Pninei Halajá

Shabat

13- Atar y desatar .

La labor de «atar» implica unir objetos amarrándolos y «desatar» es la labor de separarlos deshaciendo el nudo. A diferencia del caso de la labor de «coser» que une objetos blandos entre sí y los transforma en una unidad, o de la labor de «construir» que une objetos sólidos entre sí y los transforma en una unidad, la labor de «atar» permite conectar objetos sin transformarlos en una misma unidad.

Tal como vimos anteriormente (cap. 9 inc. 2), todas las labores que fueron prohibidas en Shabat tienen su origen en las labores que permitieron la erección del tabernáculo. En aquellos días era menester atar los hilos de las telas que se cortaban al ser tejidas y además era necesario hacer los nudos de las redes con las que se pescaban los moluscos de los que se extraía el color celeste –»Tjelet»- con el cual se teñían los hilos de las telas. A veces faltaba un hilo en una de las redes por lo que era necesario «desatar» uno de otra red (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 74(B). En el Talmud Jerosolimitano 15:1, allí los amoraítas debatieron respecto de si la Torá prohíbe o no atar las telas del tabernáculo y del patio a las estacas).

Existen cuatro niveles de nudos: a) Nudo firme y duradero que no se ha de desatar y está prohibido por la Torá, por ejemplo, los nudos del tefilín o el tzitzit. Es importante prestar atención en Shabat de no ajustar el nudo del tzitzit. b) Un nudo semipermanente, esto es, que está destinado a durar un período determinado, por ejemplo una semana, y está prohibido atarlo por decisión rabínica. Asimismo, está prohibido el nudo profesional aunque esté destinado a durar menos de una semana y se lo considera, en cierta forma, permanente – por lo que los sabios prohibieron atarlo en Shabat. c) Un nudo no profesional temporario destinado a durar menos de una semana se puede atar en Shabat. d) Nudos que son tan flojos al punto de que no se los considera como tales como en el caso del nudo de la corbata o un nudo simple, se los puede emplear para unir objetos aunque sea por un período prolongado.

Todo nudo que está prohibido atar por la Torá, el desatarlo estará prohibido por ésta, al tiempo que todo nudo que está prohibido por lo sabios atarlo – el desatarlo estará prohibido por estos. Asimismo, todo nudo que está permitido atar en Shabat estará permitido desatarlo. En el caso de un nudo que la halajá permite desatar, empero en la práctica es sumamente difícil hacerlo, se puede cortar el hilo o la cuerda con un cuchillo tomando la precaución de no ser visto por un lego en asuntos religiosos («am haaretz«), no sea cosa que en virtud de lo observado piense que se permite lo prohibido (Mishná Berurá 317:7).

14- Nudos prohibidos.

Está prohibido atar un nudo doble aún cuando se tenga la intención de desatarlo ese mismo día. Esto se debe a que se trata de un nudo fuerte que puede durar mucho tiempo, y por lo tanto se lo considera como nudo profesional (Shiltei Guiborim). Por ello, en opinión de algunos de los sabios medievales (Rif y Rambám) está prohibido rabínicamente atarlos aunque sea por poco tiempo. Esto se refiere a un nudo doble muy ajustado tal como aquél con  el que se atan los zapatos o la bolsa de la basura. Empero, una mujer tiene permitido atar con un nudo doble el pañuelo con el que cubre su cabeza ya que no acostumbra a ajustarlo fuertemente, y las mujeres que buscan cumplir con el precepto excelentemente acostumbran a abstenerse de hacerlo.

Si le ocurre a alguien que sus zapatos resultaron atados con un nudo doble, en caso de que no desatarlo le provoque pesar podrá hacerlo.

Está prohibido atar un nudo en un extremo del hilo o cordón, tal como se acostumbra  a hacer con un hilo de coser o con las extremidades del tzitzit. Esto se debe a que se lo considera nudo artesanal o profesional por lo que según la opinión de algunos de los juristas  atarlo por poco tiempo está prohibido rabínicamente y hacerlo de un modo permanente está prohibido por la Torá (Sefer Mitzvot Gadol, Ramá 317:1). De la misma forma, está prohibido atar una bolsa de nylon que contiene alimentos con un nudo simple muy ajustado, empero se permite atarla con un nudo de corbata o un nudo simple que una los dos bordes de la bolsa.

15- La moña  y el nudo simple.

La moña o corbata no se considera un nudo ya que tirando de uno de los extremos se abre. Incluso una moña sobre otra no se los considera «nudo» ya que ambas pueden abrirse de un solo tirón (Shulján Aruj 317:5, Mishná Berurá 29). Un nudo simple tampoco se considera «nudo» por cuanto que no resiste o perdura. Dado que estos dos anudamientos no entran en la categoría de nudo prohibido en Shabat, se les puede realizar aunque se tenga la intención de que perduren un tiempo prolongado.

Hay juristas que en el caso de un nudo simple sobre el cual se efectúa una moña (tal como muchos acostumbran a hacer con los cordones de sus zapatos) lo consideran como nudo simple nada más y lo permiten ya que éste no entra en la categoría de nudo prohibido, por lo que se puede efectuar uno sobre otro sin fin. Hay juristas más estrictos en esta materia que entienden que por cuanto que la sucesión de nudos los fortalece, se los debe considerar como nudo común que si se ata por menos de una semana se lo permite y a partir de una semana se lo prohíbe. Así es como se debe actuar en principio. Sin embargo, en el caso de un rollo de la Torá no es necesario ser estricto y se lo puede atar con un nudo y sobre este hacer una moña con la intención de que dure muchos meses.

En el caso de un nudo simple sobre el cual se hace una moña y encima otro nudo simple como se acostumbra a atar en los zapatos, se los considera como a un nudo común que si se lo ata pensando en que dure menos de una semana se lo permite y si la intención es que dure una semana o más se lo prohíbe. Hay quienes cumplen con excelencia y se abstienen de hacer tal nudo en Shabat.

En el caso de quien acostumbra atar y desatar la corbata que viste – podrá anudarla en Shabat. En cambio, quien al anudar su corbata acostumbra a hacerlo por un tiempo largo no podrá anudarla, y en caso de necesidad también podrá aflojarla en Shabat con la intención de deshacer el nudo al concluir el sagrado día.

16- Reglas varias.

Quien elabora una cuerda a partir de hilos (que se irán enhebrando) – trasgrede la prohibición de «atar» y quien reduce una cuerdas a sus hilos originales – trasgrede la de «desatar» (Rambám 10:8).

Está prohibido enhebrar una cadena de perlas no sea que se ate el hilo que las une. En el caso en que algunas perlas se hayan salido no se las puede devolver, no sea que se ate el hilo (Mishná Berurá 317:20). Empero, se permite que niños, como parte de su juego, enhebren cadenas que no están destinadas a perdurar puesto que el nudo con el que se las ata no es permanente (Shmirat Shabat Kehiljatá 16:22).

Hay quienes opinan que no se puede enhebrar el cordón de un zapato nuevo pues de esta manera se lo habilita para su uso, lo cual implica trasgredir la prohibición de «dar el último toque»(Ktzot HaShulján 146:3). Otros opinan que en el caso de un zapato viejo también se prohíbe enhebrarle un cordón (Mishná Berurá 317:18, Shmirat Shabat Kehiljatá 15:64). Otros son de la opinión que hoy en día se permite enhebrar los cordones en un par de zapatos nuevos, puesto que éstos traen actualmente orificios amplios por los que pasan fácilmente los cordones, por lo que hacerlo no se considera una labor (Iabía Omer IX 108:162). A los efectos de tomar en cuenta todas las opiniones es correcto enhebrar el cordón de un modo diferente al habitual, por ejemplo, salteándose parte de los orificios o enhebrando sólo los orificios superiores, de modo tal que al concluir el Shabat sea necesario hacerlo nuevamente de manera normal. Haciéndolo así, no se considera que se transformó a los zapatos en utensilios aptos para su uso (Shmirat Shabat Kehiljatá 15:64).

Se permite poner cinturón a un pantalón nuevo ya que no está destinado a permanecer en él de forma definitiva. Asimismo, se permite introducir un almohadón nuevo a la funda. Sin embargo, se prohíbe introducir un hilo o cinta a un vestido o pantalón nuevos si es que han de permanecer allí definitivamente, pues al hacerlo se está transformando a las prendas en aptas para su uso (Mishná Berurá 317:16, Shmirat Shabat Kehiljatá 15:66).

01 – La labor de «esquilar» («Gozez«).

La labor de esquilar implica la separación de aquello que crece sobre el cuerpo, como por ejemplo, cabello, uñas, callos o piel reseca; empero, quien corta en el cuerpo mismo provocando sangrado – transgrede la labor de «provocar una herida» o «Jovel» (adelante 20:9). A los efectos de erigir el tabernáculo se esquilaban ovejas para de su lana elaborar los hilos de los tejidos que lo recubrían. Asimismo, se retiraba el cabello de las pieles de «tejashim[1] para que estén lisas y aptas para recubrir el tabernáculo. Vemos que a veces se esquila a los efectos de obtener aquello que crece sobre el cuerpo, como en el caso de la lana que es necesaria para la elaboración de hilos,  y otras veces el esquilado es a los efectos de embellecer la piel o el  cuero (Ribash, Beur Halajá 340:1 ‘וחייב’).

A diferencia de la labor de «cosechar», la cual se prohíbe únicamente cuando se separa el vegetal de su raíz o fuente vital (adelante 19:6), en el caso de la labor de esquilar se prohíbe también cortar lana de la piel de un animal muerto, ya que aún en este caso obtenemos beneficio del esquilado. Por lo tanto, es necesario tener cuidado de no arrancar pelos de una piel natural o de una alfombra confeccionada a base de pieles (Mishná Berurá 340:5). En caso de que se arranquen los pelos de una piel a los efectos de obtener un beneficio, estamos ante una prohibición de la Torá, mientras que si se lo hace sin beneficio alguno la prohibición será de carácter rabínica.

Arrancar plumas de un ave entra también en la categoría de la labor de «esquilar». Sin embargo, se permite arrancar plumas de la piel de un pollo cocido, ya que tras la cocción se lo considera alimento, por lo que no se está ante la labor de «esquilar» (Aderet, Har Tzví Tal Harim Gozez 3).


[1]. Existen divergencias entre los comentaristas respecto de si el vocablo «tejash» se refiere al nombre de un animal colorido o al color con el que las pieles son pintadas (n. de t.).

02 – «Esquilar» y «provocar una herida» en el hombre.

Así como se prohíbe esquilar la lana de un animal, de la misma forma se prohíbe arrancar aquello que crece sobre el cuerpo del ser humano, como por ejemplo, cabellos, uñas, piel reseca y callos. Aquél que los corta en su manera habitual trasgrede una prohibición de la Torá, mientras que quien lo hace de un modo diferente («shinui«) – trasgrede una prohibición rabínica.

Por lo tanto, quien corta sus uñas mediante un instrumento – trasgrede la prohibición de la Torá, mientras que quien lo hace con sus dientes – trasgrede una prohibición rabínica (Rambám Shabat 9:8). Es correcto que la persona se acostumbre a no «comerse» las uñas, ya que amén de que no es educado, quien está acostumbrado a hacerlo podría hacerlo también en Shabat.

Asimismo, está prohibido cortar un callo. En caso de que este sea  reciente y no se haya resecado y se le corte con un instrumento – se trasgrede una prohibición de la Torá, mientras que si se lo hace de un modo diferente al habitual, con los dientes o con la mano – se trasgrede una prohibición rabínica. En caso de que el callo se haya secado y esté por caerse solo, aunque se le corte con un instrumento – se trasgrede únicamente una prohibición rabínica (Rambám allí, Shulján Aruj 340:2, Mishná Berurá 6).

Asimismo, está prohibido rascar el cuerpo y separar de este piel que comienza a descascararse. De la misma forma, está prohibido separar o retirar de los labios piel reseca, aún si se lo hace por medio de los dientes. Empero, se permite retirar pequeños trozos de piel reseca (como caspa) cuya conexión al cuerpo es ya exigua y se caen con facilidad.

Una uña que fue cortada en su mayoría, si causa dolor – se la puede retirar con la mano o los dientes. Esto se debe a que ya fue mayormente cortada y se la considera desprendida del cuerpo, por lo que la prohibición de separarla del cuerpo definitivamente es de carácter rabínico. En caso de provocar dolor, los sabios permitieron retirarla de un modo diferente al habitual (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 94(B), Shulján Aruj 328:31, Jaiei Adam 21:4).

Está prohibido rascarse una lastimadura de modo tal que sangre, ya que se está provocando una herida (ver adelante 20:9). Si bien quien se rasca no está interesado en que su lastimadura sangre, los sabios igualmente lo prohibieron (Mishná Berurá 316:30). Asimismo, está prohibido cepillarse los dientes si muy probablemente las encías sangren. Además, está prohibido succionar y tragar la sangre que sale de los dientes (Mishná Berurá 328:147, adelante halajá 7).

Está permitido extraer una espina que se clavó en la piel si se tiene cuidado de que no salga sangre. Si la espina provoca dolor, se la puede extraer aunque se sepa que la extracción causará sangrado, ya que en este caso el sangrado está prohibido rabínicamente y los sabios no lo prohibieron por tratarse de un caso de sufrimiento tal (Mishná Berurá 328:88).

Se permite retirar la sangre que coaguló sobre una herida, ya que a la hora de hacerlo no ha de sangrar.  Aquí no se trasgrede la prohibición de esquilar. El motivo de esto es que la cascarilla no creció a partir del cuerpo sino que es sangre de la herida que al salir se secó (Shulján Aruj 328:22).

03 – Cepillado del cabello y la confección de trenzas.

Está prohibido peinarse en Shabat,  ya que al hacerlo algunos cabellos son arrancados. En esta acción la persona obtiene un beneficio directo, pues las personas prefieren que el cabello que diariamente cae lo haga durante el peinado, para así evitar que esto afecte la pulcritud o la vestimenta durante la jornada. Dado que está prohibido peinarse, el cepillo es «Muktze» y está prohibido cargarlo (Shulján Aruj 303:27).

Sin embargo, quien desea acomodar un poco su cabellera puede hacerlo con cepillos especialmente blandos o peines con dientes bien separados entre sí, de modo tal que existan buenas probabilidades de que no se arranquen cabellos. Y en un caso así aunque algunos cabellos se desprendan – no se trasgrede prohibición alguna, ya que la intención original no es arrancar los cabellos y además la acción en cuestión no provoca indefectiblemente el desprendimiento. Este cepillo en cuestión no es «Muktze«. A los efectos de que no parezca que se utiliza un cepillo prohibido, es bueno tener uno especial para Shabat (ver Shmirat Shabat Kehiljatá 14:50).

