Pninei Halajá

06. La versión fija del rezo.

En el hecho de que exista una versión única del rezo, que se reitera tres veces al día, hay cierta desventaja. El rezo corre riesgo de transformarse en rutinario, y perder del entusiasmo  que se despierta en quien reza ante HaShem con sus propias palabras. Por otra parte, si los sabios no hubiesen establecido una versión fija, si bien los piadosos elevarían hermosas plegarias desde lo más profundo de su corazón, el grueso del pueblo rezaría veloz y descuidadamente.

El Rambám (Hiljot Tefilá 1:4) nos explica que, justamente, tras la destrucción del Primer Templo y el exilio del pueblo de Israel entre las naciones se agudizó el problema, pues muchos de los judíos no estaban versados en el idioma sagrado en el cual corresponde orar. Los exiliados carecían de una versión agradable del rezo en otra lengua, por lo tanto los sabios de la Gran Asamblea establecieron una versión para todos los rezos y todas las bendiciones. De esta manera estas estarían ordenadas y a disposición de todos los judíos, de modo tal que la temática que toca cada bendición esté clara en la boca de los no doctos en el idioma hebreo.

Otra ventaja de la fijación de una versión unificada del rezo, es que incluye todos los pedidos generales y particulares que corresponde formular. De no mediar una versión ordenada, naturalmente cada persona rezaría por otro área del quehacer, los médicos por sus pacientes y los agricultores por la lluvia, de modo tal que con el tiempo cada quien oraría únicamente por aquello que le es inmediatamente cercano a sus intereses, desconectándose del sentir del público en general. Es por esta razón que nuestros sabios redactaron dieciocho bendiciones que abarcan la totalidad de las aspiraciones colectivas del pueblo de Israel, tanto en lo material como en lo espiritual. De esta forma, tres veces al día, quien ora sintoniza sus pedidos y aspiraciones con las necesidades y deseos colectivos de la nación toda.

Además de lo que nosotros entendemos del texto del rezo, éste incluye en su interior un sinnúmero de profundas significaciones, algunas de las cuales son explicadas en la sabiduría de la kabalá. El Rabino Jaim de Volozhin (Nefesh Hajaim 2:10) explica: «el entendido ha de comprender que no fue en vano que se necesitara de ciento veinte sabios, algunos de los cuales eran profetas, para redactar una plegaria breve como esta en cuestión. Estos la idearon imbuidos en espíritu de santidad («ruaj hakodesh«) y mediante su elevada profecía que les permitió ver con claridad las diferentes sendas del orden primigenio de la creación y los capítulos correspondientes al Carruaje Celestial (Maasé Mercabá del profeta Iejezkel cap. 1). En virtud de estos conocimientos, es que se acuñaron cada plegaria y cada bendición con esas palabras específicas, pues percibieron cómo habría de reposar la iluminación de cada vocablo en particular a los efectos de la corrección de cada uno de los mundos, fuerzas superiores y la Carroza Celestial Agregó además (ídem 2:13) que todas las meditaciones adicionales  («kavanot«) que recibimos de los sagrados maestros y el Arí z’l, no son sino una gota en el mar comparadas a la profundidad interior de las de los miembros de la Gran Asamblea, los redactores del rezo. Mediante la profecía y el espíritu de santidad que se les reveló en el momento de la redacción de la versión del rezo y las bendiciones, lograron incluir en breves palabras la corrección de todos los mundos, de modo tal que cada día se  puede atraer a cada uno de los mundos una corrección nueva y suplementaria.

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