13 – El fuego y los utensilios para asar

El asado puede efectuarse sobre un fuego descubierto mientras la carne está sujetada por una red o un pincho o brocheta, y la sangre que sale de esta cae sobre el fuego. Es también posible asar la carne colocándola directamente sobre una superficie metálica muy caliente en virtud de un fuego o de calentadores eléctricos que arden bajo esta.

Si esta superficie metálica es lisa, la sangre sale de la carne y fluye hacia los costados y lo poco que queda bajo la carne se quema y elimina. Pero si la superficie es rugosa o si posee concavidades, es correcto inclinarla para que la sangre que salga de la carne fluya hacia abajo y no quede atrapada debajo de la carne. Está prohibido asar sobre un utensilio o una superficie que posean un receptáculo, porque entonces la sangre no puede fluir hacia los costados, y por ende se verá absorbida por la carne y la tornará prohibida definitivamente, tal como la cocción de una carne que no fue salada la torna prohibida para siempre.

Se permite asar carne dentro de un horno a gas o eléctrico y se permite cerrarlo durante el asado. No hace diferencia si los calentadores se encuentran debajo de la carne, a los costados o por encima de esta.  Siempre y cuando la carne se ase como corresponde y la sangre tenga hacia donde fluir -será apta. A los efectos de que el piso del horno no se ensucie ni quede prohibido en virtud de haber absorbido sabor a sangre, es preciso colocar un receptáculo que recoja la sangre que salga de la carne.

Hay quienes son estrictos (majmirím) y tienen el recaudo de no cortar la carne que está sobre el fuego con un cuchillo hasta que no concluya su kasherización, porque entonces, ese cuchillo habrá de absorber de la sangre y será necesario kasherizarlo por medio de su exposición a un calor intenso (libún) sobre el fuego. Y hay quienes adoptan una actitud más estricta y prohíben la brocheta sobre la cual se asó la carne porque esta absorbe sangre, y por ello, antes de que vuelva a ser empleada con otra carne es preciso kasherizarla por medio de su exposición a un fuego intenso (libún). Por último, están los que adoptan una actitud estricta e instruyen retirar la carne de la brocheta inmediatamente después de sacarla del fuego, pues de no hacerlo así, se teme que la carne pudiera absorber de la brocheta sabor a sangre.

Sin embargo, en la práctica se sentenció de acuerdo con la opinión flexible en estas tres normas, ya que la acción de asar es kasherización, y si vuelve apta la carne prohibida cuánto más que no torna en prohibidos los utensilios que estuvieron en contacto con esta durante el proceso (Rosh, Shulján Aruj 76:4). En efecto, hay quienes dicen que a priori se debe tomar en cuenta la opinión de los que detentan la actitud estricta, y esta es la costumbre de muchos de los ashkenazíes. Pero en la práctica, estos últimos pueden también adoptar la postura flexible que se condice con la opinión de la mayoría de los sabios medievales y volver a utilizar la brocheta, la red y el cuchillo sin necesidad de exponerlos previamente a un calor intenso de fuego (libún).

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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