Está permitido acariciar con moderación tanto la barba como la cabellera y está también permitido arreglarlas con los dedos y quitarles algún tipo de suciedad que pueda habérseles adherido, siempre y cuando se tenga cuidado de no arrancar cabellos. Asimismo, está permitido realizar una labor que es pasible de provocar el desprendimiento de cabellos por cuanto que no se tiene la intención de que esto ocurra. Quien esté acostumbrado a tocarse la barba de un modo tal que a veces puede provocar que algún cabello se desprenda – debe evitar hacerlo en Shabat.

Nuestros sabios prohibieron que una mujer haga una trenza en Shabat, ya que esta acción guarda similitud con la labor de «construir» («Melejet Boné»). Asimismo, prohibieron deshacer una trenza, ya que esta acción guarda similitud con la labor de «demoler» («Melejet Soter»). Está permitido recoger el cabello con un elástico ya que esto no implica la construcción de una estructura. Asimismo, está permitido hacer con las manos una raya al medio en la cabellera, mas no con peine o cepillo, ya que estos causan desprendimientos capilares (Shulján Aruj 303:26, Mishná Berurá 84).

De la misma manera, está prohibido hacer una trenza sobre una peluca ya que se asemeja a la labor de «tejer» («Oreg«), o deshacer la trenza en cuestión, ya que sería «deshilar» («Botzea«) que es la labor de deshacer un tejido (Mishná Berurá 303:82, Sha´ar Hatziún 71). Es correcto no peinar los cabellos de una peluca, mas está permitido alisarlosmediante un cepillo blando para evitar que cabellos se arranquen (Shmirat Shabat Kehiljatá 14:52). Si el cabello de la peluca se enredó, al punto de que no se puede salir de la casa vistiéndola, está prohibido arreglarla con la mano pues estaríamos ante la labor de «dar el golpe final» («Maké Bepatish«) (Ktzot HaShulján 143, Badei HaShulján 6).

Está prohibido rabínicamente hacer bucles con el cabello y para los hombres específicamente enrollar las «peot«, pues esto es similar a la labor de «construir». Asimismo está prohibido deshacerlos por tratarse de la labor de «demoler». Sin embargo, si las «peot» estaban previamente onduladas se las puede continuar rizando manualmente aunque esto refuerce los bucles, ya que no se está construyendo una nueva estructura (Tiferet Israel Shabat 10: Iajín 35, ver en Ktzot HaShulján 146 Badei HaShulján 21).

Está también prohibido fijar el peinado o el cabello mediante spray o aceite pues se asemeja a la labor de «construir» (Ribash tal como se cita en Beur Halajá 303:27 ‘לחוף’). Está asimismo prohibido hacer lo mismo con una peluca (Shmirat Shabat Kehiljatá 14:56). Empero, una mujer puede rociar tanto su cuerpo como su cabellera con perfumes (Mishná Berurá128:23, Shmirat Shabat Kehiljatá 14:56-57).

04 – El maquillado del rostro.

Una de las treinta y nueve labores prohibidas en Shabat es la de «colorear» («Tzviá«) (tal como se explicará adelante 18:5). De acuerdo a la Torá, no se puede colorear con pintura que perdura largo tiempo sobre una superficie que conservará el color también por largo tiempo. Los sabios agregaron la prohibición de colorear con una pintura que no perdura, así como hacerlo sobre una superficie que no conservará el color prolongadamente, por ejemplo, en el caso de las mujeres que se maquillan y colorean su cutis por lapsos breves. Por lo tanto, está prohibido pintar con delineador azul alrededor de los ojos así como también se prohíbe aplicar rubor sobre las mejillas, pintar los labios con color o aplicar sobre estos un lápiz labial transparente para que les confiera brillo. De la misma manera, está prohibido aplicar esmalte sobre las uñas aun siendo transparente, pues el brillo se considera color. Si bien está prohibido maquillarse, es permitido retirar el maquillaje con agua o algodón. De todas maneras, no se debe usar algodón empapado en agua para evitar la prohibición de «escurrir».

Asimismo, está prohibido aplicar una capa de «make up» sobre el rostro. Esta prohibición es de mayor gravedad que el simple maquillaje, pues además de trasgredir la prohibición rabínica de «colorear» se trasgrede la prohibición de la Torá de «untar» («Memareaj«) una crema sobre la piel, pues alisa las arrugas (ver en la próxima halajá).

Sin embargo, está permitido esparcir «poudre» blanco o de color pues carece de un componente adherente, ya que la prohibición de «colorear» aplica únicamente sobre un producto de color que adhiere a la piel, mas si está sobre el rostro sin estar adherido no hay prohibición (Igrot Moshé Oraj Jaím 1:14, Iejavé Da´at 4:28). Hay quienes son más rigurosos y tampoco permiten aplicar estos polvos (Maharam de Brisk 1:23, Beit Israel 56). Dado que se trata de una discusión respecto de una ley rabínica, se sigue la opinión más flexible.

La prohibición de maquillarse es de las más difíciles de cumplir. Para una mujer que está acostumbrada a maquillarse a diario es muy difícil abstenerse de hacerlo en Shabat, pues justamente en este día nos vestimos con ropas festivas y las mujeres procuran lucir de la mejor manera. Sin embargo, si se contempla desde una perspectiva más profunda, podríamos quizás decir que justamente esa es la cuestión central del Shabat la santidad y el reposo. Reposo de la tensión propia de los días de la semana en los que realizamos nuestro mayor esfuerzo por vernos mejor de como realmente nos vemos, para así estar acorde a los estrictos estándares de belleza exterior. Mediante el Shabat y el refuerzo de nuestra fe en la Divina Providencia que este día conlleva, debemos obtener el reposo, verdadero fruto de la aceptación interior de la realidad tal cual es y de la belleza natural,  la cual realzamos mediante joyas y vestimentas. Ese es el deleite del Shabat.

De todas maneras, es tanto posible como apropiado el maquillarse antes de Shabat, y sobre esto dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Avodá Zará 3(A)): «Quien se esmeró en la víspera de Shabat comerá en Shabat». Esto implica que es nuestro deber mejorar y sofisticar el mundo durante los días de la semana y prepararlo para el Shabat, y así poder captar más cabalmente la completitud de la Luz Divina. Empero, si previo a Shabat no pudimos prepararnos por completo y, por ejemplo, no pudimos maquillarnos en la víspera para que dure todo el día, una vez iniciado el sagrado día debemos aceptar la realidad tal cual es con tranquilidad y alegría. Justamente, en virtud de esta aceptación es que podemos seguir mejorando el mundo durante los días hábiles.

05 – La aplicación de aceites  y perfumes así como también el untado de cremas y pomadas.

Está permitido aplicar aceite sobre las manos y el cuerpo por placer, como lo hacen comúnmente las personas. Asimismo una mujer tiene permitido aplicar sobre su cuerpo y cabello aceite aromático. Sin embargo, los sabios prohibieron perfumar las vestimentas  pues de esa manera las prendas adquieren y dan aroma, lo cual es algo nuevo que previamente no existía y similar a la realización de una labor (Talmud Babilonio Tratado de Beitzá 23(A), Beit Iosef y Ramá 511:4). Sin embargo, se permite perfumar el cuerpo y el cabello, ya que el aroma es secundario respecto a estos y no se considera que se esté generando algo nuevo.

Si bien está permitido masajear el cuerpo con aceite, se prohíbe aplicar una crema para evitar la prohibición de «untar» («Memareaj«) que se deriva de la labor de «alisar» («Memajek«) (ver adelante 18:6). El objetivo de la labor de «alisar» es la de aplicar el producto en cuestión de manera pareja sobre un cuerpo u objeto a fin de suavizarlo.

Por lo tanto, está prohibido untarse cremas o pomadas sobre la piel ya que al hacerlo se alisa el producto sobre el cutis. No es válido argüir que el objetivo final de la aplicación de la crema es que esta se absorba en el cuerpo y no extenderla de modo parejo sobre él. Aún cuando se desea que el producto se absorba en la piel estamos interesados en que algo del producto se mantenga en la superficie cutánea para obtener también un efecto suavizante; y por ende estamos ante la prohibición de «untar». En cambio, si la crema es líquida y al verterla sobre una superficie se esparce sobre la misma, no estamos ante la prohibición de «untar» y se la puede aplicar sobre el cuerpo.

Se puede aplicar sobre el cuerpo un líquido repelente de mosquitos, empero, si el producto en cuestión es sólido, no se lo podrá esparcir sobre el cuerpo por tratarse de la prohibición de «untar».

Quien sufre de dolores no puede aplicar sobre su cuerpo un aceite medicinal, y una persona sana tampoco puede hacerlo por placer, ya que nuestros sabios decretaron que en Shabat no se lleven a cabo prácticas médicas. Sin embargo, si los dolores provocan un sufrimiento de importancia, se permite aplicar sobre el cuerpo aceite medicinal. Si se trata de un aceite que personas sanas también utilizan, dado que no se percibe como acción médica lo puede emplear también quien padece de dolores (Shulján Aruj 327:1, adelante 28:4-5). La normativa referente a masajes, tanto  profesionales como amateurs, se explicará más adelante (28:13).

06 – Jabón líquido o sólido y el uso de toallitas.

Está permitido lavarse las manos con jabón líquido, empero, se acostumbra adoptar una actitud más estricta en el caso del jabón espeso o sólido. Esto obedece a dos razones: la primera, el uso de jabón sólido o espeso se percibe o visualiza como la realización de la labor de «alisar», ya que al emplearlo se suaviza su superficie, mientras que al emplear jabón espeso se lo «unta» sobre las manos y el rostro; la segunda, el uso de jabón se asemeja a la creación de algo nuevo ya que tanto el sólido como el espeso se transforman así en líquidos. Si bien por la base mínima de la ley («Meikar Hadin») la mayoría de los juristas no lo prohíbe, dado que no se tiene la intención de alisar la pastilla de jabón y lo que se desprende con el lavado se asimila al agua y no se ve como algo nuevo; de todas maneras, dado que se asemeja a la acción de «untar» y la de crear algo nuevo («molid«) la mayoría de los judíos acostumbran a ser estrictos y no emplearlos. Quienes actúan de modo más flexible, usando jabón sólido, tienen juristas en los cuales apoyarse.

Un jabón espeso que si se coloca sobre una superficie se expande hacia los costados se lo considera líquido, y según todas las opiniones se puede emplear. En caso de duda respecto de si el jabón es espeso o líquido – se puede optar por la actitud flexible.

Se pueden emplear toallitas húmedas a los efectos de limpiar a un bebé, así como sitios sucios en el cuerpo o lugares diversos como una mesa o piso etc. Hay juristas que son estrictos en esta cuestión y no autorizan su uso pues opinan que el empleo de toallitas implica «escurrir» («Sjitá») ya al querer secar se las presiona y la humedad se escurre hacia afuera de la mismas, lo cual es beneficioso a los efectos de limpiar. Sin embargo, la opinión flexible es la principal, ya que las toallitas se utilizan para limpiar mediante la humedad exterior que estas poseen, sin que medie la intención de «escurrirlas» a los efectos de mojar la superficie sobre la cual se las aplica, pues si se quisiese que la toallita esté muy húmeda se la mojaría  en la canilla o llave del agua. Mientras las toallitas permanecen húmedas no se escurre agua de las mismas y no se trasgrede nada. En caso de que salgan de las toallitas unas gotas de agua – no se trata de una trasgresión ya que no se hizo intencionalmente.

Tal como aprendimos (ver arriba 13:11) en el caso de quien evacuó y no tiene forma de limpiarse sin rasgar o cortar papel higiénico, los sabios le autorizan a trasgredir una prohibición rabínica a los efectos de evitar una situación vergonzante. Siendo así podrá cortar el papel de un modo diferente al habitual, como por ejemplo, tensándolo mediante los codos. Asimismo, en caso de necesidad se permite humedecer el papel higiénico con agua a los efectos de mejorar sus facultades higiénicas, a condición de que no tenga la intención de «escurrir» agua del papel sino únicamente beneficiarse de su humedad superficial.

07 – Lavado de dientes y pasta dentífrica.

Se permite lavar los dientes en Shabat así como también usar enjuague bucal para limpiarlos y evitar el mal aliento. Empero, en el caso de la pasta dentífrica lo correcto es abstenerse de usarla tal como en el caso del jabón (sólido o espeso).

Si bien hay juristas que prohíben cepillarse los dientes en Shabat por temor a que se «escurra» el cepillo, sangren las encías o se quiebre el cepillo, en la práctica la idea más aceptada es que se puede, salvo en caso de que haya certeza en cuanto a que las encías han de sangrar.

Se permite enjuagar el cepillo de dientes en agua tras el aseo dental tal como se hace a diario. Aunque no se tenga la intención de volver a emplear el cepillo en Shabat, el enjuagado no se considera preparativo sabático para la semana ya que se trata de una acción rutinaria que no conlleva esfuerzo alguno. Además, quitar la suciedad del cepillo es una necesidad del Shabat por cuanto que de hallarse sucio produce una sensación de repugnancia (ver Mishná Berurá 667:6, adelante 22:16).

Se permite emplear un escarbadientes (Shulján Aruj 322:4) y cuando se carece de uno se puede usar un fósforo o cerillo. Si bien el fósforo es «Muktzé» por tratarse de un utensilio para labor prohibida, se lo puede mover si es para uso corporal (ver adelante 23:7). De todas maneras, es importante recordar que no se permite afilar el fósforo a los efectos de usarlo como escarbadientes, pues implicaría trasgredir una prohibición de la Torá.

Se permite pegar dientes postizos a encías mediante un polvo dental ya que esta adhesión será por tiempo breve y por lo tanto no implica quebrar una prohibición (Har Tzví, Tzitz Eliezer 15:25, Yalkut Iosef 314:17. A diferencia de Shmirat Shabat Kehiljatá 14:40 que tiene una opinión más estricta).

08 – Aseo personal en Shabat

Los sabios prohibieron lavar el cuerpo con agua caliente en Shabat ya que había personas que sentían tal atracción por hacerlo que calentaban agua en el día de Shabat trasgrediendo así las prohibiciones de «encender fuego» y «cocinar». Cuando eran reprendidas, argüían que el agua había sido calentada en víspera de Shabat. Por lo tanto, los sabios prohibieron lavar el cuerpo en Shabat con agua calentada en la víspera. Sin embargo, se puede lavar una parte limitada de este cuerpo con agua caliente ya que mientras evitamos hacerlo a la mayor parte de este, tenemos una motivación menor para calentar agua y no se teme que quebremos la prohibición de la Torá. Aunque lavemos cada miembro por separado, igualmente está prohibido lavar la mayor parte del cuerpo con agua caliente (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 40(A), Shulján Aruj 326:1).

