Pninei Halajá

Berajot

04) «Boré Nefashot»

Inicialmente la bendición de «Boré Nefashot» era opcional, y el amoraíta Rav solamente la recitaba tras haber ingerido alimentos importantes tales como huevos o carne. Con el correr del tiempo la costumbre se adoptó como obligatoria y por lo tanto tras cualquier ingestión de alimento o bebida de la categoría correspondiente se recita «Boré Nefashot» (ver Talmud Babilonio Tratado de Berajot 44(B)).

Dado que la bendición inicial era por el placer de la ingestión misma, nuestros sabios establecieron que se recite una bendición especial por cada tipo de alimento, tal que agradezcamos a HaShem por cada uno de modo detallado. Empero la bendición posterior a la ingestión del alimento es por el beneficio general que le redunda al ser humano en virtud de haberlo comido, por lo que redactaron una misma bendición para diferentes tipos de comida. Por ejemplo, quien comió arroz, fruto del árbol, fruto de la tierra y carne y además bebió jugo – inicialmente deberá recitar las bendiciones de «Boré Minei Mezonot» por el arroz, «Boré Pri Haetz» por las frutas, «Boré Pri Haadamá» por el fruto de la tierra y «Shehakol Nihiá Bidvaró» por la carne y el jugo. Empero tras haber comido – habrá de recitar «Boré Nefashot» por todo lo ingerido, pues esta bendición incluye a todos los tipos de alimento y bebida salvo a los pertenecientes a las siete especies (Shulján Aruj 207:1).

En la bendición de «Boré Nefashot» agradecemos y alabamos a HaShem por haber creado una multitud de seres junto con los diferentes tipos de alimentos que les han de permitir completar sus carencias («jesronán»), de modo tal que puedan subsistir. Además, HaShem creó también alimentos suplementarios que permiten deleitarse y vivificar el alma de todo ser creado («lehit´aneg bahem ulehajaiot bahem nefesh kol jai»), ya que el deleite por el buen sabor de los alimentos le suma vitalidad a la persona al tiempo que enriquece su consciencia y su sentir.

La bendición de «Boré Nefashot» difiere de la de «Shehakol Nihiá Bidvaró». Esta última es una bendición general, y a posteriori exime con su recitado a todos los alimentos ingeridos, por lo que quien ignora cuál es la bendición específica que debe ser recitada por un alimento determinado, ya sea «Boré Minei Mezonot» o «Shehakol Nihiá Bidvaró», puede recitar la segunda. Por el contrario, en el caso de la bendición final una no incluye a otra, o sea, si se debía recitar «Me´ein Shalosh» no puede recitar «Boré Nefashot» a modo de sustituto y viceversa (Mishná Berurá 202:55).

05) El volumen de «kazait» para recitar la bendición final

Quien ingiere cualquier cantidad, dado que disfruta – debe recitar una bendición inicial o previa. Empero, el recitado de la bendición final tiene lugar únicamente si se comió el equivalente al volumen de un «kazait», ya que nuestros sabios dijeron «que no se considera ingesta cuando se come menos de un «kazait»». Esto implica que una ingestión inferior resulta tan exigua que no queda de la misma marca o recuerdo del placer experimentado por el cual bendecir.

En razón de la dispersión y los exilios surgió la duda respecto de cuál es el volumen exacto de un «kazait». Algunos juristas sostienen que la aceituna que hoy poseemos es de menor tamaño que aquella a la que se referían nuestros sabios y es inferior a un tercio de huevo. Otros juristas entienden que su volumen equivale aproximadamente a medio huevo. Si bien de los escritos de muchos de los sabios medievales se desprende que la aceituna que los sabios talmúdicos conocían era similar a la que nosotros conocemos en la actualidad, en razón de la regla que detentamos según la cual: «en caso de duda respecto del recitado de bendiciones se adopta la actitud más flexible» («safek berajot – lehakel») – se dictaminó como halajá que no se debe recitar bendición final por una cantidad de alimento inferior al volumen de medio huevo mediano de nuestros días. Podemos explicar que por cuanto que esta ha sido la costumbre en el pueblo de Israel, en la actualidad entendemos que quien ingiere menos que el equivalente en volumen a medio huevo se considera que ingirió una cantidad carente de importancia que no amerita el recitado de la bendición. Dado que el volumen de «kazait» como aquél necesario para que se deba recitar la bendición final fue establecido por los sabios, resulta que la costumbre del pueblo de Israel tiene una vigencia o vigor similar al de los edictos rabínicos.

Empero no cabe temer respecto de la apreciación del volumen de medio huevo, puesto que cuando se les encomienda a las personas apreciar o calcular algo, con certeza algunos habrán de errar calculando de más y otros de menos y de todas maneras nuestros sabios nos legaron estas medidas para el común de las personas. Además, aprendimos que según la opinión mayoritaria de los sabios medievales («Rishonim»), el volumen de un «kazait» es sensiblemente inferior al de medio huevo, y sobre el primero ya correspondería bendecir a los efectos de cumplir con lo establecido por los sabios. Por lo tanto, cada vez que a la persona le parezca que ingirió alimento por un volumen equivalente a medio huevo – debe recitar la bendición final.

06) Volumen y no peso

Las medidas a las que se refirieron los sabios son de volumen y no de peso, puesto que resulta obvio que los judíos no cargaban habitualmente balanzas en sus bolsillos. Es así como los sabios nos transmitieron las medidas en términos accesibles tales como el volumen de una aceituna o el de un huevo. Tal como ya aprendimos, la instrucción práctica es que el volumen de un «kazait» (aceituna) es el de medio huevo («jatzí beitzá»). En caso de que el alimento contenga grandes espacios huecos no se los incluye en el cálculo del volumen, empero en el caso de espacios pequeños que no son del todo perceptibles, estos no alteran el cálculo y cada vez que parece que el volumen del alimento equivale al de medio huevo incluidos los pequeños orificios – se debe recitar la bendición final.

Sin embargo, hubo juristas sefaradíes que acostumbraban pesar las medidas en virtud de que resulta dificultoso calcular o estimar un volumen, ya que a veces el alimento es largo, en otros casos cuadrado, y a veces posee grandes huecos u hoyos que no se incluyen en el volumen final. Además, hay quienes entienden que también se debe restar del cálculo estimativo los huecos pequeños  lo cual hace muy complicado estimar el volumen por lo que se recurre al peso. Empero también estos juristas coinciden con el principio general de que la medida depende del volumen y no del peso. Esta fue la costumbre ancestral en el pueblo de Israel, estimar el volumen del alimento incluyendo los huecos pequeños y solamente en el caso de los huecos grandes que no son parte de su textura – no se adicionan al estimativo. Y esta es la halajá.

Por ejemplo, en el caso del pan, los huecos grandes que a veces se generan en este no se suman al estimativo del volumen, pero los hoyos pequeños que están presentes en toda la hogaza sí son incluidos para estimar el volumen de medio huevo. Asimismo, esta es la norma respecto de las galletas de arroz, el pop corn o palomitas de maíz, bamba, crema chantilly (como la que viene en el interior de la golosina llamada «Crembo») y similares, alimentos que al no contener huecos de importancia se estima el volumen por simple observación.

Cada persona precisa aprender a estimar un volumen de medio huevo en los diferentes alimentos. A los efectos de acostumbrarse a hacerlo, es bueno colocar un huevo o medio junto a diferentes alimentos. Ya aprendimos que no se debe temer en demasía el errar en esto ya que los sabios le concedieron a cada persona la autoridad de calcular por sí misma el volumen, a pesar de que es razonable suponer que habrá de equivocarse estimando tanto de más como de menos.

07) El lapso que transcurre hasta que se ingiere una hogaza de pan («zman ajilat perás[1]«)

Quien ingiere un volumen equivalente a un «kazait» con prolongadas interrupciones, si desde que comenzó a comer y hasta que finalizó transcurrió menos tiempo que el que demora comerse una hogaza de pan «zman ajilat perás» (que es la cantidad de pan que solía ingerirse en una comida) entonces se considera que estamos ante una misma ingestión y se debe recitar la bendición final correspondiente. Empero si comió la cantidad de «kazait» en un lapso mayor de tiempo – no se la considera como una ingestión y no habrá de recitar la bendición final.

Sin embargo, surgió la duda de cuántos minutos le lleva en la práctica a una persona promedio comer la cantidad equivalente a una hogaza de pan («shiur perás»). Según la opinión de quienes ‘extienden’ los tiempos, se trata de nueve minutos, y según la opinión más «breve» – tres minutos. En la práctica, es bueno alcanzar a ingerir el volumen equivalente a un «kazait» en un lapso de cuatro minutos. De todas maneras, resulta claro que quien ingirió el volumen equivalente a una aceituna (medio huevo) en un lapso de seis minutos debe recitar bendición final. Esto es así ya que «la medida de tiempo que lleva comer una hogaza de pan» fue establecida según la mayoría de las personas, y como de diferentes personas surgieron diferentes mediciones – se debe seguir la medida promedio que es seis minutos.


[1]. «Perás» en arameo significa «mitad», en los días de nuestros sabios talmúdicos se acostumbraba comer dos comidas diarias. A estos efectos se horneaba una hogaza de pan que alcanzaba para dos comidas.

08) Excelencia en el cumplimiento en lo referente a medidas («beriá» y «kazait»)

Hay juristas que sostienen que quien ingiere algo entero, en su estado original de creación («beriá»), por ejemplo, una uva, una semilla de granada, un garbanzo o una arveja – debe recitar la bendición final. Si bien el volumen de lo ingerido es sensiblemente inferior al de una aceituna, dado que posee una importancia especial ya que es una creación entera («beriá») – se debe recitar la bendición final (según el Talmud Jerosolimitano). Si bien se dictaminó la halajá de que todo aquel que no ingirió el equivalente a un «kazait» no bendice (Rif, Rambám), a priori, a los efectos de no ingresar en área de dudas – corresponde no ingerir una beriá o creatura entera si no se ingiere además el volumen necesario para que se deba recitar bendición final (Rosh, Shulján Aruj 210:1). En caso de que muerda un trozo de una «beriá» y luego coma el resto, dado que no se llevó a la boca toda la «beriá» de una vez, no se considera que ingirió una en su totalidad (Ben Ish Jai Matot 5). Asimismo, si no se traga el carozo del fruto, por ejemplo, el del dátil, cereza o aceituna – no se considera que se ingirió una «beriá» (Mishná Berurá 210:7 y 9).

Asimismo, quienes cumplen con excelencia («mehadrín») corresponde que ingieran menos que el volumen de una aceituna actual, y entonces según todas las opiniones – no habrán de recitar bendición final; o que ingieran el volumen de medio huevo y más, por lo que entonces según todas las opiniones – deben recitar bendición final. Empero si ingirieron un volumen que va desde el de una aceituna hasta menos que el de medio huevo, según parte de los juristas deberán recitar la bendición, empero en la práctica no habrán de hacerlo ya que en caso de duda en lo referente a bendiciones se adopta la opinión más flexible (arriba halajá 5).

Todo esto aplica para quienes desean ser estrictos consigo mismos, empero por la norma simple esto no es obligatorio, y quien desee ingerir una cantidad que entra en el rango de la duda – puede hacerlo y luego no habrá de recitar bendición final, en virtud de que en caso de duda en lo referente a bendiciones se adopta la opinión más flexible.

09) La cantidad de pastel o torta necesaria a los efectos del recitado de la bendición final

Quien ingiere el equivalente a un «kazait» de pastel o torta, o sea, el volumen de medio huevo – debe recitar posteriormente «Al Hamijiá». Aunque el pastel contenga ingredientes tales como huevos, azúcar y aceite, de modo tal que la harina propiamente dicha no alcanza el volumen de un «kazait», dado que los demás componentes son secundarios respecto a ésta, se le suman para alcanzar el «kazait». Esto es así a condición de que la harina sea por lo menos un octavo del resto de los ingredientes (Shulján Aruj 208:9, Mishná Berurá 43:48). En la práctica, casi todos los pasteles que conocemos – incluídas las tortas elaboradas sin batido – contienen al menos un octavo de harina.

Si la cantidad de harina en la masa es inferior a un octavo de los demás ingredientes – no se recita la bendición de «Al Hamijiá» tras la ingestión de un «kazait» del pastel sino «Boré Nefashot». Esto se debe a que el porcentaje de harina es tan bajo que no predomina por sobre los demás ingredientes, sino que se suma a estos. Sin embargo, antes de ingerir este pastel se debe recitar «Boré Minei Mezonot», porque a los efectos de la bendición inicial no se requiere de un porcentaje mínimo determinado, y mientras que la harina esté destinada a dar sabor a la mezcla se la considera predominante y en virtud de ella se fija la bendición a recitar (Shulján Aruj 208:2-3, adelante 11:4).

Un pastel que está relleno de frutas (por ejemplo «Shtrudel») o queso, dado que el relleno es un componente importante por sí mismo y además no está mezclado con harina, no se suma a esta, y sólo si se comió un «kazait» de la masa junto a sus componentes – se habrá de recitar finalmente «Al Hamijiá». En caso de no haber en la masa el equivalente a un «kazait», mas junto con el relleno sí lo hay – se habrá de bendecir «Boré Nefashot» (ver arriba 14 y 11:7).

