09- La cría de animales y aves para producir alimentos

La regla general establece que todo aquello que el ser humano hace en su propio beneficio y no por mera crueldad está permitido. Por lo tanto, está permitido criar pollos y terneros para la producción de carne, amontonados en una alta densidad o aglomeramiento a los efectos de ahorrar en los costos de producción. Así también, criar gallinas y vacas con alta aglomeración para la producción de huevos y leche. Tal como un ser humano se esfuerza trabajando duro y viviendo en sitios de alta aglomeración para ahorrar en sus gastos, cuánto más tiene permitido hacerlo mediante la aglomeración de animales a los efectos de reducir costos.

No obstante, ello también tiene un límite, y en casos en los que hacerlo conlleve un sufrimiento intenso y terrible – estará prohibido. Esto es así ya que el permiso de hacer sufrir a animales terriblemente, por ejemplo, cercenando sus patas por encima de sus cascos, es un permiso poco común que atiende a una necesidad especial, la de rendir honor al rey o la de erradicar la idolatría, pero de modo habitual y a los efectos de ganar dinero – ello está prohibido.

Hay quienes tienden también a prohibir un gran sufrimiento que no es terrible. Pero en la práctica, las interrogantes que surgen no se refieren al principio general, sino que se remiten a discusiones respecto de la valoración del grado de sufrimiento que los animales padecen en tiempos de su crianza destinada a la producción de carne, leche y huevos.

He aquí un ejemplo de esta discusión: naturalmente las gallinas ponen huevos desde los seis hasta los veinte meses de edad y entonces son faenadas. Es posible prolongar el período de producción de huevos de la gallina haciéndola padecer hambre por diez días en su quinceavo mes de existencia. Entonces, sus plumas se caen y luego, cuando vuelve a comer y regresan sus fuerzas, sus plumas vuelven a crecer y es capaz de poner huevos hasta los veintiocho meses. La pregunta que surge es si está o no permitido hacer padecer hambre a las gallinas y por ende hacerlas sufrir con ese objetivo. Hay juristas que lo prohíben pues en su opinión se trata de un padecimiento intenso y terrible amén de un acto de crueldad, ya que está prohibido hacer sufrir a animales de modo permanente en aras de ganar dinero (Shevet Haleví 2:7). Y en opinión de la mayoría de las autoridades halájicas, este método de cría está permitido ya que se lleva a cabo en beneficio de la granja y no se trata de un sufrimiento intenso y terrible sino de un sufrimiento intenso más allá de lo común, pero aún no se lo considera intenso y terrible. Esto y más, a largo plazo, la hambruna de diez días les confiere salud a las gallinas, les prolonga la vida, e incluso los seres humanos estarían dispuestos a padecer hambre durante diez días para poder ser más longevos. Esto es lo que escribió el Rav Goldberg, rabino titular de la localidad de Kfar Pines (Haaretz Umitzvotea, y así sentenció también el Minjat Yehudá 6:145).

En la práctica, consideramos que cabe adoptar una actitud más flexible, tanto desde el punto de vista de la línea de pensamiento (sevará) como del hecho que en este tipo de cuestiones los rabinos de los poblados agrícolas, que son la autoridad del lugar (mara deatra), cuentan con ventaja en la materia ya que conocen de cerca el modo de cría de los animales y las aves, saben calcular el grado de sufrimiento y sopesar el beneficio que le reporta al criador versus el padecimiento que se le genera a los animales.

Por otra parte, quien no conoce el modo de cría de las aves y los terneros a veces se espanta al verlo, y en cierta manera, se asemeja a una persona de la ciudad que llega a un poblado distante y ve a personas que viven en chozas sin electricidad ni agua corriente, tal como lo hicieron sus ancestros por generaciones, y piensa que sus existencias son un continuo padecimiento sin satisfacción ni alegría.

Sin embargo, cabe decir que, en paralelo con el ascenso en el nivel de vida de los seres humanos en el área de la moral y la economía, el concepto de sufrimiento animal puede cambiar. Y tal como en el pasado determinadas cosas no se consideraban dolorosas para el ser humano y hoy sí lo son, de igual manera es probable que cosas que en el pasado no se consideraban un sufrimiento intenso y terrible para los animales hoy sí lo sean, y se piense que está prohibido infligirles ese padecimiento en forma sistemática en aras de ganar dinero. A raíz de ello, se multiplicarán las personas que se abstengan de ingerir carne de animales que hayan sido criados de un modo que a su entender implique sufrimiento.

Esta postura podrá influir gradualmente sobre el resto del público cuyos representantes, en virtud del conjunto de los valores en juego en la cuestión y de la presión de la opinión pública, legislarán leyes al respecto que por una parte reduzcan el padecimiento de los animales y de las aves que criados para la industria alimentaria y por la otra, tomen en cuenta al público en general y especialmente a las personas más necesitadas, teniendo el recaudo que la nueva normativa no encarezca en demasía el producto final.

En un escenario menos exitoso, a raíz de las presiones de los activistas en pos de los derechos de los animales, se legislarán medidas que no tomen en cuenta a las personas pobres ni sopesen la totalidad de los valores en juego por lo que posteriormente estas medidas deberán ser reformadas y equilibradas.

Índice de halajot en el capítulo

Índice de capítulos

Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
Ordenar ahora