03- Las bases existenciales del estudio de la Torá en el pueblo de Israel

El rol de los cohanim y los leviím es el de fungir como estudiosos de la Torá y educadores en el pueblo de Israel, tal como fue dicho (Devarim-Deuteronomio 33:10): «Habrán de enseñar Tus leyes a Ya’akov y Tu Torá a Israel». Asimismo, fue dicho (ídem 17:8-9): «Cuando te quedare oculto a ti un caso para juicio: entre sangre y sangre, entre pleito y pleito, o entre herida’ y herida, casos de controversias en tus ciudades… te levantarás y ascenderás al lugar que habrá elegido HaShem tu D’s. Y te allegarás a los cohanim de la tribu de Leví o al juez que hubiere en aquellos días… e inquirirás y te aclararán el veredicto del juicio». A los efectos de que los cohanim y los leviím estén dispersos por todo el país y disponibles para su labor espiritual, esto es, estudiar y enseñar, la propia Torá estableció que no se les adjudiquen parcelas en la tierra de Israel sino que cada tribu les otorgue ciudades en su heredad, tal como fue dicho (Bamidbar-Números 35:1-8): «Habló HaShem a Moshé… Ordena a los hijos de Israel que den a los leviím de la herencia de su posesión, ciudades para habitar y ejido para las ciudades en sus derredores habréis de dar a los leviím. Y serán las ciudades para ellos, para habitar; y sus ejidos serán para sus animales y para sus ganados y para toda su subsistencia…Todas las ciudades, que habréis de dar a los leviím: cuarenta y ocho ciudades, ellas y sus ejidos…del numeroso tomaréis más y del reducido tomaréis menos. Cada cual de acuerdo con su herencia que haya de heredar dará de sus ciudades a los leviím».

Esto es, los cohanim y los leviím recibieron sitios donde residir amén de terrenos para sus pertenencias, pero no se les adjudicó tierra para cultivar su alimento, sino que se nutrían de las ofrendas y los diezmos que recibían del pueblo de Israel, tal como fue dicho (Devarim-Deuteronomio 18:1-2): «No habrá para los cohanim, los leviím ni toda la tribu de Leví parte ni heredad con Israel; los sacrificios ofrecidos a HaShem y Su ofrenda habrán de comer. Empero heredad no habrá para él en medio de sus hermanos; HaShem es su heredad, como Él se lo ha hablado». En efecto, eso es lo que hicieron los hijos de Israel en los días de Yehoshúa, tal como fue dicho (Yehoshúa-Josué 21:3): «Y dieron los hijos de Israel a los leviím de su heredad conforme al mandato de HaShem, estas ciudades y sus terrenos alrededor…». Con el correr de las generaciones, en la medida que fue necesario, les fueron adjudicados a los cohanim y a los leviím tanto ciudades como terrenos suplementarios, como fue el caso de las localidades de Nov y Anatot.

Dado que el objetivo final de las ofrendas destinadas a los cohanim y los diezmos destinados a los leviím es ayudarles en su rol espiritual, es preceptivo entregarlas a aquellos de entre estos que sean ‘talmidei jajamim’, es decir, personas dedicadas plenamente a la Torá, que la estudian y la enseñan, tal como ordenara el rey Jizkiahu (Ezequías) en el Libro Segundo de Crónicas (31:4): «Y le dijo al pueblo residente en Jerusalém que entregara la porción de los cohanim y de los leviím para que estos se reforzaran en el estudio de la Torá de HaShem».

En caso de que no existan cohanim y leviím que se dediquen al estudio de la Torá, el deber de entregar las ofrendas y los diezmos se mantiene igualmente vigente, y es preciso entregarlos a los cohanim y a los leviím que no lo hacen, ya que la totalidad de la tribu está en su derecho de recibirlos por cuanto que carece de heredad en el país. Y si bien momentáneamente los obsequios se entregan a cohanim y a leviím que no son estudiosos (talmidei jajamim), ni bien se presenten algunos que sí lo sean, se deberá volver a entregar los obsequios a ellos.

Más allá del hecho que la tribu de Leví fue fijada como la responsable por el estudio de la Torá y su enseñanza al pueblo de Israel, todo judío que así lo desee puede consagrar su vida a la Torá, a estudiarla y a enseñarla (Rambám Hiljot Shemitá Veyovel 13:13).

Dado que las ofrendas y los diezmos no estaban destinadas a los estudiosos israelitas que deseaban entregarse al estudio, ellos debían limitar el trabajo en sus campos y conformarse con un estilo de vida austero a los efectos de poder hacerlo. Lógicamente, aquellas personas que optaron por ello eran especialmente capaces, esmeradas y virtuosas, y por ende, alcanzaban niveles muy elevados de conocimientos de la Torá, superiores al grado promedio que detentaban los hijos de la tribu de Leví, y por lo tanto, muchos de ellos llegaron a ocupar jefaturas de yeshivot, fungieron como jueces en tribunales y como miembros del Sanhedrín.

En algunas ocasiones, los miembros de sus familias les ayudaban a mantenerse, como en el caso de Zevulún e Yssajar, y en otras, el público les pagaba para que no trabajasen y dedicasen su tiempo a la enseñanza o a impartir justicia. Aun así, el importantísimo rol de la tribu de Leví mantenía su vigencia, pues recaía sobre ellos la responsabilidad general por la continuidad de la existencia de la Torá en el seno del pueblo de Israel, así como también la instrucción de los niños pequeños y grandes, la fijación de horarios para la instrucción de los adultos, la mediación pacífica de pleitos entre simples contendientes y entre cónyuges, la prestación de ayuda emocional a los necesitados y la rehabilitación tanto de los asesinos como de los criminales.

Sobre esta sólida base, los israelitas que se consagraban al estudio de la Torá agregaban un nivel importantísimo en su engrandecimiento y enaltecimiento, en el dictado de la Halajá y en el enriquecimiento de la vida social en todas las áreas de las que se ocupaban los miembros de la tribu de Leví (la instrucción del diezmo de los ingresos económicos tiene por objetivo continuar la función de las ofrendas y los diezmos, pasando de centrarse en el área agrícola para hacerlo en las labores profesionales y en los negocios).

Índice de halajot en el capítulo

Índice de capítulos

Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
Ordenar ahora