10) Cantidad que se ha de beber para recitar bendición final

Quien bebe un «reviít» (halog) que es el volumen equivalente a un huevo y medio – debe recitar bendición final. Hay juristas que entienden que para la bebida aplica la misma normativa que para la comida, por lo que quien bebe un volumen equivalente a medio huevo debe recitar bendición final (Tosafot). Quienes cumplen de manera más estricta, acostumbran tomar en cuenta la opinión de las Tosafot, por lo que no beben una cantidad superior al volumen de medio huevo e inferior a un «reviít». Empero en la práctica no hay necesidad de tomar en cuenta su opinión, por lo que todo aquel que bebió menos que un «reviít» (unos 75 mililitros) no habrá de recitar bendición final (Shulján Aruj 210:1. En las últimas generaciones era aceptado considerar al «reviít» como 86 mililitros, empero según medición exacta se llega a que son 75 mililitros, lo cual es menos de la mitad de un vaso común).

Lapso: hay juristas que entienden que la ingestión de bebidas es similar a la de los alimentos y por lo tanto quien bebió un «reviít» durante el tiempo que lleva comer una hogaza de pan («zman ajilat perás») (seis minutos) es necesario recitar bendición final (Raavad). Otros juristas entienden que la ingestión de bebidas difiere de la de alimentos, ya que se acostumbra a beber de manera continua por lo que si se bebió la cantidad equivalente a un «reviít» más lentamente de lo que se suele hacer – no se debe recitar bendición final (Maguén Abraham según Rambám). Dado que seguimos la regla que indica que en caso de duda referente al recitado de una bendición se adopta la posición más flexible, todo aquél que bebe un «reviít» en un tiempo mayor que el comúnmente aceptado – no recita la bendición final. Empero si bebió de manera continua con breves interrupciones para tragar y respirar – debe recitar la bendición final.

Según la opinión de algunos juristas, quien ingiere una bebida que suele beberse lentamente, por ejemplo, café caliente, té caliente o sopa, aunque no la haya bebido de modo continuo – recita la bendición final porque esa es la forma de beberse (Guinat Vradim). Hay juristas que acostumbraron a actuar de esta manera en la práctica, empero según la opinión mayoritaria no se debe diferenciar entre una bebida caliente y una fría, y todo aquél que bebió un «reviít» en un lapso mayor que el acostumbrado – no recita bendición final. A priori, a los efectos de actuar conforme a todas las opiniones, es bueno que la persona beba o coma algo más para poder así recitar «Boré Nefashot» libre de toda duda.

11) Queso blanco, yogur y helado son considerados alimento

Estudiamos que existe una diferencia significativa entre el alimento y la bebida, ya que se recita bendición final por haber ingerido un «kazait» de alimento (medio huevo) durante un lapso de hasta seis minutos («zman ajilat perás») y por un «reviít» de bebida (huevo y medio) que se bebió de modo continuo tal como se acostumbra. Hay dos diferencias fundamentales entre el alimento y la bebida. La primera radica en que la bebida es líquida y si se vierte sobre un plato se extiende hacia todos los costados. Cuando no lo hace, se trata de alimento. La segunda diferencia radica en que el alimento se mastica con los dientes o al menos se lo procesa un tanto con la lengua mientras que el líquido es directamente bebido.

Por lo tanto, yogur, queso, gelatina, postrecitos y helado, por cuanto que no se pueden beber y hay que procesarlos, aunque tan sólo sea con la lengua para poder ingerirlos, son considerados alimento y por lo tanto si se ingiere un «kazait» de estos en seis minutos («zman ajilat perás») – se debe recitar la bendición final. Si se agita el yogur hasta tornarlo líquido se lo considerará una bebida. En el caso de la sopa, aunque sea espesa, mientras se expanda como un líquido se la considera bebida.

En el caso de los helados en palito o paletas («kartiv» o «artik») hechos a base de agua con azúcar, quien los lame o chupa estando estos fuera de su boca se considera que los bebe, y dado que no es razonable suponer que alcance a ingerir así un «reviít» en el tiempo que suele llevar beber esa cantidad – no habrá de recitar bendición final. Empero si muerde el helado, aunque luego lo chupe dentro de su boca, se lo considera alimento y en caso de haber comido un volumen equivalente a medio huevo durante seis minutos – deberá recitar la bendición final.

Quien bebió un reviít de dos tipos diferentes de líquido cuya bendición es idéntica, o quien comió un «kazait» de dos alimentos diferentes cuya bendición es la misma – se suman ambos tipos a los efectos de recitar la bendición final. Empero, si bebió la mitad de la cantidad necesaria de líquido y comió la mitad de la cantidad necesaria de alimento, no recita bendición final ya que alimento y bebida no se suman entre sí (Mishná Berurá 210:1).

12) ¿Hasta cuándo se puede recitar la bendición final?

Se debe recitar la bendición final inmediatamente después de haber terminado de comer o beber y no se debe hacer nada antes de bendecir, ya que no es correcto que una persona se dedique a sus quehaceres y se olvide de bendecir. A posteriori, mientras la persona disfruta y se siente todavía satisfecha de lo que ingirió, o sea está más satisfecha de lo que estaba antes de la ingestión – puede recitar la bendición final. A veces esto es difícil de estimar puesto que justamente el comer despierta el apetito. De todas maneras, dentro de la media hora posterior a haber finalizado la ingestión se puede siempre bendecir sin temor alguno. Si ya pasó media hora y la persona duda si está más satisfecho que antes o no – es mejor que ingiera un poco más del mismo alimento y recite entonces la bendición final (respecto de la bendición inicial ver arriba 9:5-7). En caso de no tener la posibilidad de comer más, siempre y cuando no hayan transcurrido setenta y dos minutos desde que terminó de comer o beber puede todavía recitar la bendición. Luego – no habrá de bendecir. No obstante, si le resulta claro que todavía se siente más satisfecho que antes de la ingestión – puede bendecir aún después de pasados los setenta y dos minutos.

Quien ingiere una comida que satisface o llena aunque no haya ingerido pan, a posteriori, aunque hayan pasado ya varias horas, mientras siente la sensación de estar satisfecho – debe recitar la bendición final. A partir del momento en que empieza a sentir algo de hambre y desea comer algo más – perdió de recitar la bendición final (ver arriba 4:14 el análisis de esta medida).

13) Quien prueba alimentos y bebe con interrupciones, ¿cuándo habrá de bendecir?

A veces una persona tiene la intención de comer a lo largo de las próximas horas diferentes tipos de frutas o artículos «mezonot» o beber varias copas, ante lo cual surge la pregunta: ¿es correcto recitar una bendición inicial antes de comenzar la ingesta y luego una bendición final por todo lo ingerido al concluirla, o es mejor bendecir por cada ingestión de alimento y por cada copa de líquido tanto antes como después? La regla general indica que, si las ingestiones de comida o bebida se consideran como una continuidad – es mejor recitar por toda una sola bendición. En caso de que las ingestiones se consideren separadas por haber transcurrido una larga interrupción entre ambas o si fueron ingeridas en sitios distintos, es mejor que se bendiga por cada ingestión por separado. A veces se dan situaciones en las que otros factores influyen sobre esto, por ejemplo, alimentos que son servidos y colocados delante de la persona o el estar sentado a la mesa junto con amigos. Pasemos a explicar la halajá:

Quien está sentado en un sitio y tiene la intención de hacer interrupciones de menos de media hora entre las ingestiones de alimento o de bebida, es correcto que fusione todas las ingestas de alimento o bebida y recite tanto al principio como al final una bendición por todo. Si resulta que las interrupciones habrán de exceder la media hora, dado que se trata de un lapso relativamente prolongado – es mejor que recite las bendiciones correspondientes tanto iniciales como finales por cada alimento y por cada bebida. De todas maneras, a posteriori, si la interrupción entre las ingestiones es inferior a los setenta y dos minutos – se podrá recitar una bendición general por todo tanto inicial como final.

Si una persona coloca delante suyo una fuente con frutas o galletas o una jarra con agua, dado que se encuentra delante suyo y tiene la intención de seguir comiendo o bebiendo de lo servido, todo lo comido o bebido se considera como una misma unidad o continuado y entonces, aunque a veces realice interrupciones por lapsos superiores a media hora, es mejor que recite una sola bendición por todo al inicio y una al final que ponga fin a su comida o bebida.

Cuando un grupo se reúne en el marco de una fiesta y tienen delante suyo diferentes tipos de alimentos y bebidas, el hecho de que estén sentados juntos (más allá del alimento y la bebida que tienen servido), habrá de unir todo lo que consuman tanto sólido como líquido en una única ingestión, por lo que deberán recitar una bendición inicial por todo lo que habrán de comer y beber, y al concluir la ingesta habrán de recitar una bendición final. Por ejemplo, si tenían delante suyo «mezonot», frutas y jugo, habrán de recitar primeramente «Boré Minei Mezonot», «Boré Pri Haetz» y «Shehakol Nihiá Bidvaró». Al finalizar deberán recitar las bendiciones de «Me´ein Shalosh» y «Boré Nefashot». También, aunque pasen algunas horas entre lo primero que se ingiere y el final de la fiesta, mientras estén allí sentados y de tanto en tanto prueben algo de la comida y de la bebida – no pierden la bendición inicial recitada por todo lo ingerido o bebido inicialmente. Hay quienes procuran cumplir con excelencia y tienen el recaudo de que no pasen más de setenta y dos minutos sin comer o beber algo. De todas maneras, quien realizó una interrupción de más de setenta y dos minutos en su ingestión no perdió la bendición final, ya que no experimentó mientras tanto hambre o sed, pues de haber estado hambriento o sediento habría comido o bebido de lo que tenía servido delante suyo.

01) Principal y secundario

Dijeron nuestros sabios: «Esta es la regla, cuando hay algo que se considera principal y junto a este algo secundario – se bendice por lo principal eximiendo de bendecir por lo secundario» (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 44(A)). ¿A qué se asemeja esto? A una persona que recibió de su compañero un presente envuelto en un hermoso papel, por lo que corresponde que le agradezca por el regalo y en este agradecimiento ya habrá de estar incluido el bello envoltorio. Pero si le ha de agradecer específicamente por el papel en que el presente vino envuelto, esto significa que no se entendió cuál es realmente el obsequio o que no se lo encuentra importante, al punto que se lo compara con el envoltorio. Otro tanto ocurre con la comida: cuando hay un alimento principal acompañado de otro secundario, nuestros sabios establecieron que se recite la bendición por el principal y se incluya en esta el agradecimiento por el secundario; empero es necesario definir con precisión cuándo un alimento determinado resulta secundario respecto de otro y cuándo no, y a los efectos de comprenderlo habremos de recurrir en el presente capítulo a numerosos ejemplos.

Si en un plato tengo pescado, ptitim (fideos pequeños precocidos) y papas, dado que cada uno de los alimentos posee su propia importancia intrínseca se ha de recitar la bendición correspondiente por cada uno de ellos: por los ptitim se recitará «Boré Minei Mezonot», por las papas se recitará «Boré Pri Haadamá» y por el pescado «Shehakol Nihiá Bidvaró». A pesar de que a ojos del comensal el pescado le resulta más importante, y a pesar de que tiene la intención de comer todos los alimentos juntos, los acompañamientos no son considerados secundarios respecto del pescado y por lo tanto se debe recitar la bendición correspondiente a cada alimento. Asimismo, al culminar la ingestión se deberá recitar «Al Hamijiá» por los ptitim y «Boré Nefashot» por el pescado y las papas.

Empero si esta persona tenía en el plato ptitim y junto a estos un aderezo, como por ejemplo: cátsup, tehina, salsa picante, ensalada de berenjenas o salsa de ajíes con tomates («matbuja»), deberá recitar por los ptitim la bendición de «Boré Minei Mezonot» y en esta habrá de incluir a los demás alimentos que acompañan. Esto obedece a que los agregados mencionados tienen por único cometido saborizar o aderezar a los ptitim y si la persona no los comiese tampoco ingeriría los agregados. Sin embargo, si el comensal en cuestión desea, por ejemplo, probar el cátsup o la tehina por separado para disfrutar de su sabor, deberá recitar la bendición de «Shehakol Nihiá Bidvaró». Empero cuando los ptitim son lo principal y el cátsup o la tehina secundarios – al bendecir por los primeros la bendición incluye a los segundos.

Si tras haber bendecido por lo ptitim vuelve a bendecir por uno de los acompañamientos, la bendición resulta en vano («berajá lebatalá») porque estos ya fueron incluidos en la bendición recitada por los ptitim; y si antes de bendecir por los ptitim bendijo por los aderezos, por ejemplo, «Shehakol» por el cátsup, si bien no se incurre en la prohibición de recitar una bendición en vano ya que todavía no se bendijo por lo principal y por ende aún no se incluyó a lo secundario – nos encontramos ante un caso de una bendición innecesaria («berajá she-einá tzrijá»). O sea, se trata de una bendición «de más», por cuanto que la que se está por recitar por los ptitim, que son el alimento principal, habrá de incluir a los agregados que tienen por única función saborizarlos (Shulján Aruj 212:1, Mishná Berurá 168:48, 215:18).

Incluso, si una vez ingeridos los ptitim quedaran en su plato parte de los acompañamientos y quisiera comerlos – no es necesario que bendiga por estos por cuanto que son secundarios a los ptitim y fueron incluidos en la bendición ya recitada por el alimento principal. Empero, si le queda en el plato una gran cantidad de acompañamientos y desea comerlos en virtud de su sabor, esta ingestión pasa a tener una importancia en sí misma y por lo tanto deberá recitar las bendiciones correspondientes (Mishná Berurá 168:46).

