empero, si se trata de un comerciante que compra y vende propiedades – no bendice por la adquisición de inmuebles. De igual manera, un comerciante de utensilios y vestimentas no bendice cuando adquiere estas mercaderías para comercializarlas (Birkat Habait 24:36).

También se bendice por la ampliación de una casa. Los juristas debatieron respecto de si se debe o no bendecir por la reforma de un inmueble y dado que el tema está discutido – no se bendice (Mishná Berurá 223:12). Si la reforma está destinada a mejorar la casa y mejorar la disposición de las paredes a los efectos de maximizar el confort y los residentes están contentos en virtud de las obras – habrán de bendecir.

Los habitantes de un poblado o asentamiento que construyeron para sí un edificio destinado a uso comunitario y si este pertenece a todas las personas, , un representante de la comunidad bendecirá en nombre de todos «HaTov VeHaMeitiv» al momento de inaugurarlo. Si se trata de un colegio que pertenece al Consejo Regional o al Ministerio de Educación, dado que no es de propiedad de los habitantes de la localidad – no pueden bendecir por él. En ese caso, es bueno que uno de los asistentes a la inauguración compre una prenda de vestir nueva y bendiga «Shehejeianu» – por la ropa y por el nuevo edificio.

08) Por buenas y malas nuevas y por el recibimiento de un título

Quien escuchó una buena noticia, buena para él y para los demás – bendice «HaTov VeHaMeitiv», si es buena nueva solamente para él – bendice «Shehejeianu». Si escuchó malas noticias – bendice «Dayán HaEmet» (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 54(A), Shulján Aruj 222:1-2).

Por ejemplo, cuando una persona junto a un socio realizó una inversión y se enteraron que la misma reportó ganancias especialmente grandes más allá de lo proyectado, cada uno de los socios habrá de recitar «HaTov VeHaMeitiv». Si carece de socio, el inversor exitoso habrá de recitar «Shehejeianu». Si el inversor escucha que sufrió una gran pérdida y está triste a raíz de ello – habrá de bendecir «Dayán HaEmet» (Sefer Halajot Ketanot 1:200, Seder Birkot HaNehenín 12:10).

Asimismo, si una persona es víctima de falsas acusaciones en virtud de las cuales es llevada a juicio y sentenciada a cumplir una pena – que recite «Dayán HaEmet». Quien debía ganar una gran suma de dinero y no le fue adjudicada, los demandó a juicio y lo ganó – habrá de recitar «Shehejeianu».

Ya vimos (arriba 15:9) que quien posee un campo en sociedad, en caso de falta de lluvias, si los socios se lamentaron por ello pero escuchan luego que hubo precipitaciones beneficiosas – cada uno de estos habrá de recitar «HaTov VeHaMeitiv». En caso de quien es el único dueño del campo bendice «Shehejeianu».

Quien escuchó que su hijo obtuvo una ganancia especialmente considerable y esto le genera alegría – que recite «Shehejeianu». Y aunque no tenga de esto un beneficio personal tangible, ya vimos (arriba 3) que solamente la bendición de «HaTov VeHaMeitiv» se refiere a un beneficio concreto, empero «Shehejeianu» se recita también por una buena nueva, aunque no reporte un beneficio efectivo. Quien escuchó que su hijo perdió una gran suma de dinero y esto lo pone triste – que recite «Dayán HaEmet». En caso de que los eventos le hayan ocurrido a su amigo o a su rabino, personas a las que se siente muy ligado emocionalmente, si son buenas nuevas podrá recitar «Shehejeianu» y si son malas podrá recitar «Dayán HaEmet» (Maamar Mordejai 222:1, Shulján HaTahor 222:1 y ver en Seder Birkot HaNehenín 12:7).

Quien escucha que una persona de bien falleció y se lamenta por ello – debe recitar «Dayán HaEmet». Si bien la costumbre imperante es que esta bendición es recitada únicamente por los siete parientes más cercanos por los que se debe guardar siete días de duelo («shivá»), de todas maneras quien se entera del fallecimiento de una buena persona y se lamenta mucho – si bendijo no pierde nada. Obviamente que por un sabio de la Torá que fallece corresponde recitar esta bendición (ver Mishná Berurá 223:8)

Quien pensó que iba a obtener una ganancia excepcional y se entera que esto no habrá de ocurrir, a pesar de que se habrá de entristecer de sobremanera – no recitará «Dayán HaEmet» pues en la práctica no perdió nada que fuese de su posesión (Beur Halajá 222:2).

Quien se entera que han decidido aumentarle el salario más allá del aumento común o aceptado, o quien recibe un ascenso no previsto – habrá de recitar «Shehejeianu». Asimismo, quien esperaba recibir un nombramiento y escuchó que fue aprobado – habrá de recitar «Shehejeianu». En caso de haberse olvidado de bendecir puede hacerlo mientras siga estando muy contento por la buena noticia. En caso de que se le organice una fiesta de cara a su asunción al cargo – podrá posponer el recitado de la bendición desde que recibió la noticia y hasta el evento en su honor, pues entonces estará más alegre aún.

