La sangre debe ser cubierta con tierra, y entra en la categoría de tierra todo suelo sobre el cual se pueden sembrar semillas que crezcan. Esto incluye tierra, arena, estiércol o abono, arcilla molida, cenizas, restos secos de tallo de lino y aserrín. No se cubre con arena húmeda porque todo aquello que no se encuentra en estado granulado no entra en la categoría de “tierra”. No se cubre con azufre ni con sal porque no son tierra (Shulján Aruj 28:23-24, Simlá Jadashá 27-29).
La cobertura debe realizarse desde abajo y desde arriba. Por lo tanto, es preciso faenar al animal no doméstico o al ave sobre tierra blanda, y si se va a faenar sobre un sitio en el cual ya la hay, es preciso declarar que esa tierra que allí está será empleada para cubrir la sangre y acto seguido se faena sobre esta. La bendición es recitada antes de cubrir la sangre desde arriba (Shulján Aruj 28:5, Siftei Cohen 12). En caso de que por error, el matarife faene sobre piedras, deberá arrastrar la sangre hacia un sitio en el cual haya tierra blanda para que esté cubierta por tierra desde abajo y luego deberá cubrirla por arriba. En caso de que no se pueda arrastrar la sangre hacia un sitio en el cual haya tierra blanda, se cubre la sangre in situ, y aunque no se habrá cumplido el precepto tal como lo indica la norma, habrá de recitar la bendición por la cobertura de la sangre (Shulján Aruj 28:7, Simlá Jadashá 8). Es preciso cubrir la sangre de un modo digno, tanto sea con la mano o con un utensilio mas no con el pie, para que los preceptos no nos resulten despreciables (Shulján Aruj 28:6).
No es preceptivo cubrir toda la sangre, sino que alcanza con cubrirla parcialmente para cumplir con el deber, a condición de que sea cubierta parte de la sangre del alma, dam hanefesh, esto es, aquella que salió del pescuezo inmediatamente después de que se efectuara la faena. De ser posible, es bueno cubrir toda la sangre.
En los mataderos de pollos la sangre fluye hacia un recipiente de grandes dimensiones, y es importante tener el recaudo de colocar en él desde un principio tierra o aserrín para que la sangre caiga sobre estos, y tras la finalización de la serie de faenas, los matarifes deberán cubrirla.
En caso de que se faene y la sangre sea absorbida por el suelo, siempre y cuando quede aun una señal, es preceptivo cubrirla (Shulján Aruj 28:10). En caso de que se cubra la sangre y sople el viento y la descubra, no es necesario volver a cubrirla por cuanto que ya se cumplió con el precepto.
Si antes de que el matarife alcance a cubrir la sangre sopla el viento y la cubre de tierra, el matarife quedará exento de cubrirla, y si luego esta vuelve a descubrirse, deberá cubrirla (Mishná Tratado de Julín 87(B), Shulján Aruj 28:11), empero según la opinión de muchas de las autoridades halájicas de las últimas generaciones, que la cubra sin recitar la bendición correspondiente (Darkei Teshuvá 81).