En algunos casos poco frecuentes, incluso el pan puede tornarse secundario. Por ejemplo, quien desea ingerir una bebida alcohólica y a los efectos de moderar su alta graduación come al mismo tiempo un trozo de pan, dado que la bebida es considerada como principal, bendice sólo por ella y en esa bendición habrá de incluir al pan. Empero si lo que deseaba era satisfacerse con el pan o disfrutar de su sabor, si bien su intención principal era beber el alcohol en cuestión, al estar interesado en el pan, que en virtud de su importancia intrínseca se torna principal – deberá recitar «Hamotzí» y en esta bendición quedará incluida la bebida alcohólica (Shulján Aruj 212:1, Mishná Berurá 5, ver arriba 3:6).

02) Cuando se duda si un alimento determinado es o no secundario frente a otro

A veces, una persona duda respecto de si un alimento es o no secundario frente a otro, por ejemplo, si come kuguel con pepino en salmuera. En un caso como este la norma a seguir es la siguiente: si le es claro que los pepinos son secundarios respecto del kuguel porque el único objetivo de su ingestión es la de darle sabor, al recitar «Boré Minei Mezonot» los incluirá. Empero si duda, porque quizás los pepinos posean su propia importancia y si bien de no mediar el kuguel no los habría ingerido y en virtud de este los habrá de disfrutar más, en la práctica se deleitará con estos y por lo tanto querrá probarlos por separado. En un caso así que pruebe primero del kuguel y bendiga «Boré Minei Mezonot» y luego algo de pepino y bendiga «Boré Pri Haadamá», para luego continuar comiéndolos juntos.

Es correcto actuar así en todo caso en que se despierte duda si un alimento determinado es o no secundario respecto a otro. Primeramente, se debe recitar una bendición separada por cada tipo de alimento y comer un poco del mismo, para de esta forma salir de toda duda y luego podrá continuar comiéndolos juntos. En un caso así no se incurre en «bendición innecesaria» ya que esta resulta necesaria para salir de duda (Pri Megadim, Sdei Jemed).

Respecto de la bendición final, si se comieron los alimentos juntos, aunque se haya ingerido de cada uno el equivalente a un «kazait», se deberá recitar únicamente «Al Hamijiá» por cuanto que como se duda si el pepino es o no importante – no se podrá bendecir por este. Para salir de toda duda es bueno ingerir otro alimento u otra bebida que obliguen a la persona a recitar la bendición final de «Boré Nefashot». Asimismo, si se comió un «kazait» del pepino por separado – se deberá recitar por este «Boré Nefashot».

03) Mezcla de dos especies

Muchos platillos están compuestos de diferentes tipos de alimentos que si se comiesen por separado se bendeciría por cada uno de estos una bendición especial, pero al haber sido todos ellos mezclados se transforman en un único alimento. En lo referente a la bendición a recitar, el alimento central de la mezcla es el principal y los demás pasan a ser secundarios y quedan incluidos en la bendición del primero. Por ejemplo, arroz que fue mezclado con pasas de uva o atún, dado que el arroz se torna principal – al bendecir por este «Boré Minei Mezonot» se incluye a los ingredientes mencionados. Asimismo, quien ingiere una ensalada de verduras en la que se mezclaron algunos trozos de aceituna para saborizarlo, dado que las verduras son lo principal – se recita por toda la ensalada «Boré Pri Haadamá» y las aceitunas quedan incluidas. Otro tanto ocurre con el arroz al cual se le agregaron almendras para enriquecerlo. Las almendras resultan secundarias respecto del arroz y por lo tanto quedan incluidas en la bendición de «Boré Minei Mezonot» del cereal.

Cuando las dos especies de la mezcla son importantes y están completamente mezcladas – se bendice por el ingrediente mayoritario. Por ejemplo, si se preparó una tarta de queso con verduras: si las verduras son mayoritarias se bendice «Boré Pri Haadamá» y si el queso es mayoritario se bendice «Shehakol Nihiá Bidvaró». Si se mezcló arroz con lentejas: si el arroz resulta mayoritario – se bendice «Boré Minei Mezonot», y si lo son las lentejas – se bendice «Boré Pri Haadamá». Asimismo, si se mezcló yogurt con trozos de fruta: si el yogurt es mayoritario la bendición será «Shehakol Nihiá Bidvaró» y si las frutas lo son se recitará «Boré Pri Haetz».

Sin embargo, cuando los trozos que forman parte de la mezcla son grandes e identificables como en el caso de la ensalada de frutas que posee trozos de frutas del árbol y trozos del fruto de la tierra, dado que los mismos trozos son relativamente grandes y se distingue a qué fruto pertenece cada uno, se duda si al recitar la bendición por la mayoría queda incluida la minoría. Por lo tanto, en un caso así se debe tomar primeramente un trozo de fruto del árbol y bendecir «Boré Pri Haetz» y luego un trozo de fruto de la tierra y recitar «Boré Pri Haadamá». Acto seguido se continúa comiendo la mezcla conjuntamente.

04) Mezcla que contiene cereal

Todo lo que aprendimos respecto de que en el caso de las mezclas se va tras el componente mayoritario se refiere a una mezcla común. Pero si uno de los componentes pertenece a los cinco cereales – la bendición pasa a ser «Boré Minei Mezonot». Por ejemplo, en el caso de un pastel, si bien está mayoritariamente compuesto por huevos, azúcar, nueces y chocolate – si contiene harinas de uno de los cinco cereales, se recitará por este «Boré Minei Mezonot». Lo mismo ocurre con una tarta de verduras en cuya mezcla se agregó harina para mejorar su sabor – la harina pasa a ser ingrediente principal por lo que la bendición previa será «Boré Minei Mezonot». Esto se debe a que los cinco cereales son los alimentos más importantes porque de ellos se elabora tanto el pan como los «mezonot». Por lo tanto, cada vez que estos cereales son parte de la mezcla definen la bendición a recitar. Asimismo, esto es lo que se hace en el caso de una ensalada de fideos (noodles) y col o repollo. Dado que en la ensalada vienen mezclados cereales, aunque sean minoritarios la bendición por el conjunto será «Boré Minei Mezonot».

A la hora de recitar la bendición final la cuestión se torna más compleja pues depende de si se ingirió o no un «kazait». En la práctica, si el cereal es mayoritario en la mezcla y se comió del conjunto el equivalente a un «kazait» se habrá de recitar «Al Hamijiá». Y aunque el cereal sea minoritario, si en la práctica se ingirió de este el equivalente a un «kazait» (medio huevo) en el tiempo que lleva comer una hogaza («zman ajilat perás») que son seis minutos – se habrá de recitar «Al Hamijiá». Por ejemplo, si la harina representa un tercio de los componentes de una tarta, si se ingirió el equivalente a tres «kazait» de la misma en un lapso de seis minutos, dado que se comió un «kazait» completo de cereal se debe recitar «Al Hamijiá». Empero si todo lo que comió es un volumen equivalente a un «kazait» y en este el cereal es minoritario – habrá de recitar «Boré Nefashot». En el caso de un pastel la norma es diferente, dado que todos los demás ingredientes tienen por finalidad saborizar la harina resultan secundarios respecto de esta y aunque sea minoritaria, todo aquel que ingiera un «kazait» del pastel deberá recitar al final «Al Hamijiá» (Esto es así en casi todos los pasteles, al menos casi un octavo de sus ingredientes está compuesto por harina tal como se vio arriba 10:9).

Todo lo que aprendimos respecto de que por un alimento que posee algún tipo de cereal se recita al inicio «Boré Minei Mezonot», es así a condición de que el cereal esté destinado a dar sabor al alimento o hacer que este mitigue el apetito y genere sensación de satisfacción, empero si su función es aglutinar los ingredientes del platillo o del producto horneado, el cereal resulta secundario y no puede determinar cuál será la bendición. Por lo tanto, en el caso de una tarta de verduras a la que se le mezcló harina a los efectos de homogeneizar la mezcla, se recita por esta «Boré Pri Haadamá» (Shulján Aruj 208:2-3). Albóndigas de pescado o de carne que tienen mezclado pan rallado para aumentar su volumen y ablandarlas, el pan rallado resulta secundario respecto de la carne o el pescado – por lo que se bendice por todo «Shehakol» (Avnei Nezer Oraj Jaím 38).

A veces existe la duda respecto de si el alimento que tenemos delante nuestro es uno sólo que posee diferentes componentes y por lo tanto debemos recitar la bendición por el ingrediente principal e incluir en la misma a los secundarios o, si se trata de una mezcla de varios alimentos que requiere se bendiga por cada componente separadamente. Por ejemplo, en el caso del Jamín o Tcholent que posee cebada, tarta de harina, papas, porotos o frijoles y carne. Aunque la tarta de harina se haya deshecho y dispersado en el interior del guiso persiste aun la duda si el Jamín es una sola mezcla por la que se debe recitar la bendición de «Boré Minei Mezonot» o, en su defecto, la carne y las papas al ser de tamaño importante se consideran alimentos separados y resulta necesario recitar por estos sus respectivas bendiciones. Tal como ya aprendimos (halajá 3), en una situación como esta es menester bendecir al inicio por cada alimento separadamente, por la cebada «Boré Minei Mezonot», por las papas «Boré Pri Haadamá» y por el trozo de carne «Shehakol Nihiá Bidvaró». Acto seguido se pasa a ingerir el Jamín como mezcla.

Respecto de la bendición final, si se ingirió un «kazait» de cereal se bendice «Al Hamijiá». En relación a los demás componentes, si están completamente mezclados al punto de que no se ingirió un «kazait» de ninguno de estos por separado, porque cada vez que introducía el tenedor extraía también en la mezcla algo de cereal, cabe dudar si se debe o no recitar por esta comida la bendición final de «Boré Nefashot», pues quizás quedaron incluidos en la bendición por el cereal. Empero si comió un «kazait» por separado de estos ingredientes, esto es, que en el total de veces que ingirió se reúne un «kazait» – habrá de recitar «Boré Nefashot». Lo mismo ocurre si en el cereal ingerido no había un «kazait» y en los demás componentes sí, aunque estén mezclados – se recita «Boré Nefashot» (Aruj HaShulján 212:2).

05) Otros alimentos (schnitzel, kube, shtrudel, ají relleno y músaka o berenjena rellena de carne)

Por un schnitzel de pollo o de pescado se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Aunque esté recubierto de cereal que lo saboriza, dado que este no está mezclado en todo el alimento sino que únicamente lo recubre exteriormente – la carne continúa siendo el componente principal. Lo mismo ocurre en el caso de la berenjena frita recubierta de harina o de pan rallado, se bendice por esta «Boré Pri Haadamá» (esta es la costumbre, y también para quienes entienden que su bendición debe ser «Boré Minei Mezonot», por cuanto que la cuestión es dudosa se debe recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró»).

Empero en el caso del kube, que es una albóndiga compuesta por una capa gruesa de masa rellena de carne, dado que la masa posee importancia propia se transforma en lo principal y se debe recitar «Boré Minei Mezonot».

Asimismo, en el caso de masa de shtrudel rellena de carne, dado que posee una capa envoltoria de masa que fue horneada junto a la carne y tiene importancia propia, por más que es fina y minoritaria respecto de la carne, la masa es lo principal y la bendición por el arrollado todo es «Boré Minei Mezonot». Al final, si la masa poseía un volumen equivalente a un «kazait» (medio huevo) se habrá de recitar la bendición final de «Al Hamijiá». Si la masa no poseía el volumen de «kazait» pero conjuntamente con el relleno alcanzó a ingerir esta cantidad – habrá de recitar la bendición de «Boré Nefashot». Si desde un principio tuvo la intención de separar la capa envoltoria de masa del arrollado de carne, resulta que transformó al shtrudel en dos alimentos. En este caso habrá de recitar por separado las bendiciones correspondientes a la masa y a la carne, tanto las iniciales como las finales.

En el caso de las blintzes (especie de panqueque arrollado) que están conformados por una masa fina preparada sobre la sartén y rellena de queso blanco o verduras ralladas – aunque la masa no haya sido frita junto con el relleno, mientras no se tenga interés en separar el envoltorio del relleno se trata de un mismo alimento y por ende la masa es lo principal y se recita «Boré Minei Mezonot» (respecto de la bendición final se aplica la misma regla que con el shtrudel).

Maníes americanos o cacahuates japoneses son aquellos recubiertos de una capa gruesa de harina y endulzante; en este caso, dado que la harina es uno de los ingredientes – se recita «Boré Minei Mezonot». Si se ingirió de la harina el equivalente a un «kazait» – se recita al final «Al Hamijiá». Si no ingirió de la harina el equivalente a un «kazait» pero sí de los dos componentes conjuntamente – al final recitará «Boré Nefashot».

Hay alimentos en los que resulta difícil establecer si existe en ellos un componente principal y otro secundario, como en el caso de la músaka que está compuesta de una rebanada de berenjena rellena de una albóndiga de carne, puesto que ambos componentes son identificables e importantes. Por lo tanto, se habrá de ingerir primeramente de las berenjenas por separado recitando «Boré Pri Haadamá» y luego se comerá del relleno por separado recitando «Shehakol Nihiá Bidvaró» para posteriormente ingerirlos juntos.

Por ajíes rellenos de arroz con algo de carne se recita «Boré Minei Mezonot» ya que el arroz es el componente principal, la función del ají es envolverlo y la de la carne saborizar. Si se separa el relleno del ají para comerlos por separado, se deberá recitar por el relleno «Boré Minei Mezonot» y por el ají «Boré Pri Haadamá».

