04- ¿Cómo se mide y qué ocurre en caso de error?

Al separar los diezmos y la ofrenda del diezmo es necesario esmerarse por ser exactos para no separar ni menos ni más que el 10%. Para ello, es preciso medir el volumen de los frutos que suelen cuantificarse de esa manera y contar aquellos que se miden por conteo. De todas maneras, lo mejor es pesarlos ya que resulta ser el método más exacto (Rambám Hiljot Terumot 3:11, Hiljot Ma’aser 1:14).

A posteriori, cuando no cabe la posibilidad de pesar, medir o contar los frutos se deberá diezmar estimando a ojo. E incluso en caso de equivocarse considerablemente al hacerlo, mientras que se haya tenido la intención de separar el porcentaje indicado y se hubiese incurrido en un error del tenor del que suelen ocurrir a las personas – igualmente se habrá cumplido con el precepto. No obstante, a priori, nuestros sabios ordenaron «no apartes el diezmo por aproximación frecuentemente» (Pirkei Avot 1:16).

La práctica aceptada en la actualidad (que se explicará más adelante) es que no se separen frutos para diezmos, sino que se fije que una décima parte de los que están colocados en el lado sur o norte sean para ese propósito. De ese modo, la cantidad de frutos destinada al diezmo resultará exacta. Acto seguido, se le entregael equivalente en dinero al leví o a la persona necesitada lo que le corresponde y los frutos del segundo diezmo son redimidos a cambio de una moneda.

Sin embargo, en el caso de las ofrendas que son sagradas, es preciso separar los frutos concretamente, y luego envolverlos y colocarlos de un modo digno en el bote de la basura. En el caso de las ofrendas, es necesario separar más de un 1% de los frutos – un 1% para la ofrenda del diezmo y una parte suplementaria a ese 1% a modo de gran ofrenda (terumá guedolá). En caso de que se hubiese separado para ofrendas un 1% exacto o menos que ello, resultará que no se habrá separado la gran ofrenda pues esa corresponde a «lo que excede por sobre el 1%». Dado que resulta impensable que la persona a priori decidiese no separar la ‘gran terumá’, todo lo efectuado resultará inválido y se deberán volver a separar las ofrendas y los diezmos de acuerdo con el orden establecido (ver Markevet HaMishná y Yeshuot Malkó sobre las Hiljot Ma’aser del Rambám 13:19, Ma’adanei Aretz Terumot 3:23:8).

Sobre las separaciones de las ofrendas y los diezmos rige la misma norma que sobre el resto de las promesas (nedarim) y las consagraciones (hakdashot), y quien se arrepintiese de haberlas efectuado, podrá solicitar a un rabino que junto a otras dos personas dejen sin efecto la separación realizada, de acuerdo con las reglas de anulación de promesas (hatarat nedarim) y de ese modo los frutos volverán a su estado original de tevel (Rambám Hiljot Terumot 4:17, y otro tanto ocurre en el caso de la jalá, ver más adelante 10:13).

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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