Pninei Halajá

12. La ingestión de alimentos que hacen de buen augurio.

Todo lo que hacemos en Rosh HaShaná tiene un significado especial para el resto del año, ya que es el primer día del mismo y en éste se le adjudica vida a todo ser viviente; por lo que toda acción, palabra y pensamiento en este día influyen para el resto del año. Sobre esto dijeron nuestros sabios que «Siman Milta Hí», o sea,  una señal o alimento simbólico es algo importante (Talmud Babilonio Tratado de Kritot 6(A)). De aquí que los «simanim» o alimentos simbólicos tienen significación,  tal que si la señal es de  bendición el primer día, la misma se extenderá a todo el año.

Es así que la Guemará en el antes mencionado pasaje, recomienda comer en Rosh HaShaná alimentos que puedan implicar una buena señal para el resto del año, «Karté» (puerro) como señal de que nuestros enemigos sean erradicados («Ikartú»), «Rubia» (porotos alubia) como señal o augurio de que nuestros méritos sean abundantes («Irbú»), «Tmarim» (dátiles) como augurio de que se acaben («Itamu») nuestros pecados, «Dla´at» (calabaza) como augurio de bendición pues es una verdura gigante que crece rápidamente (Shulján Aruj 583:1).

Asimismo, se acostumbra a ingerir manzana con miel o agua azucarada como augurio de un año bueno y dulce. Se ingiere granada ya que posee muchas semillas y es señal de que abunden nuestros méritos (Ramá ídem). Se acostumbra también a comer cabeza de cordero o pescado como augurio de que estemos a la cabeza y no al final  («no a la cola» lit.)(Shulján Aruj 583:2). Se acostumbra ingerir pescado pues es augurio de que seamos prolíficos como éstos y el mal de ojo no actúe sobre nosotros.

Según este principio, se agregaron costumbres en cuanto a ingerir diferentes alimentos a modo de buen augurio para el nuevo año en virtud de su nombre sabor o aspecto. Cada congregación lo hace según la lengua que hablan y los alimentos que la geografía dispensa. Es bueno cuando se puede seguir manteniendo una tradición.

Esta cuestión de las señales de buen augurio no debe limitarse únicamente a la ingestión de los alimentos. Los sabios medievales consideraron oportuno adicionar una breve plegaria para cada una de las señales. Por ejemplo, al ingerir el dátil se dice «Iehí Ratzón Milfaneja HaShem Elokeinu VeElokei Avoteinu Sheitamu Soneinu» («Sea Tu Voluntad D´s nuestro y de nuestros ancestros que se acaben nuestros enemigos»). El Shelá explica que lo más importante es que la ingestión de las señales nos impulse a la teshuvá y la plegaria, ya que cada rezo de Rosh HaShaná influye en gran manera sobre todo el devenir del año entrante, por lo que corresponde que la ingestión del alimento de buen augurio esté embebida de plegarias para que el año entrante sea bueno y dulce (Tratado de Rosh HaShaná Ner Mitzvá 21).

Muchos acostumbran a embeber con miel o agua azucarada el pan o jalá con la que se recitó la bendición de «Hamotzí», como señal de que el año entrante sea bueno y dulce (Mishná Berurá 583:3). Hay quienes antes de esto echan un poco de sal sobre la jalá en cuestión, de modo tal que no estropee el sabor dulce. Otros acostumbran a embeber el pan únicamente con miel o agua azucarada, colocando sal en la mesa, mas sin echarla sobre el pan. Hay quienes acostumbran a embeber la jalá en miel o agua azucarada todos los Shabatot y días festivos hasta Simjat Torá. Por otra parte, hay quienes no acostumbran a hacerlo ni siquiera en Rosh HaShaná. Todas las costumbres son correctas y lo mejor es seguir la tradición paterna.

En Rosh HaShaná se acostumbra a comer alimentos buenos y refinados como señal de buen augurio para todo el año. Muchos evitan preparar alimentos agrios, salados o amargos o servir fruta que no terminó de madurar (Ramá 583:1, Mishná Berurá 5). Así acostumbran a hacer los ashkenazíes y parte de los sefaradíes (Jidá, Rabí Jaim Palaggi, Ben Ish Jai, Kaf HaJaím 18). Respecto a alimentos picantes, muchos no se abstienen de consumirlos y hay entre los ashkenazíes quienes acostumbran comer muchos alimentos dulces, y por ende no alcanzan a ingerir alimentos picantes.

Ashkenazíes acostumbran a no comer nueces en Rosh HaShaná ya que ese fruto alude parcialmente al pecado; y como además provoca expectoración  puede molestar a la hora de rezar (Ramá 583:2).

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