La Torá prohibió cocinar carne con leche, tal como fue dicho: “No cocerás al cabrito en la leche de su madre”. Esta prohibición se menciona en la Torá tres veces (Shemot-Éxodo 23:19, 34:26, Devarim-Deuteronomio 14:21), lo cual nos enseña que la prohibición incluye tres partes: 1) Está prohibido cocinarlos juntos. 2) Si fueron cocinados juntos está prohibido ingerirlos. 3) Si fueron cocinados juntos está también prohibido obtener beneficio de ellos (Tratado de Julín 115(B), Shulján Aruj Yoré Deá 87(A)).
Esta prohibición es singular y diferente del resto de las prohibiciones dietéticas de la Torá ya que todos los alimentos prohibidos lo están siempre, al tiempo que la carne en sí es kasher, otro tanto ocurre con la leche, y si son cocidos juntos están vedados por medio de una prohibición particularmente grave. Señal de ello es que todos los demás alimentos prohibidos, por ejemplo, la carne de los animales o las aves impuras, pueden ser cocinadas por un judío para un gentil al tiempo que en el caso de la carne con leche ello está vedado. E incluso se prohíbe el participar o ayudar en la cocción, por ejemplo, aumentando la intensidad del fuego con el que se están cociendo.
Además, está prohibido obtener cualquier beneficio de carne y leche que fueron cocinados juntos, por lo tanto, está prohibido vendérselo a un gentil e incluso entregárselo gratuitamente a modo de presente, dado que el judío obtiene de ello un beneficio (una suerte de disfrute). Incluso si un judío quema el alimento vedado, tendrá prohibido disfrutar del calor o de las cenizas producidas. Se prohíbe incluso darlo como alimento a animales que carecen de propietario por cuanto que al judío en cuestión ello le da satisfacción. El alimento prohibido debe ser enterrado, y en caso de que ello resulte dificultoso puede ser arrojado al campo o botado a la basura. Y aunque resulte que a raíz de ello distintos animales terminen comiéndolo, ello no está prohibido por cuanto que el judío no tuvo la intención de que ello ocurriera.
De acuerdo con la Torá, lo que está vedado es cocinar carne con leche, y en caso de que no hubiere cocción, no se incurrirá en prohibición alguna. Por lo tanto, se permite mezclar carne con leche sin que medie cocción si es que un gentil lo necesita o en caso de cualquier otra necesidad. Sin embargo, los sabios establecieron un cerco alrededor de los preceptos de la Torá y prohibieron que un judío coma carne con leche, aunque no se los haya cocido juntos (Shulján Aruj Yoré Deá 87:1, 91:8), y lo reforzaron por medio de numerosas prohibiciones, por ejemplo, ingerir uno de estos si el otro se encuentra sobre la mesa (ver adelante halajá 3), hornear un pan cárnico o lácteo, no vaya a ocurrir que por error sea ingerido con un alimento del otro tipo (ver adelante halajá 4). E incluso agregaron la prohibición de no ingerir leche tras haber comido carne a menos de que medie una separación significativa, y la de comer carne tras haber ingerido leche a menos de que medie un enjuague o aseo bucal (tal como se verá en el siguiente capítulo). El motivo de todos estos decretos se explicará más adelante en la halajá 5.