Tal como aprendimos, se permite hacer sufrir a un animal para que un ser humano obtenga su sustento o preserve su honor, no obstante, está prohibido hacerlo si no media necesidad alguna. Por ello, quien disfruta golpeando a un animal tiene prohibido hacerlo, ya que no se trata de algo realmente necesario, sino únicamente producto de la mala voluntad del sujeto en cuestión.
De igual manera, si personas crueles ofreciesen al dueño de un perro una elevada suma de dinero para que acceda a dárselos para poder torturarlo, tendrá prohibido entregarlo por ningún dinero posible, ya que esta acción no persigue objetivo alguno salvo el cultivo de la crueldad que está prohibida por la Torá. Asimismo, una persona nerviosa que se encuentra de mal humor tiene prohibido golpear a un animal, y aunque argumente que ello le ayuda a calmarse – la Torá lo prohíbe (Igrot Moshé Even Haezer IV 92. Otro tanto se desprende de la definición del Jatam Sofer al Tratado de Baba Metzía 32(B)).
Continuado con esto, no corresponde que una persona se dedique a cazar animales o aves silvestres a modo de deporte o entretenimiento porque el permiso para matar animales está destinado a utilizar su carne o sus pieles, todo lo cual representa una causa de fuerza mayor que no cabe reprochar, pero no cabe matarlos por diversión o por deporte. Y no corresponde que judíos disfruten de este tipo de actividades ya que la cualidad característica del pueblo de Israel es su carácter compasivo (Tratado de Yevamot 79(A)). Además, aquellas personas que figuran en la Torá como cazadores, Nimrod y Esav, eran malvadas ya que disfrutaban de la crueldad inherente a la caza (Or Zarúa, Ramá Oraj Jaím 316:2, Nodá Beyehudá II Yoré Deá 10).
Sin embargo, no está prohibido pescar peces con una caña por placer si la intención es comerlos, ya que esta actividad es mejor que la caza en dos aspectos. El primero, se tiene la intención de comer los peces que la caña de pescar saque, por lo que se trata de un beneficio real y no de una mera crueldad, al tiempo que por lo general la carne de animales o aves cazados no pueden ser ingeridos por un judío. El segundo aspecto, los peces están menos desarrollados que los mamíferos, por ende, sienten menor dolor y padecen un menor sufrimiento, por lo cual la pesca conlleva menos crueldad que la caza. No obstante, no corresponde pescar por diversión con la intención de devolver los pescados nuevamente al agua, pues en un caso así el esparcimiento implica sufrimiento, y si bien los peces no están muy desarrollados y su dolor es escaso, a priori, no deben ser lastimados si no se tiene la intención de ingerirlos.