06) Galleta cracker y lo que se le unta

Quien unta queso o chocolate sobre una galleta cracker o al agua, aunque la capa sea espesa, siempre que tenga por objetivo darle sabor a la galleta, aunque el producto untado sea muy sabroso y deseado resulta secundario ante la galleta. En un caso así se recita por la cracker untada «Boré Minei Mezonot» y si se alcanzó a ingerir un «kazait de la misma se recita la final «Al Hamijiá y el producto untado queda incluido en la bendición. Lo mismo ocurre si se coloca fiambre para saborizar la galleta.

Empero, si lo que se desea comer es el fiambre y para ello se lo coloca sobre la galleta pues resulta más sabroso ingerirlos juntos – ninguno de los dos componentes resultará secundario frente al otro, por lo que inicialmente se deberá recitar «Boré Minei Mezonot» e ingerir un bocado de la galleta y luego se recitará «Shehakol Nihiá Bidvaró» e ingerir del fiambre, para posteriormente continuar comiéndolos juntos. Lo mismo se hace cuando se desea comer una galleta con un trozo de pescado, con mucho queso o muchas verduras. Si se desea ingerir cada uno de los componentes se deberá recitar una bendición por la galleta y otra por lo que desea colocar sobre esta, para luego poder comer los dos alimentos juntos (Mishná Berurá 212:6, 168:45).

Respecto de la bendición final, si se ingirió un «kazait» de la galleta y otro «kazait» de lo que se le colocó encima, si bien los ingirió juntos, dado que ninguno resulta secundario y no fueron horneados juntos se trata de dos alimentos separados por lo que al final se habrá de recitar «Al Hamijiá» y «Boré Nefashot».

Si al comensal se le despierta la duda respecto de si el alimento que viene sobre la galleta es o no secundario respecto de esta, inicialmente habrá de recitar bendición separada por la galleta y otra por el otro alimento y luego los seguirá comiendo juntos. En este caso no hay sospecha de que se haya recitado una bendición en vano, ya que desde un principio no se tuvo la intención de incluir al alimento que va sobre la galleta en la bendición de esta. Respecto de la bendición final, si ingirió un «kazait» de la galleta deberá recitar «Al Hamijiá» y por el otro alimento no recitará «Boré Nefashot» pues quizás quedó incluido en la bendición de «Al Hamijiá». Solamente si se come un «kazait» separado del otro alimento también se habrá de recitar al final «Boré Nefashot». Asimismo, si en las galletas no había el volumen de un «kazait» y del otro producto sí lo había – se recitará al final «Boré Nefashot».

07) Diferentes pasteles, el helado en cucurucho o cono y el «crembo»

Un pastel que tiene un relleno de fruta o verdura (shtrudel, pie), dado que la masa y el relleno fueron horneados juntos se trata de un solo alimento y como posee cereales y estos, aunque sean minoritarios se tornan principales – se recita «Boré Minei Mezonot». Otro tanto ocurre con un pastel cuya base es de masa y sobre esta hay trozos de fruta, dado que todo fue horneado junto se trata de un solo alimento y su bendición es «Boré Minei Mezonot». En lo referente a la bendición final, si se ingirió un «kazait» de la masa se recitará por el pastel «Al Hamijiá». Si no se ingirió un «kazait de la masa, pero junto al relleno se alcanzó este volumen – se recitará «Boré Nefashot» (ver arriba 10:14).

Si primeramente se horneó la masa y sobre esta se colocó crema chantilly, helado, queso o gelatina, si lo que se colocó sobre la masa resulta mayoritario, dado que no fueron horneados juntos el agregado que va sobre la masa posee importancia propia – por lo que se deben recitar dos bendiciones por este pastel (Mishná Berurá 168:45). Asimismo, en el caso de la bendición final, se habrá de recitar una bendición separada por cada componente – por el «kazait» de masa «Al Hamijiá» y por el «kazait» de arriba «Boré Nefashot».

En el caso de un helado en cono o cucurucho que está elaborado de cereales, si el sabor del cono es secundario y su finalidad es sostener al helado se habrá de recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró» por el helado y esta bendición incluirá al cono. Empero si se está interesado en saborear el cono secundario, y más aún cuando el cono es saborizado, este último adquiere importancia por lo que se debe bendecir tanto por el helado como por el cono. Desde el punto de vista de precedencia en el orden de las bendiciones es preferible recitar primero «Boré Minei Mezonot» por el cono, pero cuando no es cómodo comenzar a comer de ese modo se podrá recitar primero «Shehakol Nihiá Bidvaró» e ingerir el helado. Al llegar al cono se recitará «Boré Minei Mezonot» y se lo morderá. Al final se recitará «Boré Nefashot» (si sabe que ingirió un «kazait» del cono recitará también «Al Hamijiá», ver arriba 10:11).

En el caso del «crembo», dado que la crema que rellena es importante junto con la capa de galleta inferior que la sostiene, corresponde bendecir «Shehakol Nihiá Bidvaró » por la crema y «Boré Minei Mezonot» por la galleta. Al concluir la ingestión se bendecirá por la crema «Boré Nefashot». Por la galleta no se habrá de bendecir porque no alcanza a reunir un «kazait» (medio huevo).

Empero en el caso de cilindros de galleta (barquillos) rellenos de helado, como el «mezonot» lo envuelve resulta ser un solo alimento por el que se debe recitar «Boré Minei Mezonot». Al finalizar, si se ingirió un «kazait» de «mezonot» se recitará «Al Hamijiá» incluyendo en esta bendición al helado. Si se ingirió menos de un «kazait» del barquillo, pero junto con el helado comió el equivalente a medio huevo – al finalizar se recitará «Boré Nefashot».

08) Golosinas

En el caso de maníes o cacahuates acaramelados, así como en el de las almendras bañadas en chocolate, la almendra o el maní son lo principal al tiempo que la cobertura está destinada a saborizar – por lo que se recita «Boré Pri Haadamá» por el primero y «Boré Prí Haetz por la segunda». Por un dulce o caramelo que tiene una almendra en su interior se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró». Por una barra de chocolate con nueces se recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» ya que las nueces son secundarias respecto del chocolate (arriba 8:9). En general, el nombre del alimento indica su naturaleza o esencia, ya que si se llama «dulce» o «chocolate» resulta que la fruta que viene en su interior es secundaria y la bendición a recitar es «Shehakol Nihiá Bidvaró». Si se denomina «maní bañado en chocolate», o «almendra bañada en chocolate» resulta que la fruta es la principal. De todas maneras, aun cuando la golosina recibe el nombre de la fruta, en caso de duda porque la cobertura es muy gruesa y quizás resulte ser principal – se habrá de recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró» ya que esta bendición incluye a todos los alimentos.

En el caso de un helado que contiene trozos de fruta y nueces destinados a saborizarlo, el helado resulta ser el principal y la bendición de «Shehakol Nihiá Bidvaró» incluye a las frutas. Asimismo, si se colocó una nuez sobre el helado, esta resulta secundaria y al recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró» la nuez resulta incluida. Si antes de comer el helado, la persona quiso ingerir la nuez separada – deberá recitar por esta «Boré Pri Haetz».

En la actualidad, diferentes snacks están compuestos de waffle recubierto de una gruesa capa de chocolate. Por una parte, es claro que el chocolate es el alimento principal, por la otra al estar el waffle elaborado a partir de cereales tiene importancia propia. En la práctica, la decisión final depende de cuál es la finalidad del waffle en el snack; por lo general suele fungir como saborizante y por lo tanto la bendición es «Boré Minei Mezonot». Empero si su finalidad es únicamente dar sostén al chocolate y conferirle una textura determinada o hacerlo masticable, entonces el waffle resulta ser secundario y por el snack se habrá de recitar la bendición de «Shehakol Nihiá Bidvaró». En la práctica, la persona que come debe decidir si para ella el waffle tiene importancia propia y entonces habrá de recitar «Boré Minei Mezonot», o si simplemente es un complemento del chocolate y entonces habrá de recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró». No cabe temer equivocarse pues de las dos formas se cumple con el deber (Sha´ar Hatziún 208:31).

09) Sopa que contiene diversos componentes

La sopa de verduras comúnmente ingerida en la actualidad debe su sabor principalmente al caldo en polvo, por lo que por el líquido se debe recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró» y por las verduras «Boré Pri Haadamá» (arriba 8:16). Si uno de los componentes es principal y el otro secundario al bendecir por el principal se incluye al secundario. Esta norma se divide en tres situaciones diferentes:

a) Si la mayor parte de la sopa está conformada por líquido y contiene pocas verduras, estas se tornan secundarias por lo que al recitar «Shehakol Nihiá Bidvaró» se incluye también a las pocas verduras (Sha´ar Hatziún 208:27). b) Si la sopa es mayoritariamente líquida, pero contiene una minoría importante de verduras, dada su importancia no estamos ante una situación de componentes principal y secundario por lo que se deben recitar dos bendiciones, por las verduras «Boré Pri Haadamá» y por el caldo «Shehakol Nihiá Bidvaró». c) Si aproximadamente la mitad de la sopa está conformada por verduras al punto de que resulta claro que son lo principal y el líquido secundario, se recita por las verduras «Boré Pri Haadamá y esta bendición incluye al líquido (Mishná Berurá 202:54, 205:13). Incluso si tras haber terminado de ingerir las verduras, quedan en el plato un par de cucharadas de caldo, estas resultan secundarias respecto de las verduras y no es necesario recitar por estas una bendición separada. Respecto de la bendición final, no se recita por el líquido por cuanto que no bebió de este un «reviít» de manera continuada (tal como se explica arriba 10:10) y si ingirió un «kazait» de verduras en el tiempo que lleva ingerir una hogaza («zman ajilat perás»), o sea un volumen equivalente al de medio huevo en un lapso de seis minutos (tal como se explica arriba 10:7) – habrá de recitar por estas «Boré Nefashot».

En el caso de la sopa con «kneidlaj» («matzah balls» o bolas de matzá), si estos son abundantes y por lo general la persona suele ingerir el caldo con ellas en cuestión, estas se transforman en principal por lo que al recitar «Boré Minei Mezonot» se incluye también al caldo. Si la cantidad de bolas de matzá es exigua – se recitará «Boré Minei Mezonot» por los kneidlaj y «Shehakol Nihiá Bidvaró» por el caldo.

En el caso de una sopa que contiene fideos y verduras que resulta difícil de separar, aunque los fideos sean minoritarios, dado que están hechos de cereal resultan principales por lo que se habrá de recitar primeramente «Boré Minei Mezonot» y al final «Al Hamijiá» (Shulján Aruj 208:2). Empero si en la sopa habían trozos de verdura importantes que se pueden separar del resto, se entra en la duda si se trata de una mezcla en la cual las verduras resultan secundarias ante los fideos. A los efectos de salir de duda se recitará primeramente «Boré Minei Mezonot» por los fideos y luego «Boré Pri Haadamá» por las verduras y solamente después pasará a comerlos conjuntamente. Respecto de la bendición final, si se comió fideos en un volumen equivalente a medio huevo en un lapso de seis minutos se habrá de recitar «Al Hamijiá», y si se ingirió de las verduras por separado el equivalente en volumen a medio huevo se habrá de recitar «Boré Nefashot». Si se ingirió de los fideos una cantidad inferior al volumen de medio huevo, pero sí se ingirió esta cantidad de verduras, aunque no se las haya comido separadamente se habrá de recitar al final «Boré Nefashot».

En el caso de la leche o el yogurt a los que se le agregó cereales cuya bendición es «Boré Minei Mezonot» y están mezclados al punto que en la mayoría de las cucharadas de mezcla aparecen cereales – se habrá de bendecir por todo «Boré Minei Mezonot» (arriba 4). Empero, si los cereales no están tan mezclados al punto de que en muchas de las cucharadas de leche o yogurt no aparezca ni un grano de cereal – se habrá de recitar «Boré Minei Mezonot» por el cereal y «Shehakol Nihiá Bidvaró» por la leche o el yogurt. Respecto de la bendición final, si se alcanzó a ingerir un «kazait» de cereal se habrá de recitar «Al Hamijiá» y en esta bendición se incluirá a la leche o al yogurt. Empero si en lo ingerido no hubo un «kazait» de cereal, pero junto con el yogurt sí se alcanzó esa cantidad – se habrá de recitar «Boré Nefashot». Si se ingirió el cereal junto con la leche, al final no se habrá de recitar bendición alguna, pues dado que se comió con una cuchara no es razonable suponer que se haya alcanzado a beber un «reviít» de la leche en el tiempo requerido para recitar bendición final (ver arriba 10:10, respecto de la norma que rige sobre la ingestión de «shalva» con leche ver arriba 6:14).

01) La prohibición de recitar una bendición en vano

Esta permitido rezar y alabar a HaShem en todo idioma y en todo momento que se desee, y en el marco de estas plegarias se permite pronunciar Sus Nombres Sagrados, empero se prohíbe recitar una bendición en vano. ¿Qué es una bendición en vano? Cuando se la recita en un momento inoportuno, por ejemplo, si se recita «Hamotzí» sin ingerir pan o «Birkat Hamazón» sin haberlo ingerido. Asimismo, quien bendijo «Hamotzí», comenzó a ingerir pan y luego vuelve a recitar la misma bendición, dado que ya había cumplido con su deber en el primer recitado – la segunda bendición pronunciada resultó ser en vano. Otro tanto ocurre en el caso de quien ingirió pan y recitó «Birkat Hamazón», en caso de volver a hacerlo habrá pronunciado una bendición en vano.