Ya vimos (ver arriba 10:24) que se permite usar el agua caliente que se encuentra en el calentador eléctrico, a condición que ello no provoque el calentamiento de agua suplementaria. Asimismo, aprendimos (10:25) que en opinión de muchos juristas se puede emplear el agua que se calentó en Shabat en el calefón solar. Se puede lavar con esta agua caliente las manos y el rostro así como también partes limitadas del cuerpo, empero, no se puede lavar la mayor parte de este en virtud de la prohibición rabínica.

La prohibición de lavar el cuerpo se refiere específicamente a  hacerlo con agua caliente, empero con agua tibia o fría cuya temperatura es inferior a la corporal (36.5 grados Celsius) se lo puede lavar en su totalidad[2]. Se permite también abrir la llave del agua caliente para que el agua no esté fría, con la condición de que esta acción no provoque que agua fría ingrese al calentador y se caliente (como se vio arriba 10:24-25).

Además, es necesario saber que la prohibición de lavar el cuerpo con agua caliente aplica a situaciones normales, empero, en el caso de quien sufre intensamente por no poder lavar todo su cuerpo con agua caliente, podrá hacerlo siempre y cuando el agua se haya calentado antes de Shabat o con calentador solar (Rabí Akiva Iguer, Beur Halajá 326:1).

Quien se baña en Shabat debe tener la precaución de no escurrir su cabello con las manos, tanto durante el aseo como tras él. Empero, se permite secar el pelo con una toalla, ya que como no tenemos interés de que el agua que sale del cabello ingrese en la toalla, no se está ante la prohibición de «escurrir». Una mujer que está habituada a peinarse después de bañarse, debe tener precaución de no lavar su cabello en Shabat para no caer en la prohibición de «peinar» (arriba halajá 3).

Además, nuestros sabios advirtieron que quien se baña en el río, manantial o sitio carente de «Eruv», al salir del agua debe sacudir el líquido elemento adherido a su cuerpo para no transportarlo cuatro codos. No es necesario que la persona en cuestión se seque por completo, sino que alcanza con que quite o retire el agua en abundancia que se escurre por su cuerpo. Sin embargo, no se decretó sobre quien se moja por efecto de la lluvia para que no transite por el dominio público por cuanto que generalmente se trata de poca agua y aunque a veces la precipitación es copiosa, dado que sobreviene contra la voluntad de la persona no se aplicó criterio estricto (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 141(A), Beit Iosef Shulján Aruj 326:7, Turei Zahav 2).


[2]. Aunque debemos notar que hay quienes son más rigurosos y prohíben hacerlo aun con aguas templadas (Beit Meir, Rabí Akiva Eiguer, Jatám sofer), pero, dado que la prohibición es de carácter rabínico, cuando se hace necesario podemos apoyarnos en los que alivianan el tema

09 – Nadar y sumergirse en la «Mikvé» en Shabat.

Los sabios prohibieron nadar en Shabat no sea que en virtud de ello las personas terminen construyendo botes. Todo aquel que despega sus pies del fondo del agua y flota se considera que nada, empero si no lo hace, entra en la categoría de quien toma un baño y esto se permite (Talmud Babilonio Tratado de Beitzá 36(B), ídem Shabat 40(B), Shulján Aruj 339:2). Por la base de la ley, los sabios no prohibieron nadar en una  piscina o alberca bordeada por un muro que detiene el agua y se encuentra dentro de un patio cercado, pues en un caso así no se teme que las personas se aboquen a la construcción de un bote o transporten agua fuera de los límites del «Eruv». De todas maneras, hoy día que nadar se ha transformado en uno de los esparcimientos favoritos de los días de semana, debe prohibirse nadar en una alberca o piscina por tratarse de actividades características de los días hábiles «uvdin de jol«. Además, se teme que tras el chapuzón las personas escurran su traje de baño, y tampoco corresponde perder el tiempo libre de Shabat en recreación sino que debe ser destinado al estudio de la Torá.

Se permite realizar una inmersión en Shabat a los efectos de purificarse. Sin embargo, los sabios prohibieron sumergir utensilios en el día sagrado por cuanto que esta acción se percibe como la reparación de los mismos, ya que tras ésta se permite emplearlos. Se permite realizar una inmersión en la «Mikvé» en Shabat por cuanto que como se puede tomar un baño con agua fría se puede también realizar una inmersión en aras de purificarse, ya que esta acción no se percibe como una reparación o una puesta a punto (Talmud Babilonio Tratado de Beitzá 18(A), Shulján Aruj 326:8). Inclusive, de acuerdo a la usanza ashkenazí que en virtud de ciertos temores se acostumbra a no bañarse con agua fría en Shabat, si se trata de una inmersión o lavado preceptivos no se aplica el criterio riguroso (Ramá Ioré Deá 197:2). Por lo tanto, hombres que acostumbran ir a la «Mikvé» como acto de pietismo («jasidut»), acostumbran a hacerlo también en Shabat.

Los juristas debatieron respecto de si la prohibición rabínica de bañarse en Shabat con agua caliente recae también sobre la inmersión en la «Mikvé». Hay quienes sostienen que los sabios no decretaron la prohibición sobre inmersiones preceptivas por lo que se permite hacerlo si el agua fue climatizada de un modo permitido (Korbán Netanel). Otros opinan que la prohibición rabínica aplica también sobre la inmersión en la «Mikvé», y por lo tanto se prohíbe hacerlo con agua caliente (Nodá Biehudá). Muchos acostumbraron adoptar la opinión más flexible realizando inmersiones con agua climatizada. Aquellos que quieran seguir la opinión más estricta, deben tener cuidado de que la temperatura del agua sea inferior a la corporal, pues según todas las opiniones se permite tomar un baño en Shabat con agua tibia y mucho más si se trata de una inmersión preceptiva.

01 – Las reglas generales de «construir», «demoler» y dar «el toque o martillazo final»

La labor de «construir» es aquella por medio de la cual se erigió el Tabernáculo. Esta labor incluye el allanamiento del terreno para ubicar sobre este el santuario y para que las personas puedan transitar cómodamente por el patio del sagrado recinto. Además, incluye la instalación de las paredes del tabernáculo y su techado y el cercado del patio antes mencionado.

Todo aquel que construye aunque algo mínimo sobre un terreno o una casa, o les agregue algo – trasgrede la prohibición de la Torá de «construir». Por lo tanto, si había un pequeño orificio en la pared y fue tapado, o si había un pequeño pozo en el suelo del patio y fue rellenado,  si se agregó sobre la pared cemento o revoque, o si se agregó agua al hormigón para endurecerlo – trasgredió la prohibición de la Torá (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 102(B), 73(B)).

Toda acción prohibida en el marco de la labor de «construir» implica la prohibición de la acción contraria en el marco de la labor de «demoler», siempre y cuando la demolición reporte algún beneficio. Empero, la demolición con el mero fin de destruir está prohibida rabínicamente. ¿Qué demolición reporta beneficio? Aquella que se realiza a los efectos de volver a construir mejor, la excavación de un pozo en la tierra a los efectos de colocar cimientos y la perforación de un orificio en la pared para atornillar en su interior un tornillo (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 31(B), Rambám 10:15).

Cuando el mero acto de demoler reporta un beneficio, aunque no sea a los efectos de volver a construir, se trasgrede la prohibición de «construir». Por ejemplo: cuando se quita el cemento sobrante adherido al suelo o a la pared, o cuando se excava un pozo para ocultar objetos y si se perfora un orificio en la pared para almacenar objetos (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 102(B)).

Otra labor vinculada a la construcción de casas o elaboración de utensilios es la de dar «el toque final» («Maké Bepatish«), que implica la terminación de los mismos. Por ejemplo, tras concluir la construcción de una casa a veces quedan piedras que sobresalen de la pared y se las golpea con un martillo para enderezarla. Asimismo, tras elaborar un utensilio metálico, a veces quedan prominencias las cuales eran golpeadas con un martillo para alisarlas. Esta labor posee derivaciones tales como la reparación de utensilios con desperfectos y el mejoramiento de otros ya terminados. Otra derivación es hacer una ventana en la pared para que ingresen luz y aire (Rambám 10:16). En algunos casos, la Guemará discute (Shabat 102(B)) respecto de si diferentes labores están prohibidas por tratarse de «construir» o de «dar el toque final». No nos habremos de explayar en este asunto ya que la finalidad de este libro es aprender qué está permitido y   qué está prohibido, tanto por la Torá como por los sabios.

La Torá prohíbe elaborar quesos en Shabat porque durante el proceso las diferentes partes del mismo se conglomeran y unifican, lo cual es típico de «construir» (Rambám 7:6). Asimismo, está prohibido hacer una bola o un  muñeco de nieve, mas como estos no perduran, la prohibición es de carácter rabínica.

02 – La labor de «construir» sobre terreno y las limitantes a la misma.

Tal como vimos, en el marco de la labor de «construir» se prohíbe alisar un terreno para que sea cómodo caminar sobre este, colocar en él sillas o bancos y para que se pueda construir. Por lo tanto, quien retira del terreno un montículo o protuberancia o rellena un pozo – trasgrede la prohibición de la Torá de «construir».

No se permite esparcir arena o pedregullo para cubrir el lodo de  un patio anegado por la lluvia, ya que como lo acostumbrado es dejarlos en el lugar, la acción se asemeja a la labor de alisar el terreno y entonces se trata de «construir». Empero, se permite esparcir heno sobre la superficie en cuestión, ya que como se trata de forraje o alimento animal, no se tiene la intención de que permanezca en el sitio. Esto es posible a condición de que se realice de un modo diferente al habitual («Shinui«), como, por ejemplo, si se transporta el heno sobre el reverso del balde, ya que de no ser así el esparcido se ve como una acción cotidiana («Maasé Shel Jol«) (Talmud Babilonio Tratado de Eruvín 104(A), Shulján Aruj 313:10).

Se permite cubrir excremento o saliva con arena por cuanto que no se tiene la intención de reparar el patio sino únicamente cubrir la suciedad (Talmud Babilonio Tratado de Beitzá 8(B), Mishná Berurá 313:55). Si se cayó aceite sobre la vereda o el piso de la casa se lo puede cubrir con arena para evitar resbalones, a condición de que la arena haya sido previamente preparada para este fin y por lo tanto, no es «Muktzé» (ver adelante 23:3). Igualmente, se permite esparcir sal sobre el hielo para evitar resbalones (Shmirat Shabat Kehiljatá 25:10).

No se permite barrer el suelo del patio para evitar que se cubran pozos pequeños y se trasgreda la prohibición de la Torá, pero se permite hacerlo si la superficie está embaldosada.

En el caso de quien se le adhiere barro a sus zapatos no los habrá de restregar sobre el suelo a fin de no rellenar pequeños hoyos (Shulján Aruj 302:6). Hay juristas que no temen esto y permiten hacerlo (Ramá, Tur Zahav). Quien desee optar por la opinión más flexible está en su derecho, al tiempo que es bueno optar por la opinión más estricta. A priori, se permite restregar zapatos enlodados sobre un cepillo, sobre baldosas y sobre piedras (Mishná Berurá 302:28).

No se debe restregar con el zapato saliva que se encuentra sobre el suelo o sobre la tierra para evitar emparejar o  rellenar pequeños hoyos. Quien quiera reducir su mala sensación tiene permitido pisar la saliva caminando normalmente sobre la misma, a condición de que no tenga la intención de esparcirla o rellenar pequeños pozos (Shulján Aruj 316:11).

No se debe jugar a «la bolita» sobre un suelo de tierra, por temor a que se emparejen pequeños hoyos para permitir a las canicas rodar sobre una superficie lisa. Asimismo, se prohíbe jugar sobre un suelo de tierra cualquier juego que requiera de una superficie completamente llana, por temor a que se emparejen los pequeños pozos. Incluso si se trata de un suelo embaldosado, no se permite jugar sobre este no sea que luego se lo haga sobre suelo de tierra (Shulján Aruj 338:5, Mishná Berurá 20, Mishná Berurá 308:158). Sin embargo, se permite jugar sobre el suelo de la casa ya que hoy día la mayoría de los hogares poseen piso de baldosas, y no se teme que esto lleve a jugar fuera de la casa sobre un suelo no embaldosado (Shmirat Shabat Kehiljatá 16:5).

Los niños tienen permitido jugar con arena fina y seca que fue colocada en un cajón o armario destinado a juegos, ya que mientras esté seca no se le puede cavar pozos ya que la arena vuelve a rellenar los vacíos. Empero, si la arena está húmeda, por cuanto que es pasible de que se le excaven pozos pequeños – no se permite jugar sobre ella (Mishná Berurá 308:143). Está prohibido mojar la arena por transgredirse la prohibición de «amasar» («Lishá«) (Mishná Berurá 321:50). Si la arena no está destinada a jugar es «Muktzé» y se prohíbe jugar con esta (Shulján Aruj 308:38, Mishná Berurá 144).

03 – Instalación de objetos en la casa o sobre el suelo.

Quien instala de modo permanente objetos que son para algún beneficio, trasgrede la prohibición de la Torá de «construir»; y quien desarma o desinstala estos mismos objetos realiza la labor de «demoler». Incluso, si la conexión no está del todo ajustada y se puede instalar o desinstalar fácilmente, como en el caso de ventanas que se pueden colocar o retirar de sus bisagras o rieles, también se está trasgrediendo. Esto se debe a que al ser colocadas las ventanas en cuestión se transforman en parte integral de la casa, por lo que quien las instala o retira trasgrede una prohibición de la Torá. Por lo tanto, si en la habitación hace calor no se pueden retirar las ventanas (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 122(B), Shulján Aruj 308, Mishná Berurá 39). Asimismo, está prohibido colocar o retirar el filtro que va instalado en la canilla, los tubitos o cánulas de goma que van conectados a la canilla o la bombita de luz que va enroscada en su base, ya que en todos estos casos se trata de conexiones permanentes. Quien clava un clavo en la pared o pega sobre esta un gancho de plástico – trasgrede una prohibición de la Torá por tratarse de conexiones permanentes (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 103(A), Mishná Berurá 314:8).

Igualmente, está prohibido colocar los ganchos de la cortina en el riel o colgar la cortina de los ganchos que están conectados al riel. Tampoco se puede conectar el palo de la cortina a los ganchos que sobresalen de la pared. Si bien en todos estos casos se trata de conexiones flojas o no excesivamente ajustadas, dado que están conectadas al edificio – están prohibidas por la Torá. Empero, cuando no hay conexión entre el gancho y el palo sino que simplemente se coloca uno sobre el otro o uno dentro del otro, de modo tal que el palo se mueve con facilidad, se permite el ensamblado. Asimismo, se permite hacer pasar los nudos o aros de la cortina por el palo en cuestión.

