La mujer que reza debe estar concentrada, esto es, estar consciente de lo que dice y procurar no distraerse con otras cuestiones durante la plegaria. Si a la mujer la abordan pensamientos extraños habrá de quitarlos de sobre sí y volver a rezar. Aunque no logre estar concentrada en cada palabra, por lo menos deberá esmerarse en hacerlo en el final de cada bendición. Quien no puede mantenerse concentrada en todas las bendiciones, que se esmere en hacerlo en la bendición de los patriarcas (Maguén Abraham) y en la de «Modim» que son aquellas en las que nos tenemos que inclinar a su inicio y a su final. Por lo menos, que se concentre en la de los patriarcas que es la primera bendición de la Amidá (Shulján Aruj 101:1, Mishná Berurá 1-3).
Quien rezó y no estuvo concentrada en la primera bendición, la base de la ley indica que deberá volver a rezar pues la ausencia de concentración en esta es un impedimento para el cumplimiento del precepto de orar. Sin embargo, en virtud del deterioro de las generaciones y la pérdida de capacidad de concentración, los sabios de las últimas generaciones sentenciaron que en caso de no haber mediado concentración no se vuelva a rezar, pues se teme que tampoco en la segunda vez ésta sea obtenida y la repetición sea inútil (Ramá 101:1, Kaf HaJaím 4). Sin embargo, quien tiene que rezar mas sabe que por causa de sus preocupaciones no podrá concentrarse siquiera en la primera bendición de la Amidá, es mejor que no comience y cumpla con su deber de rezar mediante el recitado de las bendiciones matinales.
Quien está por finalizar la bendición de los patriarcas y se da cuenta que no estaba concentrada, mientras no haya recitado el Nombre de D´s en la conclusión, que vuelva a «Eloh-ei Abraham» y se concentre (Mishná Berurá 101:4 citando al Jaiei Adam). Si pronunció el Nombre de D´s, que finalice la bendición concentrada y bien hará si vuelve a pensar para sus adentros en dicha bendición con una mayor concentración, ya que según Rambám dicho pensamiento se considera como las palabras pronunciadas. Si ya pasó a la segunda bendición y recitó «Atá Guibor» que continúe con su rezo y procure concentrarse más en las bendiciones siguientes y especialmente en la de «Modim«, ya que hay juristas que opinan que concentrarse en esta bendición corrige la distracción en la de los «patriarcas».