Si bien en la práctica, al recitar una bendición en vano se alabó y agradeció a D´s, y todo lo que se dijo es verdadero y fue dicho en honor a HaShem, de todas maneras, dado que nuestros sabios establecieron que se recite la bendición bajo determinadas circunstancias y en la práctica quien la recitó no se atuvo a las condiciones fijadas – incurrió en una trasgresión de una norma rabínica. Esto se asemeja a quien pronuncia un juramento en vano, por ejemplo, si jura que «el cielo es cielo» si bien no dijo ninguna mentira, dado que empleó un formato de juramento para expresar un enunciado por todos conocido que resulta innecesario juramentarlo – trasgrede una prohibición de la Torá, tal como está escrito (Shemot-Éxodo 20:6): «No dirás el Nombre de HaShem tu D´s en vano». Asimismo, quien recita una bendición en un momento no indicado deja sin efecto su intención original, ya que los sabios establecieron que se diga el texto consagrado de la misma que contiene un agradecimiento al Creador, y al recitarse fuera de lugar se desprecia esta intención y se pronuncia en vano. Sin embargo, dado que el recitado de las bendiciones fue establecido por nuestros sabios, quien las recita inoportunamente trasgrede una norma rabínica. Y hay quien sostiene que quien recita una bendición en vano trasgrede una norma de la Torá.

En el caso de quien por error recita una bendición en vano debe decir de inmediato: «Baruj Shem Kevod Maljutó Leolam Vaed» («Bendito sea el Nombre de Su glorioso Reino por siempre»). Esto implica una cierta reparación al daño ocasionado pues al pronunciar estas palabras se reduce en parte la profanación del Nombre Celestial ocasionada por la bendición en vano. Si recitó «Baruj Atá HaShem» y en ese momento recuerda que no debe bendecir – que concluya con las palabras «Lamdeni Jukeja» («Enséñame Tus leyes») ya que de esa manera habrá recitado un versículo completo de uno de los salmos (119:12) y por lo tanto no habrá incurrido en una bendición en vano (Shulján Aruj 206:6).

02) Bendición innecesaria («Berajá she-einá tzrijá»)

Además de la prohibición del recitado de una bendición en vano, se prohíbe también causar el recitado de una bendición innecesaria. Por ejemplo, quien desea ingerir una pera y una manzana, dado que ambas frutas requieren del recitado de la misma bendición se debe decir una sola antes de ingerirlas y una sola después de hacerlo. Y si tras concluir la ingestión de la manzana recita la bendición final correspondiente («Boré Nefashot») a los efectos de tener que recitar nuevamente «Boré Pri Haetz» y «Boré Nefashot» por la pera, resulta que se puso en una situación que le demandó recitar dos bendiciones. Está prohibido actuar de esta forma, ya que la bendición es algo preciado y sagrado, si se recita por ser necesaria incrementa el bien prodigado por HaShem, empero si se recita innecesariamente pasa a ser algo carente de importancia y no valorado por las personas.

Sin embargo, se trata de una prohibición más leve y por lo tanto, en caso de que una persona dude en cuanto a bendiciones y si recita una más superará su duda, – podrá optar por su recitado. Por ejemplo, cuando resulta claro que un determinado alimento es secundario respecto de otro, se recita una bendición separada por el principal y se incluye en esta al secundario, mientras que si recita una bendición por el alimento secundario y otra por el principal se habrá incurrido en una prohibición por cuanto que se causa el recitado de una bendición innecesaria. Empero en caso de duda respecto de si un alimento es efectivamente secundario respecto de otro, es preferible que en principio se ingieran ambos alimentos por separado para recitar por cada uno la bendición correspondiente. Y si bien al ingerirlos separadamente la persona se ve a si misma en una situación en la cual debe recitar dos bendiciones, no incurre en la prohibición de recitar una bendición innecesaria ya que lo hace para salir de duda (arriba 11:2).

Asimismo, está permitido el agregado de una bendición a los efectos de completar las cien bendiciones diarias en Shabat a condición de que lo haga de una manera que resulte natural en cuanto al orden de su ingestión. Por ejemplo, está permitido pedir que las frutas sean traídas después de la comida, para de esa forma ganar una bendición adicional. Si estas son ingeridas durante la comida se debe recitar primero «Boré Pri Haetz», pero no se habrá de recitar la bendición final, pues el «Birkat HaMazón» habrá de incluirlas. Si las frutas son traídas después de la comida, es necesario bendecir antes y después de ingerirlas. Esta acción no está prohibida, pues en los días de la semana es común que se relegue la ingestión de las frutas para después de la comida. Empero en un día hábil esto se hace así cuando realmente se desea hacer una interrupción o pausa entre la comida y la ingestión de las frutas mientras que en Shabat está permitido hacerlo aunque ello sea con la única intención de completar las cien bendiciones. Igualmente se permite comer manjares dulces y frutas en Shabat antes de la comida con el propósito de completar las cien bendiciones, a condición de que se interrumpa por media hora o al menos un cuarto de hora entre su ingestión y la comida, pues entonces no parece que la intención es únicamente completar bendiciones sino abundar en la degustación de exquisiteces sabáticas (ver arriba 3:12).

03) En caso de duda referente al recitado de una bendición se adopta la opinión más flexible

En caso de duda si es necesario o no pronunciar una bendición determinada – no es obligatorio recitarla puesto que la regla que detentamos indica que en caso de duda en normas rabínicas se adopta la actitud más flexible («Sfeika Derabanán Lekula»). Dado que el decreto por el cual se debe recitar bendiciones está originado en nuestros sabios, no es obligatorio recitar una bendición si se duda; y en caso de querer ofrecerse para bendecir, habrá de ingresar en el área de duda por prohibición, pues ya aprendimos que está prohibido recitar una bendición en vano. Este es el significado de la regla «en caso de duda en cuanto a bendiciones se adopta la opinión más flexible», ya que cuando se duda si recitar o no una bendición determinada, se debe adoptar la actitud más flexible estando prohibido adoptar la más estricta y recitar la bendición.  Por ejemplo, una persona que duda si comió o no la cantidad de «kazait» que requiere bendición final – que no bendiga.

Hay quienes sostienen que solamente cuando la duda es más o menos pareja, por ejemplo, si la mitad de los juristas opinan que no se debe bendecir – entonces está prohibido hacerlo. Empero si la opinión es claramente mayoritaria – se bendice y no se teme por la opinión minoritaria. Por otra parte, otros juristas sostienen que, aunque sea una clara minoría la de los eruditos que indican que no se debe bendecir, la duda persiste y no se bendice. Así se acostumbra a dictaminar la norma. Por lo tanto, el deber de bendecir debe ser absoluto, la persona debe estar ante su Creador con la certeza de que debe bendecir y hacerlo, empero en caso de duda no podrá recitar una bendición ante su Creador.

Se toma en cuenta a los juristas que sostienen que no se debe recitar una bendición únicamente cuando se carece de una costumbre claramente establecida, empero si se acostumbra bendecir – así se actúa, ya que el hecho de que se haga esto indica que la halajá se definió y ya no se duda en esa cuestión.

04) ¿Está o no permitido disfrutar de un alimento cuando se duda si se recitó la bendición correspondiente?

Quien desea ingerir un alimento determinado y duda si ya bendijo por este, dado que en caso de duda respecto de bendiciones se adopta la opinión más flexible – que coma sin bendecir. En caso de poder hallarse una solución a la situación corresponde implementarla para salir de duda. Por ejemplo, si se encuentra en el lugar otra persona que precisa recitar la misma bendición, se le puede pedir a esta que al bendecir tenga la intención de incluirlo tras su recitado habrá de responder «Amén» y de inmediato procederá a la ingestión. En el caso de alimentos cuya bendición final es «Boré Nefashot», si salió de su casa para hacer un breve paseo se estará generando una interrupción y por lo tanto al retornar podrá volver a recitar la bendición inicial por el alimento que desea ingerir (arriba 9:7). En un caso así no se considera que la persona provocó para sí el recitar una bendición innecesaria, ya que lo hizo a los efectos de salir de una duda (arriba 2). De todas maneras, en caso de no disponerse de una solución, desde el punto de vista de la halajá se puede comer ya que es obligatorio bendecir solamente en caso de certidumbre, y en caso contrario, no será posible hacerlo. Quien desee adoptar una actitud más estricta que se abstenga de comer. Otros juristas opinan que cuando una persona duda si debe o no bendecir, puede recitar la bendición y en vez de pronunciar el Nombre Divino habrá de mencionar su traducción, por ejemplo, «Baruj ‘Rajmana’ (D´s en arameo) Melej Haolam» y continuar recitándola en hebreo. De esta manera, por una parte no se habrá pecado por bendición en vano y por la otra se habrá cumplido con el deber de bendecir por cuanto quien lo hace en otro idioma cumple igualmente con la norma (Aruj HaShulján 202:3). Muchos juristas expresaron sus reservas a este proceder y entienden que la prohibición de recitar una bendición en vano no depende de la pronunciación del Nombre Divino, sino del simple hecho que una persona se apresta a recitar una bendición a la que no está obligado. Así como quien jura en vano por D´s en un idioma extranjero trasgrede una prohibición de la Torá, de igual forma quien bendice mencionando el Nombre de D´s en un idioma extranjero incurre en una bendición en vano (Responsa de Rabí Akiva Iguer 141:25). Dado que el tema es objeto de debate es preferible abstenerse de incurrir en esa situación (Iejavé Da´at 6:15).

Muchos de los eruditos de las últimas generaciones (ajaronim) sugirieron que en toda ocasión en la que a raíz de la duda no se pueda bendecir, es bueno meditar la bendición interiormente o recitarla en voz alta y el Nombre de D´s meditarlo en silencio. HaShem contemplará al interior del corazón y verá que la persona quiere agradecerle, y en ese caso no se teme que se haya incurrido en una bendición en vano (Pri Megadim, Rabí Akiva Iger, Ben Ish Jai Matot 14. Según Rambám se cumple con la bendición tanto meditándola como recitándola, y según él en un caso como este no se incurre en bendición en vano).

05) Cien bendiciones

Una persona debe recitar cien bendiciones diarias (Talmud Babilonio Tratado de Menajot 43(B), Shulján Aruj 46:3). El rey David estableció esta norma en tiempos de una epidemia que cobraba la vida de cien judíos por día. En virtud de su espíritu de profecía, entendió que el azote había sobrevenido porque no se bendecía a HaShem de manera completa, esto es, no se recitaban cien bendiciones diarias, por lo que dispuso que los hijos de Israel lo hicieran todos los días (Bamidbar Rabá 18:21, Tur Oraj Jaím 46).

Este precepto recae sobre los varones, aquellos que están preceptuados de rezar tres rezos por día y de ese modo, junto con las comidas – alcanzan a decir más de cien bendiciones diarias. Empero las mujeres están exentas de los tres rezos diarios y por lo tanto no tienen la posibilidad de alcanzar a recitar las cien bendiciones.

En shabatot y días festivos, días en los que el rezo de la Amidá incluye un menor número de bendiciones, es menester agregar más de estas por hierbas aromáticas y diferentes alimentos (Talmud Babilonio Tratado de Menajot 43(B)). En caso de no ser esto posible, por ejemplo, en Yom Kipur o demás días de ayuno en los que se omiten las bendiciones por el disfrute de los alimentos, se puede tener la intención de participar o incluirse en las bendiciones a la Torá o por la Haftará que recitan las personas que ascienden a su lectura. En caso de necesidad es posible tener la intención de incluirse en las bendiciones que recita el oficiante en la repetición del rezo de la «Amidá» (Mishná Berurá 46:14).

06) Reglas referentes a la redacción de las bendiciones

Hay bendiciones que nuestros sabios redactaron en un formato breve, que incluyen un agradecimiento escueto, por ejemplo, en el caso de las bendiciones matinales («Birkot Hashajar») y las bendiciones por el disfrute («Birkot Hanehenín»). Hay bendiciones que fueron redactadas en un formato extenso e incluyen numerosos detalles. En la bendición breve decimos una sola vez «Baruj Atá…», mientras que en las más extensas comenzamos su recitado con las palabras «Baruj Atá» y al finalizar volvemos a decirlas como en el caso de las bendiciones de «Asher Iatzar» y «Me´ein Shalosh». Cuando se trata de una bendición extensa que siempre viene acompañada de otra, la segunda no inicia con «Baruj», pues la anterior comenzó con esa palabra y se la considera su introducción («berajá hasmujá le-javertá») (Talmud Babilonio Tratado de Pesajim 104(B)). Por lo tanto, en las bendiciones del rezo de «Amidá» y del «Birkat HaMazón», solamente la primera bendición comienza con el vocablo «Baruj» y todas las demás, si bien son extensas, incluyen las palabras «Baruj Atá» solamente en su final (ver arriba 4:2). Existen algunas pocas bendiciones de agradecimiento que si bien a veces no son recitadas junto a otras, igualmente no inician con la palabra «Baruj» como en el caso de «Elokai Neshamá» que se recita por la mañana (Shulján Aruj 6:3, ver allí Mishná Berurá 12).

