Además de la prohibición de leche ordeñada por gentiles nuestros sabios prohibieron también los quesos elaborados por estos, lo cual implica que, aunque la leche sea kasher, aunque el gentil la hubiera adquirido de un judío o aunque en toda el área en cuestión no existiera un solo animal impuro, los sabios decretaron la prohibición de ingerir del queso elaborado por un gentil. Los sabios tanaítas y amoraítas dieron numerosos motivos para el decreto, y del hecho de que no queda claro cuál es el motivo de la prohibición, cabe deducir que el objetivo general de nuestros sabios con el decreto sobre los quesos, así como otros tantos relativos a los alimentos producidos por gentiles, es el de diferenciar entre judíos y no judíos. Sin embargo, en la práctica, respaldaron su decreto prohibitorio en el temor a incurrir en una prohibición determinada, sobre la cual establecieron una prohibición general para todos los tipos de quesos. En la práctica, existe el consenso de que el motivo principal de la prohibición de los quesos elaborados por gentiles obedece a que estos solían cuajar el queso por medio del uso de piel del estómago de una vaca no faenada según la Halajá (nevelá) (Tratado de Avodá Zará 29(B), 35 (A) y (B)).
A los efectos de elaborar queso a partir de leche, es preciso mezclar en ésta enzimas de fermentación que cuajen la leche, separando los líquidos y los azúcares de las proteínas y las grasas, aglomerando las proteínas y las grasas en una misma masa que es el queso. Naturalmente, estas enzimas son secretadas por el estómago de los mamíferos, a fin de ayudarlos a digerir la leche que maman. El alimento que se digiere en el estómago es llamado “estómago” (keivá) a secas, al tiempo que el estómago propiamente dicho es denominado “la piel del estómago” (or hakeivá). Los judíos solían elaborar sus quesos por medio del estómago de animales puros, esto es, utilizando el contenido del estómago en el cual se encontraban las enzimas que cuajan la leche.
Por su parte, los gentiles utilizaban también trozos de la piel del estómago para cuajar la leche. Dado que ellos no faenaban los animales de acuerdo con la Halajá, utilizar esta piel de estómago resulta incurrir en la prohibición de nevelá, y los quesos elaborados por su intermedio no los podemos comer. Si bien en la leche hay mucho más que sesenta veces el volumen de la piel del estómago, dado que por su intermedio se elabora el queso, la prohibición no se anula en sesenta ya que su influencia en el producto final es perceptible.
En las últimas generaciones la industria alimentaria se ha perfeccionado y en la actualidad las enzimas se preparan a base de microorganismos. Todavía hay sitios en los cuales se utiliza piel del estómago para elaborar quesos, así se procede en sitios menos desarrollados, y así también en países desarrollados, cuando se elaboran quesos especiales o artesanales poseedores de una tradición generacional.
A los efectos de la Halajá se decretó que aun cuando se tenga la certeza de que el queso de los gentiles fue elaborado por medio de enzimas provenientes del mundo vegetal o bacteriano que no encierran prohibición alguna, estará prohibido, debido a que el decreto de los sabios fue establecido de modo general e irrestricto sobre todos los quesos elaborados por gentiles.
Las autoridades halájicas debatieron respecto de si la prohibición de los quesos elaborados por gentiles recae o no sobre el suero (mei jalav) que sobra tras el proceso de fabricación.