Pninei Halajá

17. Maguid – se inicia la lectura de la Hagadá

Una vez que se partió la matzá del medio, el oficiante retira la servilleta que recubre la matzá superior, eleva las matzot y de ser posible la keará junto con ellas y mientras las enseña a los presentes dice: «Este es el pan de la pobreza» («Há lajmá aniá») y explica el significado de estas palabras. Al concluir el pasaje de «Há lajmá» quien dirige el Seder coloca nuevamente la keará y las matzot sobre la mesa (Shulján Aruj 473:6).

Entonces, se retira la keará de su lugar como si hubiéramos concluido el Seder para que los niños se sorprendan y pregunten: «¿por qué la quitan si aún no comimos?». En ese momento, a partir de esa sorpresa habrán de preguntar «má nishtaná» («en qué se diferencia esta noche de las demás») (Shulján Aruj 473:6). Hay quienes acostumbran que si los niños aún no preguntaron por qué se retiró la keará, continúan retirando más utensilios de la mesa hasta que lo hagan.

Una vez retirada la keará y antes de comenzar el recitado de «má nishtaná» se sirve la segunda copa para que toda la Hagadá, incluidas las preguntas que anteceden su lectura sean leídas junto a una copa de vino. Además, el hecho de que se sirva una segunda copa despierta la curiosidad de los niños, los cuales no están habituados a que en un día común se sirvan dos copas de vino antes de la comida.

Es preferible posponer el llenado de vino en las copas de los niños hasta el momento inmediatamente anterior a su ingestión, pues a los más pequeños les resulta difícil cuidar que el vino no se derrame durante el largo lapso de lectura de la Hagadá, y de volcarse sobre la mesa le causará a las presentes molestias y el esplendor de la fiesta se verá afectado, y como ya vimos, es menester honrar al Yom Tov con un mantel limpio y una mesa bien puesta.

Una vez que se hubo servido la segunda copa los niños preguntan «má nishtaná». Luego se devuelve la keará a la mesa para leer la Hagadá, mientras la matzá y el maror se encuentran ante nosotros y comenzamos a responder a los niños con el relato de la salida de Egipto. Ya aprendimos (capítulo 15) que el precepto de relatar el Éxodo es el tema central de toda la noche del Seder y el precepto más importante es el de contarle a los niños, y también en caso de no haberlos, es preceptivo narrar el Éxodo (15:1). Es además preceptivo comenzar el relato con una pregunta (15:3-4), y a cada hijo se le debe dar una explicación acorde a su capacidad de comprensión (15:5), por medio de un relato que comienza hablando negativamente acerca de nuestro pasado y termina con alabanzas a HaShem por la salvación («Potjím bi-Guenut u-mesayemím be-Shebaj») (15:7). La intención general de la noche del Seder es que por medio del relato de la salida de Egipto los niños aprendan cuál es el rol del pueblo de Israel en el mundo, apegarse a HaShem, cumplir con Sus preceptos, vivir en la tierra que prometió a nuestros ancestros y a nosotros, pregonar entre las naciones Su gloria y merecer la bendición y el Bien Divinos (15:6).

A los efectos de que seamos exactos en el relato de la salida de Egipto y no dejemos de lado ninguno de sus fundamentos, nuestros sabios redactaron un formato perfecto que es el de la Hagadá, y todo aquel que se extienda en el relato del Éxodo tras la conclusión del Seder es digno de elogio. Empero a la hora de leer la Hagadá es importante tener cuidado de no extenderse en demasía y no cansar ni a los comensales ni a los niños, pues leyendo solamente el texto de la Hagadá se cumple con excelencia el precepto de relatar el Éxodo.

16. La noche del Seder
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