05- Las aves

Respecto de las aves, la Torá no nos ha brindado señales de pureza, sino que únicamente ha listado las especies impuras. Tal como fue dicho (Devarim-Deuteronomio 14:11-18): “Cualquier ave pura podréis comer. Y esto es lo que no comeréis de ellos: el águila y el quebrantahuesos y el águila marina. El buitre y el halcón y el milano en todas sus especies. Cualquier cuervo en todas sus especies.  El avestruz, la lechuza, la gaviota el gavilán en todas sus especies. El búho, el ibis y el cisne. El pelícano y el calamón y el somorgujo. La cigüeña y la garza en todas especies, y la abubilla y el murciélago” (otro tanto fue dicho en Vaikrá-Levítico 11:13-19).

Dijeron nuestros sabios (Tratado de Julín 63(B)): Es sabido y revelado ante Quien creó el mundo por medio de Su palabra, que las aves puras son más numerosas que las impuras, por lo tanto, el texto enumera las impuras, para así enseñarnos que todas las demás son puras.

Nuestros sabios resumieron la cuestión señalando que existen veinticuatro especies impuras y aquel que las conoce todas por sus nombres y las distingue por sus señales puede determinar que en efecto todas las demás especies son puras. Sin embargo, esta tradición se perdió durante los años del exilio. No obstante, nuestros sabios nos dieron algunas señales para diferenciar entre un ave pura y una impura. Toda ave que es de rapiña (dorés), o sea, que mata a su presa con sus garras, es impura. Y si cuando se la coloca sobre un hilo separa sus garras colocando dos de un lado del hilo y dos del otro, resulta claro que es impura.

Respecto de un ave sobre la cual se duda si es o no de rapiña, si posee una garra de más, y tanto su buche o pescuezo (zepek) como su estómago muscular (kurkeván) se pueden pelar, es sabido que es pura. Si se sabe que un ave determinada no es de rapiña, alcanza con que exhiba una sola señal de estas tres para que se la considere pura (Tratado de Julín 59(A), Tur Beit Yosef 82:2, Siftei Cohen 4).

Sin embargo, en la práctica, los sabios medievales escribieron que dado que siguiendo las señales mencionadas hubo casos en los cuales se consideró a pura un ave y luego se llegó a la conclusión de que se trataba de una de rapiña y era impura (ver Tratado de Julín 62(B)), en la actualidad no se acostumbra a confiar en las señales y se comen únicamente aquellas aves respecto de las cuales existe una tradición probada de pureza (Rashí, Rosh, Shulján Aruj y Ramá 82:2-3).

Recordemos algunas de las especies de aves puras que suelen ingerirse en la actualidad: la más común es el pollo, y es seguida por el pavo. Asimismo, se acostumbra a consumir el ganso y el pato domésticos, el cisne común, las palomas (la doméstica y la torcaz), la tórtola común, el gorrión y la codorniz.

Los comentaristas explicaron que dado que el ave es más espiritual que los animales silvestres (jaiot), la mayor parte de sus especies son puras. Sin embargo, es probable que por estar más lejos nuestro se perdieron las tradiciones respecto de su ingesta, al grado de que en la práctica se habilita para comer a unas pocas especies, aquellas respecto de las cuales existe una tradición demostrada de aptitud.

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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