Es precepto de la Torá entregar el primer diezmo al leví y no al cohen. Dado que los cohanim son también miembro de la tribu de Leví, cuando poseen frutos que son ‘tevel’ (o sea, de las que no se separaron diezmos ni ofrendas) tras separar el ‘primer diezmo’ (ma’aser rishón) se lo quedan y separan de este para sí la ‘ofrenda del diezmo’ (terumat ma’aser). Por su parte, cuando un israelita posee frutos, debe entregar forzosamente el primer diezmo a un leví (según la opinión de Rabí Akiva en el Tratado de Yevamot 86(A)y(B), Talmud Jerosolimitano Tratado de Ma’aser Shení 5:3, Rambám Hiljot Ma’aser 1:1).
A inicios de la era del Segundo Templo Ezra solicitó a los leviím que ascendieran a la tierra de Israel, pero solamente unos pocos de estos lo hicieron, menos de una décima parte del número de cohanim y menos de un uno por ciento del total de los judíos que retornaron a Sion. Entonces, Ezra multó a los leviím al decretar que no fuera necesario entregarles la totalidad del primer diezmo que es aproximadamente un 9% de lo producido, ya que el ma’aser les es entregado en virtud de su labor, tal como fue dicho (Bamidbar-Números 18:21): «Y a los hijos de Leví Yo he dado todo diezmo de Israel por heredad, a cambio de su servicio» y no para transformarlos en personas ricas.
Por lo tanto, se estableció que el diezmo pudiera entregarse también a los cohanim así como al resto de las necesidades que el Tribunal (Beit Din) fijara. El Beit Din podía establecer una multa semejante en virtud de que el primer diezmo es un bien que carece de santidad, y, por ende, el Tribunal podía confiscárselo a los leviím y entregárselo a quien considerase oportuno. En el Talmud Jerosolimitano (Tratado de Ma’aser Shení 5:5) se explica que en un inicio se estableció que se trajera el diezmo a los depósitos del Templo. Un tercio se entregaba a los cohanim y a los leviím que se encontraban en Jerusalém, un tercio se dejaba en los almacenes para las necesidades de los habitantes de la ciudad y otro tercio se repartía entre las personas necesitadas y entre los estudiosos de entre sus residentes.
Aparentemente, en la medida en que la población judía aumentó se volvió a repartir el primer diezmo en todos los confines del país, pero en virtud de la multa, en vez de entregarlo íntegramente a los leviím se otorgaba también una parte a los cohanim (Tratado de Yevamot 86(B), según Tosafot, Rosh y otros).
Hay juristas que sostienen que la multa quedó sin efecto tras la destrucción del Segundo Templo, y desde entonces, el primer diezmo debe ser entregado directamente a los leviím, y es correcto proceder de esta manera (Beit Yosef y Shulján Aruj Yoré De’á 331, según Rambám Hiljot Ma’aser 1:4).