Pninei Halajá

03) Cuatro tipos de fragancias por las que no se recita bendición alguna

Existen tres tipos de aroma: a) Aquel destinado a disfrutar de su fragancia. b) El disfrute del aroma es aleatorio a su objetivo principal. c) El destinado a neutralizar malos olores.

  1. a) Quien pasa junto a un jardín en el cual se plantaron plantas que despiden un buen olor, dado que estas están destinadas a deleitar a los transeúntes con su fragancia, al disfrutar de estos – se debe bendecir. Lo mismo debe hacerse al pasar junto a una tienda o puesto de venta de artículos aromáticos destinados a despedir buena fragancia, como es el caso de algunos tipos de jabones. Si los artículos están abiertos y despiden un buen aroma invitando así a los transeúntes a adquirirlos, se considera que están destinados a deleitar con su fragancia y quien pasa por allí y disfruta debe bendecir aunque no los compre (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 53(A), Shulján Aruj 217:1). Asimismo, quien entra a un vivero que posee retoños de plantas aromáticas – deberá bendecir por ellos, ya que resulta obvio que el dueño del local tiene la plena intención que los potenciales clientes que ingresan disfruten del aroma y compren. Por lo tanto, es claro que estos retoños están destinados al disfrute de las personas y quien se deleite con su fragancia deberá bendecir. Otro tanto ocurre con quien entra a una casa y huele incienso de uso doméstico o un perfume destinado a aromatizar el ambiente – dado que disfruta de la fragancia deberá bendecir. Igualmente, quien entra a un automóvil en el cual hay un perfumador – ya que disfruta del aroma habrá de bendecir (Shulján Aruj 216:12, Shaar Hatziún 217:1).
  2. b) Existen artículos que despiden un buen aroma, empero esta no es su finalidad última, por lo que quienes huelen su fragancia, mientras que no realicen la acción específica de olerlos, aunque disfruten del olor – no pueden bendecir. Por ejemplo, quien pasa junto a una plantación de árboles cítricos cuyos azahares despiden su fragancia, dado que la finalidad de la plantación no es la de perfumar sino dar frutas – el buen aroma resulta secundario y no se bendice por él. Empero en caso de acercarse a las flores para olerlas, dado que realizó una acción que confiere importancia a su buen aroma – este ya no resulta secundario y por lo tanto se debe bendecir por el deleite que la fragancia provoca. Asimismo, quien pasa por un campo en el cual se cultivan árboles y hierbas aromáticas para ser comercializados, o quien ingresa a una fábrica que produce perfumes, dado que por el momento estos tienen por finalidad última el ser comercializados y no deleitar con su aroma, quien disfrute de la fragancia no habrá de bendecir. Pero en caso de acercarse a la rama fragante o si toma de los perfumes para olerlos – deberá bendecir.

    De igual manera, existen frutas tales como el limón o el “etrog” que a veces expelen un buen aroma y dado que su finalidad principal es la de ser ingeridas – quien disfrute de su fragancia no bendice. Empero, si se toma la fruta para olerla, su buen aroma se torna importante para la persona por lo que habrá de recitar: «Baruj Atá…Hanotén Reaj Tov Baperot» (Shulján Aruj 216:2).

  3. c) Tal como ya aprendimos (en los incisos b y c de la halajá anterior), si la fragancia está destinada a disipar olores desagradables o a perfumar otro objeto, aunque se lo tome con la mano a los efectos de disfrutar de su buen aroma – no se habrá de bendecir. Solamente en caso de que cambie la finalidad última del objeto aromático y de ahora en más esté destinado a disfrutar de su fragancia – se habrá de bendecir.
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