Una vez que la Torá ordenó lo referente a la santidad de los primogénitos del ser humano y de los de los animales domésticos puros, preceptuó también sobre el primogénito del burro (peter jamor), que es aquel que abre la matriz de su madre, tal como fue dicho (Shemot-Éxodo 13:13): “y todo primogénito de asno redimirás por medio de un cordero y si no lo redimieres, lo habrás de desnucar”. Y si bien el primogénito del burro tiene santidad, dado que se trata de una especie impura no resulta posible ofrendarlo sobre el altar. Por lo tanto, la Torá ordenó redimirlo por medio de un cordero de modo tal, que entonces la santidad del burro primogénito cesa y se lo puede emplear para menesteres mundanos. Y a su vez, el cordero no se consagra, sino que es necesario entregarlo al cohen y este podrá hacer con el cordero lo que desee. En efecto, el peter jamor es uno de los veinticuatro obsequios destinados a mantener a los cohanim para que puedan disponer del tiempo necesario para enseñar Torá al pueblo de Israel.
Dado que el primogénito del burro tiene santidad, mientras no haya sido redimido queda prohibido utilizarlo para labor alguna u obtener beneficio de su pelambre. En caso de que el pelambre del burro creciere y se enredare provocándole molestia o sufrimiento, se lo podrá cortar, pero no se podrá obtener beneficio alguno de él (Shulján Aruj Yoré Deá 321:9).
Se puede redimir al burro por medio de cualquier cosa que equivalga a su valor, si el peter jamor vale diez denarios – se lo podrá redimir por medio de cualquier objeto que tenga ese valor. La ventaja de redimir por medio de un cordero es que, aunque valga un solo denario, por su intermedio se podrá redimir a un burro, aunque este cueste diez (ídem 5).
Dado que la redención del primogénito del burro es un precepto, nuestros sabios le estipularon el recitado de una bendición. Se acostumbra a alzar primeramente el cordero a ser entregado y se bendice: “Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolam Asher Kideshanu Bemitzvotav Vetzivanu Al Pidión Peter Jamor” (“Bendito seas Tú, HaShem, nuestro D’s, Rey del universo, que nos ha consagrado con Sus preceptos y nos ordenó redimir el primogénito del burro”). Acto seguido se entrega el cordero al cohen.
Cuando el dueño del burro se niega a redimirlo, dado que el animal es sagrado y está prohibido utilizarlo, es preciso cortar su cabeza, tal como fue dicho (Shemot-Éxodo 13:13): “y si no lo redimieres, lo habrás de desnucar”. El degollamiento se realiza por medio de un cuchillo de grandes dimensiones y el corte se efectúa sobre la nuca. Sin embargo, a priori, es preciso redimir el peter jamor por medio de un cordero y entregárselo a un cohen, ya que de ese modo se le otorga el obsequio y, además, no es correcto matar a un burro innecesariamente (Shulján Aruj 321:12, Aruj HaShulján 321:2).
Por lo general, la santidad de los primogénitos se revela en las especies que pueden manifestarla: en el ser humano que puede consagrar su vida, en los animales domésticos que pueden ser ofrendados en sacrificio. No obstante, sobre los animales no domésticos que no son ofrendados sobre el altar como la gacela y el ciervo, no recae la santidad de la primogenitura y a fortiori, no rige sobre los animales domésticos o no domésticos que sean de especies impuras. Solamente los primogénitos de entre los burros fueron exceptuados por la Torá estableciendo que tienen santidad, para enseñarnos que también reside en el interior de los animales impuros, solo que esta kedushá está sumamente encubierta y se manifiesta únicamente en el primogénito del jumento. No obstante, este no es ofrendado como sacrificio, sino que debe ser redimido y su equivalente entregado al cohen.
De la santidad del peter jamor aprendimos que, en realidad, todos los animales de especies impuras tienen por cometido ser partícipes de la reparación del mundo de acuerdo con la palabra de HaShem. Si bien el que la santidad de las especies impuras se manifieste justamente a través de los burros se trata de un decreto (no necesariamente comprensible) Divino, ello tiene un motivo, pues los jumentos ayudaron al pueblo de Israel, ya que sobre sus lomos los judíos cargaron todos los bienes que se llevaron al salir de Egipto (Tratado de Bejorot 5(B)). Y es correcto que así sea, ya que el burro alude a la materialidad simple, que a primera vista parece desconectada del objetivo Divino, y por medio de la santidad del peter jamor queda en evidencia que su misión es servir de base para la revelación de la santidad, tal como los burros que ayudaron a los hijos de Israel a cargar los bienes materiales que luego sirvieron de base para el servicio a D’s y la construcción del Tabernáculo. Asimismo, nuestros sabios insinuaron (Tratado de Sanhedrín 98(A)) que en el futuro el Mashíaj montará sobre un burro, esto es, acercará a la materia a la espiritualidad y la transformará en un sostén o base para la revelación de la Divina Presencia, para manifestar los ideales superiores en el mundo.