Quien fue despedido de su empleo o le redujeron el salario y eso lo angustia de sobremanera – habrá de bendecir «Dayán HaEmet».

Quien se enteró que aprobó el examen de conducir o quien recibió una nota alta en el examen sicométrico o cualquier otra prueba de importancia, si lo alegra especialmente – habrá de recitar «Shehejeianu».

Quien es galardonado con un premio honorífico, por ejemplo el título de «Doctor Honoris Causa» o si fue elegido para ser Rabino, o culminó sus estudios y recibió un título importante, si bien esto alegra a la persona de sobremanera, dado que el motivo principal del regocijo es por el honor concedido, existe la duda de si se podrá o no bendecir «Shehejeianu» ya que se teme que la alegría esté mezclada de algún tipo de arrogancia (ver Mor Uktziá 223, Majazik Berajá del Rabino Jidá HaKadosh 223:8). Es bueno adquirir una prenda para la ceremonia, ya que por esta podrá recitar sin duda «Shehejeianu» y podrá también dirigir su intención a incluir el evento que lo alegra.

09) Libros sagrados, rollos de la Torá y sinagogas

Los juristas debatieron si se recita «Shehejeianu» por libros de contenidos sagrados («Sifrei Kodesh») nuevos. Si bien quien adquiere o recibe de regalo libros generales que poseen un contenido positivo y se alegra por ellos recita «Shehejeianu», hay quienes opinan que por libros con los cuales se cumple el precepto de estudiar y enseñar Torá (Talmud Torá) no se debe bendecir ya que los preceptos no fueron entregados para disfrutarlos de manera común sino para elevarse y santificarse por su intermedio (Maguén Abraham 223:5, Majazik Berajá). Frente a esto, otros juristas entienden que por el estudio de Torá propiamente dicho, si bien alegra el corazón – no se bendice «Shehejeianu», empero por libros que resultan ser una propiedad y al adquirirlos la persona se alegra – se debe recitar «Shehejeianu» (Radbaz, Mor Uktziá). En la práctica, consideramos que cuando los libros en cuestión son muy apreciados por la persona y le generan especial alegría en saber que dispone de ellos en su biblioteca – corresponde que bendiga (Jaié Adam 62:5, ver Mishná Berurá 223:13 y Jazón Ovadiá pág. 398).

Asimismo, los juristas debatieron respecto del caso de quien tuvo el mérito de poder contratar los servicios de un «sofer», para que escriba bajo su encargo un rollo de la Torá, si habrá o no de bendecir «Shehejeianu» cuando se termine de escribir y se ingrese el rollo a la sinagoga. Algunos entienden que se debe recitar «Shehejeianu» y otros entienden que se debe recitar «HaTov VeHaMeitiv», al tiempo que otros juristas entienden que no se debe bendecir (ver Sdei Jemed Asefat Diním Beit Kneset 12). En la práctica, es bueno que el dueño del rollo de la Torá compre una prenda nueva y cuando concluya la escritura de este que recite «Shehejeianu». Luego, cuando se ingrese el rollo en cuestión a la sinagoga, que ofrezca una comida festiva y se preocupe que se sirvan dos tipos diferentes de vino y por el segundo de estos que se recite «HaTov VeHaMeitiv», con la intención de incluir también en la bendición al novel rollo de la Torá (ver arriba 7:7-8).

Los juristas debatieron también si se debe o no bendecir al inaugurar una nueva sinagoga. También en este tema es bueno actuar de un modo tal que se cumpla con todas las opiniones. Para ello, que uno de los asistentes a la fiesta de inauguración adquiera una prenda nueva y bendiga «Shehejeianu» por esta y por la sinagoga. A continuación, durante el banquete que bendigan por el segundo tipo de vino «HaTov VeHaMeitiv». De todas maneras, aunque no se haya preparado de antemano una prenda nueva, corresponde que uno de los contribuyentes que aportó para escribir el rollo de la Torá o construir la sinagoga recite «Shehejeianu» en nombre de todos. Esta fue la usanza extendida y nos parece apropiada como práctica (Mishná Berurá 223:11, Morenu HaRav Ya´akov Beirav 62, Oraj Mishpat 47 de nuestro maestro el Rav Kuk).

Hubo entre los grandes eruditos del pueblo de Israel quienes acostumbraban recitar «Shehejeianu» al publicar un nuevo libro. Si bien a este respecto las autoridades halájicas han debatido, quien esté feliz por la publicación y desee bendecir – puede hacerlo (Mor Uktziá 223, Tzitz Eliezer 14:67).

10) «Shehejeianu» al reencontrarse con un amigo

Nuestros sabios establecieron que quien encuentra a un amigo muy querido tras treinta días de no haberlo visto, y su corazón se reconforta ante la ocasión – habrá de bendecir «Shehejeianu Vekiemanu Vehiguianu Lazman Hazé». Empero, si vio al amigo dentro de los treinta días desde la última vez – no bendecirá, pues el encuentro no implica novedad. De esta halajá aprendemos un fundamento muy importante y es el gran valor de la amistad. El encuentro con un buen amigo es un hecho de significancia, al punto que los sabios establecieron que se bendiga por ello.

