Si bien los frutos fueron cosechados después de haber llegado a la ‘temporada de los diezmos’, mientras ‘no culmine la labor’ no se separan de estos ofrendas o diezmos porque no alcanzaron aun su fase más selecta. Además, solamente tras la finalización de la labor es posible calcular certeramente cuánto debe apartarse para los diezmos.
La finalización de la labor es el momento en el cual culmina la recolección de los frutos del campo previo a ser ingresados al hogar del productor o antes de ser vendidos. En el caso de frutos que suelen ser limpiados en el campo, la finalización de la labor se considera que es después de haber sido limpiados y recolectados.
Cuando se tiene la intención de producir vino a partir de las uvas o aceite a partir de las aceitunas, se considera que la labor está finalizada tras la culminación de la elaboración de estos líquidos. Cuando se tiene la intención de comer las uvas al natural, la finalización de la labor es al concluir su recolección. Cuando se tiene la intención de elaborar pasas de uva, o comer las aceitunas en escabeche, la finalización de la labor será al concluir el proceso. La finalización de la labor para el caso del trigo es tras el trillado de las espigas que está destinado a separar los granos, y estos son aventados para quitarles la paja, limpiándolos así de cualquier otro residuo y almacenándolos en su lugar como corresponde.
Si bien está prohibido separar ofrendas y diezmos de frutos que no llegaron a la finalización de su labor, a posteriori, quien lo hubiere hecho – habrá cumplido igualmente con su deber. A veces, se duda respecto de cuándo finaliza la labor. Por ejemplo, en el caso de frutas que suelen ser recolectadas en el campo y colocadas en cajas para luego ser llevadas a la empacadora donde pasan por un proceso de lavado, selección y empaquetado previo a su comercialización. A priori, es preferible salir de toda duda y esperar a la finalización del empaque para separar las ofrendas y los diezmos. Pero en caso de que fuese necesario adelantar la separación para evitar posteriores olvidos, o si tras su empacado la separación resultase difícil, o si los obreros pudiesen llegar a llevarse a sus casas los frutos sin separarlos – resultará oportuno hacerlo tras la primera etapa de la recolección.