No se debe cambiar el estilo que nuestros sabios estipularon para las bendiciones, y en caso de haberlo modificado, siempre y cuando se hayan dicho o mencionado los cuatro fundamentos de cada bendición, se cumplió igualmente con el deber. Estos son los cuatro fundamentos: a) Baruj, b) Nombre de D´s, c) Que Él es el Rey del universo, d) el contenido específico de la bendición. Hay algunas bendiciones cuyo contenido incluye detalles que de no mencionarse, el recitado queda sin efecto, como en el caso de «Birkat HaMazón» (arriba 4:5). En caso de haberse omitido alguno de estos fundamentos concretos – no se cumplió con el deber (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 40(B), Shulján Aruj 214:1, Shulján Aruj HaRav 185:2, Mishná Berurá 68:1).

Cuando estamos ante una serie de bendiciones que se recitan en forma seguida, por ejemplo: «Birkat HaMazón», las bendiciones por el recitado del Shemá o el rezo de «Shemoné Esré», no es necesario mencionar que HaShem es el Rey del universo en cada una de estas, ya que al decirse en la primera, las que se recitan a continuación se basan en la anterior. Empero, el Nombre de D´s debe ser recordado en cada una de las bendiciones porque el fundamento básico de una bendición es el dirigirse a HaShem.

07) Dos personas que comieron juntas – ¿es acaso bueno que sólo uno bendiga?

Dos personas que se sentaron a comer pan juntas, por cuanto que decidieron comer uno en compañía del otro es bueno que uno de ellos recite «Hamotzí» e incluya en la bendición a su compañero. Esto se debe a que una bendición recitada para dos personas es más importante y contiene una expresión mayor de agradecimiento a HaShem (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 42(B), ver arriba 5:1). Esta es la usanza en las comidas sabáticas, dado que las personas se reunieron para comer juntas, la persona mayor del hogar o el jefe de familia recita «Hamotzí» para todos, ya que la Gloria del Rey se manifiesta en la multitud del pueblo («Berov Am Hadrat Melej») (ídem Berajot 53(A), Shulján Aruj 167:11, arriba 3:4. Ver arriba 1:10 en las reglas de incluir al compañero en la bendición recitada).

Empero si cada persona come aparte y no se esperan el uno al otro – es mejor que cada uno bendiga por separado. En caso de que una de las dos personas no sepa recitar la bendición, aunque cada uno coma por separado, aquél que sabe bendecir deberá hacerlo en voz alta para incluir así a su compañero (ver Shulján Aruj 167:13).

Respecto de la ingestión de frutas y demás alimentos, si las personas no acordaron comer juntas, todas las opiniones coinciden en que deben bendecir por separado. Y si fijaron hacerlo, hay quienes consideran que es mejor que uno bendiga en voz alta e incluya en el recitado a su compañero (Shulján Aruj 213:1). Otros juristas entienden que solamente la ingestión de pan o vino aglutina o une a los comensales, y en ese caso es bueno que uno bendiga por todos. Empero en el caso del resto de los alimentos o bebidas, estos no son importantes como para agrupar a los comensales en torno a su ingestión por lo que aunque se sienten a comer juntos, es mejor que cada uno bendiga para sí (Ramá allí). Mas si se ingieren frutas durante la comida, dado que las personas ya están unidas en la ingesta – es preferible que uno sólo bendiga por la fruta por todos los presentes (Mishná Berurá 213:11).

Respecto de la bendición final, todos los juristas coinciden que es mejor que cada uno bendiga por su cuenta y solamente en el caso de que uno de los presentes no sepa bendecir o si duda si comió la cantidad suficiente como para hacerlo, es bueno que uno recite la bendición en voz alta para así incluirlo en la misma (Shulján Aruj 213:1. Ver arriba 5:6 en lo referente a la cuestión del zimún).

08) El deber de responder Amén

Quien escucha a un judío bendecir – debe responder tras este «Amén» (Shulján Aruj 215:2). Incluso si no escuchó la totalidad de la bendición sino únicamente su final – debe responder «Amén» (Jaié Adam, Mishná Berurá 215:6). Y si no escuchó el recitado, pero sabe de qué bendición se trata y entendió del movimiento de los labios de quien la recita que acaba de finalizarla – puede responder «Amén» mas no está obligado a hacerlo (Beur Halajá allí, Ramá 124:8 y Ben Ish Jai).

Está prohibido responder «Amén» por una bendición recitada en vano (Shulján Aruj 215:4). Empero en el caso de quien escuchó una bendición según la usanza de quien la recita, aunque el oyente no detente esa costumbre debe responder «Amén», ya que quien bendijo lo hizo en concordancia con la norma según su costumbre. Por ejemplo, quien no acostumbra bendecir por el recitado del Halel en Rosh Jodesh debe responder «Amén» tras quien acostumbra a hacerlo.

Quien escucha la bendición recitada por un niño pequeño que alcanzó la edad en que se le debe enseñar a recitarla, o sea, que el infante ya comprende su significado y sabe decirla correctamente – debe responder tras este «Amén» (Shulján Aruj 215:3). En general, los niños alcanzan este estatus a la edad de cinco o seis años. Si un niño pequeño que no alcanzó esta edad recita una bendición – no se le responde «Amén», empero se lo alaba por haber bendecido correctamente para de esa forma acostumbrarlo en la práctica.

Cuando se le enseña a un niño pequeño a bendecir se lo acostumbra a hacerlo incluyendo el Nombre de D´s sin que esto implique una bendición en vano ya que esto se hace en aras de educarlo. Empero no se responde «Amén» por una bendición destinada a practicar su recitado (Shulján Aruj 215:3).

Quien escucha a un gentil recitar una bendición en una circunstancia apropiada, por ejemplo, antes o después de comer – corresponde responder «Amén», porque su intención es alabar a D´s. En caso de que se sospeche que lo hace con intenciones idólatras, si bien dice la bendición habitualmente recitada por nosotros – no se responde «Amén» (Shulján Aruj y Ramá 215:2, Mishná Berurá 12). Arriba, en el capítulo primero halajá 9 se explica el precepto de responder «Amén» y su gran importancia.

09) ¿Se cumple con el deber de bendecir escuchando el recitado a través de un parlante?

Los juristas debatieron si quien escucha una bendición por medio del teléfono, parlante o audífono cumple o no con su deber. Hay quienes consideran que por cuanto que la voz fue emitida por quien bendice y el oyente la oye de inmediato, si bien el sonido pasó a través de un artefacto eléctrico – la halajá lo define como si fuera la misma voz de quien bendijo – siendo posible cumplir con el deber. Otros juristas entienden que dado que la voz escuchada no es la de quien bendice, sino que el artefacto la captó bajo la forma de señales eléctricas y luego la tradujo en una nueva voz, es como escuchar la voz de una máquina por medio de la cual no se cumple con el deber.

En la práctica, corresponde tomar en cuenta la opinión más estricta y no cumplir los preceptos que dependen de la escucha por medio de artefactos eléctricos. Empero cuando no hay alternativa es mejor cumplir con el precepto por medio de artefactos eléctricos que perder por completo su cumplimiento. Por ejemplo, quien se encuentra en un sitio en el cual no puede escuchar la Havdalá o la lectura de la Meguilá – es mejor que las escuche por teléfono o por emisión radial. En el caso del «zimún», cuando hay muchas personas presentes y en ausencia de parlante es difícil escuchar a quien lo realiza – es bueno emplearlo (en el caso del «zimún» existe más margen para adoptar una actitud flexible tal como se explica arriba 5:6).

Los juristas debatieron qué hacer en el caso del discapacitado auditivo que emplea audífonos. Algunos sostienen que no cumple con su deber porque no escucha directamente con su propio oído. Por otra parte, otros juristas entienden que oír por medio de un audífono se asemeja a hacerlo por medio del oído natural, por cuanto que en la práctica la persona en cuestión escucha la voz. Otros entienden que en el caso del precepto de escuchar el sonido del Shofar es necesario oírlo directamente sin intermediación de ningún tipo, empero el resto de los preceptos se pueden cumplir escuchando por medio del audífono. En la práctica, en los preceptos de orden rabínico se puede confiar en la actitud más flexible, mientras que en los preceptos originados en la Torá, cuando es posible, es preferible escuchar sin audífono.

Quien escucha bendiciones y Kadish por medio de un parlante – debe responder «Amén». Quien los escucha por medio del teléfono o de la radio – es bueno que responda «Amén» pero no está obligado a hacerlo.

10) Quien ingiere algo prohibido

No se recita bendición anterior ni posterior por un alimento que está prohibido ingerir, pues ¿cómo sería posible agradecerle a D´s por un placer recibido de manera ilícita? En caso de que se haya bendecido, la bendición no resulta una alabanza a D´s sino un daño y una ofensa al Honor Celestial. No existe diferencia entre alimentos prohibidos por la Torá, como en el caso de carne que fue mal faenada, o aquellos prohibidos por los sabios, como en el caso de frutas que no fueron separados su diezmo y su ofrenda en tiempos cuando la mayoría del pueblo de Israel habita en el extranjero. En ninguno de los dos casos y por ninguno de los dos alimentos se recita bendición (Mishná Berajot 45(A), Shulján Aruj 196:1).

Asimismo quien roba alimentos – además del deber de regresarlos, no puede bendecir por ellos y en caso de hacerlo, su bendición es un agravio, tal cual está escrito (Salmos 10:3): «y el insolente ladrón se jacta de haberse burlado de D´s» (según el Tratado de Sanhedrín 6(B)).

Quien ingiere un alimento kasher cuando tiene prohibido hacerlo, por ejemplo, si come durante un ayuno, al concluir el Shabat antes de recitar la Havdalá, antes del rezo de Shajarit o en Sucot fuera de la sucá – dado que el alimento en cuestión es kasher y solamente el momento o el lugar de la ingestión resulta inadecuado – se debe bendecir por el placer producido por este alimento.

Quien se encuentra en peligro y a los efectos de salvarse debe ingerir alimentos prohibidos, por ejemplo «nevelot» o «trefot» (animales muertos sin haber sido degollados o mal faenados) – debe bendecir por estos. Si bien esta persona preferiría no ingerirlos, dado que en la práctica los come bajo permiso ya que la salvaguarda de la vida se antepone a todos los preceptos – debe bendecir por su disfrute. Empero si la persona detesta un alimento prohibido, por ejemplo, si se ve en la necesidad de comer cerdo mas esto le produce asco – que no bendiga, pues en la práctica no disfruta de la ingestión (Shulján Aruj 196:2, 204:9, Mishná Berurá 204:48).

11) Quien trasgredió a la hora de bendecir, ¿debe comer?

Quien se equivocó y bendijo por un alimento que está prohibido comer, por ejemplo, carne mal faenada o jametz en Pesaj – no habrá de ingerirlos y su bendición fue recitada en vano. Incluso si el alimento está prohibido sólo rabínicamente, no lo habrá de probar en absoluto.

Otro tanto ocurre cuando durante una comida cárnica una persona recita «Shehakol Nihiá Bidvaró» por un helado de leche. Dado que está prohibido rabínicamente ingerir leche en una comida cárnica – no habrá de llevarse el helado a la boca. Empero si alcanzó a limpiar su boca con comida y bebida tras la ingestión de la carne, o si ya terminó de comer la carne y pasó una hora desde entonces, si bien la persona en cuestión sigue la usanza aceptada en el pueblo de Israel de esperar seis horas entre las ingestas de carne y leche – que pruebe algo del helado lácteo. Esto se debe a que algunas de las autoridades halájicas medievales (rishonim) consideran que haciéndolo de esta forma no se quebranta prohibición alguna, por lo que es mejor actuar según su opinión y no trasgredir una prohibición recitando una bendición en vano (ver en el Shulján Aruj, en Ramá y en comentaristas a Ioré Deá 89:1).

Si una persona se equivoca y bendice por un alimento el sábado por la noche previo al recitado de la Havdalá y antes de comenzar a comer recuerda que está prohibido ingerirlo – que pruebe un poco de este. Esto se debe a que el alimento en sí no está prohibido y probándolo se evita que la bendición haya sido en vano. Otro tanto ocurre cuando alguien se equivoca y bendice por algún alimento antes de recitar el Kidush (Ramá 271:5, Mishná Berurá 26).

Asimismo, si alguien se equivoca y recita una bendición por un alimento que no se ingiere por causa de una costumbre o tradición, que pruebe un poco de este para que la bendición no resulte en vano. Por lo tanto, quien por error bendice por carne en los nueve primeros días del mes de Av – que pruebe un poco de esta ya que la prohibición de ingerir carne en los nueve días tiene su origen en la costumbre («minhag»). Además, probar sólo un poco no produce alegría y entonces casi que no afecta al duelo.

Otro tanto ocurre con quien, por error, bendice por un alimento antes del rezo de Shajarit (matutino). En ese caso que pruebe un poco de este ya que hacerlo no implica una expresión de arrogancia puesto que lo hace únicamente para abstenerse de recitar una bendición en vano.

Quien se olvida que está ayunando y bendice «Shehakol Nihiá Bidvaró» por agua, la mayoría de los juristas opina que no beba porque la prohibición de comer y beber en los ayunos es clara y es una norma que no se debe trasgredir.

12) Ofrecer un alimento a quien no habrá de recitar bendiciones

Cuando una persona convida a su compañero con un alimento, recae sobre esta la responsabilidad de preocuparse de que se reciten las bendiciones correspondientes, pues de no ser así, resulta que le ayuda a incurrir en la prohibición de comer sin bendecir (Shulján Aruj 169:2).

