El dueño del animal está preceptuado a otorgar los obsequios, y en caso de haber entregado el animal a un matarife ritual (shojet) para que se lo faene, este último tendrá la responsabilidad de repartirlos al cohen. En ese caso, el matarife deberá preguntar al dueño del animal a quién de entre los cohanim desea entregarle los obsequios (ver Shulján Aruj 61:28).
Es preceptivo apurarse a entregar los presentes inmediatamente después de la faena. Estos deben ser transferidos al cohen de un modo digno. Por lo tanto, el cohen tiene prohibido ayudar al dueño del animal o al matarife para que le entreguen los presentes, tiene también prohibido pedirlos, y con más razón tomarlos por la fuerza (Rambám Hiljot Bejorot 1:14, Shulján Aruj Yoré Deá 61:11). No se deben dividir los obsequios en trozos demasiado pequeños, de modo tal que se pueda entregar al cohen un regalo de importancia (ídem 9).
En caso de no hallarse un cohen en las inmediaciones, se deberá realizar una estimación del valor de los obsequios y el dueño del animal habrá de comerlos o venderlos y luego le dará el dinero equivalente a un cohen. Esto fue dispuesto para que el cohen no pierda sus obsequios, ya que, de no ser consumidos, pueden echarse a perder (ídem 10).
Según la opinión de algunos de los sabios amoraítas está prohibido comer la carne de un animal del cual no fueron otorgados los obsequios. Sin embargo, para la halajá práctica, es apta de ser consumida, y es una costumbre piadosa el abstenerse de ingerir carne de un animal del cual no fueron entregados obsequios al cohen (Tratado de Meguilá 28(A), Tratado de Julín 37(B), ídem Tosafot 131(A), Shulján Aruj 61:5).
Cuando el propietario de un animal doméstico no desea entregar los obsequios, si el tribunal rabínico local tiene la potestad, deberá compelerlo a hacerlo en beneficio de algún cohen (Turei Zahav 61:17). Si el dueño del animal doméstico transgrede comiéndose él mismo los obsequios, si los vende o bien los bota a la basura, no habrá ya posibilidad de obligarlo a entregarle su equivalente al cohen ya que no existe un cohen específico que pueda exigir un valor determinado. No obstante, desde el punto de vista de la Torá, el dueño del animal en cuestión deberá retornar en arrepentimiento y entregar al cohen en dinero el equivalente de los obsequios (ídem 15).
Está prohibido comprar o recibir a modo de presente el brazo, las quijadas o el estómago que no fueron entregados al cohen, ya que al adquirirlos o recibirlos uno se vuelve socio o cómplice de un robo perpetrado a los cohanim. A posteriori, un israelita que compra o recibe carne correspondiente a obsequios no entregados al cohen, dado que la carne de los obsequios ya está en sus manos, podrá comerla, pues la responsabilidad de pagar el equivalente a un cohen recae sobre el dueño del animal (ídem 31).
Sin embargo, tal como ya aprendimos, es una acción piadosa (midat hajasidut) no ingerir carne de un animal doméstico del cual no se han separado los obsequios, y cuánto más aun que no deben comerse los obsequios que fueron robados al cohen.