Así como el salado kasheriza la carne por medio de la extracción de sangre, de igual manera el asado la extrae y la quema. El poder del asado es mayor que el del salado ya que este último procedimiento no es relevante para carne que tras la faena haya permanecido tres días sin ser kasherizada, puesto que la sangre en su interior se ha secado, al tiempo que en esa situación el asado sí resulta efectivo (ver arriba 4). Asimismo, el salado no puede extraer sangre que se hubiere acumulado en la carne sin que se efectúe un corte en el sitio de la acumulación, al tiempo que el asado logra extraerla sin que resulte necesario cortar ese lugar (ver arriba 4). El salado no sirve para el caso del hígado ya que todo este es sangre, empero el asado sí logra kasherizarlo (adelante 12).
Así es el orden del asado: se lava la carne de los restos de sangre que tenga sobre su superficie. Inmediatamente antes de asar la carne es oportuno salarla un poco. Se la asa hasta que esté comestible y de ese modo se vuelve kasher. Ahora pasemos a explicarlo con mayor detalle:
Previo a la kasherización de la carne por medio del asado se enjuaga la carne de la sangre que se encuentra en su superficie, pues hay quienes dicen que cabe temer que el procedimiento del asado haga que esta se vea absorbida al interior de la carne. A posteriori, si se asó la carne sin enjuagarla previamente, mientras se trate de sangre que hubiere salido del trozo mismo –será kasher, pero en caso de que la sangre que estaba en la superficie proviniese de otro trozo –la carne asada se prohibirá (debiéndose cortar una capa de la carne a lo largo de todo el lado en cuestión, “kedei netilá”, o inhabilitándose la totalidad del pedazo).
A priori, previo al asado se echa un poco de sal sobre la carne para que esta ayude al fuego a extraer la sangre. En caso de no haberse echado sal, la carne es apta o kasher. Tras el salado de la carne, es preciso colocarla de inmediato sobre el fuego pues si permanece en sal por varios minutos la sangre comenzará a salir y será necesario volver a enjuagar el trozo de carne antes de ponerlo a asar. No obstante, a posteriori, en caso de que se hubiere olvidado de enjuagarlo, el asado será kasher porque este procedimiento tiene la capacidad de volver apta a la carne, aunque la sangre que salga de esta se encuentre por encima de la carne (Shulján Aruj y Ramá 76:2).
Hay quienes acostumbran a enjuagar la carne tras su asado para asegurarse de que no quede ni una pizca de sangre (Ramá 73:5, 76:2). Sin embargo, cuando se desea comer carne asada, el enjuagado o lavado afecta negativamente su sabor, por lo que es posible ingerirla sin enjuagar ya que se confía y se asume como cierto que el fuego quemó toda la sangre que salió del trozo en cuestión.