Pninei Halajá

03. Orden de prioridades a la hora de rezar.

Una mujer agobiada por la crianza de sus hijos puede cumplir con el deber de rezar recitando las bendiciones matinales y las de la Torá. En el caso de una que no lo esté, se considera que ajustadamente cumple con su deber recitando únicamente estas bendiciones (ver arriba 2:4).

En el caso de una mujer que quiere cumplir con el precepto de rezar de acuerdo a la halajá básica, habrá de recitar las bendiciones matinales y las de la Torá, los dos primeros versículos del recitado del Shemá y la Amidá (arriba 2:5).

En caso de querer cumplirlo más puntillosamente, deberá recitar la salida de Egipto para cumplir con la opinión que entiende que la mujer tiene el deber de recordar el Éxodo a diario. Si quiere hacerlo de manera ejemplar, que recite la bendición «Emet Veiatziv» para así unir la bendición por la redención con el rezo de Amidá (ver adelante 16:3).

En caso que la mujer tenga más tiempo disponible y quiera rezar de modo más completo, puede incorporar los principales cánticos de alabanza («pesukei dezimrá«) que son «Baruj Sheamar«, «Ashrei» hasta el final de los seis capítulos de los «Aleluyas» e «Ishtabaj» (ver adelante 15:4). Si quiere agregar, puede recitar las ofrendas y la quema del incienso antes de recitar los cánticos de alabanza (ver adelante 15:1-2). En caso que quiera agregar aún más, que complete estos últimos.

De todas maneras es necesario recalcar que en el caso de la mujer, el precepto de rezar se cumple completamente mediante el recitado de las bendiciones matinales y de la Torá, los dos primeros versículos del recitado del Shemá y la Amidá. Más allá de esto no es obligatorio y es necesario tener cuidado de no llegar a una situación en la cual por querer cumplir con un mayor grado de excelencia al agregar más cánticos y bendiciones, se termine afectando la concentración de la plegaria. Por lo tanto, si una mujer teme que si extiende su rezo su concentración se verá alterada es mejor que rece sólo el mínimo estipulado por la halajá sin agregados.

Sin embargo, en las instituciones educativas cabe educar a las jovencitas a recitar el rezo en toda su completitud: las bendiciones matinales y de la Torá, la ofrenda permanente, los cánticos de alabanza, el recitado del Shemá con sus bendiciones y la Amidá. Esto se debe a que las jovencitas están solteras y se encuentran en un marco educativo, por lo que es bueno que su rezo sea más completo y así aprendan a conocer las diferentes secciones del servicio. Empero una vez que ya aprendieron y practicaron el orden completo del rezo, es importante entender que lo más importante es la concentración durante la plegaria y las súplicas ante el Creador. Si las educadoras perciben que la extensión del rezo les afecta la concentración, corresponde permitir a quienes prefieran abreviar que digan el mínimo obligatorio sin agregados.

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