Sin embargo, muchas personas no acostumbran bendecir «Shehejeianu» al encontrarse con un amigo, porque la bendición fue establecida para cuando se ve a un amigo querido cuyo encuentro provoca especial alegría y es difícil para una persona discernir en su intimidad si la persona que tienen enfrente es realmente un amigo especialmente querido o no. Asimismo, resulta difícil apreciar si el grado de alegría que produce ese encuentro justifica o no el bendecir.

Además de ello, varios de los eruditos de las últimas generaciones (ajaronim) plantearon el temor de que si las personas se habrán de acostumbrar a recitar «Shehejeianu», habrá quienes se ofendan cuando un amigo los encuentre y no bendigan. Otros, para evitar la ofensa bendecirán también al encontrarse a quien no les resulta tan querido e incurrirán entonces en la falta de recitar una bendición en vano. Harán entonces su aparición los aduladores y los embusteros, que al encontrarse con alguien de quien pretenden recibir una gratificación o un beneficio se abalanzarán a recitar la bendición para demostrarle cuán grande es su amor hacia él (Jesed LaAlafim 225:15).

Empero, en la práctica, no se debe dejar sin efecto una bendición estipulada por los sabios simplemente en virtud de estos temores, y tampoco se debe temer que quizás no se sepa discernir si tal o cual amigo es o no especialmente querido, pues no se trata en este caso de una amistad singular a la que sólo individuos excepcionales logran acceder. La intención de nuestros sabios fue que cada persona bendiga por sus buenos amigos, y toda persona cabal que no sea especialmente antisocial, posee un número de amigos a quienes aprecia y si se alegra al encontrar a uno de ellos, al que no vio en los últimos treinta días – que bendiga.

Es necesario saber que no siempre uno se alegra al encontrarse con un buen amigo. A veces la persona está tan absorbida por sus preocupaciones, que su corazón no logra abrirse a las emociones. Otras veces, no hay tiempo de pararse a conversar y el encuentro fugaz no reporta regocijo. En la práctica, si el encuentro no reportó satisfacción – no se habrá de bendecir.

Por supuesto que en esta bendición están también incluidos parientes a los que no se vio durante treinta días, y si encontrarlos genera agrado – se habrá de bendecir. Por ejemplo, un abuelo que no vio a su nieto durante treinta días y se alegra de encontrarlo – es preceptivo que recite «Shehejeianu». Otro tanto si encuentra a su hermano o hermana, etc.

11) Detalles de la halajá

Aunque se haya recibido una carta del amigo en el transcurso de treinta días, al encontrarlo personalmente habrá de bendecir, pero si ambos amigos hablaron telefónicamente durante ese período, al encontrarse – no se habrá de bendecir.

Quien se encontró con un buen amigo al que no vio durante treinta días y recitó «Shehejeianu» y luego se encontró otro buen amigo al que no vio treinta días – volverá a bendecir, y lo mismo ocurrirá con el tercero y con el cuarto. Esto obedece a que mientras encuentre buenos amigos y el encuentro lo gratifique – debe bendecir. Sin embargo, si vio a varios buenos amigos juntos – una sola bendición los incluye a todos (Daat Torá 225:1).

Cuando se lleva a cabo un encuentro de amigos o de familia, y muchos de los presentes no se encontraron unos con otros por espacio de treinta días, mas dudan si bendecir o no y por quién, es correcto que uno de los presentes que sin duda se haya alegrado por verlos bendiga «Shehejeianu» en voz alta, y tenga la intención por medio de su recitado que todos los presentes cumplan con su deber, y de esa manera todos habrán cumplido con el precepto de agradecer por todos los buenos amigos que encontraron.

12) Bendición al encontrar un amigo que no vio por doce meses

Quien no vio a su amigo muy querido durante doce meses y no escuchó novedades de él durante ese lapso, al punto de que tuvo algún temor de que quizás no esté ya entre los vivos – al verlo recitará: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Mejaié Hametim» («… que revive a los muertos») (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 58(B), Shulján Aruj 225:1).

