Pninei Halajá

10. El precepto de reclinarse («hasibá»)

Nuestros sabios establecieron que nos reclinemos en la noche del Seder durante la ingestión de la matzá y del vino, pues en cada generación cada judío debe mostrarse como si él en persona se hubiese liberado de la opresión egipcia, tal cual está escrito (Devarim-Deuteronomio 6:23): «Empero a nosotros nos sacó de allí«. A los efectos de que la sensación de liberación sea también visible en la conducta personal, nuestros sabios determinaron que nos reclinemos (Rambám Jametz Umatzá 7:6-7).

En el caso de una persona a la que se le encomendó una tarea durante el Seder, se acostumbra que se siente erguida para que así pueda pararse de inmediato y cumplir con su función. Si bien sentarse erguido requiere un esfuerzo por parte de los músculos dorsales que no siempre es visible y genera una tensión muscular permanente, la necesidad de estar listo para entrar en funciones de inmediato requiere que esta sea su postura. Empero, en el caso de quien no tiene una función especial a cumplir puede recostarse hacia atrás e inclinarse sobre un costado en postura de reposo y descanso relajando así todos los músculos de su espalda. Esta es la manera de comer en la noche del Seder como hombres libres.

Sin embargo, en el pasado las personas acostumbraban sentarse sobre almohadones y por ello la postura erguida implicaba un esfuerzo corporal importante, mientras que reclinarse era la postura intermedia entre sentarse y acostarse en la que todo el cuerpo se recuesta sobre una cama o sobre almohadones. Esta postura de sentarse reclinados era muy cómoda y patentizaba la sensación de libertad. Sin embargo, en la actualidad acostumbramos sentarnos sobre sillas y no solemos recostarnos sobre camas ni comer reclinados y en caso de que quisiéramos hacerlo no resultaría ser más cómodo sino todo lo contrario. Por ello, según la opinión de dos de los principales sabios medievales, Rabí Eliezer ben Ioel Haleví (Rabía) y Rabí Eliezer ben Natán (Raabán), en la actualidad no es preceptivo reclinarse.

Sin embargo, de acuerdo con la opinión mayoritaria de los sabios medievales, el decreto rabínico de comer reclinados durante el Seder de Pesaj se mantiene incólume y según ellos también en la actualidad es preceptivo ingerir la matzá y el vino en esa posición (Rambám, Rosh, Tur). El dictamen final del Shulján Aruj (472:2) es que en la actualidad es también obligatorio reclinarse, y esto se lleva a cabo recostándonos sobre el respaldo de la silla inclinados hacia la izquierda.

Es preceptivo reclinarse durante la ingestión de un volumen equivalente a un «kezait» (aceituna, 29 gr.) de matzá, un «kezait» del korej (sándwich conformado por matzá maror y jaroset), «kezait» de afikomán (trozo final de matzá que cierra la comida del Seder N. de T.) y las cuatro copas de vino. Durante el resto de la cena quien se reclina se conduce con excelencia y en el caso de a quien esta posición no le resulte cómoda – puede abstenerse de hacerlo (Rambám Jametz Umatzá 7:8). Durante la ingestión del maror no es necesario reclinarse (Beit Iosef, Mishná Berurá 475:14). Durante el recitado de la bendición posterior a los alimentos («birkat hamazón») no es necesario reclinarse ya que es preceptivo decirla con temor reverencial (Shulján Aruj 183:9). Asimismo, durante la lectura de la Hagadá acostumbramos a no reclinarnos para que esta se lleve a cabo con la máxima concentración (Shelá, Mishná Berurá 473:71).

16. La noche del Seder
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