Pninei Halajá

01. ¿Cuándo está permitido interrumpir durante la Amidá?

Cuando una persona está parada orando ante el Creador, tiene prohibido hablar de otra cosa simultáneamente. Inclusive, está prohibido interrumpir caminando o mediante insinuación o gestos. A este respecto la normativa de la Amidá difiere de la del recitado de las bendiciones del  Shemá o de la de los cánticos de alabanza. Recordemos que en medio de estos últimos se puede caminar así como insinuar y en caso de gran necesidad se puede inclusive hablar, tal como se le permite decir «Shalom» a quien pueda ofenderse si no se le saluda (se verá a continuación 16:14 y en Peninei Halajá Tefilá 14:4, 16:5-6). Sin embargo, en medio de la Amidá no se puede interrumpir y sólo en caso de peligro de vida o en caso de necesidad para el rezo se permite hacerlo.  Esto es algo obvio por cuanto que esta misma persona delante de un rey de carne y hueso se mantendría firme, temblorosa y cuidándose de no distraerse, entonces con mucha más razón aún habrá de hacerlo al presentarse ante el Rey de Reyes.

Aunque el rey de Israel salude a una persona durante la Amidá, ésta no le ha de responder. Sin embargo si un monarca gentil que puede llegar a poner en riesgo la vida de la orante le habla durante el rezo, que se detenga pues salvar la vida antecede al precepto de rezar (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 30(B)).

Si una serpiente no venenosa se enrolla en el talón de la persona mientras esta reza no habrá de interrumpir la oración para pedir ayuda; empero si se trata de un escorpión o una serpiente que muy probablemente sean venenosos, habrá de pedir ayuda pues la duda por un peligro inminente de vida antecede al deber de rezar (ídem 33(A), Shulján Aruj Oraj Jaím 104:1-4).

El caminar no se considera una interrupción significativa, por lo que si se le dificulta la concentración en el sitio donde se comenzó a rezar, se puede mover a otra parte. Por ejemplo, si una serpiente no venenosa se le acerca y esto le afecta la concentración, aunque no presente peligro a la vida de la persona, esta podrá ir a otra parte para seguir rezando sin distracción (Mishná Berurá 104:10).

Quien se encuentra rezando y escucha Kadish o Kedushá no puede responder. Sin embargo puede mantenerse callada y concentrarse en lo que el oficiante recita  y se le considera como si ella misma lo hubiese dicho. Si la interrupción de su propio rezo le impide concentrarse, es mejor que siga rezando normalmente (Peninei Halajá Tefilá 17).

Si en medio del rezo a la persona le entra una duda sobre una regla que puede justificar una suspensión del mismo, por ejemplo, si se olvidó de recitar algo y no sabe qué hacer, puede ir a consultar un libro que la saque de duda. Si no sabe buscar sola en el libro, hay quienes opinan que podrá interrumpir para preguntar verbalmente qué hacer (Mishná Berurá 104:2).

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