07- No destruir o echar a perder (bal tashjit) – la prohibición general

Es precepto de la Torá no destruir cosas que sirven, tanto se trate de alimentos, de utensilios o de materias primas. El fundamento del precepto se encuentra en la advertencia de la Torá hacia los soldados de que no talen árboles frutales en tiempos de guerra, y si durante una confrontación bélica es preciso tener cuidado de no destruir, cuánto más en tiempos de rutina. De aquí aprendemos que todo aquel que quiebra utensilios, rasga vestimentas, destruye un edificio o tapa un manantial innecesariamente, transgrede la prohibición de la Torá de no destruir ni echar a perder (bal tashjit).

El motivo de la prohibición resulta claro, el individuo debe tener una actitud de respeto hacia los objetos que tienen provecho y ha de desear mantenerlos en buen estado. Y aunque los objetos en cuestión no le resulten de provecho, él no es la única persona que habita el mundo, hay otros seres creados, tanto humanos como animales que pueden disfrutar de estos, y por ello es preciso tener el recaudo de no malograrlos gratuitamente.

Por lo general, en bal tashjit se incluye la prohibición de destruir recursos naturales, pues si incluso en tiempos de guerra la Torá prohibió a los soldados destruir árboles si ello no es necesario, e incluso prohibió también destruir el acueducto o el canal de riego que lleva agua hasta el árbol (arriba halajá 3), cuánto más aun que en días de rutina esté prohibido destruir o contaminar los recursos naturales. En el pasado, la capacidad del ser humano de afectar el medio ambiente era exigua, y por ello, la principal prohibición estaba orientada hacia la destrucción de árboles frutales o canales de agua que los regaban.

Sin embargo, en las últimas generaciones, a raíz del desarrollo de la tecnología y el aumento de la población, la capacidad del ser humano de contaminar el aire, el suelo y el agua creció notablemente por lo que recae sobre los líderes de las naciones y de las comunidades el gran deber de establecer normas y disposiciones que protejan el medio ambiente, y es precepto de la Torá que cada persona acate estas reglamentaciones para no arruinar los recursos naturales. Asimismo, dijeron nuestros sabios (Kohelet Rabá 7:13): «Cuando el Santo Bendito Él creó al primer Adam, lo tomó y lo llevó a ver todos los árboles del Jardín del Edén y le dijo: Mira cuán bella y excelsa es Mi obra, y todo lo que creé fue para ti, ten cuidado de no malograr ni destruir Mi mundo, pues si lo haces, no habrá quien lo repare tras de ti».

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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