Pninei Halajá

PROLOGO RAV MAARABI

BHN”V

“U-fros alénu Sucat Shelomeja”… es el sonido que acompaña nuestra sentida Tefilá nocturna. ‘Extiende sobre nosotros la Sucá de Tu Paz’. Sucá, esa frágil construcción, esa medida de lo temporal que sella nuestra existencia, es sinónimo de paz. Es el símbolo del poder habitar a la sombra del Creador, y bajo ella, hallar la protección verdadera, física y espiritual. La paz – Shalom- nos habla de un espacio de quietud, regocijo interno; de un solaz que podemos compartir ‘a solas’ con el Boré Olam bajo un techo muy especial y rodeados de paredes que narran historia…

 

“Jag ha-Sucot taasé lejá” nos dice la sagrada Torá. ‘La celebración de Sucot harás para ti’. Es una fiesta por hacer. Es un tiempo que depende de nosotros así como de una ordenanza del Creador. Cuando confluyen voluntades, entonces hay Shalom, entendemos. Sucot es ejercer la memoria, no tan solo de un pasado, sino por el contrario, de cada presente que nos toca vivenciar. Pues las Sucot al decir del santo maestro Rabí Akiva, hacen referencia a las cabañas materiales en las cuales el Todopoderoso nos hizo habitar durante cuatro décadas en el desierto, a modo de protección del sol abrasador. Hemos sabido de ‘desiertos’ en estos 2000 años de exilio, sin duda. Así como hemos comprendido – a la fuerza- de la temporalidad de nuestras residencias en el galut. Vivir en el desamparo de las naciones, pero bajo la sana y segura protección del Altísimo. Y aquí, todos acordamos con Rabí Eliezer, cuando en su definición de las Sucot, nos regaló la idea de “Anané Cabod”, Nubes de Gloria, con las cuales rodeó el Todopoderoso a Su Pueblo a lo largo de su periplo por el desierto entonces, y hoy, tras dos mil años de exilio, por el desierto de las naciones… “Lulé HaShem she-haia lanu, yomar na Israel…” – ‘De no haber estado HaShem con nosotros, dirá Israel’ nos recuerda el rey David en su salmo…

 

Jag HaSucot es La Fiesta. “Jag” es su nombre reducido. ‘La Fiesta’. Porque incluye la satisfacción de sabernos correspondidos para con el Creador. Porque durante su recorrido, alcanzamos a plasmar nuestros logros materiales. De allí su denominación “Jag HaAsif”, tiempo para recolectar. Tiempo de reunir y evaluar nuestro esfuerzo. Tiempo de agradecer una vez más al Creador, por la berajá de nuestros campos y tareas. Pero Sucot, a diferencia de Pesaj y Shavu’ot, es una celebración universal. Sucot es nuestro tiempo cuando pedir por los otros. En época del Santuario, setenta sacrificios eran elevados durante los siete días festivos. ‘Por la paz de las setenta naciones del mundo’, aseveraban nuestros sabios. Expresión única. Un pueblo que pide por la paz de los demás. Increíble conjunción de sensatez y amor a la humanidad, tal como nos encomendó nuestro D’s…

Y así Sucot nos invita en sus matizados días, a ornamentarnos con las Cuatro Especies vegetales, una suerte de materializar nuestro agradecimiento, con todo aquello que – a nuestro alrededor y al alcance de la mano- podemos presentar ante HaShem, tal como nos lo pidió…Y el punto de conclusión, es nuestra Fiesta ‘particular’. El tiempo final de sus días, un Octavo Día, que carece ya de la Mitzvá de la Sucá, así como de las Cuatro especies…Un día que su única Mitzvá, es la Alegría, el regocijo, la felicidad simple, pero que es la maravillosa sensación de plenitud… “U-baYom haSheminí, Atzeret tihié lajem”, recuerda el lector. ‘Y en el día Octavo, Día de Convocatoria será para vosotros’. Un día donde conjugar la felicidad del Encuentro con nuestro D’s. Día singular. Encuentro particular. Sensación de felicidad sin igual. Y por ello, todo acontece en ese día alrededor de nuestra Sagrada Torá…

Simjat Torá es la ecuación final de este tiempo. Alegrarnos con ella. Alegrarnos por ella. Pero por sobre todo “Naguila veNismejá Baj…”: ‘Nos alegraremos y nos regocijaremos en Ti’, HaShem nuestro D’s.

 

Con agradecimiento al Todopoderoso, que nos ha dado la vida y nos ha sostenido hasta este momento, nos sentimos honrados en ser parte de esta magna obra del sabio Rab –nuestro maestro- Eliezer Melamed shelita; del poder abrevar de sus aguas tan pletóricas de sabiduría y recorrer los vastos campos del conocimiento de la halajá, con su expertez, claridad de conceptos y excelencia en el transmitir.

El Libro de Jag HaSucot es el decimotercero en la serie de nuestra tarea de traducción y edición en español, y junto a todos los restantes, sentimos que hemos crecido no tan sólo en el saber sino y por sobre todo en la práctica cotidiana, y por sobre todo, en la enseñanza a nuestros alumnos y miembros comunitarios, los primeros en disfrutar de esta obra excepcional.

Quiero agradecer una vez más, la sensibilidad y dedicación del Rab Israel Diament, Shelita, con quien compartimos la tarea desde el comienzo. Su vasto conocimiento, su dedicada labor en la búsqueda de conceptos claros en la traducción y su buen humor siempre presente, hacen que la tarea más allá de un desafío intelectual se torne en placentera y llevadera. “Hazte de un maestro, adquiérete un amigo” reza el Pirké Avot. He aquí la bendición del Creador: un maestro, un amigo… ¡Jazak uBaruj querido amigo!

A su vez, quiero dar la bienvenida a nuestra correctora de estilo, la Profesora Jana Ofelia Nehmad, olá jadashá de México, quien se suma a nuestro equipo de trabajo, deseándole todo lo bueno y por sobre todo, acercar su sabiduría a estas páginas. ¡Bienvenida Janá Ofelia y mucha hatzlajá!

 

A ustedes lectores del idioma español, agradecerles vuestras sugerencias, críticas y correcciones. Nuestro deber es aprender cada día. De cada uno de vosotros. Gracias entonces por ayudarnos a evaluar cada aspecto desde vuestra sabia mirada. Este es nuestro 13° Libro en traducción al español, y nos sentimos orgullosos de continuar aprendiendo, a partir de estas líneas, así como descubrir aspectos de nuestra Festividad de Sucot, que nos son tan caros como nuestros ancestros y nuestras familias.

Agradezco al Boré Olam, Quien nos permite vivir este instante de creatividad y “la’asok be-divré Talmud Torateja” – de ‘ocuparnos y dedicarnos a las palabras que conforman el estudio de Su Sagrada Torá’, elevando una plegaria simple por todos los ojos y los corazones que nos leen, rogando por su buena salud y bienestar físico y espiritual. ¡HaShem nos permita continuar la obra de nuestros sabios, siempre! Entonces, las palabras de despedida serán hasta el próximo desafío, un nuevo libro, de esta colección única e irreemplazable de la biblioteca hogareña…

 

מה אהבתי תורתיך, כל היום היא שיחתי!

“¡Cuánto amo Tu Torá, ella es mi palabra cotidiana!”

Con la Bendición de la Torá y la Paz,

Rab Dr. Mordejai Maarabi

Comienzos de Menajem Ab,

Cuando el consuelo alcanza los altos Cielos,

y nos regresa la esperanza del Bet HaMikdash

Ra’anana, Israel

 

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