Si el objeto que se conecta a la casa o al suelo no perdura largo tiempo la prohibición es de índole rabínica. Por ejemplo, pegar un gancho de plástico a la pared mediante vacío ya que no dura mucho tiempo instalado está prohibido rabínicamente.

Todas las cosas que se prohíbe conectar o instalar, si están desatornillados se prohíbe reforzarlos. Por lo tanto, está prohibido ajustar el tornillo de una canilla y la manija de una puerta o armario que se desajustaron.

Sin embargo, objetos que no se conectan o incorporan a la casa pasando a formar parte de la misma, no hay prohibición de colocarlos o retirarlos. Por ejemplo, se permite colgar un cuadro pues no se trata de parte integral de la pared. Si la ventana se rompió y se filtra dentro de la casa viento frio, se puede colocar sobre la misma una tela para tapar el acceso del frío, ya que la tela en cuestión no forma parte de la pared sino que es colocada temporariamente (Mishná Berurá 313:3, 315:7, Shmirat Shabat Kehiljatá 23:41 y 44). Asimismo, se permite pegar papeles al refrigerador mediante imanes pues estos no forman parte del mismo. También se permite colocar un filtro en la boca de la canilla, introducir o retirar una ficha del enchufe, ya que no se consideran parte del enchufe y por ende no se está ante las labores de «construir» o «demoler».

Obviamente, se permite abrir y cerrar puertas, ventanas y canillas, incluso si se trata de una puerta que no se acostumbra abrir o una llave general que no se acostumbra cerrar, ya que siguen siendo parte del edificio y este es el modo natural de usarlos, por lo que no se realiza la labor de «construir» o «demoler». Se permite también abrir y cerrar un toldo o techo plegable del balcón que está conectado a ejes o se mueve sobre un riel ya que se lo considera como una ventana (Ramá 626:3).

La manija de la puerta que se cayó de su sitio no se la puede ajustar mediante un clavo de modo tal que ambas manijas (de ambos lados) se conecten una con la otra, por tratarse de una prohibición de la Torá. Si se devuelve la manija a su sitio sin ajustarla con un clavo, conectando a ambas manijas de ambos lados una con la otra, por cuanto que se trata de una conexión temporal, está prohibida rabínicamente. Empero, se permite regresar la manija de un lado de la puerta lo cual no se considera siquiera conexión temporal por cuanto que la manija carece de sostén alguno. Empero, en este caso se teme que la persona se olvide y posteriormente fije la manija con clavos, por lo que se debe colocar la manija de un modo diferente al habitual, hacia arriba o hacia abajo, tal que no se tema que alguien pueda reforzar su conexión. En el caso de una manija que comenzó a desprenderse de su conexión con la manija del otro lado, no se la puede devolver a su sitio.

04 – «Armar una carpa»: la prohibición de la Torá y la prohibición rabínica.

La labor de «armar una carpa» se deriva («toladá«) de la labor de «construir». A diferencia de esta última en la cual se conectan diferentes componentes tales como piedras, maderas, cemento  y hierro para construir una casa o un utensilio, al armar una carpa no se conectan los diferentes componentes sino que se erige algo que separa un lugar en varias partes. El techo de una carpa separa entre el cielo y los habitantes de la tienda protegiéndolos del sol y la lluvia, un tabique separa entre diferentes sitios y también protege del viento. Por lo tanto, quien arma en Shabat una carpa a base de sábanas u otros materiales que no son aptos para la construcción, aunque no ate ningún nudo ni clave o ajuste clavo o tornillo alguno sino que empleó únicamente nudos moña o ganchos y si la carpa se erige de un modo estable que le permite durar varios días (por lo menos ocho) se considera que se trata de una carpa permanente y por ende se trasgredió la prohibición de la Torá. Incluso, si sólo se armó un techo o un tabique o si sólo agregó a estos un palmo – igualmente se trasgredió la prohibición de la Torá (Prí Megadim, Mishbetzot Zahav 8, Mishná Berurá 315:1, Sha´ar Hatziún 6).

La Torá prohíbe armar una carpa permanente que dure en pie varios días; mientras que los sabios agregaron la prohibición de armar una carpa temporaria. Por lo tanto, está prohibido extender un mosquitero sobre la cama, tanto por cuestiones de recato como para proteger de los mosquitos.

Dado que la parte principal de una carpa es su techo, se prohíbe toda instalación de uno que sea temporario, para cubrir a quienes se encuentran debajo de este, aunque su ancho sea solamente de un palmo. Empero, se permite erigir un tabique temporario como por ejemplo, entre hombres y mujeres que acuden a una clase de Torá. Solamente se prohíbe erigir un tabique que habilita a la Sucá y al Eruv («Mejitzá Hamateret«). Por ejemplo, si una Sucá posee únicamente dos paredes, no se permite erigir una tercera, aunque sea temporaria por cuanto que este tabique resulta ser habilitante  y transforma la Sucá en apta para su uso. Asimismo, está prohibido erigir un tabique temporario para cubrir un hueco en el «Eruv» pues lo habilita como apto (Shulján Aruj 315:1, adelante 29:8).

La prohibición de los sabios de «armar una carpa» temporaria aplica a cuando se erige una nueva, empero, se permite hacer un agregado temporal a una ya existente. Por lo tanto, aquellos que quieren extender una lona en el jardín para tener sombra, que extiendan un palmo de la misma en la víspera de Shabat, y de ese modo les estará permitido continuar extendiéndola durante el día sagrado. En caso de existir en ese sitio un pedazo de techo permanente, se puede extender en Shabat una lona a modo de techo temporario a partir de este. Asimismo, se permite retirar en Shabat lo agregado en ese día (Shulján Aruj 315:2, Mishná Berurá 38).

Si la lona no se comenzó a extender antes de Shabat pero unida a esta hay una cuerda destinada a jalarla y extenderla, se considera a la cuerda como inicio de la extensión de la lona y en Shabat se permite continuar extendiéndola (Mishná Berurá 315:37).

Se permite abrir y cerrar un toldo o el techo corredizo de un balcón conectado a bisagras o sobre un riel pues no se lo considera como el «armado de una carpa» sino como la apertura o cerrado de una puerta (Ramá 626:3). Asimismo, se permite abrir una sombrilla que está fija en el patio.

Se puede abrir y cerrar en Shabat un cochecito de bebés al que se le ensambla o conecta un techito con bisagras. Dado que está permitido abrirlo, se lo considera como el inicio de una carpa, por lo que se puede continuar extendiéndolo mediante un nylon para que proteja a todo el coche (Shmirat Shabat Kehiljatá 24:13).

05 – Reglas referentes a la carpa.

Tal como vimos, los sabios también prohibieron armar una carpa temporaria, lo cual incluye la prohibición de colocar sobre dos columnas una tabla ancha  o extender una lona para protegerse del sol o la lluvia. Sin embargo, cuando las columnas en cuestión no son permanentes, es permitido «armar la carpa» en un orden significativamente diferente al habitual. Esto obedece al hecho de que los sabios prohibieron armar una carpa tal como se lo hace habitualmente, esto es, colocar primero las columnas o tabiques y posteriormente encima de estos el techo. Sin embargo, permitieron «armar una carpa» temporaria en un orden diferente al habitual, de modo tal que primero se suspenda el techo en el aire y luego se coloquen bajo este los tabiques o columnas. Comúnmente, se requiere de la ayuda de otra persona a los efectos de realizar esta acción (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 43(B), Shulján Aruj 311:6, explicación del Gaón de Vilna (Beur HaGrá) allí).

Esta es la norma que aplica respecto de los juegos infantiles. Niños que llegaron a la edad en la que se les comienza a instruir en el cumplimiento de los preceptos («Guil Jinuj«) tienen prohibido extender una manta sobre sillas para así armar una carpa y jugar bajo ésta, empero, tienen permitido extender primero la manta en el aire y luego colocar las sillas que la sostengan. Asimismo, está prohibido armar, con piezas de «Lego», una casa o un garaje que mida un mínimo de un palmo por un palmo, empero, se permite si primeramente se sostiene el techo y luego se incorporan las paredes debajo.

Así como está prohibido armar una carpa temporaria, también se prohíbe desarmarla, y tal como se permite armar una carpa temporaria en un orden inverso al habitual se permite también desarmarla de ese modo, esto es, retirando primero los tabiques o columnas  y luego el techo (Shmirat Shabat Kehiljhatá 24:22).

Cuando no se tiene la intención de erigir una carpa para permanecer bajo esta, pero en la práctica resulta que se forma una y se obtiene beneficio del espacio interior formado, se prohíbe armarla en esa forma. Por ejemplo, se prohíbe colocar un barril de vino sobre otros dos  ya que se tiene el beneficio de que circule el aire entre los mismos para que no se calienten y el vino no se estropee. Por lo tanto, se trata de una carpa temporaria con dos barriles haciendo de tabiques o paredes y el barril superior fungiendo como techo. Sin embargo, nuestros sabios permitieron colocarlos en un orden inverso al habitual, esto es, que una persona sostenga en el aire el barril superior y luego se coloquen los dos inferiores.

Cuando se desea colocar la tabla de una mesa sobre columnas, si estas carecen de un grosor mínimo de un palmo (7.6 cm.) no se las considera tabique o pared de apoyo por lo que se permite colocarlas primeramente y luego sobre estos la tabla en cuestión. En caso de que el grosor de las columnas sea de un palmo se las considera como paredes o tabiques, por lo que se debe primeramente sostener la tabla en el aire y luego colocar bajo esta las columnas para su sostén. Cuando se abre una cuna plegable se pueden colocar tanto la tabla como el colchón en su modo habitual, ya que no hay una pared o tabique bajo estos y no se tiene beneficio del espacio que allí se forma.

Se permite abrir un cochecito de bebés, una mesa, silla  y cama plegables y un corralito, ya que allí todo está ya hecho y conectado desde víspera de Shabat y luego simplemente se los despliega (Shulján Aruj 315:5).

No se permite cubrir un barril muy grande (de casi un metro de diámetro), pues esta acción se asemeja al armado de una carpa. Esto es así a condición de que se genere un espacio mínimo de un palmo (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 139(B), Shulján Aruj 315:13). Si la tapa del barril tiene un mango, entonces no se ve como una carpa sino como la tapa de un recipiente y se lo puede cubrir (Shmirat Shabat Kehiljatá 24 observación 72).

Se permite invertir un recipiente grande y colocarlo sobre alimentos para preservarlos del calor y las moscas, ya que a esta acción no se la considera como «armado de una carpa». Asimismo, se permite dar vuelta un sofá así como un sillón de modo tal que bajo el mismo se forme un espacio, ya que invertir un mueble no entra en la definición de armado de carpa (Beur Halajá 315:5 ‘כסא’).

En opinión de numerosos juristas, está prohibido usar en Shabat un sombrero de ala dura de un palmo de ancho ya que se lo considera como el armado de una carpa temporaria. Si bien según esta opinión está permitido protegerse del sol mediante un abanico y también extender un talit sobre un novio que sube a la Torá, dado que el sombrero está fijo sobre la cabeza y no se mueve, se considera a esta situación como similar al armado de una carpa temporaria (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 138(B), Rabenu Jananel, Rambám, Shulján Aruj 301:40). Se acostumbra a ser flexible respecto del uso de sombrero negro ya que se viste por respeto y no a los efectos de generar sombra; además es posible que el ala no sea tan dura (Mishná Berurá 301:151. Quizás se basan en Rashí que entiende que no aplica la prohibición de armado de carpa al sombrero, solamente se teme que en caso de que sople el viento se lo termine  transportando).

Es una costumbre en Israel el prohibir  el uso de paraguas pues se asemeja a una carpa (ver Beur Halajá 315:8, ‘טפח’, Shmirat Shabat Kehiljatá 24:15).

06 – Lo prohibido y lo permitido en el área de los utensilios.

Así como se prohíbe construir o demoler en una casa, sobre el suelo y en una carpa, también se prohíbe la elaboración y destrucción de utensilios. Por lo tanto, está prohibido insertar el mango de un martillo o de una escoba. Si se lo inserta de modo permanente – se trasgrede la prohibición de la Torá y si la inserción es temporaria – se trasgrede una prohibición rabínica (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 102(B), Shulján Aruj 313:9, 313:6). Asimismo, la Torá prohíbe armar una cama o una mesa mediante clavos, tornillos o pegamento, ya que se trata de una adhesión completa y permanente. También se prohíbe colocar la pata de una silla o de una mesa que se salió. Tampoco se puede ajustar un soporte de goma bajo la pata de una silla o una mesa, ni retirarlo.

Los sabios no sólo prohibieron reparar un utensilio, sino que por miedo a que la persona olvide que es Shabat, prohibieron tocarlo o moverlo. Por ejemplo, en el caso de un banco al que se le salió  una pata, no se lo puede mover para colocar el lado carente de patas sobre otro banco. Empero, si la reparación es complicada o si ya se empleó el banco en cuestión de esa forma antes del Shabat, no se teme que la persona se olvide y lo repare en Shabat – por lo que se lo puede mover (Shulján Aruj 313:8, Ramá 308:16, Mishná Berurá 69, Shmirat Shabat Kehiljatá 20:44).

En Shabat se permite usar utensilios que requieren de atornillado, como por ejemplo, la tapa de un frasco,  la de un salero, la de una olla a presión, una cadenita decorativa que se cierra mediante atornillado o el uso de un largavista o catalejo que se enfoca mediante el giro de sus componentes, ya que ese es el modo habitual de uso y por ende la apertura o cierre del atornillado no se considera labor. Sin embargo, está prohibido destornillar algo fijo que no se acostumbra a abrir o cerrar para su uso habitual, como por ejemplo el mango de la tapa de una olla (Sha´ar Hatziún 313:32, para Maguén Abraham la prohibición es de la Torá y para el Tur Zahav es rabínica).

En el caso de un «stender» que para subir o bajar su altura requiere aflojar una rosca, modificar la altura y volver a ajustarla, la mayoría de los juristas considera que se lo puede subir o bajar ya que ese es el modo habitual de empleo del mismo, y en cada uno de los momentos del cambio el «stender» continúa siendo apto para su uso (Aruj HaShulján 8:9, citando a Rabí Shlomo Zalman Oierbaj y Rabí Iosef Shalom Eliashiv, Yalkut Iosef 314:2).

Se permite cambiar la posición de un cochecito de bebé del modo acostado a sentado y viceversa, si el movimiento se realiza mediante ejes o bisagras. Empero, si a los efectos de modificar la posición es necesario aflojar tornillos que sujetan la cuna en el modo acostado, y retirarla para luego atornillar una sillita para el modo sentado, esto se prohíbe pues se trata de una conexión fuerte que no se modifica asiduamente (Shmirat Shabat Kehiljatá 28:50).

07 – ¿Qué tipo de ensamble y desarmado de utensilios está permitido?

