14 – La prohibición de beber con una actitud ligera (kalut rosh)

No se debe beber alcohol con una actitud ligera (kalut rosh) o en compañía de personas imprudentes (kalei da’at), porque la influencia del alcohol es muy grande (así como negativa, N. de E.), por lo que nuestros sabios instruyeron cuidarse mucho de él. Tal como aprendimos en la Torá que incluso un justo íntegro como Noaj, cuando no se cuidó con el vino fracasó y cayó en los abismos del escarnio y la vergüenza. Otro tanto ocurrió con Lot quien a través de la ingesta de alcohol llegó a incurrir en el incesto con sus hijas (Bereshit Rabá 36:4). Asimismo, Nadav y Avihú, los hijos de Aharón HaCohen que eran hombres justos como su padre y estaban destinados a suplantarlo en el futuro, dado que no fueron cuidadosos con el vino e ingresaron ebrios al Tabernáculo, fueron castigados y murieron (Vaikrá Rabá 12:1). Asimismo, los sabios dijeron (Tratado de Sanedrín 70(A)): “No hay nada que provoque un alarido en el hombre como el vino”. Dijeron además que el vino puede llevar al ser humano a incurrir en pecados y en el adulterio, por lo que quien tema que su instinto pudiera superarlo, que se abstenga de consumirlo (Tratado de Nazir 2:1). Al decir “vino”, se referían a la totalidad de las bebidas alcohólicas, ya que en sus días la principal bebida alcohólica era el vino.

Cuando se bebe alcohol en grupo con música de fondo crece el temor que la persona pueda incurrir en una conducta desaforada, olvide su misión y se vea arrastrada por sus deseos compulsivos. Muchas desgracias, incluido el exilio, sobrevinieron sobre el pueblo judío a causa de este pecado. Tal como fuera dicho (Yshaiahu-Isaías 5:11-15): “¡Ay de los que se levantan por la mañana para seguir la embriaguez; que persiguen fiestas por la noche hasta que el vino los enciende! Que en sus banquetes hay arpas, guitarras, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de HaShem ni consideran la acción de Sus manos. Por ello, mi pueblo fue llevado cautivo carente de conocimiento; y su gloria pereció por el hambre y su multitud se secó por la sed. Por eso en su interior se ensanchó el Sheol, y su boca se extendió sin medida; y allí descenderá su gloria, su multitud y el ritmo febril con el que se regocijaban. El hombre será humillado y el varón denigrado, y los ojos de los altivos serán bajados” (Tratado de Sotá 48(A)).

Sin embargo, el vino posee también un aspecto positivo y es que permite manifestar una alegría verdadera (arriba 1). Y tal como se dijera en el capítulo de agradecimiento a HaShem, que entre todos los bienes que HaShem otorgó al ser humano le dio también el vino, tal como fue dicho (Tehilim-Salmos 104:1-15): “Bendice alma mía a HaShem… y el vino regocijará el corazón del hombre”. Dijeron nuestros sabios (Tratado de Berajot 35(A)): “No se recita un cantico sino sobre (acompañado de) vino”. Por ello, instituyeron que se recite el kidush en Shabatot y festividades, así como las bendiciones en bodas y circuncisiones con una copa de vino. Tal como se dijera en el Zohar (III 189b): “No hay santidad sino en el vino y no hay bendición sino en el vino”.

Resulta que la división se hace entre la alegría y la ingesta preceptiva de vino (de mitzvá) por un lado, y la alegría y la ingesta de vino en días comunes por el otro, tal como dijeran nuestros sabios (Tratado de Shabat 30(B)) que la alegría digna es la preceptiva, tal como fuera dicho (Kohelet-Eclesiastés 8:15): “Por lo tanto, he alabado la alegría, dándome cuenta de que no hay mejor para el hombre que comer, beber y regocijarse. Esto le permitirá trabajar durante el tiempo que D’s le ha otorgado bajo el sol”.

Pero es preciso tener cuidado respecto de alegría que no es preceptiva, tal como fue dicho (ídem 2:2): “Disfrutar, me dije, es insensatez. Y la alegría, ¿qué logra?”, porque esta alegría es solo disfrute, el cual viene mezclado con llanto y gemidos, y esta alegría finalmente se vuelve desasosiego (Rashí ídem). Y cuando la ingesta de vino en días comunes de la semana se lleva a cabo en grupo, ésta es peor aún y se la considera a la reunión como un sitio de encuentro para personas burlonas (moshav letzim), tal como fuera dicho (Proverbios 20:1): “El vino es burlador (letz), la bebida alcohólica alborota y todo aquel que yerre por él no será sabio”. Rabenu Yoná explicó (Sha’arei Teshuvá 3:177) que “la ingesta de vino causa tres males: a) Transformarse en una persona burlona; b) Ser alborotado y conversador (de más), y ya dijeron nuestros sabios, de bendita memoria, (Avot 1:17) que “todo aquel que habla de más trae pecado”; c) “Todo aquel que yerre por él (el vino) no será sabio”.

Y así es como los sabios instruyeron la halajá de que está prohibido cantar o tocar un instrumento musical mientras se bebe vino, y esto se permite únicamente en aras de alabar y entonar cánticos a HaShem, o durante una comida preceptiva como un banquete nupcial, en la cual está permitido cantar y tocar música (Shulján Aruj Oraj Jaím 560:3).

Por lo tanto, no se debe beber en discotecas o fiestas de amigos que tengan un carácter secular, pues quien se vea arrastrado a beber en esa circunstancia podría alejarse de la Torá y de los preceptos e incurrir en una transgresión. A esto se referían nuestros sabios cuando dijeron: “Aléjate de un mal vecino y no te unas al malvado” (Avot 1:7). Sin embargo, es probable que las mismas personas que beben en los pubs y las discotecas en una atmósfera de liviandad, en otras áreas de la vida se conduzcan como justos, y por ende resulte apropiado establecer con ellas marcos de cooperación y amistad. No obstante, en aquellos lugares en los que suelen beber con ligereza e insensatez, se manifiestan sus aspectos negativos de abandono de la Torá y los preceptos y en ese momento son considerados como malos amigos que pueden alejar a otros del camino de la Torá y los preceptos. Sobre esto dijo el salmista (1:1): “Feliz del hombre que no fue tras el consejo de malvados, ni anduvo por el camino de los pecadores ni se sentó en un sitio de burladores”. Nuestros sabios explicaron (Tratado de Avodá Zará 18(B)) que una persona no diga: ‘he de ir solo una vez al sitio donde se sientan burladores’ pues si lo hace, finalmente habrá de detenerse allí, y si se ha de detener –terminará sentándose y transformándose en un burlón.

A veces, una persona se ve invitada por su lugar de trabajo a un evento secular que se lleva a cabo en una atmósfera de liviandad, y cuando es posible, es preferible abstenerse de participar de este tipo de programas. En caso de que no sea posible evitarlo, cuanto menos que tenga el recaudo de no ingerir allí bebidas alcohólicas.

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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