En el lenguaje de nuestros sabios, ‘tevel’ son aquellos frutos de los que no se separaron ofrendas y diezmos, y el vocablo significa ‘tov – lo’, literalmente ‘no bueno’, o sea, frutos que aún no son aptos para su consumo. ‘D’mai’, es un vocablo arameo que se traduce como ‘¿esto qué es?’ (ze ma), o sea, sobre los frutos pende la interrogante de si fueron separados ya las ofrendas y los diezmos.
En tiempos de nuestros sabios, la mayoría de los judíos legos en cuestiones religiosas (amei haaretz) separaban ofrendas y diezmos, pero dado que algunos de entre estos no lo hacían, nuestros maestros establecieron que los frutos de los legos tengan el estatus de d’mai, esto es, que no se separe de estos la primer ofrenda (terumá guedolá) pues estas personas solían hacerlo, pero en el caso del primer diezmo, de la ofrenda del diezmo y del segundo diezmo o del diezmo del pobre, deberán ser separados.
No obstante, si bien en la práctica se separaban frutos para el primer diezmo y el diezmo del pobre al fijar sus sitios, los sabios no obligaron entregarlos al leví o al menesteroso, ya que se trataba de una detracción de bienes sobre los cuales rige el principio jurídico que reza: «Quien reclama recibir de o quitar a su prójimo tiene el deber de presentar las pruebas», y si el leví o la persona necesitada no demuestran que los diezmos no fueron aun separados, no será perentorio entregarlos. Sin embargo, es preciso separar del primer diezmo la ‘ofrenda del primer diezmo’ y entregársela al cohen, ya que esta posee santidad y un israelita tiene prohibido ingerirla. Lo mismo ocurre con el segundo diezmo, dado que posee santidad, es preciso separarlo e ingerirlo en Jerusalém en estado de pureza.
Al separarse ofrendas, diezmos y la redención del segundo diezmo (pidión ma’aser rishón) de frutos que entran en la categoría de d’mai no se recita la bendición correspondiente siguiendo el principio que establece que «en caso de duda respecto del recitado de una bendición se adopta la opción flexible» (safek berajot lehakel) (ver Rambám Hiljot Ma’aser 9:1-4). En caso de que se redimiera el segundo diezmo del d’mai no resultará necesario agregar un quinto (Rambám Hiljot Ma’aser Shení 5:4).
En la actualidad, en caso de que surgiera una duda respecto de si los frutos fueron o no diezmados, esta recaerá también sobre la gran ofrenda (terumá guedolá) ya que a esta las personas legas tampoco las suelen separar. Por lo tanto, será preciso separar las ofrendas y los diezmos sin recitar la bendición correspondiente, pero como ya se dijera, los deberes o detracciones de bienes, esto es, el primer diezmo y el diezmo del pobre no precisan ser entregados al leví o al necesitado al tiempo que las ofrendas consagradas, a raíz de la duda, es preciso dejarlas envueltas en el bote de la basura y el segundo diezmo debe ser redimido sobre una moneda.
Cada vez que una persona tenga la duda si los frutos que tiene ante sí corresponden al año del segundo diezmo o al del diezmo del pobre deberá separar ambos diezmos y declarar: «Si debe separarse de estos frutos el diezmo del pobre – que sean diezmo del pobre, y si debe separarse el segundo diezmo – que sean del segundo diezmo». El segundo diezmo deberá ser redimido sobre una moneda y el del pobre deberá ser entregado a una persona necesitada. Quien desee adoptar una actitud más flexible podrá separar únicamente el segundo diezmo.