Existe una diferencia entre el armado de partes para la construcción de una casa al que es necesario para elaborar un utensilio. En el primer caso, dado que se trata de la construcción de una casa permanente se prohíbe adjuntarle partes, aunque sea mediante junturas laxas; y de la misma forma está prohibido desarmarla o demolerla. Por ejemplo, está prohibido instalar una ventana sobre sus bisagras aunque se trate de una labor sencilla o liviana y la conexión a las bisagras no sea firme, ya que la ventana queda incorporada a la casa. Es necesario saber que un armario que puede contener cuarenta «seá» (1x1x3 codos, el codo mide 45.6 cm.) entra en la categoría de casa, por lo que está prohibido realizarle una conexión o ensamblarle algo aunque esta sea laxa (Ramá 314:1).

Empero, en el caso de utensilios, por cuanto que son de naturaleza más temporaria, se los puede ensamblar mediante una conexión no permanente que no requiere de una especial habilidad o fuerza. Por lo tanto, se permite armar y desarmar una cama de las que se ensamblan y desarman todos los días como las de los viajeros y sus junturas no son fuertes (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 47(a) y (B), Shulján Aruj 313:6). Asimismo, se permite retirar la puerta de un utensilio que se arma y desarma fácilmente como en el caso de una que gira sobre bisagras. Según el criterio básico de la ley se puede instalar o colocar una puerta sobre las bisagras, empero, si estas están conectadas al utensilio mediante clavos o similares esto se prohíbe rabínicamente ya que se teme que se refuercen los clavos de modo que la juntura sea  permanente, y de esa forma se trasgreda la prohibición de la Torá. Solamente en caso de que no sea posible reforzar las bisagras, si por ejemplo, estas son parte integral del utensilio, se permite ensamblar la puerta en cuestión (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 122(B), Shulján Aruj 308:9).

La regla general indica que está prohibido, rabínicamente, ensamblar un utensilio que se acostumbra a armar de modo definitivo aunque se hagan junturas flojas, no sea que, por olvido, las junturas sean ajustadas y el ensamble sea permanente, trasgrediendo así la prohibición de la Torá. Empero, se puede armar y desarmar un utensilio que se ensambla fácilmente y de modo temporario, ya que no se teme que, por error, sea ensamblado de modo permanente transgrediéndose así la prohibición de la Torá. Por lo tanto, se permite alargar una mesa agregando una tabla destinada a ese fin así como también acortarla retirando la tabla en cuestión, dado que las tablas están ensambladas de modo temporario. De la misma forma, se puede armar y desarmar en Shabat la bandeja de la silla del bebé ya que la articulación no es fuerte.

Según esto, en opinión de muchos juristas el armar y desarmar con los bloques de «Lego» no implica la labor prohibida de «construir» y «demoler», ya que los ensambles no son ni fuertes ni permanentes, y las junturas están a priori  destinadas a ser desarmadas (Tzitz Eliezer 13:31, Iejavé Da´at 2:55, en Shmirat Shabat Kehiljatá 16:19 se adopta una actitud más estricta).

Algunos sabios de las últimas generaciones escribieron que está prohibido hacer figuras mediante el doblado de papel, como por ejemplo, barquitos o aviones, así como también prohíben plegar las servilletas de formas especiales pues esto se asemeja a la labor de «construir» (Rabí Shlomó Zalman Oierbaj, Shmirat Shabat Kehiljatá 11:41, 16:21). Hay juristas que lo permiten, pues estas acciones no entran en la categoría de la labor de «construir», por tratarse de objetos no duraderos que serán desechados rápidamente (Ribebot Efraim I citando al Rav Fainstein). Quien adopta en esta cuestión una actitud flexible tiene juristas en quienes apoyarse, y quien adopte una actitud estricta será bendecido. En caso de que sean niños quienes hagan las figuras – se puede ser flexible a priori.

08 – ¿Cuándo se pueden reparar utensilios descompuestos?

Hay utensilios que desde un inicio tienen todas sus juntas firmes, empero, a veces con el correr del tiempo éstas se aflojan. En caso de que las personas estén acostumbradas a emplearlos con las junturas flojas – no hay prohibición de ensamblarlos o desarmarlos. Esto se debe a que como ya se han habituado a usarlos de esa manera, no se teme que vayan a reforzarlos  con clavos o pegamento y por lo tanto no está prohibido ensamblarlos. Como vimos anteriormente, ensamblar o conectar un utensilio de manera débil no se considera «construir» (ver Ramá 308:16, Shulján Aruj 313:6).

Por lo tanto, si se salió una ruedita de una cuna, en caso de que se acostumbre a devolverla a su sitio sin ajustarla esto está permitido. Otro tanto ocurre con las gomas que se colocan bajo las patas de sillas o mesas, si su conexión es floja y se salen – se las puede devolver a su sitio. Asimismo, si a una muñeca se le sale una pierna, si la juntura es fuerte no se la puede devolver a su sitio pero si la juntura es débil – está permitido.

Si los brazos de los lentes se caen, no se permite devolverlos a su sitio mediante atornillado, ya que esta juntura se suele ajustar fuertemente. Tampoco se puede devolver el brazo de manera floja por temor a que por olvido se lo ajuste – y se trasgreda así la prohibición de la Torá. En caso de que se pierda el tornillo ya no se teme que la persona ajuste el brazo del armazón, por lo que se lo puede devolver a su sitio mediante un alfiler de gancho o similar por cuanto que se trata de una conexión floja (Shulján Shelomó 314:11:2).

En el caso del lente que se desprende del armazón, si para devolverlo a su sitio es necesario emplear un tornillo que puede ser ajustado fuertemente, no se permite devolverlo flojamente no sea que por descuido se atornille fuertemente. Empero, en caso de que no exista tornillo alguno en el lugar, sino que el armazón se dilató lo cual a veces provoca la caída del lente, se le puede devolver. En este caso no se teme que la persona repare el lente de modo permanente puesto que para ello se requiere de la intervención de un profesional (Menujat Ahavá III 23:35, Orjot Shabat 8:49-50).

En el caso de una cucharita, cuchillo o brazo de armazón de lentes que se doblaron levemente, no se los puede enderezar con la mano porque se trata de la labor de «dar el toque final» (Maguén Abraham 340:11, Mishná Berurá 509 incisos 1 y 7).

No se considera «construir» a la acción de estirar el resorte de un autito de juguete para que se mueva, a condición de que esto no provoque el encendido de luces o active ruidos (Shmirat Shabat Kehiljatá 16:14).

Se permite inflar un colchón, una almohada o una rueda de goma si ya fueron inflados alguna vez en el pasado. Dado que está permitido inflarlos se lo puede hacer del modo habitual, esto es, mediante un inflador manual. Empero, se prohíbe inflarlos por primera vez  pues en opinión de muchos juristas el primer inflado los transforma en utensilios. Se prohíbe inflar un globo aunque sea por segunda vez, no sea que se lo ate. Empero, se permite si se trata de un globo que tiene tapón de cierre y no se lo debe atar y además ya fue inflado en el pasado (Shmirat Shabat Kehiljatá 15:89, 16:7, 34:24).

09 – El aseo del suelo y reparaciones en el hogar.

Cuando el suelo está sucio y resulta deshonroso para el Shabat que permanezca en ese estado, se permite barrerlo con escoba. Empero, en el caso de un patio no embaldosado se prohíbe barrer por temor a que se emparejen o rellenen pequeños hoyos y se trasgreda la prohibición de «construir» (arriba halajá 2).

Se prohíbe lavar con agua un piso embaldosado ya que esto no es necesario para honrar al Shabat. Además, se temió que, por error,  también se lave con agua un piso de tierra y se rellenen o emparejen pequeños pozos, trasgrediendo así la prohibición de «construir» (Shulján Aruj 337:3, Mishná Berurá 3). Si se volcó abundante agua sobre el suelo – se la puede retirar mediante el uso de un lampazo (Shmirat Shabat Kehiljatá 23:7).

Cuando un sector específico del piso se ensució notablemente, por ejemplo, si se volcó jugo, se permite verter agua en el sitio y limpiarlo con un lampazo o absorber el líquido mediante una toalla o cualquier objeto que no se tema que puedan «escurrir» («Sjitá«) (Rabí Shlomo Zalman Oierbaj, Shmirat Shabat Kehiljatá 23 observación 30, Yalkut Iosef 337:2). Cuando todo el piso se ha ensuciado mucho, quien adopta la postura más flexible y vierte agua sobre él para retirar la suciedad con un trapo, tiene juristas en quienes respaldarse (Or LeTzión 43:8).

Cuando han crecido hierbas y tapan un conducto destinado a actuar como desagüe del techo, provocando entonces que el agua se acumule en él y comience a gotear dentro de la casa, los sabios permitieron pisarlas para así aplastarlas y permitir el drenaje del líquido. Si bien una reparación de un modo no habitual está prohibida rabínicamente por cuanto que se trata de un daño material importante, esta acción realizada de un modo diferente al acostumbrado está permitida (Talmud Babilonio Tratado de Ktuvot 60(A), Shulján Aruj 336:9).

Según esta idea hay juristas que prohibieron destapar un caño mediante un «plomero» o «sopapa» («pompa» en hebreo), puesto que lo que se permitió es destapar de un modo diferente al habitual y el empleo de la «sopapa» implica destapar del modo acostumbrado, por lo que la Torá prohíbe hacerlo y no se debe flexibilizar la actitud aunque se trate de una emergencia (Iabía Omer 5:33, Rabí Shlomó Iosef Eliashiv). Por otra parte, hay juristas que lo permitieron, ya que una obstrucción que se libera mediante el uso de un «plomero» o «sopapa» de goma no se trata de una obstrucción absoluta, por lo que liberarla no implica trasgredir la prohibición de «reparar». Además, la reparación no tiene lugar en el tubo propiamente dicho sino que se trata de retirar suciedad acumulada que lo obstruye (Minjat Itzjak 5:75, Rabí Shlomo Zalman Oierbaj, Shmirat Shabat Kehiljatá 12:18, MeNoam Elimelej III 24:29). En la práctica, en caso de necesidad apremiante es correcto que dos personas sostengan conjuntamente la «sopapa» de goma y liberen la obstrucción, ya que de ese modo, también en opinión de los juristas más rigurosos, la prohibición es de carácter rabínico y en caso de duda en aquello derivado de los sabios, se opta por la opinión más flexible («halajá kemekel»).

Según todas las opiniones está prohibido liberar la obstrucción por medio de herramientas profesionales como, por ejemplo, el «desatascador de lavabo». Asimismo, la Torá prohíbe desarmar la cañería que se encuentra debajo de la pileta o fregadero para vaciar los residuos acumulados y volver a armarla.

Se permite vaciar la suciedad acumulada en el filtro de la pileta o fregadero sin que medie necesidad de hacerlo de un modo diferente al habitual, ya que no se trata de una reparación sino simplemente de retirar suciedad (Shulján Aruj 308:34, Shmirat Shabat Kehiljatá 12:17, ver adelante 22:12).

Está prohibido aceitar la bisagra ruidosa de una puerta o las ruedas de  una carreta, ya que de esta manera se está reparando un utensilio (Shmirat Shabat Kehiljatá 23:43, 28:53). Una media que comenzó a deshilacharse (se le corre «una malla en la media») no se permite adherirle esmalte o jabón al sitio en cuestión para evitar que la rotura continúe progresando, pues se estaría reforzando la media (Shmirat Shabat Kehiljatá 15:77).

10 – Cortar a medida («Mejatej«).

La labor de cortar a medida es aquella por medio de la cual se puede crear o construir, a partir de diferentes materiales, tanto casas como utensilios y vestimenta, entre otros. Si se quiere confeccionar una prenda a base de cuero, este debe ser cortado primeramente según las medidas necesarias. Si se desea construir una casa, primeramente se deben cortar, a medida, las piedras, hierros y tablas de madera necesarios a medida. Si se quiere hacer una ventana, se debe primeramente cortar el vidrio. La regla general es que todo aquel que corta algo en Shabat según una medida específica – trasgrede la prohibición de la Torá de «cortar a medida» («Mejatej«). Asimismo, la Torá prohíbe cortar la parte blanda de la pluma para elaborar almohadas o colchas, pues se trata de un corte que requiere exactitud para separar la parte blanda de la dura (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 74(B)). Esta es la diferencia entre la labor de «cortar a medida» y la de «rasgar» («Korea«), puesto que en esta última lo principal radica en separar dos partes mientras que  «cortar a medida» se centra en hacerlo con exactitud, para elaborar algo a partir de las diferentes partes,.

La prohibición de «cortar a medida» no recae sobre alimentos, por lo tanto, se permite cortar un pastel en porciones iguales y trazar marcas sobre la cáscara de una naranja a los efectos de pelarla. Un supositorio o una pastilla usados por personas enfermas se consideran como un alimento por lo que se permite partirlos a la mitad siguiendo la ranura marcada en ellos (Shmirat Shabat Kehiljatá 33:4).

Algo que es comestible para un animal ingresa en la categoría de alimento, por lo que no recae sobre este la prohibición de «cortar a medida». Por lo tanto, se permite cortar paja o heno con cuchillo y obtener un palito – y separar por su intermedio los dientes. Empero, está prohibido obtener un palillo y escarbadientes para la higiene dental a partir de una rama dura ya que no es comestible para un animal y se incurre en la trasgresión de «cortar a medida». En este caso, quien obtiene el palillo en cuestión mediante un utensilio trasgrede la prohibición de la Torá; y quien lo obtiene manualmente, trasgrede únicamente una prohibición rabínica por cuanto que lo hizo de un modo diferente al habitual (Talmud Babilonio Tratado de Beitzá 33(A) y (B), Rambám 11:7, Shulján Aruj 322:4, Mishná Berurá 13:18).

Se permite tomar ramas aromáticas arrancadas antes de Shabat, desmocharlas y triturarlas para que expidan su aroma. Asimismo, se permite cortarlas para que más personas puedan disfrutar del perfume. Aunque las ramas en cuestión sean duras y no comestibles para un animal, no se prohíbe cortarlas por cuanto que la medida no es importante en este corte. El permiso de cortar depende de que se lleve a cabo con la mano, puesto que si se hace mediante utensilios se teme que por olvido se elabore un escarbadientes y se trasgreda la prohibición de la Torá (Beitzá ídem, Shulján Aruj 322:5, Mishná Berurá 17-18, Ramá 336:8).

11 – La apertura de latas de conservas.

Se permite abrir latas de conservas en Shabat a los efectos de ingerir su contenido; debido a que estas fueron elaboradas para ser usadas una sola vez, carecen de la importancia de un recipiente y se las considera cual cáscaras de nueces. Por lo tanto, así como se permite quebrar una cáscara de nuez para comer el fruto, de la misma forma se permite abrir una lata de conservas para ingerir su contenido.