Aparentemente cabría preguntar, de hecho, al producirse el encuentro nuestro amigo «no resucitó», ¿por qué entonces bendecimos al verlo «que resucita a los muertos»? Eso se debe, sin embargo, a que una separación de un año tiene un efecto particular en el alma. Durante largos días el alma se concentra en otras cuestiones, los sentimientos de amistad se olvidan y tienden a ocultarse en los sitios más recónditos de esta. También el duelo culmina tras pasar un año pues ese lapso atenúa y hace olvidar los sentimientos experimentados. Esto es así, hasta el punto de que según la fría lógica, que visualiza únicamente lo manifiesto ante nuestros ojos, parecería que tras una separación de un año y después de que los sentimientos se enfocaron en otras áreas del quehacer y en otras amistades, no queda prácticamente posibilidad alguna de revivir el sentimiento amistoso. Empero, si bien exteriormente parece que la amistad cayó en el olvido, en verdad y en lo profundo del alma, este vínculo está más vivo que nunca, y de inmediato, tras el reencuentro vuelve a manifestarse. Este hecho implica una insinuación respecto de la resurrección de los muertos, y por ello al reencontrarnos con un amigo del cual no escuchamos noticias por un año recitamos la bendición de «Mejaié Hametim», a los efectos de señalar el enorme poder de la vida interior que puede reanimarse tras un prolongado letargo. De igual manera, creemos que ninguna añoranza verdadera permanecerá desatendida, la muerte no puede anular el amor ya que, en la profundidad de la vida, en los sitios recónditos y ocultos del alma, todo se mantiene por siempre hasta el final cuando todos resucitarán y se reencontrarán con todos sus seres queridos y personas amadas (ver Olat Raaiá I 380).

En la actualidad esta bendición casi no se recita pues en virtud de los medios de comunicación es dable escuchar novedades de un amigo a lo largo del año y por ello al reencontrarse habrán de recitar «Shehejeianu» (Halajot Ketanot 1:220, Birjei Iosef 225:3).

13) Bendición por el nacimiento de un niño y por el de una niña

Por el nacimiento de un niño se recita «HaTov VeHaMeitiv», porque se trata de una alegría común al padre y a la madre (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 59(B), Shulján Aruj 223:1). Y aunque el padre no se encuentre junto a su esposa que acaba de dar a luz, al escuchar la buena nueva del nacimiento de su hijo – habrá de recitar «HaTov VeHaMeitiv» (Mishná Berurá 223:1).

Por el nacimiento de una niña, al verla por primera vez se recita «Shehejeianu» (HaGaón Rabí Zalman Seder Birkot Hanehenín 12:12, Mishná Berurá 223:2). En caso de no haber bendecido al verla por vez primera, mientras perduren su alegría y su emoción al contemplarla – pueden aún agradecer a HaShem y recitar «Shehejeianu».

Padres a quienes les nació un niño con cierta discapacidad, no habrán de bendecir ya que pueden estar apenados. Si a pesar de la discapacidad sienten felicidad y alegría – habrán de bendecir.

En el caso de un abuelo o abuela, si se alegran mucho al ver a su nieto o nieta por primera vez – habrán de recitar «Shehejeianu». De igual manera, otros parientes o amigos muy cercanos, en caso de alegrarse mucho al ver al bebé o la bebé – pueden recitar «Shehejeianu». Incluso al momento de recibir la noticia, quien se alegra de sobremanera puede recitar «Shehejeianu», a pesar de no estar viendo al bebé en persona. Quien bendice al momento de recibir la noticia del nacimiento no volverá a hacerlo al ver al bebé (Seder Birkot HaNehenín 12:7, Beur Halajá 223:1).

14) Frutas nuevas

Quien ve una fruta nueva en su temporada recita «Shehejeianu» para agradecer a HaShem por renovar Su mundo y hacer crecer el fruto en cuestión en su tiempo oportuno. En el pasado, cuando muchas personas se dedicaban a la agricultura, se acostumbraba recitar «Shehejeianu» al ver las frutas nuevas, pues entonces el regocijo por el acontecimiento era importante. También hoy, quien desee bendecir al ver una fruta nueva en la estación – puede hacerlo. Empero, la costumbre aceptada es bendecir «Shehejeianu» por la fruta nueva al comerla, pues la mayoría de las personas se alegran más al ingerir la nueva fruta (Shulján Aruj 225:3, Levush).

Está prohibido que una persona se torne insensible a la abundancia y plenitud que el Creador prodigó a Su mundo, tal como dijeron nuestros sabios: «en el futuro una persona deberá rendir cuentas por todo lo que su ojo pudo observar y no comió». Esto se debe a que no ingerir de esos frutos estaría implicando un desprecio al valor de la Creación y la variedad de sus productos. Hay quienes explicaron que al no ingerirlos, están omitiendo el recitar la bendición de «Shehejeianu» que podían haber recitado por las frutas nuevas (Tashbetz Katán 320). Se cuenta sobre Rabí Elazar que ahorraba de su dinero para poder comprar todas las variedades de frutas, aunque sea una vez al año de modo tal que al probarlas se alegraba y recitaba «Shehejeianu» (Talmud Jerosolimitano final del Tratado de Kidushín, Mishná Berurá 225:19).

Entonces, antes de ingerir una fruta nueva deben recitarse dos bendiciones, una «Shehejeianu» y la otra «Haetz» o «Haadamá».  Hay quienes acostumbran anticipar la bendición por el fruto (Radbaz y Jidá) mientras que otros anticipan la bendición de «Shehejeianu» (Mishná Berurá 225:11). Quien bendice puede escoger cómo proceder.

