Pninei Halajá

01. Alzarse «cual león»

«Habrá de sobreponerse[1] cual león para levantarse por la mañana y servir a su Creador de modo tal que sea él quien despierta a la aurora» (del comienzo del Shulján Aruj Oraj Jaím 1:1).

El modo en el cual una persona se levanta por la mañana guarda estrecha relación con su estado anímico general e influencia sobre su actuación a lo largo del día. Una persona que tiene un objetivo en la vida, se levanta de buena gana y se dirige diligentemente al encuentro de una nueva jornada. Generalmente se ha de levantar temprano por la mañana, para alcanzar a hacer más cosas durante el día. Sin embargo, una persona que siente haber perdido sus valores y su rumbo o su existencia perdió el  sentido y carece de un desafío que lo impulse a levantarse temprano. Por lo tanto, por la mañana siente cansancio y angustia, y sólo cuando no tiene más remedio se levanta tarde y lentamente se encamina hacia otro día gris y tenebroso. En cambio, si se refuerza en su fe y se levanta velozmente, se despertarán en su interior la  vitalidad y la  alegría que le permitirán comenzar su día enérgicamente.

Esta es la virtud de asistir al servicio de «Vatikín«, de ser «quien despierte a la aurora» (Shulján Aruj 1:1), ya que antes de que la naturaleza se despierte y el sol despunte, la persona se incorpora y entona alabanzas delante del Creador. Si bien la mayoría de nosotros no se levanta para rezar en el «Minián» de «Vatikín» (ver adelante 11:5), de todas maneras, toda persona debe apresurarse a llegar a la sinagoga antes que comience el servicio.

Los sabios de las últimas generaciones (Ajaronim), agregaron que al despertarse es bueno recitar: «Doy gracias a Ti, Rey viviente y eterno, pues Tú has restituido misericordiosamente mi alma dentro de mí; Tu fidelidad es grande» (Seder Haiom, Mishná Berurá 1:8). La fe le confiere al Hombre un objetivo en su existencia. Si D´s decidió concederle la vida, implica que ésta es de un gran valor, y esta certeza le permite levantarse por la mañana veloz y diligentemente. Nuestros sabios nos dijeron que hay que sobreponerse cual león ya que éste simboliza a quien se quiere a sí mismo y reconoce su valor propio y por esto se enfrenta a todos los obstáculos que se presentan en su camino (ver Likutei Halajot LeMoharán).

[1] El Tur (Oraj Jaím Simán 1) nos explica que la frase Sobreponerse como un león  se refiere al corazón, pues la fuerza requerida para el servicio divino reside en el corazón. Por ellos es que un debe proveerse de coraje para el servicio Divino, de una manera similar a quien debiera defenderse de sus enemigos, tales como los que emergen de la inclinación a hacer el mal y que constantemente nos presentan su desafío. N. de Editor)

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