Estudiamos en la Mishná (Shabat 146:1) que «se puede quebrar un barril a los efectos de ingerir pasas de higos siempre y cuando no se tenga la intención de elaborar un recipiente» con este. Muchos explicaron que se trata de un barril de mala calidad («mustaki«) destinado a ser usado una sola vez, y dado que carece de importancia resulta secundario respecto de su contenido, tal como la cáscara de nuez es secundaria respecto del fruto. Por lo tanto, se permite quebrar el barril para ingerir las pasas de higo. El barril se rompía tratando de evitar que las pasas de higo se desparramen, siendo la  ruptura por la parte superior y los frutos permanecían en su interior hasta que se terminaban de consumir. Sin embargo, los sabios establecieron una condición: «siempre y cuando no se tenga la intención de elaborar un recipiente», esto es, si al barril se le hace una apertura prolija y se lo prepara para almacenar otras cosas – se trata de la elaboración de un utensilio y se trasgrede una prohibición (Shulján Aruj 314:1).

Lo mismo ocurre con la lata de conservas. Se permite abrirla en Shabat para ingerir su contenido, y aunque pasen varios días hasta que este sea totalmente consumido, el recipiente carece de importancia por cuanto que ni bien esté vacío será arrojado a la basura. En cambio quien tiene la intención de introducir en el interior de la lata otros alimentos, no la podrá abrir en Shabat pues al hacerlo estará tornándola apta para su uso.

Hay juristas que tomaron una actitud más estricta y no permiten abrir una lata de conservas en Shabat, aunque se tenga la intención de arrojarla a la basura tras el consumo de su contenido, por cuanto que en la práctica la lata abierta es  apta para almacenar otros alimentos y quien la abre la transforma en recipiente (Jazón Ish 51:11). Sin embargo, en la práctica, la halajá es de acuerdo a la opinión más flexible por cuanto que se trata de empaques o envolturas diseñadas para ser usadas una sola vez, y por lo tanto no hay prohibición de abrirlas. Quien quiera adoptar una actitud más estricta, que abra las latas en víspera de Shabat y si necesita abrirlas el sábado que las vacíe ni bien las abra.

12 – La apertura de bolsas de leche o paquetes de azúcar.

Se permite abrir la tapa adherida a los vasitos de productos lácteos. Asimismo, se permite rasgar las envolturas de galletas o chocolates ya que el papel envoltorio está destinado a ser usado una sola vez, por lo que resulta secundario respecto del alimento contenido. Lo mismo con la cáscara de la naranja que es secundaria respecto del fruto y por lo tanto se la puede cortar o pelar.

De la misma forma, se permite efectuar un orificio en la bolsa de la leche para poder servirla; abrir la etiqueta que abre el paquete de azúcar y abrir una bolsa de dulces, caramelos o demás alimentos.

Los sabios permitían cortar en Shabat cestos elaborados a partir de hojas de palmera destinados a contener los dátiles hasta que maduren. Esto obedece a que el cesto es un recipiente carente de importancia y totalmente secundario al alimento contenido. Por lo tanto, así como se permite cortar la cáscara de un fruto, de la misma forma se permite cortar una cesta para extraer los dátiles de su interior (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 146(A), KolBó, Shulján Aruj 314:8).

Hay juristas que adoptaron una actitud más estricta y prohibieron hacer un orificio de apertura en la bolsa que envuelve a un alimento si este ha de permanecer un tiempo más en el interior del empaque, como en el caso de las bolsas de leche o los paquetes de azúcar. Esto se debe a que si tenemos la intención de hacer un orificio de apertura prolijo por medio del cual se pueda extraer el contenido, resulta que el orificio implica una elaboración o reparación y no una destrucción del recipiente (Jazón Ish 51:10). Según esta opinión, la única manera de abrir una bolsa o paquete es mediante su completa destrucción y pasaje del contenido a otro recipiente.

En la práctica, la halajá es de acuerdo a la opinión más flexible pues estas bolsas carecen de importancia y son tiradas a la basura ni bien el contenido es terminado, por lo que se permite efectuarles un orificio que facilite el consumo y usar las bolsas en cuestión hasta su vaciado.

Además, es menester recordar que al momento de rasgar la bolsa es importante tener cuidado de no cortar letras. De todas maneras, en caso de necesidad se permite abrir la bolsa aunque algunas letras sean cortadas (ver adelante 18:3).

Se permite rasgar envoltorios que contienen otros productos necesarios para Shabat, como por ejemplo pañuelos de papel y paquetes de pañales. Sin embargo, como se habrá de usar el paquete más adelante, en este  caso es bueno hacer una abertura peor que la acostumbrada en días de la semana. Según la opinión más estricta, es necesario romper el envoltorio de modo tal que no sirva más como tal. La halajá es conforme la opinión más flexible.

13 – La apertura de botellas

Surgió un debate respecto de la apertura de botellas de vino que poseen tapón metálico. Hay quienes prohibieron hacerlo pues previo a la apertura el tapón era solamente una cobertura y una vez abierto y separado del anillo metálico que permanece adherido a la botella se transforma en un utensilio, esto es, en un tapón enroscable que sirve para abrir o cerrar la botella (Rabí Shlomo Zalman Oierbaj).

En opinión de la mayoría de los juristas es permitido abrir un tapón metálico sin temor, ya que antes de la apertura se lo consideraba cobertura y la acción de abrirlo no genera un nuevo utensilio. El hecho de ser separado del anillo metálico que permanece adherido al cuello de la botella se asemeja a quebrar la cáscara de una nuez para ingerir el fruto. Además, esto está permitido ya que no se tiene la intención de elaborar un tapón sino únicamente abrir una botella, aunque en el camino se halla creado un tapón enroscable.

Si bien quien quiere adoptar una actitud flexible puede hacerlo, y así actúan muchas personas. A priori, es bueno tomar en cuenta las opiniones más rigurosas y abrir las botellas antes de Shabat. Otra solución posible es guardar tapones viejos para las botellas que se abren en Shabat, y los tapones que se acaban de abrir – botarlos de inmediato a la basura. Dado que en la práctica no se tiene la intención de darle uso a los tapones abiertos en Shabat, los de opinión rigurosa han de reconocer en que no hay prohibición alguna en la apertura.

En caso de que no se hayan guardado tapones ni se hayan abierto las botellas de vino antes de Shabat, quienes toman en cuenta las opiniones más estrictas, suelen primeramente efectuar un orificio en el tapón y recién después lo abren por lo que no se lo puede considerar utensilio pues no puede ser ya un buen tapón (Shmirat Shabat Kehiljatá 9:18). En opinión de los juristas más flexibles es mejor abrir el vino sin efectuar un orificio en el tapón.

Respecto de los tapones de plástico, aún la mayoría de los juristas que suelen ser más rigurosos, coinciden en que no hay prohibición de abrirlos por cuanto que previo a la primera apertura son considerados simplemente tapones, y el abrirlos no los transforma en un utensilio (ídem 9:21), por lo tanto esta es la idea aceptada. Asimismo, se permite abrir un tapón de corcho mediante un saca corchos.

14 – La apertura de latas de bebida y la separación de vasitos de plástico de los productos lácteos.

Hay quienes prohíben abrir la lengüeta de metal de las latas de bebida pues temen que se trasgreda la prohibición de «construir», ya que al retirarla se obtiene un orificio prolijo que sirve para beber. Asimismo, estos juristas temen que se trasgreda la prohibición de «cortar a medida» ya que al retirar la lengüeta se realiza un corte exacto.

Sin embargo, muchos juristas lo permiten pues la lata está destinada a ser usada una sola vez, por lo que retirar la lengüeta no conlleva la elaboración de un recipiente o utensilio sino que se asemeja a quebrar un barril para extraer el vino que está en su interior. Según esta opinión tampoco se está ante la prohibición de «cortar a medida» pues esta aplica únicamente si se corta según medida exacta, empero, cuando no importa dónde se corta y toda la finalidad es realizar un orificio que permita la salida del líquido contenido, se permite efectuar el orificio más cómodo, o sea, retirar la lengüeta.

 

Quien quiera adoptar la actitud flexible puede hacerlo, y quien quiera adoptar la opinión más estricta que no beba por el orificio obtenido mediante el retiro de la lengüeta sino que habrá de verter el líquido en un vaso de modo tal que evidencie que no tiene interés en efectuar un orificio en la lata. Quien quiera adoptar una actitud aún más estricta ha de tener cuidado de retirar la lengüeta  mas no hasta el final, menos de lo acostumbrado durante la semana. De esta manera el corte no se realiza hasta el final y la lata no es apta para un uso decoroso.

Surgió la duda si se pueden separar los vasos de plástico de los productos lácteos que vienen unidos por una juntura blanda y separables mediante presión.

Hay juristas que opinan que dado que se los quiere separar en el sitio previamente marcado se trasgrede la prohibición de «cortar a medida». Además, estos juristas temen que se realice la labor del «toque final» pues mediante la separación se transforman en aptos para su uso.

Otros juristas adoptaron una actitud más flexible ya que únicamente cuando se requiere de un corte exacto nos encontramos ante la prohibición de «cortar a medida», mientras que en este caso lo que se busca es separar los vasos el uno del otro sin que importe dónde exactamente se ha de efectuar el corte. Tampoco se trata de dar el «toque final» ya que los vasitos ya estaban listos con anterioridad y la separación solamente implica retirar un impedimento exterior.

En la práctica, quien quiera conducirse según la opinión flexible tiene juristas en los cuales apoyarse, y quien adopte una actitud más estricta será bendecido. Lo más correcto es separar los vasos antes de Shabat.

1 – La labor de encender y apagar un fuego.

La Torá nos dice (Shemot 20:10): «pero el día séptimo, Shabat, lo consagrarás al Eterno tu D´s y ese día no harás labor alguna», lo cual, tal como lo explicaron los sabios, se refiere a la prohibición de las treinta y nueve labores que fueron necesarias para erigir el Tabernáculo. Si bien la labor de encender fuego está incluida entre estas, ya que era necesaria para elaborar las tinturas con las que se tiñeron los tejidos que recubrían el tabernáculo, de todas maneras la Torá la menciona explícitamente, tal como está escrito (Shemot 35:3): «No encenderéis fuego en vuestras moradas en día de Shabat». Nuestros sabios se preguntaron por qué razón fue necesario mencionar esta labor de modo específico, Rabí Natán respondió que  si bien todas las treinta y nueve labores están incluidas en la misma prohibición, la Torá menciona una puntualmente para enseñarnos que cada una de estas se considera una trasgresión en sí misma, tal que quien realiza varias labores sin intención debe luego ofrendar un sacrificio expiatorio por cada una de ellas (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 70(A)).

Mediante el enorme poder del fuego, el Hombre puede dominar las fuerzas de la naturaleza y hacerlas obrar en su beneficio. Mediante el fuego el Hombre creó utensilios metálicos, mejoró su alimentación y posteriormente elaboró poderosas maquinarias. Quizás por esta razón, la labor de encendido de fuego fue escogida de entre todas como ejemplo que expresa la enorme capacidad humana de actuar en pos del mejoramiento del mundo. Sin embargo, en Shabat, cada judío debe descansar y elevarse por encima de toda labor creativa, recordar al Eterno que nos sacó de la tierra de Egipto y deleitarse en el sagrado día mediante el estudio de la Torá y la ingestión de las comidas especiales.

Según la regla de que ‘todo aquel que destruye está exento de trasgresión’ (ídem 105(B)), una  persona que rasga una vestidura o quiebra un recipiente involuntariamente  está exento de ofrendar un sacrificio expiatorio («jatát»). Ahora bien, quien destruye en Shabat trasgrede una prohibición rabínica y no una de la Torá, por lo que surge la pregunta de ¿por qué encender fuego es una prohibición de la Torá si en toda combustión el combustible se destruye? La respuesta radica en que mientras el beneficio obtenido  del calor generado por la combustión, tanto sea  calefaccionando la casa como iluminando con la vela supera la pérdida del combustible, se trata de una labor creativa y no destructiva (Rambám Shabat 12:1, ver Kesef Mishné).

02 – Detalles de la labor de encendido de fuego.

Quien enciende cualquier tipo de fuego por necesidad trasgrede una prohibición de la Torá. No hay diferencia alguna si el fuego se encendió mediante el frotar de dos piedras, mediante una lupa que concentra los rayos solares sobre la paja, eléctricamente o mediante un fósforo, o si el fuego se va a encender mediante aceite, querosén o electricidad. Si se tuvo la intención de obtener fuego y se obtuvo – se trasgredió una prohibición de la Torá.

Empero, quien genera chispas insignificantes no trasgrede la prohibición de la Torá y si las chispas se generaron involuntariamente – no hay prohibición alguna. Por lo tanto, en Shabat se permite usar prendas de tejido sintético o de lana a pesar de que al vestirlas o quitarlas se pueden generar chispas, ya que estas surgieron involuntariamente y por lo tanto no están prohibidas (Shmirat Shabat Kehiljatá 15:76, Iejavé Da´at 2:46).

La Torá prohíbe tanto el encendido de un nuevo fuego como el aumento de su intensidad. Si bien en días festivos («Yamim Tovim«) está prohibido encender fuego, mas se permite aumentar la intensidad de uno ya existente, en Shabat este incremento se prohíbe. Por ejemplo, está prohibido aumentar la intensidad del fuego en la hornalla de la cocina mediante el giro del botón que aumenta el flujo del gas. Asimismo, está prohibido suministrar más combustible a un horno para aumentar la intensidad del fuego. Agregar aceite a una vela encendida está también prohibido por la Torá (Talmud Babilonio Tratado de Beitzá 22(A)).

También se prohíbe revolver brasas ya que esta acción conlleva un aumento en la intensidad del fuego (ídem Kritot 20(A)). Tampoco está permitido abrir un horno a leña ya que esto permite que entre viento y se intensifique el fuego (Mishná Berurá 259:21). En caso de que el horno a leña esté abierto o si arde una fogata en un ámbito cerrado, se prohíbe abrir una ventana o puerta frente al fuego no sea que el viento que ingrese intensifique la combustión. En caso de que no sople viento en absoluto se permite abrir puerta o ventana (Shulján Aruj 277:2).

Cuando arde una vela de aceite sobre la mesa se debe tener recaudo de no sacudirla bruscamente, no sea que el aceite se acerque a la llama y esta aumente su intensidad, con lo cual se estaría trasgrediendo la prohibición de encender fuego. Empero, en el caso de una vela de parafina (o sebo) o una vela de aceite con mecha flotante, no se teme que sacudir la mesa pueda causar una intensificación de la llama (Mishná Berurá 277:18).

03 – El decreto de los sabios que prohíbe leer a la luz de una vela.