No se bendice por una fruta cuando está aún agria o inmadura, sino que se debe esperar a que termine de madurar y se torne sabrosa (Shulján Aruj 225:7). A posteriori, si bendijo por la fruta cuando esta era comestible únicamente en caso de gran necesidad o apremio, no habrá de volver a hacerlo cuando las frutas culminen su maduración (Mishná Berurá 225:12). Quien se olvida de bendecir la primera vez que ingirió la nueva fruta, desaprovechó el momento de la renovación frutal y ya no bendecirá al comerla por segunda vez (Mishná Berurá 225:13). Mientras se la esté comiendo por primera vez – se habrá de bendecir.

15) Los frutos que se renuevan y los que no

Frutos del árbol o de la tierra que no aparecen en una determinada temporada sino que crecen indistintamente a lo largo del año entero, o que es posible mantenerlos frescos durante todo el año – no se recita por ellos «Shehejeianu». Incluso quien no los ha ingerido por un largo tiempo – no habrá de bendecir, ya que la bendición en cuestión no se recita por una alegría personal sino por la aparición de los nuevos frutos en su temporada (Shulján Aruj 225:6). Por esta razón, tampoco en el pasado se recitaba «Shehejeianu» por nueces, cebollas, ajos, papas y remolachas (betabel o betarragas), porque se preservan durante todo el año. Existen otros frutos del árbol o de la tierra por los que en el pasado se recitaba «Shehejeianu» pues era dable encontrarlos únicamente en una temporada determinada, mientras que en la actualidad están presentes en el mercado durante todo el año y por lo tanto ya no se bendice por ellos. Esto obedece a tres razones: a) Actualmente es posible guardar en refrigeración muchas frutas y verduras durante todo el año, como en el caso de las papas y las bananas. b) Existen frutos de la tierra como el tomate y el pepino que pueden crecer durante todo el año en invernaderos. c) Por medio de la importación se puede abastecer a la plaza de numerosas frutas y verduras durante todo el año. Por ejemplo, en la actualidad hay peras durante todo el año siendo en parte de los meses de origen extranjero.

Esta es la regla general: todo fruto del árbol o de la tierra que se encuentra en el mercado en estado fresco o próximo a su frescura durante todo el año, aunque crezca en una temporada determinada – no se recita por este «Shehejeianu». Si durante un período determinado del año este fruto del árbol o de la tierra se ausenta del mercado, al llegar su temporada y volver a aparecer – se deberá bendecir «Shehejeianu». Aunque estos frutos puedan apenas ser mantenidos en frío, o puedan ser importados o se los pueda encontrar durante todo el año en tiendas especializadas, dado que en la práctica durante determinados meses su presencia en el mercado es poco común, así como su conservación en frío es dificultosa y por lo general esta altera en cierta forma su sabor, cuando llegan frescos al mercado todos perciben su renovada presencia y por ende se bendice «Shehejeianu» (ver libro Jaím Shel Berajá pág. 95. Más aún escribió a este respecto Igrot Moshé Oraj Jaím 3:34).

Estas son la mayoría de los frutos del árbol y de la tierra por cuya renovada aparición en los mercados se suele bendecir «Shehejeianu», listados según su orden de ingreso al consumo general a lo largo del año. En la primavera comienzan a madurar: duraznos, damascos, cerezas, nísperos, uvas de mesa, sandías y melones. Luego en verano maduran: ciruelas, higos, fresas, lichis, tunas, paltas o aguacates, dátiles amarillos, granadas, mangos, caquíes y guayabas. En proximidad a Rosh HaShaná maduran: pomelos rojos, mandarinas, clementinas, carambulas, membrillos, pomelos amarillos y kiwis. En Jeshván comienzan a madurar las naranjas, las frutillas y las feijoas (acca sellowiana).

Es de destacar que algunos frutos por las cuales hoy bendecimos «Shehejeianu» en el futuro será dable encontrarlos en el mercado todo el año, tanto sea porque se aprendió a guardarlos en frií o porque se los importará. Por ello, no es recomendable basarse ciegamente en esta lista sino que se debe recitar «Shehejeianu» únicamente por aquel fruto que es sabido no se encuentra en los mercados durante un período determinado del año.

16) Dos variedades de una misma especie

Los juristas debatieron respecto de frutos que poseen distintas variedades. Unos dicen que una misma bendición los incluye a todas (Sheiarei Kneset HaGuedolá, Birjei Iosef) y otros sostienen que por cuanto entre las variedades existen diferencias notorias – se bendice por separado por cada una de estas (Sefer Jasidim, Maharil y Shulján Aruj 225:4).

En la práctica, hay especies en las cuales las distintas variedades guardan entre sí enormes diferencias similares a las existentes entre dos tipos de frutos y por otra parte, existen variedades que guardan entre sí diferencias nimias que sólo los expertos logran percibirlas. Es claro que no se debe bendecir «Shehejeianu» por cada una de las variedades, e incluso cuando las diferencias son notorias tanto en sabor como en aspecto, mientras que la misma no sea tan manifiesta, en virtud de la duda planteada – no se bendice. Cuando sea posible, es bueno incluir estos frutos en la bendición que se recita por aquellos donde está claro que requieren la bendición de «Shehejeianu».