Si el compañero en cuestión es de extracción secular y existe un razonable temor de que si se le pide que bendiga habrá de ofenderse, se le podrá convidar con alimento o bebida sin reclamarle que lo haga. Esto se debe a que si ofendemos a esta persona, le haremos incurrir en una trasgresión más grave aún al generar tensión y odio entre nosotros e incluso esto puede ocasionar que se aleja de la Torá y de los preceptos. Empero no cabe temer en demasía que el invitado se ofenda, puesto que en la práctica la mayor parte de los judíos que no se definen como religiosos se alegran de recitar una bendición o al menos de responder «Amén» cuando se hospedan en lo de su pariente o amigo observante. Por ello, en general, es posible sugerirle delicadamente al invitado que bendiga y cuanto menos es posible que el anfitrión bendiga en voz alta y al responder el invitado «Amén» se considera que tiene una participación determinada en la bendición recitada (ver Igrot Moshé Oraj Jaím 5:13, Minjat Shelomó 1:35, Shevet Haleví 4:17, Piskei Teshuvá 169:3-4).

13) Cuando alguien se equivoca de bendición

Quien toma con su mano un vaso de agua y al recitar las palabras «Baruj Atá HaShem Elokeinu Melej Haolám» cree que se trata de vino y tiene la intención de bendecir «Boré Pri Hagafen» y se recuerda que se trata de agua y termina diciendo «Shehakol Nihiá Bidvaró» – cumplió con su deber (Rashí y Tosafot).

Incluso si cae en la cuenta de su error después de terminar de recitar la bendición y alcanzó a decir «Boré Pri Hagafen» y enseguida agrega en continuado «Shehakol Nihiá Bidvaró», dado que en la práctica corrigió su error – cumplió con su deber. Empero hay entre los eruditos medievales quienes consideran que dado que se equivocó en la bendición misma tanto en la intención como en la dicción – no cumplió con su deber (esto se desprende de Rashí y Tosafot). De todas maneras, en virtud de la duda, la mayoría de los medievalistas o rishonim definieron que sí cumplió (Raavad y Rosh, según los Gueonim y Rif, así figura en el Shulján Aruj 209:2, Mishná Berurá 5-6).

Quien alcanzó a recitar la bendición por el agua en su completitud y tras finalizar el recitado se confundió y pensó que debe corregirla y agregó «Boré Pri Hagafen», hay quienes consideran que no cumplió con su deber ya que decidió finalizar la bendición refiriéndose al vino y la bendición por el vino no incluye o no exime al agua (Raavad y Rabí Zerajiá Haleví). Otros juristas entienden que,  dado que en un inicio recitó la bendición correcta, ya cumplió con su deber y el hecho de haberse corregido posteriormente no deja sin efecto la bendición que fue correctamente completada (Rambán según Gueonim). Dado que en caso de duda en lo referente a bendiciones adoptamos la opinión más flexible – consideramos que cumplió con su deber (ver Birkat HaShem, HaRav Moshé HaLeví, Jaié Adam 5:9).

01) Generosidad

Cuando un individuo se sienta a comer, es apropiado que piense en las personas pobres que padecen hambre y comparta con ellos algo de su pan. Así lo hallamos en nuestro patriarca Abraham, de bendita memoria, quien buscaba transeúntes para llevarlos a su casa y alimentarlos de sus más dilectos manjares (Bereshit – Génesis 18), ya que prefería comer en la presencia de invitados y menesterosos. Dijeron nuestros sabios: «Es más trascendente recibir invitados que acudir al encuentro de la Presencia Divina» (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 127(A), ver en Baba Metzía 86(B)).

Es así que vemos en la Torá que siempre que se trate de una alegría festiva y de sus comidas preceptivas o de la ingestión de carne de ofrendas o de frutas que poseen santidad del segundo diezmo («Maaser Shení») o del fruto del cuarto año («Neta Revai»), se nos ordena compartir nuestra alegría  con el extranjero o prosélito («guer»), el huérfano («iatom») y la viuda («almaná») (Devarim – Deuteronomio 12:12, 14:29, 16:14).

Dijeron nuestros sabios (Tratado de Berajot 54(B), 55(A)) que quien prolonga su comida para permitir a los pobres y hambrientos sumarse a la misma, se le prolongan sus días y sus años. Dijeron además que «mientras existió el Templo de Jerusalém el altar de sacrificios expiaba por el pueblo de Israel, y ahora – la mesa de cada persona expía por esta». Tal como la persona generosa da vida al pobre que es considerado como un muerto, de igual forma el Santo Bendito Es concede vida a quien ayuda, tal como está escrito (Mishlei-Proverbios 10:2): «La tzedaká (traducible como acto de bien o ayuda al menesteroso) salvará de la muerte» (Zohar III 273:2). En caso de haber menesterosos hambrientos que pueden llegar a la mesa del dueño de casa y éste no les deja nada, dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Sanhedrín 92(A)): «Todo aquél que no deja pan sobre su mesa jamás verá señal de bendición».

En la actualidad no existen tantos pobres necesitados de alimento, pero sí hay muchos que precisan ser tratados con cariño y con respeto, siendo un gran precepto invitarlos a comer, pues la ingesta tiene por virtud alentar el acercamiento interpersonal y alegrar a personas solitarias y deprimidas. Dijeron nuestros sabios que «grande es el trago (o sea, una comida importante en la que también se bebe vino que alegra) que acerca a los distantes» (ídem 103(B)).

Quien posee personal de servicio, debe cuidar que coman una vez que hayan servido los alimentos, y si sirven un platillo cuyo aroma despierta el apetito intensamente, debe permitirles probar del mismo de inmediato para que no sufran (ver Tratado de Ketuvot 61(A), Shulján Aruj 169:1 y 170:3).

Asimismo, se debe alimentar a los animales de la casa antes de sentarse a comer, tal como dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Guitín 62(A)): «Está prohibido probar cosa alguna hasta haber dado de comer al animal», tal como está escrito (Devarim-Deuteronomio 11:15): «Y daré hierbas en tu campo para tu animal» y solamente después leemos «y comerás y te saciarás». Si los animales están hambrientos está prohibido probar bocado alguno, empero sí se permite beber (Shevut Yaakov 3:13, Mishná Berurá 167:40). Todo esto se refiere a animales domésticos que el ser humano se beneficia de los mismos y carecen de otra forma o posibilidad de alimentarse salvo por la ración que reciben de sus dueños (Sheelat Yaavetz 1:17).

02) El huésped

Es costumbre en el pueblo de Israel, que cuando una persona llega a la casa en el momento que sus integrantes están sentados a la mesa se la invite a sumarse a ellos, aunque no se trate de una persona pobre. Por otra parte, es una práctica adecuada que el huésped se niegue un poco al principio y sólo si ve que realmente desean convidarlo, por ejemplo, le insisten una y otra vez y le sirven comida – que se sume entonces a los comensales (ver Pninei Halajá Likutim II 3:4-5, 7:9-10).

Está prohibido participar de una comida que no es suficiente para satisfacer a los miembros del hogar, esto es, de una comida que el dueño de casa no desea que el huésped tome parte de ella, porque se trata de una situación de posible vestigio de robo («avak guezel»). Y aunque en la práctica le invitaron a sumarse, si el huésped sabe que en realidad el dueño de casa no desea que lo haga ya que suele contemplar sus gastos, se considera a esta comida como «insuficiente para satisfacer a los miembros del hogar» (Rambám Hiljot Teshuvá 4:4). Dijeron además nuestros sabios que está prohibido servirse de la comida del avaro, y aunque este último tenga alguna motivación personal para invitarlo, está prohibido participar, pues todo aquél que disfruta (del patrimonio) de personas avaras («tzarei ain») trasgrede una norma restrictiva (Talmud Babilonio Tratado de Sotá 38(B))

Quien invita a su amigo a comer en su casa, debe mostrarle un buen semblante («panim sojakot»), para que coma con buen apetito y no tema que el anfitrión se habrá de afligir porque le consume sus alimentos. En especial, debe mostrar buen semblante a los pobres que se sientan a su mesa.

Corresponde que el huésped honre al anfitrión siguiendo sus instrucciones, tal como afirmaron nuestros sabios: «Todo lo que te diga el dueño de casa habrás de hacer» (Talmud Babilonio Tratado de Pesajim 86(B)). Por ejemplo, si se le pide que recite el «zimún» – lo habrá de recitar; si se le pide que diga palabras de Torá – si está capacitado para hacerlo habrá de decirlas; si se le pide que coma – habrá de comer. Quien ya quedó satisfecho de la comida y el anfitrión insiste que siga comiendo, no deberá seguir haciéndolo por cuanto que al haber comido de lo servido por el anfitrión y haber quedado satisfecho, este último no tiene motivo para ofenderse si el invitado no continúa comiendo (Shulján Aruj 170:5, Mishná Berurá allí).

Quien acostumbra a seguir estándares de kashrut sumamente estrictos, al hospedarse habrá de comer lo que el anfitrión le ofrece. Empero si es especialmente estricto en una cuestión que según las reglas de la halajá corresponde hacer en ella hincapié, por ejemplo, en el caso de la carne glatt («jalak»), no es necesario que el huésped flexibilice su actitud frente al anfitrión. Sin embargo, hubo rabinos eminentes que cuando se hospedaban acostumbraban conducirse con criterio flexible e inclusive comían carne kasher que no era «glatt» (ver Mishná Berurá 170:16, Piskei Teshuvá 8).

03) No estropear alimentos

Es muy importante no malograr alimentos, pues todo aquél que lo hace trasgrede la prohibición de «no arruinarás» (Sifrí Devarim 20:19). Hay que tener cuidado de no estropear alimentos y transformarlos en no comestibles, por lo tanto, nuestros sabios nos advirtieron que no pasemos un vaso lleno de líquido sobre pan, no sea que se vuelque y el pan se torne desagradable para su consumo. Asimismo, está prohibido apoyar pan sobre un recipiente que pudiera estar sucio para que este último no se torne desagradable (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 40(B), Shulján Aruj Oraj Jaím 171:1).

Asimismo queda prohibido arrojar a su prójimo alimentos que pueden echar a perderse si cae al piso, por ejemplo dátiles e higos. En cambio, alimentos que no se echarán a perder si se caen, por ejemplo nueces – pueden arrojarse (Shulján Aruj Oraj Jaím 171:1). No se debe tomar asiento sobre alimentos que pueden quedar aplastados para que no se tornen desagradables. Empero si los alimentos están almacenados en una caja rígida, estará permitido sentarse sobre la misma (allí 2).

Una persona que se sirve alimentos en su plato debe tener cuidado de no hacerlo en demasía no sea que no los termine y de esa manera desperdicie alimentos y estos se malogren. Empero si se sirvió en demasía y antes de terminar de comerlos se siente satisfecho, no estará obligado de terminarlos en su totalidad ni según la norma ni como acto de pietismo religioso («midat jasidut»), por cuanto que la ingestión excesiva de alimentos es nociva para la salud y es más importante – en ese caso – aplicar la prohibición de «no malograrás» al cuerpo y su bienestar que a la comida que pudiera ser arrojada a la basura (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 140(B), ver adelante halajá 9, Pninei Halajá Kashrut 13:10).

Está permitido utilizar el pan a modo de cuchara para poder ingerir otro alimento a condición de que al final el pan sea ingerido. Quienes son muy cuidadosos tienen la precaución de comer en cada bocado algo del pan para no denigrarlo llevándolo a la categoría de mero utensilio (Shulján Aruj 171:3).

Quien ve pan u otro alimento en un sitio sobre el cual la gente transita causando que sea denigrado, corresponde colocarlo sobre una roca o al costado del camino para así darle el respeto debido (Talmud Babilonio Tratado de Eruvín 64(B), Beit Baruj 45:31).

04) Restos de alimentos

Se debe evitar malograr los restos de los alimentos y en la medida de lo posible deben ser servidos en comidas posteriores o elaborar a partir de estos otros platillos, por ejemplo, tartas. Asimismo, quien ofrece una comida para numerosas personas debe planificar con anterioridad qué habrá de hacer con los restos, si habrá de congelarlos para consumirlos con posterioridad o repartirlos entre personas conocidas o necesitadas. En caso de no caber esas posibilidades, por cuanto que los restos alimenticios ya no son comestibles y almacenarlos implica un mayor esfuerzo que el beneficio que redundaría en consumirlos, es un acto de bondad y generosidad alimentar con ellos a los animales. Quien posee un jardín extenso podrá colocar los restos sobre la tierra para que se descompongan y la fertilicen (ver Pninei Halajá Kashrut 13:10).

Cuando resulta dificultoso utilizar los restos alimentarios, se los puede colocar en el bote de residuos y corresponde que el pan sea envuelto a fin de no ser menospreciado. Quienes desean ser más estrictos y no colocan los restos de pan en el bote sino en bolsas junto a éste o los cuelgan de las vallas o cercas de las casas, en realidad actúan erradamente, porque desprecian el pan públicamente, provocan molestias a los vecinos y afean las áreas comunes. Por lo tanto, cuando se trata de una cantidad importante de pan que es imposible que sea comida por los pájaros u otros animales en un lapso razonable, se lo debe envolver y colocar en el bote de la basura.