Nuestros sabios prohibieron que se lea en Shabat a la luz de una vela no sea que la intensidad de la luz disminuya y la persona incline la vela para hacer  fluir más aceite hacia la mecha – trasgrediendo así la prohibición de la Torá de encender fuego. Sin bien los sabios establecieron que se enciendan velas en honor al Shabat, el objetivo de estas es el de iluminar la cena, la cual no requiere de una gran concentración, y permitir moverse en la casa sin tropezarse con los muebles. Empero, prohibieron realizar a la luz de la vela una tarea que requiera de gran concentración no sea que por intentar ver mejor la persona incline la vela. Quien quiera estudiar a la luz de la vela deberá pedir a su compañero que lo vigile y le impida inclinarla o que estudie junto a él para así cuidarse el uno al otro (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 11(A), Shulján Aruj 275:1-3).

Si la vela es de parafina, como lo son la mayoría de las que empleamos hoy día, una persona sola puede estudiar a la luz de la misma ya que no se teme que la incline porque la parafina está siempre pegada y contigua a la llama. Tampoco se teme que la persona en cuestión retoque o mejore la mecha ya que la vela de parafina arde perfectamente y no es necesario ocuparse de la misma una vez encendida (Mishná Berurá 275:4, Kaf HaJaím 275:11).

Una persona sola puede estudiar a la luz de un foco eléctrico. Asimismo, aunque haya dos focos con dos botones de encendido, y se encendió sólo una de las lámparas, se puede estudiar a la luz de la misma. Además, aunque exista un botón que girándolo permite aumentar la intensidad de la iluminación, se permite estudiar con su luz. Esto obedece a que la razón de la prohibición rabínica es el temor a que mengüe la intensidad de la vela y la persona la incline para devolverla a su estado anterior, y no el temor a que se encienda otra vela o se agregue aceite a la ya encendida. Dado que la intensidad de la luz emitida por el foco eléctrico no disminuye, no se teme que se encienda otro o se incremente su iluminación. De todas maneras, a priori, es bueno colocar junto al botón de la lámpara un papel que rece: «Shabat»- para no aumentar por error la intensidad de la luz (Shmirat Shabat Kehiljatá 13:37, Iejavé Da´at 6:20).

04 – Leyes referentes a las velas de Shabat.

Cuando una vela arde en el hogar, se debe tener cuidado de no abrir una ventana o una puerta frente a esta para evitar que el viento la apague. Aunque fuera de la casa sople una brisa suave que no puede apagar la vela, tampoco se permite abrir la ventana por temor a que justo en ese momento se incremente la intensidad del viento y resulte que la apertura causó la extinción de la llama. En caso de que no sople brisa alguna, hay juristas que prohíben abrir la ventana y otros que lo permiten. En caso de necesidad, como por ejemplo si hace calor en la habitación, se permite abrir la ventana conforme a la opinión más flexible (Mishná Berurá 277:3).

Se permite abrir una ventana o puerta en un sitio en el cual aunque sople un fuerte viento afuera no puede apagar la llama; por ejemplo, cuando la ventana o la puerta están muy lejos de la vela o si la ventana está en un ángulo tal que muy poco viento puede entrar por ella. En el caso de que el viento pueda mover la flama hacia arriba, abajo o los costados, mientras no se la pueda apagar – se permite abrir la puerta o la ventana (Shulján Aruj 277:1, Menujat Ahavá III 26:6).

En caso de que se encendieron velas antes de Shabat frente a una ventana abierta y luego comenzó a soplar viento, se permite cerrar la ventana para protegerlas ya que al hacerlo no se afecta a la vela misma sino que se evita que el viento la apague (Ramá 277:1).

Asimismo, se permite cerrar una puerta en un sitio en el cual arde una fogata. Si bien el viento que ingresa aumenta la intensidad del fuego y en la práctica, una vez cerrada la puerta el fuego disminuirá un poco, no se considera esta una acción de «apagar o extinguir fuego» ya que las leñas continuarán ardiendo normalmente y el cierre de la puerta solo impedirá que una nueva corriente de aire avive las llamas (Shulján Aruj 277:2). Empero, cuando la llama arde mediante querosén o gas no se permite disminuir el flujo de los mismos, pues se trata de una acción real de «extinción de fuego» ya que actúa sobre el material de combustión (Shulján Aruj 265:1).

05 – La labor de «apagar fuego» y explicación de qué es una labor «no necesaria en sí misma» («Melajá sheeiná tzrijá legufá»).

La labor de «apagar fuego» a los efectos de obtener carbones es una de las treinta y nueve labores prohibidas en Shabat. Esto obedece a que en el Tabernáculo se encendían maderas y luego se apagaba el fuego para obtener carbones mediante los cuales se podía encender un fuego estable por largo tiempo, y así elaborar tinturas necesarias para pintar las paredes del santuario. De la misma manera, quien apaga una vela para que de esa manera la mecha esté ya quemada y entonces se pueda encender posteriormente con mayor facilidad, trasgrede una prohibición de la Torá.

La pregunta que surge es: ¿Se trasgrede o no la ley cuando quien apaga el fuego no lo hace a los efectos de obtener una mejor mecha o carbones sino a los efectos de economizar aceite o porque la luz le molesta? Esto es, cuando se apaga no por interés en la extinción misma del fuego sino porque no se quiere que la vela permanezca encendida.  Respecto de esta cuestión debatieron los tanaítas: en opinión de Rabí Shimón, dado que se trata de una labor «no necesaria en sí misma» («melajá sheeiná tzrijá legufá») está prohibida sólo rabínicamente; y en opinión de Rabí Iehudá, aunque la acción no sea deseada en sí misma, dado que se tuvo la intención de apagar la vela – se realizó una labor y se trasgredió una prohibición de la Torá (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 31(B), 93(B)).

En la práctica, según Rambám (Shabat 1:7) una labor «no necesaria en sí misma» está prohibida por la Torá, mientras que en opinión de la mayoría de los sabios medievales (rishonim) esta acción está prohibida rabínicamente (Rav Hai Gaón, Rabenu Jananel, Maor, Rambán y otros. Asimismo Shulján Aruj 334:27, Mishná Berurá 85). Dado que la diferencia entre una labor «no necesaria en sí misma» y una labor común es solamente la intención con que se realiza, se la considera más grave que una prohibición rabínica (ver arriba 9:6).

06 – Leyes referentes a un incendio que daña la propiedad

Cuando estalla un incendio en Shabat, la primera pregunta que se debe realizar es si hay vidas en riesgo. En caso de que sí, es preceptivo hacer todo lo necesario a los efectos de extinguirlo. Empero, si es claro que el incendio no pone vidas en peligro, aunque destruya cuantiosa propiedad como en el  caso de una casa que arde, no se lo puede extinguir ya que pérdidas económicas no anteceden o prevalecen al cuidado del Shabat.

Esto y más, los sabios prohibieron en este caso retirar objetos de la casa a la calle o a un patio común, ya que aunque exista en ese lugar Eruv, se teme que en el apuro por sacar las cosas se extinga el fuego o se saquen objetos del dominio privado al público. Sólo se permite retirar de la casa en llamas aquellos alimentos, vestidos o utensilios necesarios para ese Shabat (dentro del área del Eruv). En caso de que se tenga en la casa un recipiente grande, se puede introducir en este más alimento del necesario para ese Shabat y sacarlo de una vez de la casa. Otro tanto ocurre con las vestimentas, si se las saca puestas, se pueden salvar muchas prendas, más de las necesarias para ese Shabat. Esta prohibición aplica al caso de que se saquen cosas a un patio común, empero en el caso de un patio privado que no requiere Eruv o a otro apartamento dentro de un mismo edificio en el que se hizo Eruv, se permite salvar todo aquello que no sea «Muktze» (Shulján Aruj 334:11, Mishná Berurá 28).

Así como el dueño de casa tiene permitido salvar aquellos objetos que le son necesarios para Shabat,  tiene también permitido decirle a sus vecinos: «venid y salvad para vosotros», en virtud de lo cual cada uno de estos tiene permitido salvar para sí alimentos u objetos utilizables en Shabat, así como también vestir todas las prendas que pueda. Es una costumbre piadosa que al concluir el día se le devuelva al dueño de casa los objetos o prendas rescatadas (Shulján Aruj 334:9, Shmirat Shabat Kehiljatá 41:3-13).

Los juristas debatieron respecto de si se puede rescatar del incendio dinero u objetos valiosos que no son necesarios para Shabat, y quien opte por la opción más flexible tiene en quien apoyarse. Esto es posible a condición de que no se trasgredan prohibiciones de la Torá, ya que si para rescatar dinero es necesario por ejemplo: transportar del dominio privado al público, esto estará prohibido. Empero, se permite transportar el dinero de un modo diferente al habitual («shinui») ya que de este modo la prohibición no es de la Torá (Shulján Aruj 334:2, Tur Zahav, ver Mishná Berurá 4:5, Sha´ar Hatziún 3, Beur Halajá ‘ויש’).

Los vecinos habitantes de las casas contiguas al incendio pueden salvar todos sus objetos, por cuanto que el fuego aún no tomó sus casas y por ende no están tan apurados y no se teme que apaguen activamente el siniestro (Shulján Aruj 334:1).

Si bien un judío tiene prohibido extinguir un incendio, puede insinuarle a un no judío que lo haga diciéndole, por ejemplo: «quien apague el fuego no habrá de perder». Otra posibilidad es pedir a un gentil que venga rápidamente y contarle que hay un incendio y los judíos tienen prohibido extinguirlo, por lo que éste entenderá de inmediato que se quiere que apague el fuego e inclusive se le ha de pagar por ello (Shulján Aruj 334:26).

Asimismo, está permitido provocar la extinción del incendio, ya que según la Torá solamente se prohíbe la acción directa de una labor mientras que los sabios prohibieron también causar que la labor se haga sola, empero en caso de gran pérdida, permitieron este mecanismo de «Grama». Por lo tanto, un armario que es presa del fuego en uno de sus costados se lo puede cubrir con trapos mojados para que el fuego se extinga al llegar a los mismos. Asimismo, se permite colocar bolsas con agua en el sitio que aún no arde para que se vean perforadas ni bien el fuego llegue a ellas y el agua al derramarse lo apague (Shulján Aruj 334:22). Además, se permite echar agua sobre el lado que no arde a condición de que se lo haga lejos del fuego, de modo tal que este comience a extinguirse más tarde (ver Shulján Aruj 334:24, Shmirat Shabat Kehiljatá 41:16).

07 – Extinción de un fuego cuando se corre peligro de vida.

Cuando el fuego pone en riesgo la vida humana, es preceptivo para todo aquel que pueda, apresurarse en apagarlo ya que salvar la vida antecede al Shabat. Incluso en caso de que haya solamente duda de peligro de vida es preceptivo apagar el fuego. Por ejemplo, cuando estalla un incendio en un edificio grande de apartamentos, aunque aparentemente todos los residentes del mismo ya han abandonado el predio, mientras existe la duda o posibilidad de que alguien aún se encuentre en el interior del mismo – se debe extinguir el siniestro. Incluso cuando lo más probable es que si aún se encuentra alguien ya esté totalmente calcinado, dado que existe alguna posibilidad de que esté con vida y se lo puede rescatar, se debe hacer todo lo posible por apagar el fuego (Shulján Aruj 329:3, adelante 27:1).

Se debe actuar de modo efectivo por todos los medios. Quien pueda – debe intentar salvar a personas de las llamas, y quien tenga la posibilidad de combatir el fuego que lo haga y paralelamente que otros llamen por teléfono  a los bomberos. Si alguien de los presentes duda respecto de si ya se llamó o no a los bomberos, aunque lo razonable sea que sí, por seguridad que llame él también puesto que la duda respecto de una vida en riesgo antecede en importancia al Shabat. En un momento así no se debe consultar un rabino respecto de qué hacer, sino apresurarse en ir al rescate.

En la práctica, hoy en día todo incendio de envergadura que estalla en un edificio residencial se lo considera como posible peligro de vida que debe ser extinguido en Shabat. Por ejemplo, si un incendio afecta a un edificio de varios pisos se teme que el fuego se expanda a otros apartamentos y no se alcance a desalojar a los residentes. Cuando el incendio es de importancia no hay tiempo para revisar si en los demás apartamentos quedaron bebés o personas enfermas que no se pueden evacuar por sus propios medios. Además, las casas están conectadas a garrafas de gas que pueden explotar y poner en peligro las vidas de quienes se encuentran fuera del edificio. Muchas veces alrededor de un incendio se agrupan curiosos que pueden verse afectados por la explosión, y hay veces que alejarlos lleva más tiempo que apagar el siniestro. Si la edificación que se incendió es contigua a predios  residenciales, se corre el riesgo que el fuego se expanda y ponga en riesgo a sus moradores. A veces se incendian depósitos que contienen productos químicos cuya quema puede provocar una emisión de gases tóxicos que pueden poner en peligro las vidas de los habitantes de la zona circundante.

El Rav Goren ordenó que si terroristas provocaron un incendio que implica daño a la propiedad, debe ser extinguido en Shabat. Aunque el incendio no implique peligro para la vida humana, se teme que si no se extingue se creará en el seno de los terroristas una sensación de éxito que los impulsará a realizar más atentados que pongan vidas en riesgo (de acuerdo al Shulján Aruj Oraj Jaím 329:6. Hoy día todo el país es considerado zona fronteriza expuesta a guerra de baja intensidad y sometida a los ataques de los enemigos de Israel, ver adelante 27:12).

08 – Extinguir fuego a los efectos de evitar daños físicos multitudinarios.

Tal como ya aprendimos (halajá 5), en opinión de la mayoría de los juristas quien extingue un fuego trasgrede una prohibición de los sabios, ya que si lo hiciese a los efectos de obtener brasas se trataría de una labor «necesaria en sí misma». Si en cambio, apaga un fuego para evitar daños por cuanto que no se procura el apagado sino evitar una pérdida, se la considera como labor «no necesaria en sí misma» («melajá sheeiná tzrijá legufá»).

Si bien los sabios prohibieron apagar un fuego a los efectos de salvar  bienes, si el incendio implica peligro de que personas se vean lastimadas, permitieron extinguirlo. Por ejemplo, cuando hay una brasa tirada en el dominio público en un sitio que puede resultar peligroso, aunque sea «Muktze», si es posible se habrá de retirar. Empero, en caso de que no sea posible retirarla, aunque no haya peligro de vida los sabios permitieron apagarla para evitar daños multitudinarios. Empero, no se permite llamar a los bomberos ya que su movilización implica profanar el Shabat según la Torá, y no se debe trasgredir una prohibición de la Torá a los efectos de evitar una posible herida que no conlleva peligro de vida (Shulján Aruj 334:27, ver adelante 27:16).

