Existen cuatro formas de kasherizar a la carne de la sangre que contiene: 1) salado, 2) asado, 3) inmersión en agua hirviendo, 4) inmersión en vinagre de vino.
El salado y el asado son procedimientos destinados a extraer la sangre de la carne. En el caso del salado, porque que la sal absorbe la sangre de la carne. Asimismo, el asado extrae los líquidos y la sangre de la carne y los quema. Sin embargo, después del salado o el asado queda aún en la carne un líquido rojo, pero según la Halajá este no está prohibido y no se lo considera sangre sino “jemar basar” o literalmente “vino de sangre”.
Más aun, aunque digamos que el salado y el asado no lograron extraer toda la sangre del interior de la carne, mientras el salado o el asado se hayan efectuado conforme a las reglas, no hay ya prohibición alguna sobre el líquido rojo que permanece en la carne y está permitido cocinarlo, ya que no corresponde que la prohibición recaiga sobre una sangre que los seres humanos no consiguen extraer de la carne, puesto que la Torá no fue entregada a los ángeles. Además, según la opinión mayoritaria de las autoridades halájicas, sangre que fue salada o cocida está prohibida únicamente por prescripción rabínica, y ellos (los sabios) nos ordenaron que tras el salado o el asado conforme a las normas ya no cabe temer más de la sangre que quede en la carne, y si llegase a fluir hacia afuera, estará permitido ingerirla (Rabenu Nisim).
A diferencia del salado y el asado que extraen la sangre de la carne, la inmersión en agua hirviendo o en vinagre no está destinada a extraer la sangre de la carne sino a aglutinarla en su interior de modo tal que ya no pueda moverse de allí ni siquiera por medio de la cocción. Dado que no hay prohibición respecto de la sangre que está absorbida o impregnada en el interior del trozo o corte, tras la inmersión, es posible cocinar la carne.
Sin embargo, los gaonitas (gueonim, grandes maestros de las yeshivot de Babilonia, N. de T.) prohibieron kasherizar la carne por medio de su inmersión en agua hirviendo o vinagre por temor a que el hervido no esté bien hecho. Esto se debe a que la inmersión en agua hirviendo depende de que esta consiga aglutinar la sangre por medio de un golpe de calor intenso, pero en caso de que el agua no haya hervido lo suficiente, o que no se sumerja a la totalidad del corte de una sola vez, o que el agua hirviendo resulte escasa en relación con la cantidad de carne –el agua hirviendo no logrará aglutinar la sangre en el interior de la carne.
Otro tanto ocurre la inmersión en vinagre, se teme que este no sea lo suficientemente fuerte para la tarea. Además, cabe temer que el vinagre se enrojezca un tanto, lo cual sería señal de que la inmersión no resultó exitosa, por lo cual quedarían prohibidos tanto la carne como el vinagre, y quizás las personas involucradas en la tarea no se percaten de ello (Tratado de Julín 111(A), Shulján Aruj 67:5, 73:2). Por lo tanto, quien desee cocinar carne, deberá kasherizarla inicialmente por medio de su salado o de su asado.