Todo pez que posee aletas y escamas es puro, tal como fue dicho (Vaikrá 11:9-11):
“Esto podréis comer de entre todos los que están en las aguas: todo el que tiene aletas y escamas, en las aguas, en los mares o en los ríos, ellos podréis comer. Empero todo el que no tiene aletas y escamas en los mares y en los ríos, de todo lo que pulula en las aguas, y de todo lo que vive en las aguas, abominable será para vosotros y abominables serán para vosotros, de su carne no podréis comer y su cadáver abominaréis” (otro tanto vemos en Devarim-Deuteronomio 14:9-10).
La aleta se encuentra al costado del pez y le ayuda a navegar. Las escamas son la cobertura que crece sobre la superficie del pez y le sirven como protección suplementaria. Cada escama está a su vez conectada de un lado a la piel del pez y del otro reposa sobre la piel sin estar unida a esta. Alcanza con que el pez posea una sola aleta y una sola escama para que sea considerado apto para su consumo (Tratado de Julín 59(A), Shulján Aruj 83:1), a condición de que sepamos a ciencia cierta que la escama estaba conectada al cuerpo y no se cayó de otro pez quedando adherida a este (Siftei Cohen 83:1).
Dijeron nuestros sabios que es sabido que todo pez que posee escamas posee también aletas, por lo cual, de hecho, la señal de las escamas es la definitoria (Tratado de Julín 66(B), Shulján Aruj 83:3).
Hay peces que cuando son jóvenes poseen escamas y luego las pierden, y hay peces cuyas escamas se caen al momento de sacarlos del agua. Todas estas especies son aptas para su consumo ya que todo pez que posee escamas por un período de tiempo es puro (Tratado de Julín 66(A), Shulján Aruj 83:1).
En caso de que las escamas fuesen sumamente finas, mientras sean distinguibles a la vista – el pez será apto. A veces, en virtud de lo fino de la escama y la coloración del pez resulta difícil distinguirlas, para lo cual se permite enrollar al pez sobre una prenda para posteriormente revisarla, y de hallarse sobre esta una sola escama – el pez será puro (Tratado de Avodá Zará 39(A), Shulján Aruj 83:2).
Naturalmente, las escamas están unidas al cuerpo del pez, pero su conexión no es muy fuerte, por lo que es dable pelarlas con la mano o por medio de un utensilio y dejar entera la piel que se encuentra bajo estas. Pero si para quitar las escamas fuese preciso cortarlas, ello implicará que son parte de la piel, por lo que el pez será impuro (Ramá 83:1). Por este motivo muchos juristas prohíben ingerir el pez espada, ya que las escamas que se ven sobre él son parte de su piel.
No es preciso faenar los peces, ni recae sobre ellos la prohibición de comer un trozo de un animal vivo. Por lo tanto, se permite cortar un órgano del pez y comerlo mientras este está aún vivo. Sin embargo, se prohíbe morder a los peces mientras estén con vida, en virtud de la prohibición de no incurrir en abominaciones (bal teshaketzú) (Ramá 13:1), ya que se trata de una acción sumamente cruel (Da’at Cohen 12).