Empero, cuando se trata de variedades que guardan entre sí grandes diferencias tanto de sabor como de aspecto, quien se alegre ante su presencia renovada en los mercados puede recitar «Shehejeianu», pues se las considera como dos especies y no como dos variedades dentro de una misma especie. Además, aunque las consideremos como dos especies distintas, dado que no crecen en la misma temporada, incluso aquellos que estiman que no se debe bendecir por dos variedades diferentes – en el caso de dos especies aceptarán hacerlo.

01) «Tefilat HaDerej» y su significado

Nuestros sabios establecieron una oración para quien parte a un viaje – la «plegaria del viajero» (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 29(B)). En el pasado, el riesgo en los caminos provenía de los malhechores que asaltaban a quienes viajaban, de los animales feroces o de posibles desastres naturales. En la actualidad, el principal peligro lo constituyen los accidentes de tránsito. De todas maneras, la plegaria establecida por los sabios resulta pertinente para todos los tipos de peligro que pudieran acechar en el camino.

El sitio más seguro para un ser humano es su medio natural, o sea su casa o su ciudad. Empero cuando una persona se aleja de la ciudad, de sus amigos y de sus vecinos y emprende un viaje, se expone a un determinado riesgo. En caso de ser atacado, serán menos las personas que podrán acudir en su rescate. En caso de sufrir una afección corporal, hasta ser transportado a un hospital pasará más tiempo (ver Maharal de Praga Netiv Gmilut Jasadim 5). Por ello, nuestros sabios establecieron la plegaria del viajero. Al detenernos en la redacción de la plegaria, notamos que está redactada en plural y esto no es casualidad. Desde el punto de vista espiritual, la separación de la comunidad es el quid del peligro que afronta quien viaja, por ello, es bueno que el viajero tenga en cuenta a su comunidad y de esa forma su plegaria será mejor aceptada.

Dado que al recitar la plegaria nos encontramos rezando ante el Creador y le pedimos que nuestro viaje transcurra en paz, y también que nuestro camino sea exitoso (ídem Berajot 29(B), 30(A)). Esta es la redacción de la plegaria: «Iehí Ratzón Milfaneja Ad-onai Eloh-einu VeEloh-ei Avoteinu Shetolijenu Leshalom Vetatzidenu Leshalom Vetadrijenu Leshalom Vetaguienu Limjoz Jeftzenu Lejaím Ulesimjá Uleshalom. Vetatzilenu Mikaf Kol Oiev Veorev Baderej, Umikol Minei Puranuiot Hamitragshot Lavó Laolám, Vetishlaj Brajá Bemaasé Iadenu, Vetitnenu Lejen Ulejesed Ulerajamim Beeineja Ubeeinei Kol Roeinu, Vetishmá Kol Tajanuneninu, Ki El Shomea Tefilá Vetajanún Atá. Baruj Atá Ad-onai Shomea Tefilá» («Sea voluntad ante Ti HaShem D´s nuestro y D´s de nuestros ancestros que nos conduzcas en paz, nos hagas transitar en quietud y nos guíes en armonía y nos permitas arribar al sitio al cual deseamos llegar con vida, alegría y paz. Sálvanos de la mano de todo enemigo que aceche en el camino y de toda desgracia que pudiese sobrevenir, envía bendición a toda la labor de nuestras manos, concédenos gracia, benevolencia y compasión ante Tus ojos y los de todos aquellos que nos vean, y escucha la voz de nuestras súplicas, pues Tú escuchas las plegarias y las súplicas. Bendito eres Tú HaShem que escucha la plegaria»). Existen variantes entre las diferentes versiones de la plegaria y todas son apropiadas.

Dado que en la actualidad el peligro que reportan los caminos radica principalmente en los accidentes de tránsito, hay quienes entienden que estos deben también ser explícitamente mencionados en la plegaria. De acuerdo con la opinión de Rabí Eliezer ben Yoel Haleví (sección primera, Berajot 86) se pueden agregar a «Tefilat HaDerej» peligros específicos concernientes al camino concreto por el que se habrá de transitar. Otros juristas entienden que quien desee agregar puede hacerlo, mientras otros entienden que al decir «todo tipo de desgracias que pudiesen sobrevenir» se incluyen también los accidentes de tránsito, por lo que no es necesario agregar nada a la redacción original de los sabios. Que cada uno escoja lo que le resulte atinado.

02) ¿Por qué tipo de camino se recita la plegaria?

