A partir del momento del ingreso del pueblo judío a la tierra de Israel, se le ordenó observar aquellos preceptos que recaen individualmente sobre cada una de las personas, y estos son: jadash, orlá, kilei zera’ím (la hibridación de semillas) y kilei hakerem (la hibridación de la viña). La tierra sobre la cual entró en vigor el deber de observar estos preceptos es aquella que se ordenó a los libertos de Egipto que conquistaran en la margen occidental del rio Yardén, tal como se explica en la porción de lectura de Mas’ei (Bamidbar-Números 34), y a partir del momento en que los hijos de Israel lo cruzaron el deber recayó sobre todo el territorio, aunque en la práctica no había sido aun conquistado.
Dado que con anterioridad ya habían conquistado la margen oriental del Yardén, la obligación del cumplimiento se extendió también a esta. Sin embargo, en el caso de territorios que se encuentran allende el límite de los libertos que llegaron de Egipto, si bien estaban incluidos en los límites máximos (de la promesa) de la tierra de Israel – desde el rio de Egipto hasta el Éufrates, el deber de cumplir estos preceptos no rigió sobre ellos mientras no fueron conquistados por todo el pueblo de Israel.
En el caso de los preceptos de carácter público, esto es, las ofrendas y los diezmos que son entregados por parte de los dueños de las parcelas de campo a los cohanim, a los leviím y a las personas necesitadas, así como también los de shevi’ít (año sabático) y yovel (jubileo) que involucran a la generalidad del pueblo de Israel, entraron en vigor únicamente después de concluida la conquista del país y efectuado el reparto de los territorios entre las tribus.
La conquista duró siete años y el reparto de las tierras, las parcelas entre las tribus y entre todos los miembros de la nación duró siete más. Resulta entonces que en el décimo quinto año desde su ingreso a la tierra prometida los hijos de Israel comenzaron a contar los años del ciclo sabático (shemitá), los del jubileo, comenzaron a separar ofrendas, diezmos, y a obsequiar los presentes para los pobres. En el vigésimo primer año cumplieron el primer año sabático, y en el sexagésimo cuarto se llevó a cabo el primer jubileo (Sifrei Ekev 41, Pninei Halajá Shevi’ít Veyovel 5:1).
Hasta que fuera erigido el Templo de Jerusalém los frutos del segundo diezmo (ma’aser shení) y los del cuarto año (neta revai) solían comerse junto al Tabernáculo de Shiló (Mishná Tratado de Zevajim 14:4-8), y allí eran traídas las primicias (bikurim). Esto fue así durante los 369 años de su existencia. Luego, el Tabernáculo continuó existiendo 57 años más en Nov y en Guiv’ón y desde allí ascendieron a Jerusalém, al Templo que construyera Shelomó y durara en pie 410 años (Tratado de Zevajim 118(B), Rambám Hiljot Beit Habejirá 1:2).