02- ¿Cómo se cumplen las cuatro partes del precepto?

Es precepto de la Torá separar ofrendas y diezmos según su orden (Rambám Hiljot Terumot 3:23).

1) En primer lugar, se debe separar la gran ofrenda (terumá guedolá) para el cohen, y tal como le fue dicho a Aharon (Bamidbar-Números 18:12): «Toda grosura de aceite y todo lo mejor del mosto y del cereal, sus primicias, lo que ofrezcan ante HaShem, para ti te los he dado». De acuerdo con la Torá la terumá guedolá no tiene una medida especificada y cada uno está en su derecho de contribuir lo que guste, y quien aportase una sola espiga de trigo de todo un granero habrá cumplido con el precepto. Sin embargo, nuestros sabios establecieron una cantidad y fijaron que una persona común debe separar un cincuentavo de sus frutos (2%), mientras que las mezquinas (ba’alei ayin ra’á o ‘los poseedores de un mirar sesgado’) separan un sesentavo (1.67%), al tiempo que las generosas (ba’alei ayin tová o los de mirar benevolente) un cuarentavo (2.5%). Es preceptivo separar la ‘terumá guedolá’ de manera estimativa (‘a ojo’ – baomed) para que así la voluntad del corazón pueda manifestarse, y por ello, incluso después de que los sabios establecieron el porcentaje, ordenaron separarlo a ojo, sin pesarlo, medirlo o contar los frutos (Talmud Jerosolimitano Tratado de Terumot 1:4, de acuerdo con Bamidbar-Números 18:27).

2) El ‘primer diezmo’ (ma’aser rishon): Luego, se separa una décima parte de los frutos restantes para el leví, tal como fue dicho (Bamidbar-Números 18:21): «Y a los hijos de Leví Yo he dado todo diezmo de Israel por heredad, a cambio de su servicio, ya que ellos prestan servicio en la Tienda de Reunión».

3) La ‘ofrenda del diezmo‘ (terumat ma’aser): Del diezmo que se entrega al leví, este debe a su vez separar un diezmo que es la décima parte de la décima parte, y entregárselo al cohen. Tal como fue dicho (ídem 26-28): «Pero a los leviím habrás de hablar y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel el diezmo que os he otorgado a vosotros de ellos, para vuestra posesión, habréis de separar de él la ofrenda de HaShem, un diezmo del diezmo…la ofrenda de HaShem, a Aharon el cohen». Tras separarse la ofrenda del diezmo, solían quedar en manos del leví un 9% del total de los frutos, al tiempo que el cohen, que recibía dos ofrendas, se quedaba con aproximadamente un 3%.

4) Tras la separación del primer diezmo (ma’aser rishon) se separa otro diezmo de los frutos remanentes. En los años 1,2,4 y 5 del ciclo sabático se lo denomina ‘segundo diezmo’ (ma’aser shení), queda en manos del propietario de la producción y es él quien deberá traer los frutos a Jerusalém para comerlos allí en estado de pureza. En los años 3 y 6 este diezmo se denomina ‘diezmo del pobre’ (ma’aser aní) y es entregado a las personas necesitadas.

La correcta estructura de la nación de Israel, cuyas bases se encuentran afianzadas en la tierra y su cabezal asciende a las alturas celestiales, se apoya en gran medida en el precepto de las ofrendas y los diezmos, el cual genera un estrecho vínculo entre el mundo real y el mundo espiritual, entre quienes se ocupan de las labores agrícolas y quienes se dedican a la educación. Gracias a las ofrendas y a los diezmos que los productores separaban de sus cosechas, los cohanim y los leviím podían dedicarse a las labores espirituales, y de ese modo tanto los dadores como los beneficiarios se volvían socios en el mantenimiento de una vida plena de significado.

Esto y más, las ofrendas y los diezmos revelan los valores sagrados que se ocultan en los frutos producidos por la tierra de Israel. Por medio de la entrega de ofrendas a los cohanim, se ponen de manifiesto los anhelos por colaborar con las labores sagradas y engrandecer la Torá que anidan en el seno del pueblo de Israel.

Por medio del ‘primer diezmo’ entregado al leví, se revela la aspiración a colaborar en la labor educativa y en la enseñanza de la Torá. Durante los cuatro años que separamos el segundo diezmo, se revela la aspiración de cada individuo de nuestra nación por estar conectado por sí mismo a la santidad por medio del ascenso a Jerusalém y la ingestión de los frutos en estado de pureza. Además, los frutos encierran otra aspiración oculta, la de ayudar a los más necesitados, la cual se manifiesta a través de la separación del diezmo del pobre (como así también dejar en los campos leket, shijejá y peá para los menesterosos). Una vez que todos estos valores se manifiestan, los frutos se tornan aptos y adecuados para su consumo, para que por su intermedio podamos incrementar el vigor y la alegría para una vida significativa.

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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