Nuestros sabios establecieron que se recite «Tefilat HaDerej» por un camino cuya extensión supere la medida talmúdica de una «parsá» (ídem Berajot 30(A)). Una «parsá» equivale a cuatro «mil» y cada «mil» tiene una longitud de 912 metros. Resulta entonces que una «parsá» se aproxima a los cuatro kilómetros (3.648). En caso de que la extensión del camino sea inferior a una «parsá», no se recita «Tefilat HaDerej», ya que un camino tan breve y próximo al radio urbano con seguridad no encierra riesgos (Rosh).

No es necesario revisar puntillosamente la extensión del camino, sino que la persona habrá de estimar según lo que sus ojos ven. Más adelante (halajá 104) se explicará que, si el camino encierra un peligro específico, se recita la plegaria por una distancia inferior a una «parsá».

Hay juristas que entienden que la «parsá» tiene por cometido darnos una medida de tiempo, tal que si hacer el camino demora más de setenta y dos minutos que es lo que le lleva a una persona promedio caminar una «parsá» por un camino no asfaltado – se debe recitar «Tefilat HaDerej». Empero, si transitar el camino en cuestión lleva menos de setenta y dos minutos, dado que el peligro no se prolonga en el tiempo – no se habrá de recitar (Zijrón Iehudá Oraj Jaím 42, Iabía Omer II Oraj Jaím 14).

Sin embargo, según la opinión mayoritaria de los juristas la intención de los sabios al referirse a una «parsá» fue la de establecer la longitud del camino por la cual es necesario recitar «Tefilat HaDerej». Esto se debe a que cuanto más extenso sea el camino, más se aleja la persona de una zona habitada y por ende los peligros aumentan. Empero, el tiempo carece de importancia pues también en los tiempos de nuestros sabios los jinetes a caballo transitaban una «parsá» en menos de diez minutos y los sabios no diferenciaron entre quien camina y quien monta un animal, fijando que en todo caso se recite «Tefilat HaDerej» por una distancia equivalente a una «parsá». Por lo tanto, también en nuestros días en los que disponemos de veloces automóviles, medimos la longitud del camino y si supera la «parsá» debemos recitar «Tefilat HaDerej»; especialmente en la actualidad que los accidentes en los caminos representan la mayor amenaza a la vida humana (Mishná Berurá 110:30, y esta es asimismo la opinión mayoritaria de los juristas).

Existe duda respecto de quien viaja dentro de una ciudad. Por una parte, nuestros sabios establecieron decir «Tefilat HaDerej» para quien viaja fuera del radio urbano, pero por la otra, en la actualidad el riesgo existente en las áreas urbanas creció de sobremanera y muchos viajan largas distancias dentro de las ciudades y el peligro en estos traslados no es inferior al de los viajes interurbanos, especialmente cuando se transita por vías rápidas. En la práctica, nos parece que si bien no es obligatorio recitar «Tefilat HaDerej» dentro de la ciudad, es bueno que quien se traslada intraurbanamente más de una «parsá», recite la plegaria sin pronunciar el Nombre Divino al final de esta, esto es, que finalice diciendo: «Baruj Atá Shomea Tefilá» («Bendito eres Tú que escucha la plegaria»).

03) Algunas reglas de «Tefilat HaDerej»

Hay juristas que sostienen que es correcto recitar la plegaria ni bien la persona sale de su casa estando aún dentro del radio de la ciudad (Ateret Zkenim 16:7). Según la opinión mayoritaria de los juristas, si bien a posteriori se cumple con el deber de recitar «Tefilat HaDerej» aunque se lo haga dentro del radio urbano, a priori es correcto recitarla inmediatamente al salir de la ciudad, pues entonces comienza el trayecto por el cual se ha de rezar (Maguén Abraham, Eliahu Rabá, Prí Megadim y Mishná Berurá 110:29).

Aparentemente, correspondería actuar conforme la opinión mayoritaria de los juristas y recitar «Tefilat HaDerej» tras salir de la ciudad. Empero, dado que en la actualidad se corre el riesgo de sufrir siniestros también dentro del área urbana y tal como aprendimos en la halajá anterior, es bueno recitar la plegaria sin mencionar el Nombre Divino, incluso por un viaje dentro de la ciudad; mas cuando se tiene la intención de realizar un viaje interurbano, es correcto recitar la plegaria mencionando el Nombre Divino al comienzo de la travesía estando aún en la ciudad. Y dado que es preferible recitarla cuando aún se está estacionado, el mejor momento para decir «Tefilat HaDerej» es cuando la persona se sienta en el automóvil previo a partir.

Quien olvidó recitarla al partir, si hasta arribar a destino falta al menos una «parsá» (cerca de cuatro kilómetros) – que recite «Tefilat HaDerej», y si falta menos – que recite la plegaria sin mencionar el Nombre Divino (Shulján Aruj Oraj Jaím 110:7).

Una persona que realiza varios viajes al día, será suficiente con que diga «Tefilat HaDerej» la primera vez e incluya en este recitado todos los trayectos que habrá de realizar en la jornada. Empero, quien tenía planeado emprender un solo viaje y luego cambió de idea y viajó otra vez más, deberá recitar «Tefilat HaDerej» una segunda vez. Cuando el camino se prolonga por varios días es necesario recitar «Tefilat HaDerej» cada mañana (Shulján Aruj Oraj Jaím 110:5).