En resumen, aprendimos que hay permiso de extinguir un fuego o provocar su extinción en tres situaciones diferentes: a) En caso de peligro de vida es preceptivo hacer todo lo que sea necesario para rescatar personas; b) En caso de peligro de herida multitudinaria se permite extinguir el fuego ya que los sabios no establecieron sus prohibiciones para un caso así, empero, se prohíbe realizar labores prohibidas por la Torá; c) En caso de haber pérdida económica mas no existir peligro de herida, se prohíbe extinguir el fuego pero se permite provocar su apagado de manera indirecta («Grama»). Asimismo, se permite pedir a un no judío, mediante una insinuación, que apague el fuego.

01 – La prohibición de la Torá de encender lámparas y maquinaria eléctrica.

La Torá prohíbe encender lámparas o calentadores eléctricos ya que al encender el foco el filamento arde y al encender el calentador este también lo hace, siendo estas situaciones vedadas por la norma bíblica. Si bien en el pasado no se acostumbraba a calentar metal a los efectos de generar luz o calor, encontramos en las fuentes que cuando calentar hierro reportaba un beneficio, esto estaba prohibido por la Torá. Según Rambám (Shabat 12:1) quien calienta hierro para luego sumergirlo en agua, método empleado para reforzarlo, trasgrede la prohibición de la Torá de encender fuego. Es claro que mientras el calentar hierro reporte beneficio – estará prohibido por la Torá. Quien apaga una lámpara o un calentador eléctrico trasgrede una prohibición de los sabios ya que no se asemeja al apagado de un fuego común. Al extinguir un fuego común se generan carbones por lo que la Torá lo prohíbe, empero, al apagar el flujo eléctrico no se genera cosa alguna por lo que la prohibición es rabínica.

La Torá prohíbe realizar labores no permitidas en Shabat por intermedio de máquinas eléctricas, ya que quien activa una moledora eléctrica trasgrede la prohibición de moler y quien activa una máquina amasadora trasgrede la prohibición de amasar y así en el caso de las demás labores.

Si bien en la práctica la persona no amasa o muele con sus propias manos, dado que oprime el botón que activa la maquinaria, se la considera autora de  todas las acciones que se realizan (Oraj Mishpat 70, Ajiezer 3:60).

Así como se prohíbe activar un aparato eléctrico oprimiendo un botón, de la misma forma está prohibido hacerlo mediante un control remoto. Si bien en este caso no hay contacto directo entre el dedo que comanda y el aparato eléctrico, dado que esa es la forma habitual de poner esa maquinaria en funcionamiento – se prohíbe el accionado remoto al igual que el manual.

02 – ¿La electricidad está prohibida por la Torá o por los sabios?

Está prohibido activar aparatos eléctricos en Shabat, como, por ejemplo: el teléfono, un altavoz, una alarma, un timbre, un ventilador, un acondicionador de aire o una computadora. Aunque en estos aparatos no haya un cuerpo metálico o un filamento que arda y por ende no se realice con estos ninguna de las treinta y nueve labores prohibidas, se prohíbe igualmente usarlos en Shabat; empero los sabios de las últimas generaciones debatieron respecto de si la prohibición es de la Torá o rabínica.

Hay juristas que consideran que toda activación de un aparato eléctrico está prohibida por la Torá por tratarse de la labor de encender fuego, ya que la electricidad se asemeja al fuego en cuanto que al igual que éste contiene fuerza y energía traducible en acción. Por esta razón, nuestro maestro Maran HaRav Kuk tendía a considerar a la electricidad como fuego ya que lo esencial en este elemento no es que se vea como tal sino que pueda iluminar, calentar o activar diferentes objetos. Encontramos que nuestros sabios disciernen entre diferentes tipos de fuego, existiendo uno que no quema ni destruye, como el que ardió en la zarza que divisó Moshé Rabenu (Oraj Mishpat 71). Esta es la opinión del Rav Uziel quien considera que activar aparatos está prohibido por la Torá por tratarse de las labores de encender fuego y crear un utensilio, ya que mediante su encendido el aparato se transforma en útil (Mishpetei Uziel Oraj Jaím 2, 36:2). Según la opinión de Jazón Ish (Oraj Jaím 50:9) activar aparatos eléctricos está prohibido por tratarse de la labor de construir, ya que al cerrarse un circuito eléctrico se obtiene un utensilio que mediante la electricidad que fluye a su interior, el cable se ve activado y mediante este el aparato en cuestión. De acuerdo a esto quien cierra un circuito eléctrico construye un utensilio y quien desenchufa un circuito eléctrico lo destruye.

Según la opinión de muchos juristas, activar un aparato eléctrico que carece de un filamento que se calienta y no realiza ninguna de las treinta y nueve labores prohibidas en Shabat está prohibido rabínicamente, por tratarse de una acción que corresponde a los días comunes. Además, al activar estos aparatos fluye electricidad por los cables (Beit Itzjak). Sin embargo, no se trata de una prohibición de la Torá ya que no hay fuego en un aparato que carece de un filamento que se caliente. Tampoco se realiza la labor de construir pues no corresponde definir un circuito eléctrico como utensilio. Esta es la opinión de los rabinos Auerbach (Minjat Shlomó 1:9-12) y Waldenberg (Tzitz Eliezer I 20:10).

En la práctica, a priori actuamos conforme la opinión que sostiene que usar electricidad en Shabat – está prohibido por la Torá, al tiempo que en caso de necesidad y de mediar más circunstancias que requieran una actitud más flexible, se toma como respaldo la opinión de los juristas que sostienen que activar electricidad en Shabat está prohibido rabínicamente.

03 – Aparatos eléctricos que generan sonidos (como teléfono o parlante).

Tal como aprendimos, en el marco de la prohibición de activar aparatos eléctricos en Shabat se prohíbe llamar por teléfono o activar un parlante.

Aunque la línea telefónica esté abierta o el parlante esté activado desde víspera de Shabat – no se permite hablar a través de estos pues el habla intensifica el flujo de electricidad en los micrófonos. Ya vimos anteriormente que hay quienes consideran que la prohibición del uso de electricidad en Shabat tiene origen en la Torá, mientras que otros consideran que es rabínica. Además, los sabios decretaron que en Shabat no se emita sonido mediante un utensilio apropiado para ello, por lo que en opinión de muchos, quien habla por micrófono trasgrede este decreto (según Ramá 338:1). Además, el uso de un micrófono se percibe como una actividad apropiada para días de  semana y se considera como una falta de respeto hacia el Shabat  puesto que quienes lo oyen pueden pensar que el aparato fue encendido durante el  día sagrado (Igrot Moshé Oraj Jaim 3:55).

Sin embargo, un discapacitado auditivo puede usar audífonos eléctricos que van dentro de su oído a condición de que los active en víspera de Shabat y durante el día sagrado no suba o baje el volumen. A la hora de dormir puede retirar el aparato de su oído sin apagarlo y a la mañana siguiente puede colocárselo nuevamente sin encenderlo. Si bien aprendimos que no se puede usar teléfono o micrófono (o parlante) en Shabat ya que al hablar mediante estos se intensifica el flujo eléctrico en el interior del aparato, esto aplica cuando se le habla a éste directamente. Empero, si hablamos normalmente, el audífono en el oído de  la persona se activa mediante una segunda fuerza y a esto se le denomina «Grama» y en caso de gran necesidad se permite este mecanismo. En este caso no se trasgrede el decreto de emitir sonidos en Shabat ni tampoco se le falta el respeto al día, pues el sonido es escuchado únicamente en el oído de quien porta el audífono.

Así como se prohíbe activar un micrófono o parlante antes de que entre Shabat para hablar por estos, del mismo modo se prohíbe dejar un portero eléctrico o intercomunicador abierto para poder escuchar a través de este las voces de quienes vienen a visitar o lo que pasa en la habitación de los niños. En el caso del portero eléctrico o intercomunicador estamos ante un caso de «Grama» por cuanto que no se habla directamente al aparato sino que se habla en un sitio y la voz se escucha en otro. De todas maneras estamos ante la prohibición de una acción que corresponde a los días hábiles y encierra un desprecio por el Shabat,  así como la de usar un utensilio que emite sonido. Empero, si por error el portero eléctrico quedó abierto en Shabat y la persona no tiene intención de hablar a través del aparato, puede continuar haciéndolo normalmente.

04 – Elevadores (ascensores).

Está prohibido activar un elevador en Shabat ya que cuando se oprime un botón esto conlleva a prohibiciones establecidas en la Torá y cuanto menos rabínicas. Los juristas debatieron respecto de elevadores de funcionamiento automático, esto es, que son programados antes de Shabat para detenerse en cada piso o cada dos, sus puertas se abren solas por un lapso prefijado y se vuelven a cerrar para continuar ascendiendo o descendiendo.

Hay juristas que opinan que no se debe subir o bajar con estos elevadores pues el uso de estos aparatos es una acción que corresponde a los días de semana («maasé shel jol«). Además, quien ingresa a un elevador causa que el motor del mismo emplee más fuerza y más electricidad para subir o para bajar (Jelkat Yaakov 3:137, Minjat Itzjak 3:60, Jut Shaní I Pág. 206, HaRav Wozner).

Otros juristas consideran que se permite ascender por un elevador de estos mas no descender, pues al bajar el aparato emplea el peso de la persona para generar electricidad – por lo que quien desciende se transforma en copartícipe en la elaboración de electricidad (Rav Levi Itzjak Halperin en su libro «Ma´aliot BeShabat«).

Hay juristas que sostienen que no hay prohibición y se puede usar un elevador automático por cuanto que la persona no realiza ninguna labor para activarlo y este actúa conforme a un programa activado antes de Shabat. El hecho de que el ascensor posea un mecanismo que pesa a la persona que se sube y transmite al motor cuánta fuerza aplicar y hasta usa el peso del pasajero para producir electricidad, no es cuestión del pasajero ocasional. Esto se debe a que, de todas maneras, el ascensor ha de subir y bajar conforme al programa preestablecido y no se ve alterado por acciones que tienen lugar en el seno del motor a los efectos de economizar electricidad. Siendo así, las acciones que son causadas indirectamente por el ingreso del pasajero al ascensor no guardan relación alguna con él (es un caso de «psik reisha de la nija lei be’Grama'» (que podríamos traducirlo como «una acción inevitable pero no procurada por el sujeto (n. de t.), según los rabinos Henkin, Unterman, Shlomo Zalman Auerbach en Shmirat Shabat Kehiljatá 23:58, Rabinos Zeev Lev Tjumin tomo II  e Israel Rozén Tjumín tomo V)».

La halajá principal es conforme a la opinión flexible y quienes quieran mantener una actitud estricta serán bendecidos; en caso de necesidad, estos últimos pueden adoptar la opinión flexible. Quienes adoptan la opinión flexible deben tener cuidado de no ingresar o salir del elevador cuando las puertas están por cerrarse para no provocar que se vuelvan a abrir. También en opinión de los juristas flexibles, es bueno que el funcionamiento automático del elevador se lleve a cabo bajo la supervisión de alguno de los institutos religiosos expertos en la materia para que se cercioren que el ingreso al elevador no provoca que se encienda la luz así como para que la prohibición, conforme a la opinión estricta, sea de menor cuantía.

05 – El uso de electricidad producida en Shabat.

Existe la necesidad de abastecer a todo el Estado de Israel de energía eléctrica durante todos los días de la semana incluido el Shabat, y toda interrupción del suministro pone vidas en riesgo. Esto obedece a que en los hospitales hay un sinnúmero de aparatos médicos que requieren de electricidad; también en las casas de los particulares hay enfermos de riesgo conectados a aparatos que salvan sus vidas y las fuerzas de seguridad emplean aparatos eléctricos que de no estar disponibles y en funcionamiento impedirían una respuesta inmediata a diferentes escenarios de emergencia. En los días fríos muchos calefaccionan sus casas mediante sistemas eléctricos, y si el abastecimiento se ve interrumpido los niños pequeños y los enfermos podrían entrar en riesgo. En días especialmente cálidos, existe cierto riesgo para enfermos que requieren de aire acondicionado. Además, dado que hoy día se acostumbra a almacenar alimentos durante varios días en el refrigerador o el freezer y si se interrumpe el suministro de electricidad se pueden echar a perder, muchos pueden intoxicarse al ingerir comida en mal estado.

Por lo tanto, la compañía eléctrica debe suministrar electricidad de modo continuo también en Shabat, y de ocurrir algún tipo de percance en algún sitio debe hacerse todo lo necesario para reparar el desperfecto. Dado que los técnicos de la compañía eléctrica tienen permitido reparar el sistema, los demás judíos de ese sitio tienen permitido disfrutar del renovado suministro de electricidad en Shabat. Si el corte en el suministro ocurrió en un sitio pequeño y se sabe con certeza que allí no hay vidas en riesgo en virtud del apagón, está prohibido repararlo en Shabat. Si judíos repararon esa falla en Shabat, no se debe disfrutar de la electricidad hasta una hora pasado el horario de finalización del sagrado día (Rav Shlomo Zalman Auerbach tal como lo cita Shmirat Shabat Kehiljatá 32, comentario 182. Adelante 26:6).

Lamentablemente, es sabido que los funcionarios de la compañía eléctrica de Israel realizan en Shabat tareas no esenciales para el suministro de electricidad sólo con la finalidad de economizar. Más aún, si existiese conciencia de la importancia de cuidar Shabat se podría activar todo el sistema de producción de electricidad de modo automático sin necesidad de intervención humana y sin gastos extra. Sólo sería necesario dejar funcionarios encargados que supervisen e intervengan en caso de que ocurra algún desperfecto  en las plantas generadoras de electricidad. Dado que en la práctica no se intenta evitar labores innecesarias en Shabat, algunos de los grandes rabinos ordenaron ser más estrictos y no usar el suministro de la compañía israelí de electricidad para no disfrutar del resultado de la profanación del sagrado día y no colaborar con el fenómeno (ver Jazón Ish Oraj Jaím 38:4).

Empero, en la práctica se permite usar electricidad en Shabat pues si bien la compañía eléctrica podría organizarse para evitar realizar ciertas tareas en ese día, de todas maneras, en el momento en que los técnicos realizan las labores necesarias para la producción no están profanando Shabat ya que el suministro eléctrico es indispensable para salvar vidas y a raíz de ello todas las demás personas pueden disfrutar del mismo. Si bien los técnicos realizan algunas labores prohibidas destinadas a economizar gastos a la compañía eléctrica, dado que los consumidores no tienen beneficio de ello y desde su punto de vista preferirían que esas labores se realicen automáticamente, pueden disfrutar en Shabat del suministro eléctrico (ver en el libro «Hajashmal Bahalajá» II cap. 1. Menujat Ahavá I 24:1). Últimamente nos fue informado que se realizan esfuerzos para activar la producción de modo automático y así evitar la profanación del Shabat.

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