07- La diferencia entre los cohanim y los leviím

Durante la mayor parte del año los cohanim y los leviím residían en sus ciudades especiales a lo largo y ancho del país, y cuando llegaba el turno de su familia de servir en el Santuario ascendían a la ciudad de Jerusalém. La labor del Templo y los sacrificios recaía principalmente sobre los cohanim, al tiempo que los leviím colaboraban por medio de dos funciones: 1) Cuidar los portones del Templo. 2) Acompañar la ofrenda de sacrificios cantando y tocando instrumentos musicales. A estos efectos, los leviím establecieron coros y orquestas instrumentales. Cuando los cohanim y los leviím se encontraban en el Templo, los primeros se alimentaban a base de trozos de carne de los sacrificios que se les destinaban, así como también de las oblaciones (menajot) y las primicias (bikurim). Por su parte, los leviím se alimentaban de los frutos provenientes del segundo diezmo (ma’aser shení) que los israelitas traían consigo a la ciudad de Jerusalém, tal como fue dicho (Devarim-Deuteronomio 14:26-7):  «…y habrás de comerlo allí, ante HaShem tu D’s, y te regocijaras tú y tu familia. Empero al leví que está en tus ciudades, no lo abandones, ya que no tiene ni parte ni heredad contigo», así como también de la carne de los sacrificios de acción de gracias (shelamím) y del diezmo de los animales que los israelitas sacrificaban, tal como fue dicho (ídem 12:18-19): «Pues solamente ante HaShem tu D’s lo habrás de comer, en el lugar que habrá de elegir HaShem tu Ds, tú, tu hijo y tu hija, tu sirviente y tu sirvienta, y el leví que esté en tus ciudades. Te regocijarás ante HaShem tu D’s con todo lo emprendido por tu mano. ¡Cuídate! No sea que vayas a abandonar al leví, todos tus días sobre tu tierra».

Durante la mayor parte del año, mientras vivían en sus hogares, los cohanim se alimentaban de las ofrendas y los leviím del primer diezmo (ma’aser rishón). La Torá ordenó que los leviím aparten de sus diezmos una ofrenda (terumat ma’aser) para el cohen, para que de ese modo se estreche el vínculo entre leviím y cohanim.

Existe una diferencia significativa ente los cohanim y los leviím y es que las ofrendas son sagradas y no pueden ser ingeridas en estado de impureza, al tiempo que el diezmo del leví es común (julín) y puede ser ingerido en cualquier estado. De esto resulta que el modo de organización de la vida de ambos grupos era diferente, ya que los cohanim y sus familiares debían estar siempre en alerta de no impurificarse. Por su parte, los leviím, al igual que el resto del pueblo de Israel, se cuidaban de no impurificarse únicamente previo a su ascenso al Templo de Jerusalém y el resto del tiempo no precisaban hacerlo. De esto resulta que los cohanim precisaban conducirse siempre con gran cuidado, ya que su función era la de extender la santidad del Templo a todo el país y enseñar la Torá a toda la nación en un ambiente sacro. A su vez, los leviím tenían un contacto más estrecho con los israelitas, y por ende, se dedicaban más frecuentemente a la instrucción y a la educación de los niños. Dado que los leviím no precisaban cuidarse de la impureza, en caso de necesidad podían desempeñarse en otras labores.

A diferencia de estos, los cohanim recibían cuantiosos obsequios, parte de estos durante el período de trabajo en el Santuario, y por su intermedio podían prolongar su estancia en Jerusalém. Además, recibían a lo largo y ancho del país obsequios que no eran sagrados, como era el caso del brazo, la quijada y el cuajar (o estómago) de cada animal que era faenado para que pudieran mantenerse durante los períodos en los que se hallaban en estado de impureza. Había períodos en los cuales los cohanim se impurificaban, por ejemplo, cuando les fallecían familiares, las mujeres en los días impuros del mes y los hombres en caso de registrar un flujo de su órgano reproductor (zav), aquel varón que hubiere cumplido con su deber marital o hubiere registrado una polución. En todos estos casos, no podían ingerir de las ofrendas antes de realizar la inmersión ritual correspondiente y de que hubiere finalizado el día. De todas maneras, en comparación a su número en los inicios de la nación israelita, los cohanim recibían muchos más obsequios que los leviím. Tal como parece, eso condujo a que los primeros se reprodujeran relativamente más que los segundos, y puede ser que este era el objetivo de la Torá, potenciar al sacerdocio que tendía a una mayor piedad religiosa y a una mayor pureza que los leviím. A inicios de la era del Segundo Templo ya se había llegado a una situación tal que el número de cohanim era diez veces mayor que el de leviím.

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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