Es precepto de la Torá tener compasión de los animales y no hacerlos sufrir. Por ello, quien ve a un burro desplomarse bajo el peso de su carga tiene el deber de ayudar a descargarlo para que pueda levantarse, tal como fue dicho (Shemot-Éxodo 23:5): «Cuando vieres al asno de tu enemigo que yace bajo su carga, no te abstengas de ayudarlo. Ayudar habrás de ayudarle junto a él». Esto es, si ves al asno de tu enemigo colapsar bajo el peso de su carga y deseas no ayudarle, supérate por medio del precepto y préstale auxilio. Esto obedece a dos motivos: el primero, no hay que abstenerse de ayudar a una persona con la cual mantenemos un pleito; el segundo, evitar el sufrimiento del animal que sucumbió bajo su pesada carga (Tratado de Baba Metzía 32(B)).
Dado que la acción de descargar al animal incluye también el precepto de «evitar hacer sufrir a un animal» (tza’ar ba’alei jaim), cuando una persona solicita ayuda para descargar a su burro es preciso ayudarle gratuitamente, a los efectos de salvar a su animal del sufrimiento que padece. En cambio, cuando la misma persona pide ayuda para cargar a su animal, no es obligatorio ayudarle sin cobrar por ello, tal como en ninguna otra profesión existe el deber de ayudar gratuitamente.
Cuando una persona precisa cesar en la realización de sus labores para ayudar a descargar un burro, puede pedir una paga que compense la pérdida que le genera la interrupción en su quehacer (Rosh, Ramá Joshen Umishpat 272:6, Sefer Meirat Einaim 9). Y hay quienes sostienen que, dado que se trata de sufrimiento animal, aunque no reciba compensación alguna, tiene el deber de salvar al burro de su padecimiento (Rabenu Nisim).
Dado que una de las intenciones del precepto es evitar el sufrimiento del burro, el deber de descargarlo antecede al de cargarlo. Esto es, cuando dos amigos con burros necesitan ayuda, uno para cargarlo y el otro para descargarlo, es preciso ayudar primero al de la descarga para aliviar el sufrimiento del animal. Sin embargo, si el burro que precisa ser cargado pertenece a una persona con la cual mantenemos un pleito que alcanzó el nivel de odio interpersonal, es preciso ayudar en primer lugar al burro de aquel a quien detestamos para doblegar así a la inclinación al mal que condujo a la pelea, pues quizás en virtud de ello puedan los contendientes volver a generar un vínculo de respeto y amistad (Tratado de Baba Metzía 32(B), Shulján Aruj Joshen Umishpat 272:10).
Si quien vio al burro desmoronarse bajo el peso de su carga es una persona honorable que no suele descargar animales en la calle, no tiene el deber de ayudar porque su honor es más importante, y no es preceptivo que se humille para evitar que el animal sufra. De todas maneras, si hace caso omiso a su honor y ayuda al burro, tendrá en su haber un precepto cumplido. No obstante, un estudioso de la Torá que ocupa un cargo público tiene prohibido ayudar a descargar un burro porque su honor es el de la Torá, y no debe conducirse de modo tal que injurie el honor de la Torá. En caso de que quisiera ayudar, que contrate los servicios de otra persona que venga a socorrer al animal (Rosh, Ramá, Aruj HaShulján Joshen Umishpat 263:4). Hay otros eruditos que entienden que un estudioso de la Torá que se conduce piadosamente y no presta atención a su honor, tiene permitido ayudar a descargar el burro (Rambám y Shulján Aruj 272:3).
El autor del Sefer Jasidim escribió (44, 666, 668) que quienes hacen sufrir a su burro cargándole más peso del que puede tolerar y luego cuando no puede caminar lo golpea, así como quienes montan caballos y los lastiman en demasía con sus botas – deberán en un futuro dar cuenta por sus acciones. No obstante, se permite golpear moderadamente al animal para que camine, ya que este es el modo de apresurarlo en su labor. Asimismo, vemos que el Santo Bendito Él se enfadó con Bil’am por haber golpeado inútilmente a su mula, tal como fue dicho (Bamidbar-Números 22:32): «¿Por qué golpeaste a tu mula?» Dado que Bil’am sabía que su mula siempre le había obedecido, no era necesario castigarla cuando esta se tumbó, pues debería haberse dado cuenta de que había algo que bloqueaba su camino. Y como la trató con crueldad y la amenazó «si tuviera una espada en mi mano en este momento te mataría» – fue castigado equitativamente y murió herido por la espada.