Hay personas enfermas a las que la sal les perjudica la salud, por ejemplo, aquellas que padecen de hipertensión, y la carne salada, según la norma, no les resulta saludable. Pues si bien la carne es lavada después de su salado, parte de la sal es absorbida por la carne y ello torna al corte peligroso para ellos. La primera solución es kasherizar la carne por medio de su asado. ya que de ese modo no resulta necesario hacer uso de sal. Si bien a priori, previo a su asado, se sala un poco la carne, en caso de necesidad cabe adoptar hacia ello una actitud flexible (adelante halajá 10). Cuando la persona enferma no puede comer de la carne asada, tras asarla se la puede cocinar para así ablandarla.
Asimismo, es posible kasherizar un trozo de carne muy grande por medio de su salado y luego cortar la capa exterior en la que el sabor salado es perceptible y darle a la persona que no tolera la sal la parte interior que carece de esta.
En caso de que estas soluciones no resulten apropiadas, se podrá kasherizar la carne por medio de su inmersión en agua hirviendo (jalitá, arriba 3). Si bien los gaonitas adoptaron a priori una actitud estricta e indicaron que no se kasherice por medio de jalitá, en caso de gran necesidad o apremio (sheat hadjak) instruyeron que se kasherice por medio de la inmersión de la carne trozada en trozos pequeños en agua hirviendo, teniendo el recaudo de que al colocar cada trozo el agua hierva y genere vapor (Kneset Haguedolá, Majazik Berajá del Rav Jaim Yosef David Azulay 69:51). De esta manera es posible realizar la jalitá para una persona enferma (Yeshuat Moshé 47, Shmirat Shabat Kehiljatá 40:100).