07 – La exposición al fuego (libún)

Utensilios que se utilizan con el fuego, tales como brochetas y asaderas o moldes para hornear -precisan ser kasherizados por medio de su exposición al fuego (libún). No hace diferencia si el origen del calor es el fuego propiamente dicho o rulos o bobinas eléctricas y similares. Todo utensilio con el cual se asó u horneó un alimento prohibido precisa ser kasherizado por medio de su exposición al fuego.

Dijeron los sabios que este procedimiento implica ingresar el utensilio al fuego hasta que su cáscara se caiga (Talmud Babilonio Tratado de Avodá Zará 76(A)) o salgan de éste chispas (ídem Talmud Jerosolimitano 5:15). Dado que por lo general el hierro mismo no se pela y no genera chispeo al estar expuesto al fuego, parecería que la intención de los sabios es que el procedimiento del libún provoque que la cáscara, capa o costra de los alimentos adheridos al utensilio se caigan o que salgan de ésta chispas. La pregunta que surge es: ¿a qué temperatura un utensilio llega a esa situación?

Muchas autoridades halájicas entienden que el libún debe ser a una temperatura que queme y caliente al metal al grado de que todos los restos de alimentos que se pegaron a los utensilios y fueron absorbidos por estos resulten quemados. Esta temperatura es de unos 350 a 400°C. Y aunque el fuego sobre el cual se asó u horneó el alimento prohibido no alcanzara esa temperatura, según su opinión, solo cuando el utensilio arda en el fuego, todos los sabores prohibidos pegados y absorbidos resultarán incinerados.

Por otra parte, otras autoridades adoptan una actitud más flexible y entienden que la regla según la cual “tal como se absorbe, se expele” recae también sobre la temperatura del fuego, y por ello, a la misma temperatura a la que el sabor prohibido se pegó y absorbió en el utensilio -se podrá kasherizar. Por lo tanto, si se hizo uso del utensilio a una temperatura de 200°C se lo podrá kasherizar a 200°C. En su opinión, es posible kasherizar una bandeja sobre la cual se horneó algo prohibido a la misma temperatura que tenía el horno.

En la práctica, la costumbre extendida es de acuerdo con la opinión de las autoridades que detentan la actitud estricta, y dado que la bandeja de hornear podría dañarse en una exposición a un fuego tan intenso, no se debe kasherizar.

Esto es así ya que la regla indica que ‘todo utensilio que pudiera resultar dañado en su kasherización no habrá de ser kasherizado no sea que las personas realicen la labor con negligencia por temor a estropearlo’ (ver arriba 32:4). Sin embargo, en caso de gran pérdida económica, es posible adoptar la actitud flexible y realizar el libún a la temperatura con la que el utensilio fuera usado con el alimento prohibido.

Por lo tanto, no se deben kasherizar bandejas en las cuales se hornearon alimentos taref, dado que la exposición a un calor muy intenso -el libún jamur– podría estropearlas. En el caso de quien le resulte muy difícil poder comprar bandejas nuevas, o por su alto costo o porque le resulta difícil conseguir otras que sean similares a las impregnadas, podrá kasherizarlas calentándolas en el mismo horno a la máxima temperatura durante media hora. Asimismo, esto es lo que habrá de hacerse con la olla llamada “sir pele[1] o con las sartenes de teflón.


[1] Invención local previa al establecimiento del Estado de Israel. Se trata de un utensilio para hornear sobre un primus p diferentes tipos de hornalla. Estuvo en uso hasta los años 70 del siglo XX (N. de T.).

Índice de halajot en el capítulo

Índice de capítulos

Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
Ordenar ahora