Pninei Halajá

03. ¿Qué es Nefilat Apáim («inclinarse sobre el rostro»)?

En los primeros tiempos se acostumbraba a caer sobre el rostro  prosternándose o reverenciándose. Al prosternarse, el orante extiende todo su cuerpo sobre el suelo  con brazos y piernas extendidos. Al reverenciar, el orante se pone de rodillas e inclina su cabeza hasta apoyarla sobre el piso (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 34(B), Rambám Tefilá 5:13-14).

Sin embargo, en virtud de ciertos temores se abolió la costumbre de prosternarse o de reverenciar. Algunos de los temores están vinculados a la prohibición halájica de prosternarse sobre un piso de piedra y a la prohibición de que una persona importante se prosterne sobre su rostro delante del público, sin que se le asegure que su pedido será colmado como le ocurrió en su tiempo a Iehoshúa Bin Nun.

Principalmente, se temía por lo expresado en el Zohar (Bamidbar 121:1) en cuanto a que Nefilat Apáim es una plegaria encumbradísima en la cual el orante debe entregar su vida a D´s y verse a sí mismo como quien deja este mundo y de esa manera sus pecado son expiados. «Esta plegaria debe ser recitada con gran intención o concentración y entonces el Santo Bendito Sea se apiada de la persona y expía sus pecados. Feliz de quien sabe hallar gracia y servir a su Amo con sincera voluntad y dedicación. ¡Ay de quien  quiere hallar gracia ante su Amo con el corazón distante y sin voluntad!. Tal como está escrito (Salmos 78:36-7): «Pero al tiempo que le lisonjeaban con sus bocas, le mentían con sus lenguas. Por cuanto sus corazones no eran firmes con Él» El orante dice «A Ti oh Eterno elevo mi alma» (Salmo 25) mas todas sus palabras son dichas con corazón distante, y esto provoca que esa persona se vaya de este mundo antes de tiempo». Dado que tememos que nuestra intención no sea completa y no seamos dignos, nos abstenemos de prosternarnos o reverenciar.

En la práctica, la usanza entre los ashkenazíes y algunos de los sefaradíes es agacharse y abatir la cabeza sobre el brazo. En esta postura se rescata parcialmente la de Nefilat Apáim con reverencia (kidá) empero no completa y no se teme que derive en una prosternación sobre el piso de piedra  (Beur Halajá 131:1). Empero, a los efectos de no arriesgarse en recrear la conducta descrita en el pasaje del Zohar antes mencionado, los ashkenazíes acostumbraron a no recitar el salmo 25  «A Ti oh Eterno elevo mi alma» cuyo tema central, según el  libro de la Kabalá anteriormente mencionado es la disposición a entregar nuestras vidas. En su lugar, recitan el salmo 6 (Maguén Abraham 131:5). Quienes siguen la tradición del Ben Ish Jai, por temor al pasaje del Zohar arriba citado, no se inclinan sobre su rostro, siendo esta la práctica de muchos de los judíos orientales.

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