Nuestros sabios prohibieron que un judío ingiera leche ordeñada por un gentil, no sea que éste último mezclare en la leche pura otra que es impura (Tratado de Avodá Zará 35(B)). De todas maneras, la probabilidad de que ello ocurra es muy baja, ya que la mayoría absoluta de la leche que los seres humanos están habituados a consumir es pura. Además, hay diferencia entre la leche pura y la impura, ya que el color de la primera es blanco y el de la segunda amarillento, y por ende, si la leche es blanca y no se percibe en ella un sabor diferente, y aun cuando el gentil mezclare en ella leche impura, según la Torá esta se anulará en la mayoría de la leche que es pura.
A pesar de ello, los sabios adoptaron una actitud mucho más estricta y prohibieron la leche ordeñada por un gentil (jalav nojrí) por temor a que este la haya mezclado con leche impura. Esto y más, incluso si un judío elaboró queso con jalav nojrí, y aparentemente está demostrado que se trataba de leche pura, ya que, a partir de la impura no es posible elaborar queso, los sabios prohibieron el queso por temor a que leche impura que no haya cuajado permanezca bajo la forma de humedad en los orificios y en las ranuras del queso. Tal como parece, los sabios adoptaron una actitud estricta por temor a transgredir una prohibición de un modo que excede a lo comúnmente aceptado en las demás prohibiciones alimentarias, en el marco de la intención general de alejar a los judíos de los alimentos de los gentiles.
No obstante, cuando un judío inspecciona o vigila que el gentil no mezcle leche impura con la pura –la leche será kasher. Si se sabe con certeza que el gentil no posee un animal impuro, alcanza con que el judío revise que en medio del ordeñado el gentil no traiga leche de otro origen. Si el gentil poseyere un animal doméstico impuro, el judío deberá revisar que ordeñe al animal puro y no mezcle leche del impuro con la del puro. No es preciso que observe todo el ordeñado, sino que alcanza con que el gentil sepa que el judío lo vigila, y puede verlo con facilidad, por ejemplo, que si se pone de pie habrá de verlo ordeñar o que en cualquier momento puede ingresar y verlo en su labor (Tratado de Avodá Zará 39(B), Shulján Aruj 115:1). Cuando cabe temer que en el balde de ordeñe del gentil pudieran quedar restos de leche impura de un ordeñado anterior, el judío deberá revisar que el recipiente esté limpio de restos de leche (ídem Ramá y otros comentaristas).