04 – Utensilios de metal y loza

La regla que aprendimos, que tal como se emplea un utensilio de cocina de ese mismo modo se lo kasheriza («tal como absorbe se expele») fue prescrito en la Torá en lo que respecta al metal, tal como fue dicho (Bemidbar-Números 31:22-23): “El oro y la plata, el cobre, el hierro, el estaño y el plomo, todo objeto que se usa en el fuego lo habréis de pasar por fuego… y todo lo que no se use en el fuego lo habréis pasar por el agua”.

Pero en el caso de los utensilios de loza, que en la antigüedad eran más baratos y muy usados, no resulta posible kasherizarlos por medio de su inmersión en agua hirviendo (hag’alá) o exposición al fuego, porque este material tiene numerosas porosidades en su composición, por lo que es muy grande su absorción, y por lo tanto el agua hirviendo no puede extraer de este todo lo absorbido. Tal como fue dicho (Vaikrá-Levítico 6:21): “… y la vasija de barro en la que se hubiere guisado habrá de ser quebrada: empero, si se guisare en vasija de cobre, ésta habrá de ser fregada y enjuagada en agua”.

Esto es, el utensilio en el cual se coció la carne del sacrificio absorbe sus sabores, y dado que una vez finalizado el tiempo en el cual se puede ingerir el sacrificio queda prohibida la ingestión de su sobrante, los sabores que quedaron absorbidos en el interior del utensilio quedan también prohibidos. La Torá ordenó que si se cocina la carne del sacrificio en un utensilio de cobre –deberá ser kasherizado por medio de agua hirviendo (hag’alá), pero si fuere cocido en un utensilio de loza, no será posible kasherizarlo porque nunca dejará de estar prohibido, por lo que es preciso romperlo para que las personas no los utilicen por error. De esto, los sabios dedujeron sobre las demás prohibiciones, y si el utensilio en absorber el sabor prohibido fuere de loza, no deberá ser kasherizado.

No obstante, en principio, es posible kasherizarlo por medio de su exposición al fuego (libún) ya que de esa manera el utensilio de loza resulta quemado junto al sabor por él absorbido. Pero dado que un utensilio de loza expuesto al fuego puede agrietarse, cabe temer que quien procure kasherizarlo por medio de libún no lo haga como corresponde ya que temerá que sus enseres se quiebren, y por lo tanto, los sabios prohibieron kasherizar un utensilio de loza por medio de su exposición al fuego. Sin embargo, se permite kasherizarlo ingresándolo a un horno ardiente, y en caso de que el objeto sobreviva el intenso fuego sin fisurarse, se lo considerará como un utensilio que fue fabricado de nuevo. Y no cabe temer que en el horno no se vea expuesto al fuego como corresponde, ya que este arde con gran intensidad y no resulta posible disminuir dicha intensidad (Tratado de Pesajim 30(B), Tosafot en el pasaje que inicia con la expresión ‘התורה’, Shulján Aruj Oraj Jaím 451:1).

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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