04) Trayectos breves y peligrosos

Aprendimos en la halajá 2 que los sabios dictaminaron pronunciar «Tefilat HaDerej» por los peligros que acechan en el camino, y vimos que el Talmud Babilonio (Tratado de Berajot 30(A)) explica, que si el camino es menos extenso que una «parsá», no resulta de riesgo, por lo que no se ha de recitar la plegaria. Es decir, se recita «Tefilat HaDerej» por un camino que se prolonga por unos cuatro kilómetros (3.648). Empero, esto se contradice con lo establecido en el Talmud Jerosolimitano (Berajot 4:4), donde se considera que todos los caminos conllevan algún riesgo, por lo que se recita Tefilat HaDerej por un tramo inferior a una «parsá». La solución que se encontró a esta discrepancia es que, en un camino habitual donde se recorre una distancia inferior a una «parsá» – no encierra peligro, por lo que no es necesario recitar la plegaria; empero el Talmud Jerosolimitano se refiere a un camino mucho más peligroso, y aunque se recorra una distancia inferior a una «parsá» – se debe recitar la plegaria (Talmidei Rabenu Ioná Berajot 20:2, Turei Zahav 110:6). Así se dictaminó entonces la halajá final: si el camino es considerado de riesgo, aunque se transite por este menos de una «parsá» – se debe recitar «Tefilat HaDerej» (Mishná Berurá 110:30).

Por todo esto, en tiempos en los cuales determinadas rutas son consideradas peligrosas a causa de los ataques y atentados árabes con piedras, botellas incendiarias y a veces hasta efectuando disparos a los vehículos que por estas transitan – se impone recitar «Tfilat HaDerej» aunque se viaje menos de una «parsá». Quiera D´s que pronto desparezcan todos nuestros enemigos y aquellos que nos aborrecen, y el pueblo de Israel viva en paz y seguridad en toda la extensión de su territorio.

05) ¿Es necesario recitar «Tefilat HaDerej» junto a otra bendición?

Hay quienes cuestionaron por qué la redacción de «Tefilat HaDerej» no comienza con la expresión «Baruj» («Bendito»). De hecho hay una regla general que indica que toda bendición que no se recita contigua a otra, esto es, que se recita de manera aislada y no como parte de una secuencia, debe iniciarse con las palabras «Baruj Atá HaShem» («Bendito eres Tú HaShem»), pero si es contigua a otra no precisa hacerlo, tal como la segunda y tercera bendiciones del «Birkat HaMazón no lo hacen (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 46(A)). Entonces, ¿por qué «Tefilat HaDerej» que se recita de manera aislada no comienza con la palabra «Baruj»?

En virtud de esta cuestión, hay quienes en aras de cumplir el precepto con mayor grado de excelencia, recitan «Tefilat HaDerej» junto a otra bendición (Maharam de Rotenburg). A priori, es correcto tomar en cuenta esta opinión y en caso de que se tenga la oportunidad de recitar otra bendición al iniciar el viaje, se prefiere adjuntar a esta el recitado de «Tefilat HaDerej». Por ejemplo, quien come una manzana y posterior a la ingestión debe recitar la bendición de «Boré Nefashot», tras hacerlo que diga «Tefilat HaDerej» (Shulján Aruj 110:6, Shelá al Tratado de Julín Ner Mitzvá 71, Maguén Abraham y Mishná Berurá 110:28).

Empero, si no tuvo la oportunidad de recitar otra bendición – que recite «Tefilat HaDerej» aisladamente, ya que según la opinión de muchos juristas no se trata de una bendición común sino de una plegaria y por ende no rigen sobre esta las reglas generales de las bendiciones. Por esta razón no comienza con las palabras «Baruj Atá», no requiere estar contigua a otra bendición, ni se menciona en esta que D´s es el Rey del universo («Maljut HaShem») tal como debe hacerse en una bendición común (Tosafot Pesajim 104(B), Mishná Berurá 110:28).

Hay otros juristas que entienden que «Tefilat HaDerej» es en realidad la bendición de «Shomea Tefilá» del rezo de la Amidá, puesto que cuando concluye decimos «Baruj Atá HaShem Shomea Tefilá» («que escucha la plegaria»), y además no comienza con el vocablo «Baruj» puesto que su ubicación original es en la Amidá, donde es recitada en secuencia y por esta razón, aunque se recite aisladamente, los sabios no modificaron su redacción. Además, no es necesario recordar en esta que HaShem es el Rey del universo, porque una bendición recitada en secuencia junto a otras («Brajá hasmujá lejavertá»), se apoya en lo expresado en la primera bendición de la Amidá (donde sí dice que «D´s es el Rey del universo»), y por ende, ya no es necesario volver a hacerlo en «Shomea Tefilá» (Talmidei Rabenu Ioná a Berajot 1:1).

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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