Si tras haber comido quedaron migajas de volumen inferior a un «kazait», desde el punto de vista de la halajá se las puede arrojar a la basura y darles tratamiento de desperdicio, empero dijeron nuestros sabios que no es conveniente hacerlo pues quien malogra y denigra migajas de pan atrae sobre sí mismo la pobreza (Shulján Aruj 180:4). Esto obedece a dos motivos, el primero es que quien arroja migajas al suelo parece despreciar o pisotear el bien que nos prodiga el Creador con lo que ocasiona que desde el Cielo dejen de brindarle esa abundancia. Además, el ángel encargado del sustento y el alimento es llamado «Nakid», (en hebreo «pulcritud»), mientras que el encargado de la pobreza recibe el nombre de «Naval» (en hebreo «suciedad»). Por eso, allí donde hay migajas o restos pequeños de alimento sobre el suelo reside el ángel de la pobreza mientras que en un sitio limpio reside el encargado del sustento y la riqueza (Talmud Babilonio Tratado de Pesajim 111(B), Julín 105(B)).

Por lo tanto, es correcto tener cuidado de no dejar dispersas sobre el suelo migajas que conservan aún la forma del pan y por supuesto que no se debe arrojar estos restos de la mesa al suelo, pues al ser pisados se ven mancillados. Deben ser recogidos del piso y botados en el patio o arrojados al agua, o en su defecto colocarlos en el bote de la basura de un modo decoroso (Mishná Berurá 180:10, ver Pninei Halajá Kashrut 13:12).

05) No comportarse indecorosamente durante la comida

El ser humano debe mantener su dignidad, ya que fue creado a imagen y semejanza de D´s, por lo que debe ser cuidadoso de no realizar actos desagradables que lo denigren. Es por ello que se nos prohibió ingerir reptiles, ya que además de tratarse de animales no aptos para su consumo, el comerlos implica un aspecto repulsivo, tal como está escrito (Vaikrá-Levítico 11:43-44): «No abominéis vuestras almas con todo reptil que se arrastra sobre la tierra y no os impurifiquéis con éstos, pues Yo Soy HaShem vuestro D´s, santificaos y sed santos pues Yo Soy Santo y no impurifiquéis vuestras almas con todo reptil que se arrastra sobre la tierra«.

Asimismo, está prohibido impurificarse ingiriendo alimentos o bebidas putrefactos, en las que, por ejemplo, pueda haber restos de vómito, excrementos o flemas. Asimismo, está prohibido comer con utensilios sucios por ejemplo aquellos destinados a ser usados con excrementos u orina. De igual manera se prohíbe comer con las manos sucias. Todo aquél que hace una de estas cosas trasgrede la prohibición de «no abominéis», y en caso de haber testigos que advirtieron no actuar de esa forma y de todas maneras la persona se condujo incorrectamente – se le aplican azotes por haber actuado con rebeldía («makat mardut») (Rambám Maajalot Asurot 17:29-30).

Tal como está prohibido ingerir alimentos repugnantes, de igual manera está prohibido realizar acciones repulsivas, entre ellas, no habrá de demorar en ir al baño y hacer sus necesidades (ver halajá 13).

Un alimento que resulta despreciable para la mayoría de las personas, pero hay quienes gustan ingerirlo – su ingestión estará prohibida para aquella persona a la que le desagrada y a quien le resulta apetecible podrá comerlo. Está prohibida la ingestión de todo aquello de lo cual la totalidad de las personas resultan asqueadas, estará prohibida su ingestión también para quien no le desagrade pues su opinión se ve anulada por la de la mayoría de las personas (Prí Jadash Ioré Deá 84:3).

06) No provocar desagrado al prójimo

Cuando una acción repulsiva tiene lugar delante de otras personas, el hecho adquiere especial gravedad, pues además de denigrar y abominar a quien lo realiza provoca malestar entre sus amigos, generando entre ellos una sensación repugnante. En este caso trasgrede la prohibición que reza: «Y no habréis de afligir hombre a su prójimo» (Vaikrá-Levítico 25:17), y de esa manera deja sin efecto el precepto positivo de «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (ídem 19:18).

Hay actos que cuando la persona los realiza a solas no son condenables, empero delante de otras personas se consideran repulsivos y por ende están prohibidos en virtud del precepto de «no abominéis» y de la generalidad de los preceptos del hombre para con su prójimo, por ejemplo, escarbar en la nariz o estallar granos de acné en el rostro. Asimismo, nuestros sabios opinaron (Talmud Babilonio Tratado de Jaguigá 5(A)) sobre el versículo que reza «D´s habrá de enjuiciar todas las acciones incluidas las ocultas. Dijo Rav: se refiere a quien mató un piojo delante de su compañero y le desagradó». Shmuel dijo: se refiere a quien escupió delante de su compañero y lo desagradó. Esto aplica principalmente a la hora de comer que es cuando se debe ser más cuidadoso. Asimismo, se debe evitar hablar cosas desagradables que quitan el apetito y provocan nauseas entre los comensales.

No se debe morder de un alimento y al percibir que no es sabroso retirarlo de la boca y colocarlo sobre la mesa, ya que esto puede asquear a alguno de los comensales (Shulján Aruj 170:10). Asimismo, no se debe recoger migajas del suelo que se estropearon o tornaron desagradables y colocarlas sobre la mesa pues quienes las ven se inquietan ya que temen que alguien las ingiera. De igual forma, quien comenzó a mordisquear una rebanada, no ha de regresarla a la panera ni dársela a un amigo, pues a muchas personas esto les puede desagradar (Shulján Aruj 170:15, Mishná Berurá 36). Por lo tanto, quien no tiene la intención de comer una rebanada completa que corte la cantidad que desea ingerir y deje el resto en la panera.

Además, quien comenzó a beber de su vaso no habrá de pasárselo a otro comensal para que este también beba del mismo ya que a este último le puede provocar rechazo o malestar. Además, pasarse alimento o bebidas de una boca a la otra puede contagiar enfermedades (ver Shulján Aruj 170:16, Mishná Berurá 37). Sin embargo, si al segundo comensal estas prácticas no le producen rechazo puede beber del vaso de su compañero y puede también ingerir los restos de su comida, siendo esta la práctica habitual en el seno de la familia.

Hay prácticas que en el pasado eran aceptadas y hoy se consideran mala educación, por lo que se debe actuar de acuerdo con lo que se acostumbra en el momento. Por ejemplo, en el pasado se acostumbraba comer con las manos y hoy se lo hace por medio de cubiertos, entonces, quien come con las manos trasgrede una prohibición ya que provoca malestar entre sus compañeros y se denigra a sí mismo ante sus ojos. Asimismo, en el pasado se acostumbraba salivar sobre el suelo de la casa delante de otras personas (ver Talmud Babilonio Tratado de Berajot 63(A)). Nuestros sabios dijeron que quien huele un alimento que le apetece de sobremanera y no puede servirse del mismo, que escupa sobre el piso de la casa la saliva acumulada pues en su defecto corre riesgo de vida (ídem Ketuvot 61(B)). En la actualidad no se actúa de esa forma pues no se considera que esa saliva acumulada sea peligrosa y además es de mala educación salivar en el suelo de una casa delante de otras personas.

Hay prácticas que se consideran educadas en el seno de una sociedad y a ojos de otras personas son repulsivas, por lo que cada persona debe conocer las diferentes costumbres para poder actuar de un modo sensible y considerado y no provocar malestar a quienes detentan diferentes costumbres. Por ejemplo, hay quienes acostumbran sumergir un trozo de pan en el plato central de jumus ubicado sobre la mesa y a determinadas personas esto les desagrada. Allí donde todos los comensales acostumbran hacerlo ello no estará prohibido. Empero de haber una persona a la que le desagrada, los demás deben abstenerse de esta práctica.

07) Modales en la mesa

Cuando varias personas están sentadas a la mesa, cada uno de los comensales deberá servirse una parte equitativa del contenido de la bandeja central, y aunque el compañero que se sirvió con anterioridad haya tomado para sí una cantidad pequeña, de igual manera quien le sigue debe servirse una porción equitativa pues quizás luego el primer comensal desee servirse más. Solamente si se ve que el compañero no está interesado en continuar comiendo se le podrá pedir permiso para tomar el sobrante (ver Shulján Aruj 170:2).

Cuando entre los comensales se encuentra una persona mayor o el padre de la familia – se habrá de esperar hasta que este se sirva en primer lugar y recién después los demás tomarán para sí su porción (Shulján Aruj 170:12).

No corresponde observar de un modo muy directo a una persona mientras come para que no se avergüence. Muy especialmente, el anfitrión no debe  observar a los huéspedes al rostro cuando estos comen o se sirven (ídem 170:4). Asimismo, no se debe fotografiar a una persona mientras come sin su previo consentimiento.

No se debe llenar excesivamente la boca con alimentos de una sola vez pues así proceden los glotones. De igual manera, no se debe beber una copa entera de vino u otra bebida alcohólica de un solo sorbo (Shulján Aruj 170:7-8, Mishná Berurá 22). No se debe comer apresuradamente ni mordisquear bocados ruidosamente, sino que se debe comer moderadamente con la boca cerrada. Además, es menester prestar atención que no se manchen o ensucien ni las manos, ni la ropa ni la barba (Ben Ish Jai BaHar 8-9).

Los jerosolimitanos criteriosos («Nekiei Hadaat Shebirushalaim») de antaño no asistían a una comida si no sabían previamente junto a quién se habrían de sentar (Talmud Babilonio Tratado de Sanhedrín 23(A), Shulján Aruj 170:20), ya que resulta denigrante para un erudito de la Torá sentarse a la mesa junto a personas de conducta grosera, especialmente si en la misma se sirven vino u otras bebidas alcohólicas las cuales sinceran a las personas y llevan a un acercamiento de  los comensales entre sí. Hay quienes toman una actitud más flexible si se trata de una comida que celebra el cumplimiento de un precepto («Seudat Mitzvá»), pues el mérito de la mitzvá favorece una actitud medida y educada alrededor de la mesa. En caso de saberse con certeza que los comensales no habrán de conducirse respetuosamente no se debe beber alcohol o vino en su compañía, ni siquiera en una comida que celebra el cumplimiento de un precepto. Cuando se trata de un erudito notorio y se sabe que las personas en su cercanía se esfuerzan en comportarse dignamente, si bien en otras situaciones o lugares los comensales actúan groseramente, el erudito podrá comer y beber con ellos en una celebración por el cumplimiento de un precepto pues de ese modo acerca a las personas a la Torá y sus mandamientos (ver Beur Halajá allí).

Quien tiene hijos pequeños que participan de la comida, debe permanecer atento que no introduzcan sus manos en la bandeja principal y de esa forma tornen los alimentos en desagradables para los demás comensales. Asimismo, habrá de cuidar que no se ensucien en demasía y que sus narices estén siempre limpias. En caso de estar presente un huésped o invitado, no habrán de sentarlo junto a los niños pequeños a menos que pida hacerlo ya que estos suelen ensuciarse (Sefer Jasidim 829, Kaf HaJaím 170:78).

08) Palabras de Torá y conversación durante la comida

Rabí Shimón dijo (Pirkei Avot 3:4): Si tres personas han comido juntas en una mesa y no han pronunciado en ella palabras de Torá, es como si hubieran comido de los sacrificios de los muertos (en alusión a la idolatría), tal como fue dicho: «Porque todas sus mesas están llenas de vómito e inmundicia» (Ishaiahu-Isaías 28:8). Pero si tres comensales han comido juntos en una mesa y han hablado entre ellos palabras de Torá, es como si hubieran comido de la mesa del Omnipresente, pues está escrito: «…y me dijo: esta es la mesa que está ante la Presencia de Dios» (Iekezkel-Ezequiel 41:22). El deber de hablar palabras de Torá en la mesa aplica fundamentalmente a partir del momento en que hay por lo menos tres comensales, pues entonces la comida es importante y por lo tanto a la relevancia material se le debe sumar la trascendencia espiritual. De no ser así, la comida se transforma en un cadáver cuya alma fue retirada y por ende los alimentos servidos entran en la categoría de «sacrificios de los muertos». Pero cuando en una comida se pronuncian palabras de Torá, el alma se conecta con el cuerpo e influye en este vida y bendición.

Cuando no hay tres comensales juntos, estos no están obligados a decir palabras de Torá ya que el Birkat HaMazón les es suficiente (Maguén Avot de Rabí Shimón ben Tzemaj Durán). Hay quienes sostienen que es mejor que, aunque el comensal sea uno sólo – dedique algo del tiempo de la comida a la Torá (Mishná Berurá 170:1).

El recitado del cántico de las ascensiones («Shir Hamaalot») u otros versículos puede también considerarse como palabras de Torá (Mishná Berurá 170:1). Es mejor decir palabras de Torá valiosas que aumentan la comprensión de los escuchas para que por su intermedio la comida toda se eleve.

Dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Ta´anit 5(B)): «No se conversa durante la comida, no sea que la tráquea se anteponga al esófago y la persona se ahogue (Shulján Aruj 170:1)». Esto obedece a que cuando se habla la tráquea o conducto de la respiración se mantiene abierta y puede ingresar alimento por esta. En la actualidad muchas personas tienen una actitud flexible hacia esta norma y hay quienes explican que esta prohibición aplicaba en tiempos en los que las personas comían recostadas («hasivá»), empero hoy que comemos sentados, este peligro no está presente (Prisha, Birjei Iosef). Hay quienes consideran que también hoy es necesario ser estricto en esta norma (Prí Megadim 1.1:1, ver Aruj HaShulján 2). De todas maneras, también quien tiene una actitud flexible que tenga el cuidado de que sus palabras sean educadas y agradables y que los demás comensales no vean el alimento dentro de su boca mientras habla y más aún, que tenga el cuidado de que partículas de alimento no se despidan de su boca mientras conversa.

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