Pninei Halajá

08 – La lectura de la Torá en Yom Tov y en Jol HaMo’ed

Desde los días de Moshé Rabenu existe una disposición por efecto de la cual se saca la Torá los lunes, jueves y sábados para que el pueblo de Israel no pase tres días sin leerla públicamente (Talmud Babilonio Tratado de Baba Kama 82(A)). Durante el correr del tiempo se asentó la costumbre de completar cada año la Torá por medio de un orden semanal de lectura (Pninei Halajá Shabat 5:6).

Además, Moshé estableció también que en las festividades se lea sobre la temática de la fecha, tal como está escrito (Vaikrá-Levítico 23:44): «Y habló Moshé las fechas de HaShem a los hijos de Israel – les ordenó que las leyesen cada una en su tiempo» (Talmud Babilonio Tratado de Meguilá 32(A), Rambám Tefilá 13:8). Cuando una festividad o Jol HaMo’ed cae en Shabat se interrumpe también el orden de las porciones de lectura semanal para leer un pasaje vinculado a la festividad. Otro tanto ocurre con la lectura de la Haftará extraída de los profetas, se lee una referente a la temática del día. En cada festividad se acostumbra extraer dos rollos de la Torá, en el primero se lee algo vinculado a la festividad y en el segundo, que es leído por el Maftir o quien habrá de leer la Haftará, se lee el orden de las ofrendas que se sacrificaban en ese día.

El número de personas que sube a la Torá varía de acuerdo a la santidad del día de modo tal que cuanto más sagrada es la fecha más personas suben a la lectura (Mishná Tratado de Meguilá 21:1). En los días comunes suben a la Torá tres personas. En Rosh Jodesh y Jol HaMo’ed, días en los cuales se ofrendaban sacrificios suplementarios – y en compensación de los cuales se reza Musaf – son llamadas cuatro. En días festivos (Yom Tov) – en los cuales está prohibida la realización de labores y se permite la preparación casera de alimentos – suben a la Torá cinco personas. En Yom Kipur – que toda labor está prohibida – suben seis; y en Shabat – cuyo castigo en caso de transgresión es más grave – suben siete. Esto se deduce del hecho que quien transgrede Yom Kipur es castigado con Caret que es a manos del cielo mientras que quien profana el Shabat es lapidado por un tribunal terrenal (Talmud Babilonio Tratado de Meguilá 23(A)).

Vemos pues que en Yom Tov suben cinco personas a la Torá y una más que es el Maftir. Está prohibido que suban menos del número mínimo estipulado por los sabios para no agraviar a la festividad (ídem 21(A)). Esta permitido agregar personas según la opinión de Rambám y Rashí. Hay otros juristas que dicen que no se debe hacer subir a la Torá a más personas del número estipulado porque al hacerlo se equipara la santidad festiva con la de Yom Kipur o la de Shabat (Rabenu Nisim). En efecto, así se procede, a los efectos de no agobiar al público y para no recitar más bendiciones que las necesarias. Ocurre que en el pasado solamente quien subía primero recitaba la bendición inicial y quien lo hacía último recitaba la final y entonces el agregar personas que suban no implicaba un aumento en el número de bendiciones recitadas. Con el correr del tiempo, los sabios estipularon que cada persona que sube a la Torá debe recitar una bendición al inicio y una al final de su fragmento de lectura y entonces en caso de agregar más personas que suban se recitan más bendiciones que las establecidas por los sabios. Sin embargo, en caso de gran necesidad – se permite subir más personas a la Torá (Shulján Aruj y Ramá 282:1-2, Mishná Berurá a 4-5).

Simjat Torá sale de esta norma pues en ese día se acostumbra hacer subir a más personas a los efectos que todos los que asisten al rezo lo hagan.

Recordatorio de las almas de los difuntos (Hazkarat Neshamot): Los ashkenazíes acostumbran hacerlo en Yom Kipur, Sheminí Atzeret, séptimo día de Pesaj y en Shavuot después de la lectura de la Torá. Entonces, se recuerda a los parientes fallecidos y se promete dar tzedaká para la elevación de sus almas. Es bueno que durante el recordatorio se sostengan dos rollos de la Torá en manos de los presentes. Se acostumbra que quien tiene a sus dos padres vivos sale de la sinagoga durante la recordación de las almas ya que no es agradable que una parte de los presentes rece y recuerde difuntos y la otra parte se mantenga en silencio. Hay quienes temen que esto pueda causar mal de ojo. Se acostumbra a no mencionar los nombres de quienes fallecieron durante el último año no sea que esto provoque tristeza y afecte la alegría festiva de los presentes.

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